Volumen 5 - carta nº 39

De EUSTAQUIO BARRÓN. (A Madrid)
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Casa de la Reina, 3, El Escorial, 1 junio 1881

Muy Señor mio y de todo mi aprecio: Ha sido el día de hoy para mi corazon, dia de grande y extraordinaria satisfaccion. Desde que leí esta mañana en El Siglo Futuro la magnífica profesion de Fé Catolica, Apostolica, Romana, y de adhesion á la gran politica Cristiana, que en un tiempo elevó á España á ser la primera potencia del mundo, y la envidia de todas las naciones de Europa; desde que leí, repito, ese discurso que con tanta valentia y serenidad, pronuncio Vd. anteayer en presencia del profesorado literato y cientifico de España y del Estrangero, estoy dandole al «Señor, Dios de las ciencias», mil gracias y alabanzas, no unicamente por los dones con los cuales se ha dignado enriquecerle la inteligencia, sino, y con mucho mayor motivo, por el valor Cristiano que le infundió en el corazon para hacer tan valiente profesion de fé religiosa y política, en una ocasion tan crítica, ante enemigos rojos ó disimulados del Catolicismo, y á la faz, puede decirse, del mundo entero, despreciando á la vez las iras conjuradas de la impiedad y del liberalismo. ¡Bien, bravisimo, Sr. D. Marcelino! Ya se conoce que el torrente de luz que derramó Vd. a su alrededor debió cegar y enfurecer á los que aman las tinieblas, y huyen de los esplendores de la verdad. Siga Vd., Señor mio, por ese camino —el camino de los heroes— y créame que jamas tendra por qué arrepentirse de haber entrado en él. ¿Que es Vd. un joven intransigente, inoportuno é imprudente? Pues eso siempre lo ha dicho el mundo de todos los Santos, jovenes y no jovenes, y hasta del Rey de los Santos. Cabalmente por eso que el mundo llama inoportunismo, flanaticismo, locura, é intransigencia en la Verdad, los «sabios segun la carne» despreciaron y crucificaron á la Eterna Sabiduria.

Bendito sea una y mil veces, repito, «el Dador de todos los dones», pues considero que para obrar con la heroicidad con que Vd. ha obrado, (bien pesadas todas las circunstancias) ha necesitado Vd. mayor gracia sobrenatural que para dejarse guillotinar antes que pisotear la Cruz. Dios se lo premiará, porqué, «Qui Me confessus fuerit coram hominibus, confitebor et Ego eum coram Patre Meo».

Reciba Vd., pues, la mas cordial y completa felicitación, asi de parte de varios de mis compañeros Capellanes de este Real Monasterio, como de quien, en su entusiasmo, ahora le embia un fuerte abrazo de enhorabuena y aprecio; de quien seguirá rogando diariamente, que «Dominus dirigat cor tuum et intelligentiam tuam», y dé quien, aunque el ultimo de los ministros del Señor, se ofrece á sus ordenes, y se suscribe su muy at.º S. S. y capellan, q.b.s.m.

Eust.º Barron