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Obras completas de Menéndez... > BIBLIOTECA DE TRADUCTORES... > I : (ABENATAR–CORTÉS) > ARRÚE, D. ALEJANDRO

Datos del fragmento

Texto

[p. 219]

Siglo XIX

Preceptor titular de la villa de Bilbao. Publicó en 1845:

Nueva Versión de la Eneida de Virgilio en verso español acompañada del texto latino al frente, el más correcto. Por Don Alejandro de Arrúe Preceptor titular de la Invicta Villa de Bilbao. Bilbao Imprenta de Adolfo Depont, Editor. 1845.

Conocemos de esta traducción dos volúmenes, en 4.º El primero tiene 404 pp. y comprende los cuatro primeros libros 315 pp.) y numerosas notas sobre las palabras más oscuras, mitológicas y geográficas... de la Eneida de Virgilio. El segundo abraza los libros 5.º, 6.º, 7.º, 8.º y el comienzo del 9.º, quedando cortado, el ejemplar que tenemos a la vista, en la página 356. Inútiles han sido nuestras diligencias para averiguar si se terminó la publicación de este tomo y la del resto de la obra.

Al frente de la versión va el texto latino impreso con bastante corrección y esmero. El prólogo es brevísimo y sólo contiene elogios vagos. La traducción está en romance endecasílabo y es de mérito harto escaso. El intérprete carecía de gusto literario, pero versificaba en ocasiones fácil y gallardamente. En el estilo es poco igual y sostenido, en el lenguaje suele adolecer de incorrecciones notables y encuentra sobre todo gran dificultad para enlazar sus frases: con puntos suspensivos suele salir del apuro. Complácese en términos exóticos y raros compuestos, y cuando el calor le abandona, incurre en prosaísmos de extraña índole y llena con ripios sus endecasílabos. De sus dotes buenas y malas se podrá formar idea por el breve trozo que a continuación [p. 220] transcribimos, atendiendo a que esta versión es casi desconocida fuera de la ciudad en que se hizo.

Libro 1.º Olli subridens, etc.

Entonces sonri-sueño de los Dioses
El padre, autor de la humanal prosapia,
Imprime a Venus ósculo amoroso
Con el semblante aquel que el cielo calma
Y negras tempestades... y en pos de esto
Consolador la dice: «Diosa Pafia,
Los recelos disipa, pues que siempre
Subsisten invariables... sin mudanza...
Los hados de tu estirpe... sí; el recinto
Verás de la ciudad y las murallas,
Promesa antigua mía, de Lavinio;
Y sublime alzarás a la estrella
Esfera a tu magnánimo hijo Eneas,
Pues nunca mi dictamen se retracta
(Mas ya que tal cuidado zozobrosa
Te tiene; narraré en breves palabras,
Y desde luengos siglos comenzando
Del hado mostraré la fuerza arcana).
Sabe pues, que tu Enea hórridas guerras
Sostendrá de la Hesperia en las comarcas
Y domador de pueblos belicosos,
Dictándoles su ley, pondrá murallas...
Por tres estíos le verán reinante
En los vastos dominios de la Italia,
Y contaránse sí... hasta tres inviernos,
Sometidas del Rútulo las armas...
Y el parvulillo Ascanio, que de Julo
Con el célebre nombre se señala,
(Ilo se intituló en aquellos días
En que feliz fué el reino de Dardania):
Él reinará treinta años continuados
Mes tras mes, y su corte soberana
Trasladará del célebre Lavinio,
Alzadas de Alba-longa las murallas...
Existirá la albana dinastía
Por tres siglos enteros, y la raza
Hectórea obtendrá el solio, hasta que encinta
Ilia vestal, del Dios de las batallas
Dos príncipes dé a luz de un solo parto...
Sucederá en el reino de la Italia
Rómulo alegre con la piel de loba
Que le aplicó las ubres en su infancia;
[p. 221] Éste muros pondrá a la villa aquella
Que fundador a Marte siempre aclama,
Y dando al pueblo nombre del que él tiene,
Sus gentes llamará nación romana...
De tan próspero evento no demarco
Ni término ni días: no, no alcanza
Lindero prefijado el señorío
Una vez concedido... Aun la irritada
Juno, que hora altera recelosa
Las tierras, firmamento, la mar alta
Cambiará de intenciones,
y conmigo
Prestará su influencia sobrehumana
A las togadas gentes, y al Romano
Dominador del Orbe... Así me agrada...
Con el curso del tiempo vendrá día
En que a Micénas la famosa y clara
Y a Ohtía impondrá dura servidumbre
De Asaraco la estirpe y noble raza,
Señora de Argos a sus pies rendida. Etc., etc.

En este trozo, que no es de los peor interpretados, se notarán a la vez la no mala inteligencia del texto y las medianas condiciones literarias del traductor, nada poeta en verdad aunque humanista no despreciable. En sus notas, aunque eruditas, no encontramos cosa notable por su novedad o acierto. En general reproduce las ideas de otros comentadores amplificándolas a su manera

Publicóse esta versión por entregas, y tal vez sea ésta la causa de que quedase incompleta. Al principio no pensó Arrúe en poner notas, pero, según él propio advierte, obligáronle a ello cartas de literatos de nombre y ruegos de infinitos suscritores. Para estas anotaciones consultó especialmente a Servio, Donato, Minelio, los Padres Lacerda y La-Rúe (Ruaeus) y Delille. No cita nunca a los traductores españoles que le precedieron ni menciona, fuera del Padre La Cerda, comentador alguno castellano.

Santander, 7 mayo, 1876.
ADICIÓN

Elementos de la historia poética, o sean los de la teología del paganismo o mitología, redactados en forma de diálogo para el uso de los alumnos del instituto de Vizcaya, por D. Alejandro de Arrúe. Bilbao, 1848 imp. de Delmas e hijo. 8.º, 91 pp.

Notas