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Obras completas de Menéndez... > LA CIENCIA ESPAÑOLA > I. La Ciencia Española :... > ADVERTENCIA DE ESTA EDICIÓN

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Como toda larga disputa, en la que intervienen varios contendientes, LA CIENCIA ESPAÑOLA es obra hecha a retazos, no solamente por la forma de artículos en diversas revistas españolas, sino por las sucesivas ediciones en que éstos van remansando y acreciendo el caudal. Así la primera edición, que aparece en 1876, contiene siete artículos más una Addenda ; en la segunda, que es de 1880, se suprime aquel artículo séptimo de la primera edición, pues no era más que un índice-resumen de la HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES, ya en curso de publicación, y se añaden nueve sobre otras materias no todas referentes de un modo concreto al asunto en cuestión; y, finalmente, en la tercera edición, ya en tres volúmenes, y publicada en los años 1887-1888, aparecen nuevos estudios no coleccionados anteriormente.

Después de la muerte de D. Marcelino sale una cuarta edición, la de Suárez, en la que se agregan el PROSPECTO anunciador de la NUEVA BIBLIOTECA DE AUTORES ESPAÑOLES y el estudio titulado ESPLENDOR Y DECADENCIA DE LA CULTURA CIENTÍFICA ESPAÑOLA , reseña bibliográfica del discurso de ingreso en la Academia de Ciencias Exactas del Sr. Fernández Vallín.

Mas a pesar de tantos añadidos en las ediciones reseñadas, la POLÉMICA SOBRE LA CIENCA ESPAÑOLA está aún incompleta y son muchos los estudiosos que deseando leerla íntegramente buscan en vano folletos ya rarísimos o trabajos perdidos en revistas o periódicos de la época. Reunir todas las piezas principales de aquella pública controversia, que tanto apasionó y dió que comentar en el [p. II] último tercio del pasado siglo, es uno de los fines que nos hemos propuesto al hacer ésta, que pudiéramos llamar quinta edición, grandemente aumentada de LA CIENCIA ESPAÑOLA.

En el primero de nuestros tres volúmenes aparecen los siguientes escritos no coleccionados en anteriores ediciones: Manuel de la Revilla, REVISTA CRÍTICA, artículo al que contestó Menéndez Pelayo con el titulado MR. MASSON REDIVIVO ; otro del mismo Revilla, titulado LA FILOSOFÍA ESPAÑOLA , que es al que replica D. Marcelino con el llamado MR. MASSON REDIMUERTO ; Gumersindo de Azcárate, UNA CARTA SOBRE LA FILOSOFÍA ESPAÑOLA, carta a la que envió respuesta Laverde; José del Perojo, LA CIENCIA ESPAÑOLA BAJO LA INQUISIClÓN , largo alegato que refuta Menéndez Pelayo nada menos que en tres, tampoco breves, cartas dirigidas a D. Alejandro Pidal.

En el segundo de nuestros volúmenes se insertan como nuevos los dos artículos del P. Joaquín Fonseca, O. P., encabezados con estos titulares: DEFENSA DE LA FILOSOFÍA CRISTIANA Y CONTESTACIÓN DE UN TOMISTA A UN FILÓSOFO DEL RENACIMIENTO, trabajos que tuvieron su adecuada réplica en los publicados por Menéndez Pelayo, con los títulos de CONTESTACIÓN A UN FILÓSOFO TOMISTA Y RÉPLICA AL R. P. FONSECA.

En el tomo tercero de la presente edición faltan, por el contrario, dos artículos que figuraron en ediciones anteriores: EL HIMNO DE LA CREACIÓN PARA LA MAÑANA DEL DÍA DEL GRAN AYUNO, POEMA DE JUDAH LEVÍ, POETA HEBRAICO-HISPANO DEL SIGLO XII, VERTIDO AL CASTELLANO POR MENÉNDEZ PELAYO, que tendrá lugar más adecuado en el tomo de POESÍAS, que aparecerá en la serie siguiente, y el PROSPECTO DE LA NUEVA BIBLIOTECA DE AUTORES ESPAÑOLES, ya inserto en nuestra edición de ORÍGENES DE LA NOVELA, obra con la que se inauguró aquella famosa y no continuada BIBLIOTECA.

¿Por qué se coleccionó la polémica sobre LA CIENCIA ESPAÑOLA del modo aparentemente tan parcial que acabamos de ver? De los artículos de sus opositores solamente recogió Menéndez Pelayo los publicados por D. Alejandro Pidal y Mon, que en cierto modo más que contradictor es un amigo disconforme en algunos puntos, pero al mismo tiempo algo así como mantenedor del certamen en su segunda parte, que le está dedicada, como a Laverde [p. III] dedicó la primera el autor de LA CIENCIA ESPAÑOLA. El siglo XIX está rebosante de himnos sonoros a la Libertad, de dramones contra los tiranos y hasta de canciones populares, en las que se dice «que la Inquisición es un gran tormento».

Don Marcelino debió juzgar temerario echar leña al fuego reproduciendo aquellos semipanfletos de sus contradictores, quienes, al fin y al cabo, gozaban de crédito en algunos cenáculos literarios, y sus revistas, muy poco españolas, pero muy europeizadas, tenían, como la CONTEMPORÁNEA, elogiada en aquellas calendas por Morel-Fatio, alguna resonancia fuera de España y principalmente entre los fomentadores de nuestra Leyenda Negra.

Las tales soflamas, en las que se mezclan

botánica, blasón, cosmografía
sacra, profana, universal historia

como dice Menéndez Pelayo al Sr. del Perojo, suenan ya a cosa hueca y pasada de moda, y si su hinchado estilo, con aquellas increpaciones interrogativas al adversario y aquellos ¡oh! ¡ah! sembrados casi a voleo, nos hacen sonreír, el poco fondo y sustancia histórica que contienen, es hoy, después de tantos trabajos de seria investigación hechos por españoles y extranjeros, harto inocuo para cual quiera que se haya tomado la molestia de leer quena moderna historia de España.

Y en cuanto al carácter más o menos irrespetuoso para la religión católica que puedan tener algunos de aquellos escritos—no creemos que puedan calificarse plenamente de heterodoxos—, bien compensado va con la réplica contundente que seguidamente reciben. De todos modos, como en esto no hemos de fiarnos del propio criterio, al magisterio y aprobación de la Santa Iglesia sometemos esta nueva edición de LA CIENCIA ESPAÑOLA, que se publica, como verá el lector, con censura eclesiástica.

Merece punto y aparte la polémica sobre la Filosofía tomista sostenida entre el P. Joaquín Fonseca, O. P., y Menéndez Pelayo, que por primera vez se reproduce íntegra. Los modos diferentes de ver la cuestión para nada rozan ni nuestro prestigio científico como españoles, ni mucho menos la pureza de la fe en ambos contendientes. Si por la forma, poco comedida es verdad, pudo la contienda [p. IV] alarmar a los espíritus sinceramente católicos, hoy, al cabo de casi ochenta años, no es más que un incidente lamentable sobre el que la historia tiende su piadoso velo.

En cuanto a la significación e importancia de este libro, primer escalón y arranque de la ingente obra restauradora de Menéndez Pelayo, acerca de las circunstancias asombrosas en que se escribieron algunos de esos capítulos llenos de erudición bibliográfica, por un mozo de diecinueve años, en el extranjero, sin poder consultar libros españoles y absorbido por otros importantes estudios e investigaciones, sobre los orígenes, en fin, y desarrollo de esta polémica, etc., etc., se ha escrito ya tanto, y tanto dicen también las páginas que esperan al lector, que nos parece superfluo insistir en tales puntos.

RAFAEL DE BALBIN LUCAS, ENRIQUE SÁNCHEZ REYES.

Notas