Buscar: en esta colección | en esta obra
Epistolario > Volumen 1 (Junio 1868 -... > Vol. 1 - carta 87

Datos del fragmento

Remitente MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Destinatario ANTONIO Y A JOAQUÍN RUBIÓ Y LLUCH Fecha 17 febrero 1874 Lugar Madrid

Texto

Volumen 1 - carta nº 87

De MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
A ANTONIO Y A JOAQUÍN RUBIÓ Y LLUCH

Madrid, 17 febrero 1874

Mi muy querido amigo: Recibí hace días una carta tuya, fecha el 18 del mes pasado, á la cual inmediatamente contesté, pero como temo que dicha contestación se haya perdido, pues ayer tuve carta de tu hermano Joaquin y nada me dice de que la hayais recibido, vuelvo á escribirte, repitiendo sustancialmente lo que en mi anterior te decía.

Como sabes, estuve en Santander a pasar estas vacaciones y regresé felizmente sin haber tenido encuentro con carlistas ni otros animales dañinos, por lo cual no puedo darte noticia de esos respetables señores. Posteriormente han hecho una intentona que por informes fidedignos se que no ha tenido la importancia que malamente la han querido dar los ilusos partidarios del titulado Carlos VII (sin que le hayan precedido el quinto ni el sexto).

Decíate en mi anterior (y perdona el gran desorden con que está escrita la presente epístola) que por más que las circunstancias nos separaran más ó menos tiempo, jamás llegaría el caso de que nos desconociésemos ni llegásemos á tratarnos de V.

Con la susodicha E πιστολὴ perdida iban unos intermitentes tercetos, traducción, imitación ó paráfrasis de la elegía 1.ª del libro 1.º del Albio Tibulo, caballero romano. Y como presumo que hayan corrido igual suerte que la carta en cuestión ó lo que sería peor, hayan caido en manos de algún defensor del lema «Dios, Patria y Rey» y admirador ferviente del abate Gaume y de cierto opúsculo suyo, titulado, «el gusano roedor.» (le ver rongeur)— (que es cosa cierta e indubitable ser los estudios clásicos), por todas estas razones y otras muchas que me callo, he deliberado enviarte otra copia, que todavía no he acabado de hacer y que por lo tanto acompañará a la carta siguiente a esta. Con ella tendrás un nuevo é irrefragable testimonio de que, como dice el bueno de Ros [1] tan piadoso como bien intencionado, soy un pagano hecho y derecho. Paréceme que si existiera cierto tribunal, cuya resurrección desean él y sus amigos, era cosa de imponerme una corrección, como la que se impuso al Brocense por haber dicho (¡horrible pecado, profanación inaudita, monstrum horrendum, ingens!...) que Sto. Tomás había escrito en mal latin. Esto se entienda siempre «si licet parva componere magnis».

Yo prosigo trabajando en mis papelotes sobre traductores castellanos, obrilla que tengo muy adelantada y para la cual he recogido muchos datos. Básteme decir que hasta ahora sólo de traductores de Horacio en parte o en todo llevo adquirida noticia de unos 72, la mayor parte de los cuales están en mi poder y á disposición tuya. No son menos los de Virgilio y los de otros autores griegos y latinos. He examinado muchas versiones completamente desconocidas y otras de que solo se tenían ligeras noticias como la de Homero por el duque de Sotomayor, la de Lucrecio por D. J. R. M. C. las infinitas que de poetas y prosistas griegos hizo el incansable Vicente Mariner, la de los himnos de Calímaco de Cirene por D. J. A. Conde y otras muchas que sería prolijo enumerar, todas las cuales permanecen inéditas, acusando nuestra incuria y poca diligencia. He visto además muchas otras, que aunque impresas son de estremada rareza como la Etica de Aristóteles, traducida por el príncipe de Viana al castellano, el Salustio de Vidal y Noya, el Quinto Curcio de Gabriel de Castafieda, el Tito Livio de Pedro Lopez de Ayala y el de Fr. Pedro de Vega, el Herodiano de Francisco de Flores; las Metamórfosis de Jorge de Bustamante, Luis Hurtado, Pedro Sanchez de Viana y tantos otros cuya simple enumeración no cabe en los estrechos límites de esta carta. Para esta obra que no requiere ingenio ni disposición de ninguna clase sino solo paciencia y voluntad de trabajar, que a Dios gracias no me faltan, he tenido en Madrid muy buenas ocasiones de ver libros raros, que de otra suerte nunca hubieran llegado á mi noticia. Cuando esta obra esté concluida demostrará lo mucho que en España se han cultivado los nobilísimos estudios clásicos. La he dispuesto por el orden alfabético de los apellidos de los traductores. Después de una noticia biográfica viene el catálogo de sus obras originales, que siempre es conveniente para nuestra bibliografía, en general algo descuidada; cerrándose el artículo con la noticia de las traducciones que ha hecho cada uno, de las cuales hablo con mayor ó menor extensión según su importancia.

No atribuyas á vana jactancia esta breve noticia de la empresa en que tengo ahora mis cinco sentidos. En esta reseña no ha tenido más objeto que comunicar contigo lo que hago y lo que pienso, porque sé que eres mi amigo verdadero.

Otro día te hablaré detenidamente de Salmerón, de su manera de enseñar y de otras cosas originales, raras y estravagantes, pertenecientes al mismo asunto, comunicándote al mismo tiempo algún fragmento de sus monumentales apuntes, que según creo, te servirán de solaz y pasatiempo.

Castelar va ya á la cátedra, aunque faltando muchos dias. Este es por otro estilo pero se le oye con gusto.

Si ves á Fornes [2] dile que recibí hace un siglo una carta suya, á la cual todavía no he contestado por pereza, por dejadez, por olvido y por otras causas tan graves y poderosas como estas, pero que pienso escribirle sin falta uno de estos días.

A continuación pongo unas letras para tu hermano Joaquin. Cariñosos recuerdos á tus papás y hermanas. Darás también espresiones á Grés [3] y dile que me escriba. Memorias para Ros, García y todos nuestros amigos. Tu verdadero amigo que desea abrazarte:

Marcelino M. y Pelayo

Mi querido Joaquín: Recibí una targeta postal tuya, fecha el 27 de Enero y una carta del 14 de este mes. Inmediatamente que recibí la targeta hablé con Liria sobre el asunto á que te refieres en ella y habiéndome dicho que había contestado á Llistar hacía algunos días, no habiéndolo hecho antes por sus muchas ocupaciones, no me apresuré por entonces á responder á la targeta, pues Liria me informó de que no era el asunto de mucha urgencia.

Posteriormente recibí tu cariñosa carta y por ella veo que has mudado de vida, abandonando la lectura novelesca y dedicandote á la instructiva, por lo cual sinceramente te felicito.

Veo también que has abandonado la carrera del notariado, dedicándote á otra más conforme á tus gustos e inclinaciones, en la cual espero que harás rápidos progresos y adquiriras honra y provecho, que es lo que te desea este tu verdadero amigo, que tanto echa de menos tu compañía y la de tu hermano,

M. M. y P.

Dispensa que te escriba con tanta brevedad y ten por tuya la carta que dirijo á Antonio.

 

Notas

[1] Don José de Ros y de Llanno, más tarde canónigo de la Catedral de Barcelona. Murió en 1911.

[2] Herminio Fornes, condiscípulo suyo, más tarde catedrático de Historia y Geografía en el Instituto de Lérida.

[3] Jaime Gres, más tarde profesor auxiliar de la Facultad de Letras de la Universidad de Barcelona, notable hebraísta. Murió a los 30 años.