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Epistolario > Volumen 3 (Enero 1878 -... > Vol. 3 - carta 69

Datos del fragmento

Remitente CAYETANO FERNÁNDEZ CABELLO Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 25 mayo 1878 Lugar Sevilla

Texto

Volumen 3 - carta nº 69

De CAYETANO FERNÁNDEZ CABELLO
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Sevilla, 25 mayo 1878

Mi estimadísimo y respetado amigo y señor: Habiendo Vd. tenido la bondad de escribirme desde la fonda de las Cuatro Naciones, de Madrid, he dudado, y aun dudo, si mi contestación hallará a V. en el mismo paradero, que, por ser fonda, claro es que debe ser movedizo y poco permanente; mas, como por probar la fortuna de hallarle, todo lo más que se puede perder es una carta, allá va, y sea lo que Dios quiera.

Gracias, un millón de gracias por su erudita epístola sobre la Colombina, que estimo en lo mucho que vale, y de la cual haré el uso que las circunstancias vayan permitiendo.

Sigo con mucho cuidado y con certeza de buen éxito los trámites que al cabo han de colocar a Vd. en la Cátedra del difunto Amador de los Ríos. Por de pronto ya tiene Vd. edad para hacer la oposición.

Si va V. pronto a Santander, no deje —se lo suplico— de visitar al Sr. Obispo en mi nombre.

Tengo entre manos un trabajillo para el cual me vendría muy bien aumentar la lista de autores católicos y de peso, especialmente antiguos, que han opinado u opinan favorablemente a la pluralidad de mundos habitados. Como es más que probable que V. conozca algunos además de José de Maistre, el P. Félix Moigno, Pioger y Fontenelle, le suplico se sirva de darme sobre el asunto las noticias que tenga y con la brevedad posible.

Deseo para Vd. no sólo la cátedra que solicita, sino la presidencia del Congreso científico europeo, y con esto y por encima de esto una cosa que vale incomparablemente más, la gracia de Dios y la sabiduría de los Santos.

Quiere a Vd. y respeta y admira profundamente su atento amigo, servidor y capellán, q.b.s.m.

Cayetano Fernández

P.S. ¿Y es verdad que se acuerda V. todavía de este pobre clérigo? Horacio en España acaba de llegar a Sevilla y a mis manos y me da de aquello una prueba relevante. Vale V. más plata que pesa la Giralda con todo su campanario. Veremos cómo me trata V. en su riquísimo libro a la Escuela Sevillana y si por ende tiene V. que ser conmigo en descomunal batalla.—Buen cuidado tendré de no intentarlo siquiera, por no quedar tan estropeado como el Sr. de la Revilla.—Por de pronto siento que se haya V. dejado llevar del erudito visionario Adolfo de Castro, atribuyendo al Capitán Andrada lo que en mi humilde opinar no le pertenece.

 

Fernández Cabello, Epistolario, 1949, p. 151-152.

Notas