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Datos del fragmento

Remitente SOTERO MANTELI Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 1 julio 1878 Lugar Vitoria

Texto

Volumen 3 - carta nº 96

De SOTERO MANTELI
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Vitoria, 1 julio 1878

Mi estimado amigo: Ni le he tachado de descortes ni de mal-agradecido: para no hacer lo primero me bastaba el suponer los tráfagos en que se vé envuelto, y para lo segundo, no habia porqué agradecer nada. Lo que sí siento es la desgracia de familia de que me habla, y la compadezco con toda mi alma, porque sé lo que son por experiencia bien amarga.

Mucho agradezco la franqueza con que me habla de mi libro: tiene V. razon en todo lo que dice; pero es tan fantástico el asunto; narran en el valle hoy mismo con tan ciega fé todos el portento, que no quise descubrir demasiado el principal sugeto, y por eso traté de formar un cuadro fantástico, en el que los accesorios permitieran tan solo adivinar en el fondo algo de la fantástica figura. Para mi ideal, creame V., amigo mio, sentia no poderlo velar mas. Pero tiene V. razon en lo que dice.

Recibí sus Estudios Poéticos con el agradecimiento que se merece, y guardaré su LIBREJO como una reliquia. Realmente, de sorpresa en sorpresa, se ha propuesto V. tumbarnos á todos y dejarnos patas arriba, como vulgarmente se nos dice. Son todos delicadísimos trabajos hechos en ratos de descanso por vía de entretenimiento; pero, muy querido mio, voy á decirle, con mi salvage franqueza, lo que está escarbando mi alma: deje V. esos trabajos para los que no tienen fuerzas para mas: V., con sus profundos y universales conocimientos, en filosóficos y bien pensados trabajos, debe, recogiendo esas ruinas, hacer obras nuevas que sirvan de enseñanza.

Un amigo mio, que tiene relaciones en Durango, me ha prometido inquirir lo de los padrones de la iglesia, y veré si en mi excursion veraniega puedo hacer yo algo. Dentro de quince ó veinte días, Dios mediante, iré á Zarauz y probablemente á la vecina costa francesa, y le avisaré en definitiva lo que sea de esto despues de concertado con los amigos. ¿No se me habría de cumplir el deseo de darle un abrazo?

En nuestra Rioja alavesa, en la villa de Laguardia, hubo tambien padrones de ignominia en la iglesia, y por la misma época que los de Durango desaparecieron, á ruego de una de las familias mas calificadas, establecida entonces en Vitoria, pero con ramificaciones en Laguardia. Estos padrones eran de familias judáicas.

Suyo afmo.

S. Manteli

 

Notas