Buscar: en esta colección | en esta obra
Obras completas de Menéndez... > BIBLIOGRAFÍA HISPANO-LATINA... > II : CATULO-CICERÓN... > CICERÓN (MARCO TULIO)

Datos del fragmento

Texto

Códices

I. SANTA MARÍA DE NÁJERA.—1270.

«Sepan quantos esta carta vieren, como yo don Alfonso, por la gracia de Dios Rey de Castilla... otorgo que tengo de vos el prior e convento de Santa María de Nájera quince libros de letra antigua que me emprestastes, e los libros son aquestos... 16. El comento de Cicerón sobre el sueño de Scipión.»

«Dado en Santo Domingo de la Calzada, veinte e cinco días de Febrero, era de mil e trecientos e ocho años (25 de Febrero de 1270.)»

Memorial Histórico Español , tom. I.º, pág. 258.

II. BIBLIOTECA DEL OBISPO DE CUENCA, D. GONZALO PALOMEQUE, EN 1273.

Núm. 36. Unos tratados de retórica de Tullio vieya et nueva en un volúmen.

[p. 200] Núm. 38. Tullio de officiis.

Inventario de las alhajas, muebles y libros de Palomeque, ms. del Archivo Capitular de Toledo, apud Martínez Marina, Ensayo histórico crítico sobre la legislación, Madrid, 1834, t. I, pág. 8, nota.

III. BIBLIOTECA DEL CONDE DE BENAVENTE, D. RODRIGO ALFONSO PIMENTEL.—1440.

Núm. 54 Tullio de Ofitiis (sic) en papel cebtí menor, con tablas de papel cubiertas de cuero colorado.

Vid. Sáez (Fr. Liciniano) Demostración histórica del verdadero valor de todas las monedas que corrían en Castilla durante el reinado de D. Enrique III, Madrid, 1796, nota XIII, págs. 375-379.

Acaso fuera traducción, porque la mayor parte de los libros del conde de Benavente estaban en lengua vulgar.

IV. BIBLIOTECA DEL PRÍNCIPE DE VIANA.

Núm. 18.— Tullius. De Officiis. Estimado en 8 libras.

Núm. 19.— De finibus bonorum et malorum. Estimado en 4 libras.

Núm. 22.— Epistolae familiares. En 30 libras.

Núm. 57.— Orationes. En 60 libras.

El original del inventario y tasación de los libros del Príncipe se encuentra en el Archivo del Departamento de los Bajos Pirineos (Pau), y una copia en el Archivo de la Corona de Aragón (Barcelona).

Ha sido publicado:

Por Paul Raymond en la Bibliotèque de l'Ecole des Charles, serie 4.ª, t. IV, 1857-58, págs. 483-87.

Por Volger en el Philologus, 1859, págs. 166-68.

Por D. Manuel de Bofarull en el tomo XXVI de la Colección de documentos inéditos del Archivo general de la Corona de Aragón, Barcelona, 1864, págs. 138-142.

Por Milá y Fontanals, De los Trovadores en España, Barcelona, 1861, págs. 491-92.

Por Desdevises du Dezert, Don Carlos d'Aragon Prince de [p. 201] Viana. Étude sur l'Espagne du Nord au XVe siècle, París, 1889. págs. 452 y 455.

V. BIBLIOTECA DE ALVAR GARCÍA DE SANTA MARÍA.—1460.

Núm. 14 «Otro libro en que están las obras de Tulio e de Seneca en papel e latín cobierto de colorado.»

Núm. 19. «Vn libro ques de Tulio de oficiis en latin de papel cubierto de prieto.»

Inventario de los bienes de Alvar García, publicado por Añíbarro y Ribes, Intento de un Diccionario biográfico y bibliográfico de autores de la provincia de Burgos, Madrid, 1889, pág. 244.

VI. BIBLIOTECA DEL REY DE PORTUGAL DON DUARTE.

Marco Tulio. (Núm. 59 del inventario.)

La indicación no puede ser más vaga. Conjetura Th. Braga que puede ser la traducción del libro de la Retórica hecha por D. Alonso de Cartagena para el mismo rey D. Duarte, pero también puede tratarse de algún códice latino, porque en O Leal Conselheiro se ve que eran familiares al Rey algunas obras de Cicerón no traducidas todavía, como el diálogo de Amicitia.

Núm. 50. Marco Tulio o qual tirou em linguagem o Infante Don Pedro.

Son los libros De Officiis (Vid. traducciones).

VII. BIBLIOTECA DEL CONDESTABLE D. PEDRO DE PORTUGAL.

En el inventario de la biblioteca del Condestable Don Pedro de Portugal, rey intruso de Catalnña († 1466).

Núm. 17.—«Item altre libre de forma petita, scrit en pergamins ab posts de fust cubertes de cuyro vermell empremptades, ab quatre gaffets et quatre scudets de leuto ab sos parxes de seda vermella, intitulat en les cubertes ab letres dor, Tullius de officiis. Feneix en la penúltima pagina quia eterna est. Sta reservat en una cuberta de cuyro burell.»

Al margen: «Es en poder de mossen Rui Vas marmessor.»

Balaguer y Merino, pág. 22.

[p. 202] VIII. BIBLIOTECA DE LA REINA DOÑA ISABEL LA CATÓLICA.

Núm. 118.—«Otro libro de pliego entero de mano en latín en pergamino que se dice Tulio de oficios, con unas coberturas de cuero colorado e con unas cerraduras de latón.»

Núm. 119.—«Otro libro de pliego entero de mano de pergamino en latón, que se dice Tulio de oficios: las cubiertas de cuero blanco.»

Inventario de los libros propios de la Reina D.ª Isabel, que estaban en el alcázar de Segovia a cargo de Rodrigo de Tordesillas, vecino y regidor de dicha ciudad, en el año de 1503. (Apud Clemencín: Elogio de la Reina Católica, en el tomo VI de Memorias de la Academia de la Historia, pág. 453.

IX. BIBLIOTECA DEL DUQUE DE CALABRIA.

Los números que se refieren a obras de Cicerón en el inventario de los libros del Duque de Calabria, son quince, pero sólo en uno de ellos se advierte que fuera manuscrito. Es, sin embargo, tan poco de fiar este índice en lo que toca a la distinción de manuscritos e impresos, que juzgo conveniente reproducir íntegra la lista, para que si alguno de ellos pareciere, pueda ser más fácilmente identificado.

Núm. 368.—« Ciceronis Vita, cubierto de terciopelo carmesí, de mano, en pergamino y con manecillas de plata.»

Núm. 369.—« Vita Ciceronis, de Senectute, de pergamino, cubierto de terciopelo carmesí con manecillas de plata.»

Núm. 370.—«Oraciones de Tulio, en tres tomos de 8.º, los unos cubiertos de cuero leonado y el otro de verde.»

Núm. 371.—«Otras oraciones del mesmo Cicerón, cubierto de cuero verde y las manecillas de chatones.»

Núm. 372.—« Epistolae Tullii, de pergamino, en 4.º, cubiertas de cuero negro.»

Núm. 373.—«Otras del mesmo, cubiertas de leonado.»

Núm. 374.—«Otras, cubiertas de cuero bermejo.»

Núm. 375.—«Otras, cubiertas de lo mesmo. De las Infantas.»

Núm. 376.—«Otras del mesmo y de la mesma manera y de las mesmas Infantas.»

[p. 203] Núm. 377.—«Tulio, de Officiis, cubierto de pergamino.»

Núm. 378.—«El mesmo, cubierto de cuero leonado. De las Infantas.»

Núm. 379.—«El mesmo, cubierto de pergamino, dellas.»

Núm. 380.—«El mesmo, cubierto de cuero colorado pequeño.»

Núm. 381.—«El mesmo, de pergamino, cubierto de cuero leonado.»

Núm. 382.—« Quaestiones tusculanae, del mesmo, en cuero colorado.»

Hoy no existe en la Biblioteca Universitaria de Valencia más Cicerón, procedente de la librería del Duque de Calabria, que la rarísima edición de las Epístolas Familiares de 1467 in domo Petri de Maximo.

X. BIBLIOTECA DE LOS REALES ESTUDIOS DE SAN ISIDRO. Haenel, 975.

«M. Tulio Cicerón XXX oraciones; invectiva de Salustio contra Cicerón y respuesta de este y los IV libros de invectivas contra Catilina. Con pinturas. Perg. fol.»

Los manuscritos de la Biblioteca de San Isidro fueron transportados en 1836 a la del Congreso, ignorándose su actual paradero.

XI. BIBLIOTECA NACIONAL, 5.894 (antiguo Q-210).—Siglo XV o fines del XIV.

8.º, 65 folios útiles. En vitela.

Contiene el diálogo de Amicitia y el Somnium Scipionis.

Cf. Loewe-Hartel, 439.

XII. BIBLIOTECA NACIONAL, 7.813 (ant. V-227). Folio.—Siglo XV.

M. Tullii Ciceronis Opera varia quæ singula recenset Index.

Códice de escritura italiana. Doscientos folios útiles, en vitela, adornado con hermosas iniciales en oro y colores.

Contiene las catorce Filípicas, y además los tratados siguientes, que indicaremos por el mismo orden del índice, y con las advertencias que en él llevan:

[p. 204] Liber in Timaeum Platonis.

De Fato.

De Legibus liber primus.

Secundus.

Tertius.

Quartus.

(Secundus et tertius pro uno tantum nempe Secundo censendi, quartus vero pro Tertio, neque enim plures hic libri quam in excusis.)

Liber introductorius Luculli loquentis ad Hortensium. In editis «Academicarum Quaestionum».

Primæ editionis Liber secundus, qui Lucullus inscribitur.

De Divinatione Liber Primus.

Secundus.

De Natura Deorum Liber Primus.

Secundus.

Tertius.

Cf. Loewe-Hartel, 451.

XIII. BIBLIOTECA NACIONAL, 7.823 (ant. V-202).—Siglo XV.

M. Tvllii Ciceronis Tusculanarum questionum Liber Primus ad Brutum feliciter incipit, De morte contemnenda.

4.º, 247 fols. útiles en vitela.

Terminan los tres libros de las Cuestiones Tusculanas al folio 125 v.

Fol. 128: M. T. Ciceronis de Finibus Bonorum et Malorum Liber primus ad Brutum feliciter incipit.

Cf. Loewe-Hartel, 448.

XIV. BIBLIOTECA NACIONAL (8.185), (ant. V-194).—Siglo XV.

M. T. C. de Rhetorica liber. (Es la Retórica a Herennio.)

Fol. en pergamino y papel, 81 folios útiles. Tiene algunas notas marginales.

En la primera guarda del volumen se lee: «Lo present libre es del monastir de Sant Jeronimy de la vall de Ebron situat sobre Barchna.»

Cf. Loewe-Hartel, 447.

[p. 205] XV. BIBLIOTECA NACIONAL, 9.004. (Aa. 34).—Siglo XV.

Fol. I: Marci Tullii Ciceronis Rhetorice Veteris Liber Primus incipit. Lege feliciter.

Fol. 39: Ciceronis Rhetorice Veteris Liber secundus feliciter incipit. Gloriose lege.

Fol. 79: Liber Rhetoricorum Marci Tullii Ciceronis ad Gaium Herennium amicum suum feliciter incipit.

Fol. 150, vto.: Explicit liber quartus et ultimus Novæ Rhetorice Marci Tvllii Ciceronis ad Gayum Herennium amicum suum.

Esta espléndida copia de las dos Retóricas fué escrita seguramente en Italia. Folio, 150 folios útiles en vitela, con iniciales en oro y colores.

XVI. BIBLIOTECA NACIONAL, 9.116 (antes Aa-25).—Siglo XV.

Marci Tullii Ciceronis Liber de natura deorum hic incipit taliter.

Fol. 53, vto. Marci Tullii Ciceronis liber de natura deorum hic explicit.

Marci Tullii Ciceronis liber intitulatus a boecio Tymeus breviter hic incipit in hec verba.

Fol. 60. Marci Tullii Ciceronis de divinationibus, liber primus hic incipit in hec verba.

Fol. 79, vto. Marci Tullii Ciceronis de divinationibus, liber primus explicit. Incipit de divinacionibus liber secundus.

Fol. 99. Marci Tullii Ciceronis tusculanarum questionum liber primus incipit hic.

Fol. 173 r. Marci Tullii Ciceronis tusculanarum questionum liber quintus et ultimus hic finit.

Fol. 173 vto. Marci Tullii Ciceronis paradoxe hic incipiunt.

Fol. 180. Marci Tullii Ciceronis paradoxe hic finiunt. Deo gracias.

Marci Tullii Ciceronis de fine bonorum et malorum liber primus hic incipit.

Fol. 249, vto. Marci Tullii Ciceronis de finibus bonorum et malorum liber quintus et ultimus hic explicit. Incipit liber achademicorum M. T. Ciceronis.

[p. 206] Faltan los folios posteriores al 254, y queda sin terminar el libro de los Académicos.

Este espléndido códice, en pergamino, que encierra la mayor parte de las obras filosóficas de Cicerón, parece escrito en España. Tiene algunas letras iniciales de adorno, al principio de varios tratados.

XVII. BIBLIOTECA NACIONAL, 9.121 (antes Bb-1). Folio.—Siglo XV.

Fol. I. M. T. Ciceronis Epistolarum ad Brutum.

Fol. II. M. Tvlli Ciceronis Epistolarum ad Q. fratrem.

Fol. 37, vto. Marci T. Ciceronis Epistolarum ad Atticum libri XVI incipiunt.

Códice de 194 folios útiles, en vitela, bellamente escrito de mano italiana del siglo XV, con orlas y capitales en oro y colores.

XVIII. BIBLIOTECA NACIONAL, 9.126 (antes Aa-26).—Siglo XV.

Ad marcum natum Marci Tullii Ciceronis officiorum liber primus incipit.

Fol. 45, vto. Marci Tullii Ciceronis de officiis liber tercius explicit.

Fol. 46, vto. Comienza sin encabezamiento el Somnium Scipionis.

Fol. 50, vto. Incipit Tullius de Amicitia.

Fol. 61. Marci Tullii Ciceronis de Senectute liber incipit.

Fol. 70. Incipit liber Tullii de paradoxis.

Fol. 74. Marci Tullii Ciceronis de paradoxis liber explicit, Amen. Manu Lodovici de novis.

Fol. en vitela escrito por un italiano del siglo XV.

XIX. BIBLTOTECA NACIONAL. Ms. 9.127 (antes Aa-27).—Siglo XV.

Contiene los tres libros de Oratore.

Al fin: Ethopeia libelli istius ad Andriolum Vivaldum dominum suum.

[p. 207] Inc.

       Si queor, indignas quisque, Vivalde, querelas
       Esse meas dicet, arguet aut gemitus...

Firma Antonius Cassarinus.

Folio, 76 hojas en vitela.

XX. BIBLIOTECA NACIONAL, 9.502 (antes Bb-147).—Siglo XV.

De Officiis. De Amicitia. De Senectute. Paradoxa.

4.º, 150 folios. En vitela. Iniciales en oro y colores. Elegante escritura italiana.

XXI. BIBLIOTECA NACIONAL, 9.617 (antes Ee-46).—Siglo XV.

M. T. Ciceronis tusculanaru questionu liber feliciter incipit.

Fol. en papel, de 82 hojas útiles con muchas notas interlineales.

XXII. BIBLIOTECA NACIONAL, 10.060 (antes Hh 27).

Procedente de la Toledana, cajón 100, núm. 9, fondo del Cardenal Zelada.—Siglo XV.

Brutus sive de claris oratoribus.

Orator ad Marcum Brutum.

Folio. Códice en vitela, de 60 folios útiles, de fina y elegante escritura italiana.

En la primera hoja dice «Marii Maffei Volaterrani paternu volumen ante quam nasceretur an. XXII (¿1522?).

Cf. Loewe-Hartel, 302 y Octavio de Toledo, Catálogo de la librería del Cabildo Toledano , pág. 72.

XXIII. BIBLIOTECA NACIONAL, ms. 10.086.

Procedente de Toledo, fondo del Cardenal Zelada.—Siglo XV.

Crispi S. in M. T. C. invectiva.

M. T. C. Invectivarum in Catilinam prima.

Idem secunda.

Idem tertia.

Idem quarta.

[p. 208] Fol. 44, vto. M. T. C. invectivæ quatuor in Catilinam expliciunt foeliciter, 1462.

M. T. C. invectiva in C. Salvstium prima.

4.º Códice en vitela, de elegante escritura italiana, con algunas letras de adorno.

En una nota se lee: Venerabilis dominus Io. de Rocherta prior cluniacensis... hunc librum mihi angelmo de regeri villa dedit sub anno 1493.

Cf. Loewe-Hartel, 303.

XXIV. BIBLIOTECA NACIONAL, 10. 161, 8.º—Siglo XV.

M. Tvllii Ciceronis Libellus ad Atticum de Senectute.

Fols. 1-27 r. M. T. Ciceronis de Senectute Cato Maior explicit. Incipit de Amicitia Laelius. Ambo ad Atticum suum.

Fols. 27 v. a 86 r. M. Tvl. Ciceronis de Amicitia Lelius explicit. Sequuntur Paradoxa.

Fols. 86 v. a 115 r. A continuación se halla un opúsculo titulado Petri Pauli Vergerii Iustinopolitani viri doctissimi ad Ubertinum Carrariensem de ingenuis moribus et liberalibus studiis adolescentiae incipit feliciter.

Códice en vitela, con algunas iniciales de adorno.

Suscripción final: Angelus Italicus hunc librum de operibus Tullii scilicet de Senectute, de Amicitia, de Paradoxis. Item cuiusdam oratoris Pauli Vergerii Iustinopolitani de liberalibus adolescentiae studiis exscripsit ad instantiam doctissimi et humanissimi viri R.di D. Iacobi de hospitali Archidiaconi Belchitensis in Ecclesia Cesaraugustana plurimum litterariis studiis delectantis.

Tiene muchas notas interlineales aclaratorias del texto, al parecer de letra de un Pedro García, de quien hay una nota en las guardas del códice: Istum librum misit mihi petro garcia 7 idus octobris anno 1461 dominus ¿didacus? patronus meus sedis cesaraugustanae portionarius.

XXV. BIBLIOTECA NACIONAL, ms. 10.183.—Siglo XVI.

Marci Tvlli Ciceronis de Partitionibus Oratoriis ad Curionem filium incipit (inicial en oro y colores).

8.º de 42 hojas útiles, en papel.

Contiene también los Tópicos.

[p. 209] XXVI. BIBLIOTECA NACIONAL, 12.636.—¿Siglo XIV?

Libri ad Herennium de Rhetorica.

Falto de los ocho folios primeros. Tiene 61 útiles. En vitela.

XXVII. BIBLIOTECA NACIONAL, 12.839 (antes Bb-48).—Siglo XV.

Fol. 3. M. T. C. arpinatis facundissimi Oratoris de oficiis iber primus incipit. Et primo de honesto absolute et comparatiue.

Fol. 88 v., M. T. C. de oficiis liber tercius et ultimus explicit feliciter. 1417.

Y a continuación los siguientes versos latinos, en que consta el nombre del copista:

       Tulius hesperios cupiens componere mores,
       Edidit has libros appellans officiorum,
       Quo solo ferus extinctus furor est katilinae,
       Concilio superum custos directus ad urbem,
       Lux orbis patriaeque salus, mens tota senatus.
       Hic plus sole micat cruciatus propter honestum.
       Eloquii cultor quisque Ciceronis honorem
       Diligit, exemplo presentis cetera curet
       Scripta suis renascere libris. Hunc namque Matheus
       Quem Griffonorum stirps duxit Bononiensis
       Conscripsit, proprium superans et moribus ipsis
       Et virtute genus, merito bene fretus honore.
       Excellunt cunctos hi libros philosophorum
       Libri quos fecit tres Tullius officiorum.

Hermoso códice italiano, en folio, escrito en vitela, con iniciales y letras de adorno en oro y colores, y una portada historiada, de dibujo bastante tosco, que lleva en la parte superior las cuatro virtudes cardinales, en la letra capital un busto de Cicerón, y en la inferior un escudo con los versos de los Velascos y dos salvajes con sendas tarjas.

Lleva gran número de anotaciones marginales de letra del siglo XV, y en el folio 38 hay una nota en que se expresa que «la parte superior de esta hoja está suplida de mano de D. Francisco Assensio, oficial del número de la Real Biblioteca, el año de 1764, [p. 210] de orden del Sr. D. Juan de Santander, Bibliotecario Mayor de Rey N. S.»

En una hoja antepuesta al códice, y de la misma letra, hay una composición italiana del copista que principia así:

       Rayna preciosa
       Col cor e con la mente,
       Madre de jesu Xpo. omnipotente,
       A ti me do vergene gloriosa.
       . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

«Hanc orationem ego Matheus de Griffonibus civis Bononiensis dum magna infirmitate gravarer feci devotissime virgini Mariae in rithmis superscriptis, pastea cum fui mediante eius misericordia liberatus, ipsam orationem pulchro et devoto et ameno cantu vestivi anno Domini MCCCCXII, 8.º mensis Novembris.»

Este curiosísimo códice procede de la biblioteca del Conde de Haro.

XXVIII. BIBLIOTECA DEL PALACIO REAL.

2. J. 3. Códice de fines del siglo XIV o principios del XV. Contiene extractos de varios autores latinos, entre ellos de Cicerón (Tullius in prohemio primi libri rectoricorum (sic).— Tullius de Officiis, amicicia, senectute, paradoxis, in libro orationum, Tusculanae).

Loewe-Hartel, 474.

Otra colección de extractos del mismo género se halla en el códice 2. K. 4, y también figura Cicerón en ella.

Loewe-Hartel, 476.

Descrito también por Carlos Fierville (Renseignements sur quelques manuscrits latins des bibliothèques d'Espagne et principalement sur les manuscrits de Quintilien (Archives des Missions Scientifiques, III.e série, tom. V, pag. 86).

XXIX. BIBLIOTECA COMPLUTENSE (hoy de la Universidad de Madrid).

Líber unus Epistolarum M. Tullii.

En un códice misceláneo, parte de letra del siglo XV y parte del XVI, y que comienza con las fábulas de Esopo.

[p. 211] Núm. 129 del Catálogo de los Manuscritos existentes en la Biblioteca del Noviciado de la Universidad Central (procedentes de la antigua de Alcalá), redactado por D. José Villamil y Castro.—Parte 1.ª, Códices, Madrid, 1878, pág. 48.

XXX. BIBBIOTECA DEL CABILDO ECLESIÁSTICO DE TOLEDO.

Brutus sive de claris oratoribus (folios 3 a 36, vuelto).

Ad M. Brutum orator (folios 37-61).

Manuscrito en vitela, de 62 folios sin numerar y con notas marginales. Letra redonda de fines del siglo XV. Iniciales en colores y oro. Dibujo con escudo en la margen interior del folio 3 r. en colores. Espacios en blanco para los títulos. Al recto del folio 2 dice: «Marii Maffei Volaterañ paternu volumen ante quod nasceretur an. XXII.»

Perteneció al Cardenal Zelada.

Núm. 134 del Catálogo de D. José María Octavio de Toledo, página 72.

Cf. Loewe-Hartel, 302.

Este manuscrito se halla actualmente en la Biblioteca Nacional.

XXXI. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XIII.

De inventione Rhetorica libri II.—Rhetoricorum ad Herennium, libri IV.

Manuscrito en vitela de 132 folios sin numerar. Iniciales muy adornadas y capitales en colores. Las tres primeras líneas en azul, verde y rojo sucesivamente. Al principio y al fin del códice se halla el nombre de Mateo Ferrández (¿sería el poseedor o el copista?). Consta ya este códice en el índice de la librería del Cabildo hecho en 1455.

Núm. 136 del Catálogo del Sr. Octavio de Toledo, pág. 73.

XXXII. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XV.

Ad M. Brutum Orator.

Manuscrito en vitela de 55 folios.

Perteneció al Cardenal Zelada.

Núm. 135 del Catálogo del Sr. Octavio de Toledo.

[p. 212] XXXIII. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XV.

Rhetoricorum ad Herennium libri IV; et Somnium Scipionis.

Manuscrito de 69 folios sin numerar, con notas marginales. Falta un folio al principio. En pergamino. El primer tratado está de letra cursiva. Los epígrafes de cada libro van en letra roja.

Núm. 137 del Catálogo del Sr. Octavio de Toledo.

XXXIV. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XV.

M. Tullii Ciceronis ad herennium Liber Rhetorices Primus Incipit feliciter.

Fol. 86. Finis Marci. Tullii. Ciceronis. Rhetoricorum... Anno. Domini. M.CCCC.LXIII. Die. XXVI. Mensis. Madii.

Fol. 87. ... M. Tullii Ciceronis De Legibus Liber.

Fol. 146 v. Finis. Marci. Tvllii Ciceronis. De legibus Liber. Foeliciter explicit. Anno Dñi M.ºCCCC.º LXIII. Quarto Kalendas Ianuarii Seu XXVIII Die. Mensis Decembris...

Ms. de 148 folios con notas marginales. Iniciales, capitales y varios epígrafes en color rojo oscuro. Espacios en blanco para otros epígrafes.

Perteneció al Cardenal Zelada.

Núm. 138 del Catálogo de Octavio de Toledo.

XXXV. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XV.

Orationes XII (comienza con la Pro Sexto Roscio Amerino).

Ms. en vitela de 176 folios. Iniciales de adorno y dibujo con escudo en la margen inferior del folio 1.º en colores y oro. Escudo grabado del Cardenal Zelada a la vuelta de la primera tapa.

Núm. 139 del Catálogo de Octavio de Toledo.

Cf. Loewe-Hartel, 302.

Las oraciones que este códice encierra son las siguientes: Pro Sexto Roscio.—Pro Lucio Murena.—De provinciis consularibus.—De responsis aruspicum.—In Vatinium.—Pro M. Cornelio.—Pro Marco Celio.—Pro Publio Sextio.—Pro P. Sylla.—Pro domo sua.—Pro C. Rabirio Posthumo.—Pro C. Rabirio perduellionis reo.

[p. 213] XXXVI. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XV.

Orationes VIII.

Inc. «Cum in maximis periculis...

Ms. en vitela de 140 folios. Iniciales de adorno y dibujo en el margen inferior del folio primero en colores y oro.

Perteneció al Cardenal Zelada y hace juego con el anterior y el siguiente.

Núm. 140 del Catálogo de Octavio de Toledo.

XXXVII. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XV.

Orationes VII in Verrem.

Ms. de 183 folios. Con notas marginales del mismo tiempo y de diversas letras. Iniciales de adorno en oro y colores. En el folio 183 hay varios apuntes de los años 1440 a 1478. Al reverso de la primera tapa, el escudo del cardenal Zelada.

Núm. 141 del Catálogo de Octavio de Toledo.

XXXVIII. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XV.

De natura Deorum libri tres (fols. 1 a 90).

De divinatione libri duo (fols. 91 a 156).

Al fin dice: «Per me P. Por. scriptus fuit. In anno M.ºCCCC.LXIII die VIII Septembris.

Ms. en vitela, con iniciales adornadas y orla con escudo en la parte inferior del primer folio. Epígrafes en rojo. Al reverso de la primera tapa se leen los títulos de los tratados, y en una tercera línea dice: «Equitis Antonii Marie Boniz. 3. 6.»

Procedente de la Biblioteca del Cardenal Zelada.

Núm. 142 del Catálogo de Octavio de Toledo.

XXXIX. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XV.

De finibus bonorum et malorum libri V.

Ms. en vitela de 131 folios. Con iniciales de adorno, dibujo al margen del folio 1, y escudo en la parte inferior del mismo, en oro y colores.

[p. 214] Al folio 131 vuelto, en la margen inferior dice: «Jo. Pontani.»

Perteneció al Cardenal Zelada.

Núm. 143 del Catálogo de Octavio de Toledo.

Cf. Loewe-Hartel, 304.

Omitió el Sr. Octavio la subscripción final que es importante, porque de ella se infiere que fué español y sevillano el copista, aunque el tipo de letra parece enteramente italiano: «Explicit liber de finibus per me didacum hispalensem feliciter.»

XL. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XV.

De officiis libri tres (fols. 1-63 vuelto).

Siguen hasta el folio 67, una colección de máximas, y otra de epitafios, de Cicerón, en número de doce.

De perfecta et vera amicitia.

Ms. en vitela de 87 folios sin numerar. La letra de la segunda mitad del códice es distinta de la del tratado de Officiis, que al parecer fué copiado por un valenciano: Morumque scripsit valentini destra Antonii nomen ab officiis ibi sumit Tullius iste.

Iniciales de adorno, y orla en colores y oro en el folio primero. Capitales de azul y rojo. Escudo del cardenal Zelada al reverso de la primera tapa.

Número 144 del Catálogo de Octavio de Toledo.

XLI. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XV.

De officiis libri tres.

Ms. en vitela de 74 folios sin numerar. Iniciales en colores. Capitales en azul y rojo. Epígrafes en letra roja.

Tiene en el lomo las armas del Cardenal Zelada.

Núm. 145 del Catálogo de Octavio de Toledo.

XLII. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XV.

De Officiis (folios 1 a 107).

Paradoxa ad Brutum (folios 109 a 123).

Cato Maior: de Senectute (folios 124 a 150 v.).

Laelius. de amicitia (folios 151 a 181).

Ms. en vitela, de letra redonda y muy limpia. Hay espacios [p. 215] en blanco para iniciales, capitales, títulos y epígrafes, que no llegaron a ponerse. En la primera guarda hay una nota en inglés en que se supone que este Códice fué escrito en 1430.

Perteneció al Cardenal Zelada.

Núm. 146 del Catálogo de Octavio de Toledo.

XLIII. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XV.

Ms. misceláneo, de 99 folios sin numerar. Letra cursiva.

Synonima Ciceronis (folios 1-25).

De amicitia (folios 70-94 v.).

Al fin del tratado de diphtongis de Guarino, que es la última obra contenida en el códice, se halla la siguiente nota:

Explicit opus diphtongandarum dictionum. Editum per Guarinum veronesem M.º C.º C.º C.º C.º XLV die V de februario. Ego Aloysius filius egregii et famosissimi decretorum doctoris dmi. Antonii de Belgrado compleui huc librum dum eram Noachs prope rosatium tempore pestis.

Tiene en el lomo las armas del Cardenal Zelada.

Núm. 147 del catálogo de Octavio de Toledo.

XLIV. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XV.

Tusculanarum quaestionum libri V.

Ms. en vitela de 112 folios. Letra redonda. Iniciales, adornos al margen y capitales en colores y oro.

Escudo grabado del Cardenal Zelada al reverso de la primera tapa.

Núm. 140 del Catálogo de Octavio de Toledo.

Cf. Loewe-Hartel, 304.

XLV. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XV.

Epistolae ad familiares.

Ms. en vitela de 88 folios sin numerar. Con espacios en blanco para iniciales, capitales, títulos y epígrafes.

Núm. 249 del Catálogo de Octavio de Toledo.

XLVI. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XIV.

Epistolarum familiarium libri XVI.

Ms. en vitela de 154 folios sin numerar. Iniciales y adorno en [p. 216] las márgenes del folio I r. en colores y oro. Capitales en azul y rojo. Títulos y epígrafes en rojo.

Perteneció al Cardenal Zelada.

Núm. 150 del Catálogo de Octavio de Toledo.

Cf. Loewe-Hartel, 304.

XLVII. BIBLIOTECA DEL CABILDO DE TOLEDO.—Siglo XV.

Dell' amicitia, in ling. volgare (folios 1-21 v.).

Llena lo restante del códice el libro de primo bello punico, de Leonardo Aretino, composto da lui in latino, e poi do un suo amico composto in volgare.

Ms. en vitela de 82 folios sin numerar. Las iniciales de los dos tratados y las capitales del primero con adornos en colores y oro. Epígrafes en rojo.

Perteneció al Cardenal Zelada.

Núm. 151 del Catálogo de Octavio de Toledo.

XLVIII. BIBLIOTECA DEL ESCORIAL.

Entre tanto que los PP. Agustinos, que con tanto acierto y pericia dirigen la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo, dan a luz el Catálogo completo, y definitivo de sus manuscritos, reuniré aquí las noticias que andan dispersas acerca de los códices ciceronianos, comenzando por el sucinto inventario de ellos que trae Gustavo Haenel (Catalogi librorum manuscriptorum... Lipsiae, 1830, pág. 941).

Plut. Arm. Núm.

III     E       20        Ciceronis officiorum libri III et etitaphia in Ciceronem a XII

                             viris composita. Siglo XV. Mem. 4.º

III     T        3          Officiorum libri III. Siglo XVI. En papel. Fol.

II      T       19        Cic. De amicitia, de Senectute; eiusdem paradoxa et somnium

                             Scipionis. Perg. Folio. (Scripsit Milo de Canaria apud oppidum

                             Bruges, Tornacens. dioc. ad instantiam clari et humani viri

                             Pauli Stephani de Auria,

                             [p. 217] merchatoris Ianuen. anno a nativitate domini 1452 et eiusdem

                             scriptoris LII.)

III     T       20       Officiorum lib. III, paradoxa, somnium Scipionis, amicitia,

                          Siglo XIV. Perg. 4.º (Hermoso códice.)

III     V       16       Officiorum lib. III, con un comentario anónimo. Siglo XIV.

                             Perg. 4.º

  II      T       14        Officia, con un comentario de autor incierto. Siglo XIV.

                             Perg. 4.º

III     V        9       Officia. Siglo XVI. En papel. Fol.

III     V        4       Officia. Siglo XV. El primero en pergamino y el segundo en

III     T       19      papel.

  I      Q       21        Officia. Siglo XIII. Perg. Fol. (Perteneció en otro tiempo a Juan

                             Jacobo Chifflet.)

III     O        3       Cicero de officiis. Siglo XIV. Perg. 4.º (De la biblioteca de

                             Chifilet.)

IV      h       23      De officiis (Engelberti opus). Perg. Fol.

II     M       12      De officiis, con notas. Siglo XIII. Perg. 4.º

III     K        9       De officiis. Siglo XIV. Perg. Fol.

III     V        3       Ciceronis epistolae ad familiares. Siglo XVI. Pap. 4.º

III     V        5        Idem. Siglo XVI. Perg. 4.º

III     V       12      Idem. Siglo XIV. Perg. 4.º

III     V       13      Idem. Siglo XV. Perg. 4.º (Silvester ex antiqua prole Pisanorum

                             natus sanguine Palmierorum has epistolas scripsit.)

III     V       15       Ad familiares. (Venecia, 1468.) Papel. 4.º

III     V       20      Idem. 1455. Perg. 4.º

II      T        2      Idem. (Scriptum per Joan Ant. de Colonia, 1437, Florentiae.)

                            Perg. Fol.

II      T      15      Epistolae ad familiares . Es la ed. de 1475 con notas manuscritas.

III     T      16      Idem. Siglo XV. Perg. 4.º

  I      M      15       Epistolarum ad familiares lib. XXI (sic). Siglo XVI.

                             Papel. Fol.

III     T       15       Epistolae aliquot ad familiares. Siglo XIV. Pergamino. Fol.

[p. 218] II     M       14      Epistolarum ad familiares lib. XV. Siglo XV. En papel y

                             pergamino.

  I      Q        9      Epistolae ad Atticum. Siglo XIV. Perg. Fol.

  I      Q      10     Epistolae ad Atticum (unido a las Estratagemas de Frontino).

                             Siglo XV. Perg. Folio. (Codex nitidus).

  I      Q       11       Epistolae ad Atticum. Siglo XIII. Perg. Folio (De la biblioteca

                             de Chifflet.)

II     T       21       Ad Atticum (unido a las vidas de los Césares de Suetonio).

                             1373. Perg. Fol.

  I      R       16      Ciceronis Tusculanae quaestiones et tractatus de divinatione.

                            Siglo XIV. Perg. Fol.

  I      R        2       Tusculanae quaestiones et nonnullae orationes. Siglo XV.

                             Perg. Fol.

III     V        6       Cicero, de legibus.

III     O        3      Ejusdem quaestiones academicae et tractatus, de partitione

III     O       16      oratoris. Siglo XIV. Perg. 4.º y 8.º

IV     g       15      Cicero, de legibus, ejusdem quaestiones academicae. Siglo XV.

                             Perg. 8.º (De la bibl. del Card. Mendoza.)

IV     V        6      De natura deorum, de finibus bonorum et malorum, de

                             divinatione, de fato. Siglo XV.

III     D       19      Cicero, de somnio Scipionis. Siglo XV. Papel, 4.º

III     T       20      De amicitia et senectute; eiusdem paradoxa, somnium

                             Scipionis. Siglo XIV; Perg. 4.º

  I      R       16      De divinatione libri II. Siglo XIV. Perg. Fol.

III     T       15       De amicitia. Siglo XIV. Perg. Fol.

III     V       18      De finibus bonorum et malorum, 1461. Pergamino, 4.º

III     T       17      De natura deorum et de divinatione. Siglo XIV. Pergamino 4.º

                             (Zanes Marcus clarissimi simul atque callidissimi scriptoris

                             Petri Strocii discipulus Parmae oriundus velocissime

                             celeberrimeque ac etiam lubentissime Rainaldo Scripsit.

IV     F       16       De senectute, amicitia et eiusdem paradoxa . 1400 el primero

III     O        1       Siglo XIV el 2.º Perg. 8.º

[p. 219] II     M       12       De senectute, amicitia. somnium Scipionis. Siglo XIII. Perg. 4.º

III     E       19       Ciceronis rhetorica ad Herennium. Perg. 4.º (Scriptum 1404

                              per Bollesinum Carrascam, Cremonensem, in Serra Castri

                             Leonis.

III     V       14       Fragmenta ex Cicerone. Siglo XVI. Papel.

II     O       14       Notae in Cireronis orationes. Siglo XVI. Papel. Folio.

IV     F       18      Ciceronis rhetorica vetus et diversorum epitaphia in

                             Cireronem. Siglo XIV. Perg. 8.º

III     V        2       Tractatus de oratore ad Brutum et de oratore perfecto lib. III

                             ad Quintum fratrem. 1455. Pergamino 4.º (de la biblioteca de

                             A. Agustín.)

III     V       17       Idem. Idem. Siglo XV. Perg. 4.º

II      I       13       De oratore ad Quintum fratrem libri III. Siglo XIV. Perg. Fol.

III     V       10       De oratore libri III. Siglo XIV. Perg. 4.º

III     V       10       De oratore. 1427. Papel. 4.º

III     T       18       De oratore tract. ad Brutum. Topica, De Fato. Academicae

                             quaestiones. Rhetorica ad Herennium . Siglo XV. Perg. 4.º

III     I       23      De claris oratoribus. De inventione. Siglo XIV. Pergamino. 4.º

III     L        5      De oratore ad Brutum. Siglo XIV. Perg. 4.º

II     M       13       De oratore perfecto libri III ad Quintum fratrem. Siglo XVI.

                             Papel. Fol.

IV     g       20       De oratoris officio. Siglo XV. Perg. 8.º

  I      Q       21       De natura deorum. De divinatione. De fato. De officiis libri

                             III. Siglo XIII. Perg. Fol.

III     L       13       Rhetoricorum lib. IV. Siglo XII. Perg. 4.º

III     N       23      Rhetorica ad Herennium. Siglo XIV. Perg. 4.º (Fué de A.

                             Agustín.)

III     N        8       Rhetorica ad Herennium. Paradoxa. Siglo XIII. En 8.º

                             (Fué de Antonio Telles, librero en Valladolid, 1545.)

III     V       6

III     V       21       Tusculanae quaestiones. Siglos XV y XIV. Pergamino, 4.º

III     V       22

[p. 220] IV     a       25       Tusculanae quaestiones (con un comentario de autor incierto.

II      h        5        Siglo XV. Papel, 4.º

III     O       7       Tusculanae quaestiones. Siglo XIV. Perg. En 8.º

III     M      16       y en 4.º

III     M        4

III     T       22       Cic. orationes in L. Pisonem, pro Milone, Plancio, Ligario,

                             Sylla, Flacco, Roscio Amerino, Marcello, post reditum in

                             senatu, pro Dejotaro, pro Archia, ad Quirites post reditum,

                             pro domo, pro Sextio, in Sallustium et Sallustii in Ciceronem.

                           Siglo XVI. Papel. 4.º

  I      R       12       Las oraciones referidas, y además de Lege Manilla, in

  I      R       11      Vatinium, et Philippicarum lib. XIII. Siglos XIII y XIV.

  I      R       15       Perg. Fol.

  I      R        2

  I      Q       11       Pro Marcello et pro Ligario. Siglo XIII. Pergamino. Fol.

                             (De la biblioteca de Chifflet.)

III     V        I       Philippicae. Siglo XV. Perg. Fol.

III     V       8      Partitiones oratoriae ad Brutum. Siglo XV. Pergamino 8.º

III     V       9      Ciceronis tract. de partitione artis oratoriae. Siglo XVI.

                             Papel. 4.º

III     V       11       Rhetorica ad Herennium. Liber de inventione. Siglo XVI.

                             Papel. 4.º

III     V       19      Rhetorica ad Herennium et ad Quintum fratrem. Siglo XIV.

                             Perg. 4.º

III     V       18       Quaestiones academicae et rhetorica ad Herennium. Perg. 4.º

                             (Gerardus Gerasins, Florentinus, hunc librum manu propria

                             scripsit in civitate Florentiae, 1461 mense April. et Maii.)

III     T       21       Philippicarum quaestionum lib. XIV et ex orationibus in

                             Verrem extracta quaedam cum fragm. ex aliis orationibus et

                             ex allis auctoribus. Perg. 4.º (Sebastianus Borsa feliciter

                             absolvit. Venetiis, 1424.)

II     N       16       Orationes Verrinae. Siglo XIV. Perg. Fol.

III    T        23      Liber de inventione. Siglo XIV. Perg. Fol.

[p. 221] III     R       22       Orat. in Catilinam. Siglo XVI. Papel. Fol.

III     O       12       In Sallustium. Siglo XVI. Papel. Fol.

III     O        6      Idem. Siglo XIV. Perg. Fol.

III      I       13       Pro M. Marcello. Invectivae in Catilinam. Siglo XV. Perg. Fol.

III     V        6      Pro M. Marcello, Dejotaro, Ligario; invectiva in Catilinam et

                             Philippicarum orat. I-IV. Siglo XIV. Perg. 4.º

II      T        4     Pro Pompeio, M. Marcello, Ligario, Milone, Plancio, Sylla,

                             Licinio Archia poeta, Dejotaro, L. Flacco, Cluentio, post

                             reditum in senatu, pridie quam iret in exilium, pro domo, pro

                             Sextio, L. Murena, M. Coelio, L. Cornelio Balbo, in Vatinium,

                             de haruspicum responsis in senatu, de provinciis consularibus,

                             pro L. Flacco, de petitione consulatus ad M. Tullium fratrem,

                             pro Roscio, de lege agraria ad populum, in L. Pisonem contra

                             Rullum orationes tres, pro Rabirio duae, pro Caecina. Siglo

                             XIV. Perg. 4.º («Este libro es de D. Juan de Fonseca, obispo de

                             Burgos; es de los que le dió Pedro de Guzmán en Valladolid.»)

                             (Codex nitidissimus.)

III     V       14      Pro Pompeio, Milone, Plancio, Sylla, Archia poeta, Marcello,

                             Ligario, Dejotaro, de revocatione ab exilio ad senatum at alia

                             ad populum, in Clodium, pro domo ad pontifices, pro M. Coello,

                             in Vatinium &. Siglo XV. Pergamino 4.º

III     T       15       Pompeio, M. Marcello, Ligario, Milone, Dejotaro. Con notas

                             marginales. Siglo XIV. Pergamino. Fol.

III     V       23      Pro M. Marcello, Pompeio, Ligario, Dejotaro, Archia, Plancio,

                             Milone, in Vatinium, post reditum in senatu, Philippicarum

                             lib. XIII. Siglo XIV. Perg. 8.º

III     T       20      Pro M. Marcello, contra Catilinam et Catilinae in Ciceronem.

                           Siglo XIV. Perg. Fol.

[p. 222] XLIX. BIBLIOTECA DEL ESCORIAL.

Códice misceláneo de 276 folios (e. III 19). 8.º mayor. Siglo XV.

Fol. 237 v. Ciceronis ad Herennium Rhetoricorum novorum liber primus incipit...

Hoc opus expletum per me bellefinum Clarascum Cremonea civem Millesimo quadringentesimo quarto decimo die lune quarto iunii in terra Castrileonis.

Ms. que perteneció a D. Diego de Mendoza.

Loewe-Hartel, Bibliotheca Patrum Latinorum Hispaniensis, 166.

L.

Códice e. III, 20, en 4.º mayor.

Fols. 81-116. Cicero de officiis. Perteneció a D. Diego de Mendoza.

Loewe-Hartel, 166.

LI.

Somnium Scipionis cum Macrobii Commentariis (e. IV-24).

Códice del siglo XII, en pergamino, de 102 folios. Al fin tiene la siguiente nota: Compré este libro en V.ª (¿Valladolid?)... 1545 de Antonio Tellez librero con otros seys libros.

Loewe-Hartel, 166.

LII.

Códice misceláneo del siglo XIII, en 12.º, de 149 folios, con interesantes iniciales (f. IV-18).

Fol. 2. Rectorica (sic) vetus Tullii incipit...

Fol. 76. Incipit rectorica noua Tullii.

Fol. 138. Cicero de paradoxis.

Este último tratado fué añadido posteriormente. Es de letra del siglo XV.

Loewe-Hartel, 175.

[p. 223] LIII.

Códice misceláneo del siglo XIV (h-III, 23).

Fol. 136. Cicero de officiis.

Loewe-Hartel, 180.

LIV.

Códice en 8.º mayor, de 82 folios, letra de fines del siglo XIV o principios del XV (L-III, 11). Cicero de officio (sic).

Loewe-Hartel, 187.

LV.

L. III, 13, 4.º, 64 folios.—Siglos XI o XII.

Fol. I. M. Tullii Ciceronis rethoricorum liber primus incipit feliciter.

El libro 2.º empieza en el folio 32, vto., y acaba en el 63.

Loewe-Hartel, 188.

LVI.

M. II, 12. Códice de principios del siglo XV, en 77 folios.

Contiene De officiis, De Senectute, de Amicitia, Paradoxa, De Somnio Scipionis.

Loewe-Hartel, 192.

LVII.

M. III, 12, 4.º mayor, 95 folios. De fines del siglo XIV.

Contiene los libros de officiis. En el folio 95 se halla esta candorosa suscripción: Explicit panecii liber de officiis quem beatus ieronimus nominat librum cotidianarum actionum. Et dicitur panetius a pan quod est totum et ethius quod est ethicus...

Loewe-Hartel, 195.

LVIII.

N. III, 23, 8.º mayor, 59 folios.

Contiene la Retórica a Herennio. Los 31 primeros folios en [p. 224] pergamino, escritura de fines del siglo XII. Del folio 32 en adelante, el texto se ha completado con un manuscrito en papel, del siglo XIV.

Al principio se lee esta nota: «Compré este libro con otros seys de Ant.º Tellez libr.º en Vallid (Valladolid) a V de noviembre 1595.»

Loewe-Hartel, 201.

LIX.

O. II, 12. Ms. en papel de 147 folios, letra de principios del siglo XV. Códice misceláneo.

Además de las invectivas apócrifas de Cicerón contra Salustio y de Salustio contra Cicerón (fol. 74) y de un liber de re militari atribuído a Marco Tulio (fol. 75), contiene el Sueño de Scipion (fol. 80), el De Senectute (fol. 84), el De amicitia (fol. 100), las Paradoxas (fol. 118).

Este curioso códice que además encierra las dos historias de Salustio, parece haber sido copiado en el Mediodía de Francia, y termina con unas Epistolae super somnium Pharaonis editae per Johannem lemovicensem ordinate ad Regem Nauarre (Teobaldo).

Loewe-Hartel, 203.

LX.

O. III, 1. Códice misceláneo de fines del siglo XV, en 8.º mayor.

Fol 33. Ciceronis Paradoxa.

Loewe-Hartel, 204.

LXI.

O. III, 16. Códice misceláneo en octavo prolongado de 85 folios. Siglo XV. Escritura italiana. Comprende las Cuestiones Tusculanas y el de Legibus (fols. 92 a 125).

Loewe-Hartel, 206.

LXII.

Q. I, 9. Códice del siglo XV, en folio mayor, de 178 hojas.

Contiene las Epístolas a Atico. Perteneció a Jerónimo Zurita, [p. 225] cuyo nombre lleva en las guardas, juntamente con el de un poseedor más antiguo «Codex Matthei Ioannis et amicorum».

Loewe-Hartel, 216.

LXIII.

Q. I, 11. Códice misceláneo en folio, de principios del siglo XIII, 102 hojas a dos columnas.

Fol. 62: Incipit pro marco marcello oro marci Tullii ciceronis ad gaium iulium cesarem.

Fol. 67. Oratio Tullii ciceronis pro m. marcello explicit. Incitit pro. q. ligario.

Fol. 72. Explicit pro q. ligario oratio Incipit pro rege deiotaro.

Fol. 77... Explicit oratio marci Tullii Ciceronis pro rege deiotaro. Incipit liber eiusdem de Senectute.

Se intercalan varios libros atribuídos a Séneca, y en el folio 96 v. Incipit prologus in sinonimis artis rethorice Ciceronis. Cicero lucio vetonio suo salutem...

En una hoja de letra del siglo XIV que parece fragmento de otro manuscrito, se lee: «Iste liber est ste marie belle vallis.»

Procedente de la librería de Juan Jacobo Chifflet.

Loewe-Hartel. 217.

LXIV.

Q. I, 21. Códice en folio, a dos columnas, de principios del siglo XIII.

Fol. 2. Marci tullii de arte rhetorica liber.

Fol. 37. Explic. de arte rethorica liber secas. Incip. ptogus marci tullii ad herennium.

Fol. 72. Tullii ciceronis ad herennium liber sextus explicit.

Fol. 73. Tullius de natura Deorum (falta el principio).

Fol. 104. Marci Tulii cic. de diuinatione liber primus incipit:

Fol. 134. M. t. ciceronis de diuinatione liber II explic. eiusdem de fato incipit.

Fol. 139 v. Explicit liber de fato. Incipit m. Tullii ciceronis liber I de officiis ad filium suum m. cicerone.

Fol. 178 v. Explicit tullius de officiis.

Tiene al principio esta nota autógrafa de Juan Jacobo Chifflet: [p. 226] Emi hoc uolumen apud librarium vesontinum (de Besanzon) qui vna cum aliis plerisque iuris ciuilis hunc quoque librum emerat ex uetere bibliotheca Stephani de Vasis, 1593. Iste liber est Carolo de Vasis burgudo.

Loewe-Hartel, 221.

LXV.

R. I, 2. Códice en folio de los principios del siglo XIV, 268 folios a dos columnas.

Fol. 1. Tusculanae Quaestiones.

Fol. 61. Philippicarum libri quatuor.

Fol. 83. Invectivarum in Catilinam libri IV.

Fol. 98 v. De artibus ad Lucullum (son los Académicos).

Fol. 120 v. Causa quam fecit Tullius ad romanos pridie quam mitteretur in exilium.

Fol. 124. Sallustius contra Tullium.

Fol. 125. Cicero pro marcho marcello.

Fol. 128 v. Cicero pro Quinto ligario.

Fol. 132 v. Cicero pro rege deietario (sic).

Fol. 135. Inuictiua (sic) Tullii contra Sallustium (apócrifa).

Fol. 137 v. Inuectiua Sallustii contra Tullium (apócrifa).

Fol. 139. Incipit liber achademicarum Tullii (son los libros de finibus bonorum et malorum).

Fol. 189. De Universitate Tullius (es el Timeo).

Fol. 193. De re militari liber tullii (apócrifo).

Fol. 196. Liber tullii de essencia mundi (es una nueva copia del Timeo).

Fol. 200 v. M. Tullii neeronis (sic) in c Verrem liber primus incipit.

Fol. 266. Expliciunt verrine.

Este importante códice perteneció al secretario Jerónimo Zurita, cuya firma lleva.

Loewe-Hartel, 223.

LXVI.

R. I, 12. Códice en folio mayor del siglo XV, de 360 folios. Perteneció a Zurita y de su letra es el índice de las oraciones contenidas en él, a saber:

[p. 227] Pro lege Manilia.—Pro Milone.—Pro Cn. Plancio.—Pro P. Sylla.—Pro Archia.—Pro P. Quinctio.—Pro L. Flacco.—Pro A. Cluentio.—Pro M. Celio.—Pro M. Marcello.—Pro Q. Ligario.—Pro rege Deiotaro.—Ad Equites Romanos priusquam in exilium iret.—In senatu post reditum.—Ad populum post reditum. Crispi Sallustii invectiva et responsio.—In Catilinam.—Pro P. Sestio.—De provinciis consularibus.—Pro domo sua.—De haruspicum responsis.—Pro L. Cornelio Balbo.—In Vatinium testem.—Pro A. Caecina.—De lege agraria contra P. Servilium Rullum (tres).— In L. Pisonem.—Pro C. Rabirio postumo.—Pro C. Rabirio perduellonis reo.—Pro Q. Roscio.—Pro L. Murena.—Pro Sexto Roscio.

Loewe-Hartel, 225.

LXVII.

R. I, 16. Códice en folio de principios del siglo XV, de 153 folios. Contiene los tratados de finibus, de officiis, las Cuestiones Tusculanas, los libros de divinatione, de amicitia, de fato, las Paradojas, el de Senectute y el de natura Deorum.

Firma autógrafa de Jerónimo Zurita.

De otro poseedor más antiguo hay dos notas catalanas en el códice:

Dysapte a uyt ores de maty e dyes huy de març any. 1453 dies 8. ores 8. ays 1453. Recort de tot y no tot. Compri Io fransech Bertram aquest libre d la marmasoria den Bnt sphiges p mans d mossen. p. Truyolls fuere e de guilen sacoma corredor d libres e costa | | | | | | | | | | | | | florins ki est pagat e p tant ne fas memoria.

Loewe-Hartel, 227.

LXVIII.

S. III, 5. Códice en 8.º de 14 folios, de letra de fines del siglo XII o principios del XIII. Los 71 primeros contienen dos copias del Somnium Scipionis, acompañada la primera del comentario de Macrobio. Perteneció a D. Diego de Mendoza, cuya firma lleva.

Loewe-Hartel, 234.

LXIX.

T. II, 2. Espléndido manuscrito en folio, de bella escritura italiana, con miniaturas florentinas. 168 folios. Escrito en 1437.

[p. 228] Contiene las Epístolas a Bruto y a Atico, con esta subscripción final: «M. T. C. eplaru liber. XV. et ultimus explicit scriptus per me ioanem andree de colonia a MCCCCXXXVII. die II noueb. florentiæ vale Felix.

Loewe-Hartel, 242.

Núm. II del inventario de Serojas.

«Epístolas ad Atticum, escriptas de mano, en pergamino, año 1437, con una cubierta de terciopelo verde y cuatro manos y ocho tachones de oro esmaltado; falta una mano. De la librería del rey don Alfonso de Nápoles.»

«Epistolae M. T. Ciceronis ad Atticum, scriptae nitidissime in membranis, auro picturisque in prima fronte ornatis, per J. Andreae de Colonia, anno, 1437. Codex unus membranaceus in folio. Terciopelo verde.» (En el catálogo antiguo del Escorial.)

LXX.

T. II, 4. Códice en folio del siglo XV, escrito en Italia, 425 folios. Orationes M. Tullii. El índice que encabeza este manuscrito enumera así las oraciones que contiene. «Pro Pompeio, M. Marcello, A. Ligario, Milone, Plancio, Sulla, M. Licinio et Archia. Deiotaro, Cluencio, Quincio, Flaco, pro suo reditu in patriam, post reditum in senatu; pridie quam iret in exilium, pro Sextio, Murena, domo sua, Celio, Cornelio, in Vatinium, de responsis, auruspicum (sic), de provinciis consularibus, pro L. Flaco, de petitione consulatus, pro Roscio, in L. Pisonem, contra Rullum, pro lege agraria, in Rutilium, pro C. Rabirio II; pro Cecina.

En el folio 425 hay esta nota ms. de letra del siglo XVI:

«Este libro es de don Iuan de Fonseca, obispo de Burgos Arçobispo de rosano: es de los que le dió Pedro de Guzmán de los que uvo de su tío don Ramírez de Guzmán, obispo de Catania dió gelo en Vaffid a. XV de nouj. de m. 4 XIIII (?) años.»

Loewe-Hartel, 242.

T. II, 13. Códice en 4.º mayor, de 59 folios, letra de fin del siglo XIV. Contiene los diálogos de oratore , y de partitione oratoria. Perteneció a D. Diego de Mendoza, cuya firma lleva.

Loewe-Hartel, 244.

[p. 229] LXXI.

T. II, 20. Códice florentino del siglo XV, con miniaturas, en folio, 103 hojas. Contiene los tres diálogos de oratore.

Loewe-Hartel, 246.

LXXII.

T. II, 21. Ms. en 4.º mayor, de 221 folios, formado por la reunión de otros dos. El primero es una copia de las Epistolae ad familiares de letra del siglo XV (acaba bruscamente en el folio 149, quedando incompleta una de las cartas a Tirón). El segundo es un Suetonio que lleva la fecha de 1373.

Loewe-Hartel, 246.

LXXIII.

T. III, 13. Códice en folio de 217 hojas. Con la firma de Don Diego de Mendoza. Está formado por la reunión de dos mss. diversos. El segundo, escrito parte en pergamino, y parte en papel, de letra del siglo XV, contiene las cuatro Catilinarias, las invectivas adócrifas de Salustio contra Cicerón y Cicerón contra Salustio, y la oración pro Marco Marcello.

Loewe-Hartel, 247.

T. III, 15. Ms. en 8.º mayor del siglo XV, 160 folios. Contiene las oraciones pro Pompeio (de lege Manilia), pro Ligario, pro Milone, pro Deiotaro, algunas de las epístolas familiares, y el diálogo de amicitia.

Loewe-Hartel, 248.

IXXIV.

T. III, 16. Códice en 4.º mayor, de fines del siglo XV, 149 folios. Contiene las Epistolae ad familiares. Consta el nombre del copista «Paulus Bembus fecit».

Loewe-Hartel, 248.

T. III, 18. En 8.º mayor, 235 folios.

Fol. I. Ciceronis orator ad Brutum.

[p. 230] Fol. 50. Ciceronis Brutus.

Fol. 118 v. Topica.

Fol. 137. De fato.

Fol. 152. Ciceronis Achademicorum liber. Esta primera parte del códice, que termina en el folio 164, es de letra del siglo XV. Lo que sigue del XIV.

Fol. 235. Tullii Ciceronis ad Hereniu rethorica, Explicit Ciceronis Opus: facundie maxime.

Loewe-Hartel, 248.

LXXV.

T. III, 18. Códice en 8.º, de 137 folios, procedente de la colección de D. Diego de Mendoza, cuya firma lleva. Consta de dos manuscritos diversos: el primero, del siglo XV, contiene en 48 folios el diálogo de claris oratoribus. El segundo, del siglo XIII, los libros de inventione y la Retórica a Herennio, hasta el folio 233 v., en que siguen, de otra mano, algunos tratados de Boecio.

Loewe-Hartel, 248.

LXXVI.

V. III, 1. Ms. en folio menor de 103 hojas, siglo XV. Contiene las Fil picas, desde la 1.ª a la 15.

Loewe-Hartel, 249.

LXXVII.

V. III, 2. Códice en 4.º menor, de 266 folios, letra del siglo XV, con miniaturas. Contiene los diálogos de oratore , y el Orator a Bruto.

Fol. 266. Marci Tullii Cireronis de Oratore ad Quintum fratrem liber tercius et ultimus feliciter finit... Quinto Ianuarii Anno a natiuitate domini. M.º CCCC.º Quinquagesimo. Quinto.

Al fin, esta nota de letra del siglo XV: hic liber est archiepiscopi tarraconensis.

Loewe-Hartel, 249.

[p. 231] LXXVIII.

V. III, 3. Ms. en folio, de 155 hojas. Con la firma autógrafa de D. Diego de Mendoza en el primer folio. Escritura de fines de siglo XIV. Contiene las Epístolas familiares, con gran variedad de glosas, correcciones, variantes y escolios.

Loewe-Hartel, 250.

LXXIX.

V. III, 4. Ms. en 4.º menor e 127 folios. Letra de fines del siglo XIV o principios del XV. Con iniciales de adorno.

Fol. 1. Cicero de officiis.

Fol. 82. Marci Tullii Ciceronis liber de paradochis (sic).

Fol. 85. Cicero de senectute.

Fol. 203. Cicero de amicitia.

Ocupa el resto del códice el tratado de quatuor virtutibus atribuído a Séneca, pero que es de San Martín Dumiense (de formula honestae vitae).

Loewe-Hartel, 251.

LXXX.

V. III, 5. Códice en folio menor, del siglo XV, con miniaturas. 255 folios. Contiene los diez y seis libros de las epistolae ad familiares.

Loewe-Hartel, 252.

LXXXI.

V. III, 6. Códice en folio menor, a dos columnas, de fines del siglo XIII. 240 hojas. Comprende la mayor parte de las obras filosóficas de Cicerón, y algunas de sus oraciones, por este orden:

Fol. 1. Marci Tullii liber incipit introducens lucullum loquentem ad ortensium.

Fol. 21. De natura deorum.

Fol. 60. Tusculanarum quaestionum.

Fol. 111. Liber siue explanatio in Thimeum Platonis.

[p. 232] Fol. 117. De legibus.

Fol. 131. De finibus bonorum et malorum.

Fol. 168 v. De diuinatione.

Fol. 188 v. De fato.

Fol. 192 v. Oratio pro rege deiotaro accusato super pdicione.

Fol. 195 v. Pro marcho marcello de clemencia.

Fol. 197 v. Pro quinto ligario.

Fol. 200. Tullius post annum consulatus sui expulsus ab urbe reuocatus senatui congratulatur sic.

Fol. 201. Incipiunt inuecciones Tullii in catilinam (llama a las cuatro Catilinarias «libros»).

Fol. 211 v. Philippicarum liber primus incipit (sólo comprende las cuatro primeras Filípicas).

Fol. 229. De fato.

Loewe-Hartel, 253.

LXXXII.

V. III, 7. Códice en folio menor de 88 hojas, letra de principios del siglo XV. Contiene las Tusculanae Quaestiones. Lleva la firma de D. Diego de Mendoza y la de un poseedor más antiguo: Marci Aurelii hic liber est.

LXXXIII.

V. III, 8. Códice en folio menor de fines del siglo XV, con muy lindas miniaturas. Contiene el Orator ad M. Brutum, el Brutus y las Partitiones Oratoriae.

Loewe-Hartel, 253.

LXXXIV.

V. III, 9. Manuscrito en papel, del siglo XV, de 227 hojas, formado por la reunión de otros tres. El primero, en 101 folios, comprende los tres libros de officiis, con esta suscripción: Qui scripsit scribat; semper cum domino vivat. Vivat in celis hector homo fidelis. El segundo abarca, hasta el folio 165, las Cuestiones Tusculanas, con esta suscripción: Anno natis. dni. Millessimo. CCCC.º 18.º Indctoe. II.ª primo die mesis augusti. p. me Andream [p. 233] de scto flor exemplatus est. Siguen hasta el folio 174 v. los Tópicos, y termina esta parte del códice con el diálogo de partitione artis rhetorice «finitus XXX.ª die Marcii 1421». El tercer manuscrito, de letra diversa que los dos anteriores, pero también del siglo XV, contiene el tratado del antipapa D. Pedro de Luna, de consolatione vite humane.

Loewe-Hartel, 254.

LXXXV.

V. III, 10. Códice en 4.º, de 152 folios, formado por la reunión de otros dos. El primero contiene los diálogos de Oratore, con esta nota final del copista: Die Iovis 2 Januar. 1427 hosa 23.ª Ego Iohaes parentinus not. iudex ordinarius scripsi hunc tulium de oratore in domo magri gulielmi poita supra angulo cimiterii heremitano padue ad laudem et gliam nois dei ei'que genetricis marie totiusque curie triumphantis. El segundo manuscrito, que es de letra del siglo XIV y perteneció a D. Diego de Mendoza, es una especie de Centón escolar, que contiene, entre otras cosas, varias obras auténticas y apócrifas de Ovidio.

LXXXVI.

V. III, 11. Códice en papel, de 263 folios, letra de principios del siglo XV. Contiene los dos libros de inventione y la Retórica a Herennio. Parece copiado en Bolonia, según estas palabras con que termina: Bononiae natus natali studet urbe.

LXXXVII.

V. III, 12. Códice en 4.º mayor, de 199 folios, principios del siglo XV. Contiene los diez y seis libros de las epístolas ad familiares.

Loewe-Hartel, 257.

LXXXVIII.

V. III, 13. Códice en folio menor, de 098 hojas, letra del siglo XV. Es otra copia de las mismas Epístolas. El nombre del [p. 234] escriba y dueño del códice consta varias veces: Siluester pisanus genere Palmierorum natus has Tullianas epistulas sibi ipsi scripsit. Loewe-Hartel, 258.

LXXXIX.

V. III, 14. Códice en 4.º mayor, de 223 hojas, letra del siglo XIV. Firma autógrafa de D. Diego de Mendoza en el primer folio. Contiene las siguientes oraciones: Pro lege Manilia.—Pro Milone.—Pro Plancio.—Pro Sylla.—Pro Archia.—Pro Marcello.—Pro Ligario.—Pro Deiotaro.—Oratio regraciatiua de eius reuocatione ab exilio.—Oratio purgatiua criminis exilii sui ad populum.—Pro domo.—Pro Celio.—Pro Cornelio.—Contra Vatinium.—De aruspi cum responso.—De provinciis sortiendis.—Pro Cluencio.—Pro Quintio.—Pro lucio flaco.—Pro se ad senatum et ad milites.—Pro Sextio.—Pro Murena.—Commentarium petitionis consulatus ad Q. fratrem.—Pro Aulo Cecina.—Pro Sexto Roscio (esta última incompleta).

XC.

V. III, 15. Códice en 4.º mayor, de 219 hojas, en papel. Acabóse de escribir en Venecia a 15 de julio de 1468. Contiene los diez y seis libros de la Epistolae ad familiares, que aquí, como en otros códices, se intitulan ad Publicum Lentulum, por estar dirigidas a él las primeras cartas. Perteneció a D. Diego de Mendoza, cuya firma lleva, según costumbre, de aquel insigne varón.

Loewe-Hartel, 258.

XCI.

V. III, 16. Códice en 8.º mayor, de 84 folios, siglo XV, con miniatura. Contiene los tres libros de officiis.

XCII.

V. III, 17. Códice en 4.º, de 250 folios, en vitela, letra de mediados del siglo XV. Contiene los tres libros de Oratore , y el Orator ad M. Brutum.

[p. 235] XCIII.

V. III, 18. Códice en 8.º mayor, de 126 folios, en vitela, con miniaturas. Contiene los cinco libros de finibus bonorum et malorum. El nombre del copista se declara al fin: «Gherardus Cerasius ciuis florentinus hunc librum manu propria scripsit in ciuitate florentie anno domini M.ºCCCCºLXIº de mense aprilis et maij.

XCIV.

V. III, 19. Códice en vitela, 4.º, de 132 folios, siglo XV. Formado por la reunión de dos manuscritos diversos: el primero contiene la Retórica a Herennio (hasta el folio 38); el segundo, que tiene la firma de D. Diego de Mendoza), los diálogos de Oratore.

Loewe-Hartel, 259.

XCV.

V. III, 20. Códice en 4.º, de 205 folios, en vitela. Perteneció a D. Diego de Mendoza. La primera parte de este manuscrito contiene las Epístolas familiares, de Cicerón, que terminan al folio 166 v. con esta nota: M. Tullii Ciceronis Eplaru liber XVI explicit ac tote (sic) eple scripte p me G. A. facto fine XVI Augusti Anni MCCCCºLV. Sigue un tratado anónimo de conscribendis epistolis, letra de fines del siglo XIV.

XCVI.

V. III, 21. Códice en 8.º mayor, de 184 folios, en vitela, formado por la reunión de otros dos. El primero, de letra del siglo XV, contiene los cinco libros de las Cuestiones Tusculanas. Perteneció a D. Diego de Mendoza.

XCVII.

V. III, 22. Otra copia de las Tusculanas. Siglo XV. En vitela, 8.º mayor, 123 hojas. [p. 236] XCVIII.

V. III, 23. Códice del siglo XV, en 8.º, 253 folios, en vitela. Contiene las oraciones pro Pompeio, M. Marcelo, Ligario, Deiotaro, Milone, Archia, Plantio, pridie quam iret in exilium, in Vatinium, pro suo reditu ab exilio , y las Filipicas

Loewe-Hartel, 260.

XCIX. BIBLIOTECA UNIVERSITARIA DE VALLADOLID.

«Códice en folio, encuadernado en pasta roja cubierta de dorado, 339 hojas sin foliar, con excelente vitela, con hermosas márgenes, a 36 líneas.

»Falto de las 13 hojas primeras, y de las 222 a 225 inclusive, y cortados los márgenes inferiores de varias otras. En su integridad, este magnífico códice debió contener, según en la tabla se expresa, las oraciones siguientes:

Oratio de magnis Pompei laudibus (es la Pro lege Manilia).

Oratio prima contra P. Rullum de lege agraria.

Oratio pro C. Rabirio Postumo.

Oratio pro C. Rabirio perduellione.

Orationes in L. Catilinam (las cuatro).

Crispi Salustii in M. Tullium Ciceronem.

M. T. C. in Crispum Salustium.

Oratio pro se ipso ad equites.

Oratio pro reditu suo ad populum.

Oratio pro reditu suo ad senatum.

Oratio de provinciis consularibus.

Oratio pro M. Marcello.

Oratio pro P. Quintio.

O?atio pro Sexto Roscio Anerino.

Oratio in Pisonem.

Oratio pro Tito Annio Milone.

Oratio pro Quinto Plancio.

Oratio pro L. Sylla.

Oratio pro Aulo Cluentio avito,

Oratio pro G. ligario.

[p. 237] Oratio pro domo sua ad pontifices.

Oratio pro Aulo Licinio Archia poeta.

Oratio pro L. Murena.

Oratio pro Roscio comedo.

Oratio pro M. Celio.

Oratio pro L. Cornelio Balbo.

Oratio pro P. Sexto.

Oratio de haruspicum responsis.

Oratio pro L. Flacco.

Oratio in Vatinium.

Oratio pro M. Fonteio contra Gallos.

Oratio pro Aulo Cecinna.

»La letra de este volumen es bellísima, perteneciente a la XIII centuria [1] en negro y los títulos de los capítulos en rojo. Capitales doradas, inscritas en adornos en rojo, verde y azul.

»Termina: Nicolaus Riccius Spinosus vocatus hunc librum diligenter scripsit.

»En el anverso de las hojas que contiene el índice lleva la indicación de haber pertenecido al colegio de Villagarcía de la Compañía de Jesús.»

Códices y manuscritos que se conservan en la Biblioteca de la Universidad de Valladolid, por D. Marcelino Gutiérrez del Caño (Valladolid, 1888, págs. 48-50).

C. UNIVERSIDAD DE SALAMANCA.

Cicero de amicitia, Paradoxa, De finibus bonorum, Rhetorica.

Núm. 2 del Catálogo de los libros manuscritos que se conservan en la biblioteca de la Universidad de Salamanca, formado y publicado de orden del señor Rector de la misma, por D. Vicente de la Fuente y D. José Urbina (Salamanca, 1855, p. 9).

No se dan más detalles de este códice, que probablemente será del siglo XV, como la mayor parte de los de Cicerón, que tenemos en España.

[p. 238] CI. BIBLIOTECA DE LA CATEDRAL DE CÓRDOBA.

Núm. 56. M. T. Ciceronis rhetoricae novae libri I V ad Herennium condiscipulum.

Códice en pergamino del siglo XV, procedente de la biblioteca de Juan Ginés de Sepúlveda.

Vid. Heine, Serapeum, VII, 1846, p. 200-203.

CII. BIBLIOTECA COLOMBINA.

Haenel, págs. 979-980.

AA. 139. 36. Ciceroms Paradoxa. Cicero de amicitiis, de senectute. 1432. Perg. 4.º

AA. 144. 47. Quaestiones tusculanae. De officiis. De amicitia. De senectute. Siglo XV. Perg. Fol.

AA. 144. 48. Ciceronis Rhetorica, con comentario de incierto autor. Siglo XV. Perg. Fol.

AA. 139. 24. Id. con el mismo comentario. Perg. 4.º

AA. 139. 23. Rhetorica con glosas. Siglo XV. Perg. 4.º

BB. 150. 3. De natura Deorum. De officiis. De senectute. 1467. Pergamino. Fol.

BB. 16. De amicitia. Siglo XV. Perg. Fol.

BB. 145. 20. Ciceronis, variae epistolae et orationes. Siglo XV. Pergamino, 4.º

AA. 144. 28. Orationes aliquae cum argumentis Lusci, Xicconis et Ioach. Spilimbergi. Siglo XIV. Perg. Fol.

CIII. BIBLIOTECA DEL CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE VALLADOLID. [1]

Epistolae Ciceronis.

Viaje Santo, de Ambrosio de Morales, ed. Flórez, p. 13.

[p. 239] CIV. BIBLIOTECA DEL CARMEN DESCALZO DE BARCELONA

Cicero, de officiis, lib. III. Paradoxa. Somnium Scipionis. Siglo XIV. Membranáceo, en 4.º

Cicero de claris oratoribus . Dos ejemplares, uno del siglo XIII y otro del XIV. Membranáceo, en 4.º

Villanueva, Viaje literario, t. XVIII, pp. 212-266.

Haenel, Catalogi librorum manuscriptorum, pág. 919. [2]

Edición completa

CV. MELÓN, Juan Antonio.—Madrid, 1797.

M. Tullii Ciceronis Opera. Anno MDCCXCVII. Matriti ex Regia Typographia, operas dirigente P. I. Pereyra.

14 tomos en 4.º, cuya distribución es la siguiente:

Tom. I. Ocho hojas prels. 454 páginas y cuatro hojas más sin foliar. Contiene los siguientes tratados:

De Inventione Rhetorica.

De Claris Oratoribus.

Orator.

Topica ad Trebatium.

Partitiones Oratoriae.

De Optimo genere Oratorum.

Lleva, como todos los demás, un apéndice de Variae Lectiones , y los argumentos o sumarios de los libros que en él se incluyen.

Tom. II. 445 páginas más seis hojas sin foliar.

De Oratore ad Q. fratrem.

Rhetoricorum ad Herennium.

Tom. III. 468 páginas de texto, nueve hojas sin foliar para las varias lecciones y los argumentos, y XX páginas para el apéndice de N. Hortensio. Este tomo es el primero de las oraciones» y comprende las que siguen:

Pro Quintio.

Pro Sext. Roscio Amerino.

[p. 240] In Q. Concilium Divinatio.

In C. Verrem actio prima.

Actionis secundae , lib. I.

Eiusdem , lib. II.

Eiusdem , lib. III.

Appendicula Nicolai Hortensii de re frumentaria Romanorum.

Tom. IV. 530 páginas más ocho hojas sin foliar.

In Verrem actionis secundae , lib. IV.

Eiusdem , lib. V.

Pro M. Fonteio.

Pro A. Caecina.

Pro Lege Manilia.

Pro A. Cluentio.

De Lege Agraria.

Pro C. Rabirio.

In Catilinam quatuor.

Tom. V. 502 páginas más 12 hojas sin foliar.

Pro L. Murena.

Pro L. Flacco.

Pro P. Sylla.

Pro A. Licinio Archia Poeta.

Post reditum I ad Quirites.

Post reditum II in Senatu.

Pro Domo sua.

De haruspicum responsis.

Pro Cn. Plancio.

Pro Publio Sextio.

In Vatinium.

Pro M. Caelio.

Tom. VI. 486 páginas más 16 hojas sin foliar.

De Provinciis Consularibus.

Pro L. Cornelio Balbo.

In L. Calpurnium Pisonem.

Pro T. Annio Milone.

Pro C. Rabirio Postumo.

Pro M. Marcello.

[p. 241] Pro Q. Ligario.

Pro Rege Deiotaro.

In Antonium Philippicae XIV.

Oratio de Pace ex Dionis libro XLIV.

Tom. VII, 10 hojas prels. sin foliar, 437 páginas de texto y tres más sin foliar, de varias lecciones.

Epistolarum ad familiares (hasta el libro XI inclusive).

Los preliminares son: Index qui multiplex litterarum genus indicat.—Eorum nomina ad quos scribit Cicero.—Epistolarum Chronologia.

Tom. VIII. 477 páginas más tres sin foliar.

Epistolarum ad familiares (lib. XII a XVI).

Epistolarum ad familiares (hasta el libro VII).

Tom. IX. 500 páginas más tres sin foliar.

Epistolarum ad Atticum (lib. VII a XVI).

Epistolae ad Quintum fratrem.

Epistolae ad Brutum.

Tom. X. 502 páginas más 13 hojas sin foliar.

Lucullus.

Academicorum.

De finibus bonorum et malorum.

De Natura Deorum.

Tom. XI. 482 páginas más 11 hojas sin foliar.

Tusculanarum quaestionum.

De Divinatione.

De Fato.

De Legibus.

Tom. XII. 518 páginas más cuatro hojas sin foliar.

De Officiis.

Cato Maior, seu de Senectute.

Laelios sive de Amicitia.

Paradoxa.

Fragmenta librorum philosophicorum.

Idem orationum.

[p. 242] Idem epistolarum.

Idem poematum.

Idem librorum incertorum.

Q. Cicero de petitione consulatus, ad M. fratrem.

Academica, sive de iudicio erga verum. Opera Petri Valentiae Zafrensis.

Tom. XIII. 95 hojas sin foliar y 275 págs.

Index historicus.

Index legum, quarum in libris Ciceronis nominatim mentio fit.

M. Tullii Ciceronis Historia per consules descripta et in annos LXIV distincta, per Franciscum Fabricium, Marcoduranum.

Josephi Oliveti de Theologia Graecanica Commentarius. Latinum fecit ex Gallico Franc. Odinus, S. J.

Desiderii Iacobii Vandoperani de Philosophorum doctrina libellus ex Cicerone.

Tom. XIV. 255 hojas sin foliar.

Index Latinitatis.

Index Graeco-Latinus continens Graeca in Ciceronis libris occurrentia, et earum interpretationes, adspersis subinde animadversionibus.

Index Geographicus.

Index artificum, grammaticorum, historicorum, geographorum, poetarum, medicorum, iureconsultorum, rhetorum, oratorum, mathematicorum, philosophorum, quorum nomina in Ciceronis libris occurrunt.

Sirven de adorno a esta edición, a lo menos en los ejemplares en gran papel (porque suelen faltar en los comunes) las láminas siguientes:

—Tom. I. Retrato de Carlos IV (dibujo de A. Carnicero, grabado de F. Selma). Busto de M. Tulio (dibujo de Bon. Salesa, grabado de M. Carmona). Busto del orador Hortensio, ex marmore antiquo in Villa Albana (dibujo de Salesa, grabado de Jac. Bossi).

—Tom. II. Busto de Demóstenes, ex marmore antiquo apud Jos. Nic. de Azara (dibujo de Salesa, grabado de Juan Ottaviani).

[p. 243] —Tom. III. Busto de Esquines, ex marmore antiquo in Musaeo Vaticano (dibujo de Salesa, grabado de Ottaviani).

—Tom. IV. Busto de Lysias, ex marmore antiquo apud Ios. Nic. de Azara (dibujo de Salesa, grabado de Petrini). Busto de Pompeyo, ex marmore antiquo apud Princip. Spada (dibujo de Salesa, grabado de Ottaviani).

—Tom. V. Busto de Sócrates, ex marmore antiquo apud Ios. Nic. de Azara (dibujo de Salesa, grabado de Juan Folo). Busto de C. Mario (dibujo de Salesa, grabado de Carmona).

—Tom. VI. Busto de Pericles, ex marmore antiquo in Musaeo Vaticano (dibujo de Salesa, grabado de Jacobo Bossi). Busto de M. Antonio, inscultum sardae apud Jos. Nic. de Azara (dibujo de Salesa, grabado de Hier. Carattoni).

—Tom. VII. Busto de César, ex Marmore antiquo apud Ios. Nic. de Azara (dibujo de Salesa, grabado de Petrini).

—Tom. VIII. Busto del Triunviro Octavio, ex marmore antiquo apud Ios. Nic. de Azara (dibujo de Salesa, grabado de Francisco Cecchidi). Busto de Sexto Pompeyo, insculptum hyacintho apud Jos. Nic. de Azara (dibujo de Salesa, grabado de Carattoni).

—Tom. IX. Busto de L. C. Sylla (dibujo de Salesa, grabado de Manuel S. Carmona). Busto de M. Junio Bruto, ex Marmore antiquo in Musaeo Capitolino (dibujo de Salesa, grabado de Juan Folo).

—Tom. X. Busto de Aristóteles, ex Marmore antiquo apud Ios. Nic. de Azara (dibujo de Salesa, grabado de Cecchini). Busto de Carneades, ex Marmore antiquo apud Ios. Nic. de Azara.

—Tom. XI. Busto de Isócrates, ex Marmore antiquo apud Ios. Nic. de Azara (dibujo de Salesa, grabado de Rafael Esteve). Busto de Platón, ex Marmore antiquo apud Ios. Nic. de Azara (dibujo de Salesa, grabado de Jacob. Bossi).

—Tom. XII. Busto de M. Porcio Catón, ex Marmore antiquo in Musaeo Capitolino (dibujo de Salesa, grabado de J. Folo).

Todas estas láminas habían servido antes para la Vida de Cicerón, de Middleton, traducida por Azara.

El Cicerón de la Imprenta Real es verdaderamente regio, y una de las más bellas muestras de la tipografía española de fines del siglo XVIII. El texto es el de Olivet: los índices los de Ernesti: todo ello escrupulosamente corregido por el presbítero D. Juan Antonio Melón, íntimo y fraternal amigo de Moratín, que tantas [p. 244] y tan donosas cartas le dirigió, como puede ver el curioso en las Obras Póstumas, de Inarco Celenio.

A la pluma de Melón parece que debemos atribuir la corta advertencia que el primer tomo de esta edición ciceroniana lleva.

«Regii Typographii Curatores Lectori S.

»Inter innumera benefacta, quibus augustissimus Carolus III aeternum sibi nomen comparavit, minime silentio praetereundum videtur ardentissimum eius in litteris promovendis studium et sollicitudo. Cum enim pulchre nosset, clasicos, ut vocant, auctores, tanquam veteris sapientiae thesauros, oportere diurna nocturnaque manu ab Hispana iuventute versari; nihil habuit antiquius, quam ut illi in propatulo haberentur ac facile obtineri possent. Eam in rem selectiores Romanae linguae scriptores ex hoc typographio quanta fieri posset cura edi voluit, ea forma quae studiosis adolescentibus conducibilior videretur. Illud praeterea nobis iniunxit, ut Hispanorum, qui florentibus Romanorum rebus magnam et sibi et patriae laudem scriptis compararunt, praecipuam haberemus curam: simulque edixit, ut nitidae collectionis initium fieret a M. T. Cicerone, eloquentiae, immo eruditionis latinae facile principe.

»Post longas autem moras, quarum causas nihil attinet commemorare, ecce tibi lector, Ciceronis Opera iuxta Cl. Oliveti textum, communi eruditonum calculo probatum. Nonnihil tamen immutavimus librorum ordinem, ut voluminum proportioni serviremus. Adiumximus Petri Valentiae Academica, sive de iudicio erga verum, quod et Olivetus fecit, ut populares nostri, doctissimi aeque ac politissimi civis exemplo, quo nemo melius Ciceronem hac in parte percepit nec felicius explicuit, ad parem laudem gloriamque summa ope contendant. Extremo autem loco edidimus Io. Aug. Ernesti laudatissimos diversi generis indices, quos ipse clavem Ciceronianam inscripsit iure merito, quippe quibus non modo res omnes et verba notatu digna quasi digito monstrentur, verum etiam ad auctoris sensa percipienda lux accendatur.

»Utere, fruere benigne lector, labore hoc nostro, interea dum Terentii, Horatii, Sallustii, Caesaris, aliorumque latini sermonis principum opera diligenter edere in tuam utilitatem paramus; [1] [p. 245] daturi non postremo loco consimiles Hispanos veteres Melam, Collumelam, Quintilianum, caeteros in suo quemque genere praestantissimos. Vale.»

La historia que podemos llamar interna de esta edición y de la gran biblioteca de clásicos latinos, que debió inaugurarse con ella, consta en los adjuntos documentos inéditos del Archivo Histórico Nacional, de los cuales me dió la primera noticia mi amigo el docto e incansable investigador histórico D. Juan Pérez de Guzmán.

Oficio sin fecha dirigido al conde de Floridablanca:

Madrid, 30 de mayo de 1786

              Literatura

El Dr. D. Juan Antonio Melón

       «Excmo. Sr.:

«Reservé para este Sitio el remitir a V. E. el proyecto adjunto sobre imprimir los autores clásicos Latinos. El que firma es un Clérigo de buena traza que sólo conozco de vista, y me dicen es hábil, y muy amigo de otros que también lo son. Su papel no desagradará a V. E. Dice cuanto hay que decir sobre la honra y provecho de esta empresa: y se pudiera provar lo que saben hacer imprimiendo desde luego vg. un Virgilio, y un Cornelio Nepote que son obras cortas, y no dudo que en dos o tres años se venderían.

»El Clérigo ha estado aquí, se ha ido a ver a Segovia y volverá.»

»Madrid 30 de Mayo de 1786.— Literatura.— El Dr. D. Juan Antonio Melón.

Proyecto sobre imprimir en el Reyno los Autores clásicos Latinos, etc.

       «SEÑOR:

El Doctor D. Juan Antonio Melón, Presbítero, a V. M. rendidamente representa:

Que hace dos siglos que España está contribuyendo a Francia, Inglaterra, Olanda y Venecia unas sumas mui considerables por [p. 246] los libros de buen gusto que estas naciones han cuidado de imprimir frecuentemente, tanto para mejorar en ellas los estudios útiles, como para fomentar el comercio, del qual es hoy un ramo mui considerable la emulación en la excelencia de las impresiones. No ai libro de antigüedad que no haya sido inumerables veces impreso, ilustrado, comentado y mejorado succesivamente en la repetición de las ediciones por los hombres más doctos que se han conocido en los países estrangeros; siendo tal el fervor con que han tomado este cuidado de multiplicar las ediciones excelentes, que los impresores mismos, por sólo atender a su propia utilidad, han repetido por sí las mejores de los autores clásicos, como se han visto en las obras ad usum Delphini, de las quales algunas han sido reimpresas doce veces en Inglaterra, y muchas en Olanda; egemplo que han imitado los italianos y alemanes, en tanto que nosotros, sordos a los gritos de nuestra utilidad propia, nos entretenemos en reimprimir repetidamente las obras de Larraga, Zayas, devocionarios y traducciones frívolas, que lejos de contribuir a nuestro crédito entre los estrangeros, causan el perjuicio de estragar el gusto entre nosotros, y dan a los de afuera una idea harto infeliz de nuestros progresos en la literatura.

No sería ciertamente una paradoxa afirmar que este descuido en facilitar los instrumentos del saber (que son las buenas ediciones de los libros clásicos) ha dado ocasión en gran parte a la malignidad de los estrangeros, para maltratarnos en punto de literatura con el atrevimiento que es notorio. Ven, que habiendo nacido en nuestro propio suelo un Lucano, un Floro, un Quintiliano, un Seneca, un Columela, los escritores más útiles y sobresalientes que logró Roma después de los memorables días de Augusto, no ha salido aún de nuestras prensas una sola edición de qualquiera de estos españoles, que pueda ponerse en paralelo con la más miserable de las estrangeras, que han comparecido de dos siglos a esta parte. Tenemos que acudir a Londres, París, a Venecia, a Olanda, para leer los maestros que dió España a Europa en la antigüedad, y esta desdichada experiencia es un fatal argumento contra quantos apologistas quieran tomar a su cargo lisongear nuestro amor propio. Porque, en efecto, el descuido, o más bien abandono, en esta parte da como a entender, o que estos autores no son del gusto general de la nación, o que [p. 247] España carece de hombres doctos, que puedan dirigir estas impresiones, o que, convertidos éstos a los estudios que les proporcionan los empleos y conveniencias, cuidan sólo de estudiar los libros de sus profesiones, y miran con indiferencia todo lo que no pueda contribuir directamente a sus intereses; circunstancias todas que nos son mui poco honoríficas, y que darán siempre un arma segura a los que quieran emplear su malignidad en descubrir nuestros defectos. Las apologías que se han hecho de la nación, no alcanzan a refutar sólidamente esta objeción, ni a borrar este descuido, que quizá nos tiene atrasados en el conocimiento de las Humanidades y de la sabiduría antigua; polos en que estriba la cultura en el tratamiento de las ciencias; porque sin Humanidades podrá haber sabios en una nación, pero serán sabios semibárbaros, incultos, desaliñados, quales lo son, en efecto, la mayor parte de nuestros juristas, y no pequeña de los teólogos; y sin la noticia de lo que supo la antigüedad está cerrada la puerta a la verdadera filosofía, a la política sólida, a las artes instrumentales y a quanto aprovecha al hombre para hacer recto uso de su entendimiento.

No son, señor, las apologías las que han de poner a la nación en el grado de gloria a que la van ya levantando los infatigables desvelos de V. M. en promover quanto pueda contribuir a la verdadera felicidad de sus súbditos. No sólo se ha de decir que en España hai buenos libros; es menester dar un convencimiento de que se estudian, de que se estiman, de que ocupan la aplicación y el gusto de los doctos; y este convencimiento será siempre dudoso, si dejamos a los estrangeros el cuidado de facilitarnos las impresiones de los autores clásicos. Nuestras compañías de impresores y libreros, ignorantes enteramente del comercio activo que pudieran hacer, empleando sus fondos en competir con las ediciones estrangeras; contentos con una ganancia mezquina y limitada, reimprimen sólo los libros que llaman de surtido, reducidos a los que se leen en las escuelas de gramática, a los devocionarios, a las novelas y a los moralistas de estudio usual, pretextando que sólo esto tiene despacho, como si los mismos individuos que componen estas compañías no acudiesen a las imprentas de afuera para surtirse de los escritores de buen gusto que despachan en España; y como si las bibliotecas de los literatos españoles [p. 248] no estubiesen llenas de estas ediciones estrangeras, dando un testimonio irrefragable de que si aquellos libros se imprimiesen dentro de la nación con igual o superior magnificencia y gusto, no habría necesidad de trocar nuestra plata por las ediciones que nos embían. Por esta razón hemos visto empleados en nuestros días los excelentes caracteres de Ibarra en muchos escritos, que durarán sólo por la sobresaliente habilidad del que los imprimió.

Es indubitable que el arte de la imprenta florece en España con igual o superior excelencia a la que logra en las demás naciones de Europa. Las oficinas de Ibarra, Monfort y Sancha han excitado la admiración de Europa, no menos que las de Bodoni, Didot y Barbou. La diferencia que se halla en unos y otros es que los primeros, por la fatal constitución y estado de nuestra literatura, han empleado por lo común sus conatos en libros de ninguna o mui corta estimación; al paso que los segundos, renovando las ediciones de los escritores más útiles de todos los siglos, han atendido próvidamente tanto a la utilidad del comercio en su arte, como al buen empleo de sus caracteres. Son con todo eso disculpables los nuestros, si se atiende a los pocos auxilios que logran de parte de los literatos. Son pocos en España los que se dedican a imitar las tareas de los Glareanos, Heinsios, Lipsios, Escalígeros, Casaubonos, Perizonios y Burmannos. Quando las Vniversidades de España florecían con aquel esplendor que admiró Europa, se empleaban los Cathedráticos de Humanidades en el estudio y ejercicio de la crítica, que es y debe ser el principal instituto de su enseñanza; y se vió entonces un Antonio de Nebrija, corregir, y exponer los textos de Virgilio; un Fernando Pinciano merecer por voto del mismo Lipsio el primer lugar entre los críticos por sus admirables correcciones de Plinio y Sénecas; un Francisco Sánchez explicar y corregir a Horacio, Mela y Persio; un Céspedes comentar a Marcial; un Oliver a Pomponio Mela; y propagado este estudio como por herencia entre los que debían su instrucción a tales Cathedráticos, consagrarse los hombres más doctos a esta erudita ocupación, quales fueron D. Antonio Agustín, los dos Chacones, Núñez, Cerda, Villegas, Prado, Salas y otros innumerables que a la inmensa y exquisita erudición juntaban los deseos de no ceder a los estrangeros en esta parte de la literatura. Lograban entonces ocupaciones dignas las prensas de las Vniversidades; [p. 249] y las de Salamanca, Valencia, Valladolid, Alcalá, dieron de sí libros eruditísimos en que no menos lució la doctrina de los autores que la habilidad de los Meis, Yuntas, Foqueles y Portonarios, impresores, si no tan eminentes como los de nuestra edad en su profesión, más felices, sin duda, por haber perpetuado obras dignas de pasar a la posteridad. Hoy nuestros Cathedráticos y Maestros de Humanidades se contentan con esplicar, tal vez superficialmente, los autores que se les manda por signatura o constitución, a corto número de discípulos que concurren a la enseñanza, para olvidarla luego que entran en la que llaman facultad mayor, porque la opinión general y comúnmente recibida en la nación es que los juristas, theólogos y canonistas no tienen necesidad de entender a Horacio, Virgilio, Cicerón y Quintiliano, ni menos a Platón o Aristóteles; y esta creencia bárbara, unida a las pocas conveniencias que promete el estudio de las letras humanas, ha desterrado de España esta aplicación, que se ha visto florecer sin interrupción entre los estrangeros por los honrosos partidos que ofrecen a los que sobresalen y el cuidado con que los fomentan.

Como la literatura se ha hecho ya un objeto real del comercio, desde que se han visto las inmensas ganancias que han hecho los franceses en el tráfico de sus libros, las demás naciones han procurado precaver el perjuicio de ser pasivas en este ramo, usando varios medios que en realidad no han sido vanos. Italia, Inglaterra, Olanda y aun Alemania han trabajado a competencia en multiplicar las ediciones de todo género de autores, tanto para que no se introduzcan en un estado las ediciones hechas en otros, como para embiar afuera las sobrantes y trocarlas por dinero efectivo. El ahinco que hai en esto es indecible; apenas se publica en alguna nación una edición excelente, quando las demás se apresuran a dar otra mejor, o a lo menos contrahacerla todo lo más brevemente que les es posible, llegando a tal extremo esta industria que los franceses han contrahecho hasta los manuscritos árabes que usan los turcos para venderlos en Constantinopla. Este mismo conato y emulación continua proporciona también grandes utilidades a los humanistas, que, recompensados suficientemente por los impresores, trabajan con intensión y gusto. ¿Por qué, pues, España sola, provista de excelentes imprentas, llena de Vniversidades, cuyas cáthedras de letras humanas gozan de tan [p. 250] buenas o quizá mejores dotaciones que en ninguna otra nación, ha de mantenerse indolente, precisada a mendigar de los estrangeros las impresiones de nuestros sabios, de aquellos mismos sabios con que los rebatimos quando nos culpan de ignorantes y perezosos? ¿Por qué no ha de haber entre nosotros esta competencia erudita, teniendo a mano todos los auxilios que la proporcionan, y sobre todo un monarca vigilante, benéfico, protector de las artes, promovedor de quantos establecimientos ofrecen sólida utilidad, padre y patrocinador de las letras y de los estudios? ¿Por qué los caracteres con que Baskerville se abrió camino a la inmortalidad, trasladados a la imprenta real de Madrid han de emplearse y destruirse vergonzosamente en estampar la Bibliotheca periódica anual y otros escritos de igual calibre, teniendo a la vista a Quintiliano, a los Sénecas, a Columela, que siendo españoles, ninguna estimación han merecido a los impresores de su patria? ¿Por qué hemos de dejar a Houdendorpio y Corso la generosa emulación de publicar a competencia la mejor edición del español Lucano, y a Burmanno el conato de exceder a los dos para hacer inútiles sus ediciones?

Estas reflexiones han llevado, Señor, al suplicante a la consideración de que ninguno podrá hacer hoy mejor apología de la cultura literaria de España, que el que sin atenerse a controversias, que rara vez persuaden, si no se juntan a los ejemplos, se tome el trabajo de dar estos ejemplos prácticos que convenzan por sí mismos, y no dejen lugar a la réplica. Y si las excelentes ediciones de los escritores de buen gusto demuestran con entero convencimiento el estado floreciente en que se hallan las letras en el país en que se publican, ¿qué nos falta para que nosotros demos también este convencimiento, sino personas que quieran dedicarse a esta tarea voluntariamente, y socorros que la fomenten y faciliten? Y esta es, Señor, la empresa que se atreve a proponer el suplicante a V. M. en compañía de seis sujetos de exquisito y acreditado gusto en las Humanidades, [1] que no pueden [p. 251] mirar sin dolor el descuido que ha habido hasta aquí en este ramo utilísimo del comercio y la literatura. Si sus facultades alcanzasen a costear las ediciones de cuatro o seis autores de la antigüedad con la magnificencia y elección que premeditan, es constante que no molestarían a V. M. con esta súplica, pues desde luego se dedicarían a desempeñar por sí mismos esta empresa en beneficio de la patria, con grande utilidad propia. Pero careciendo del todo de aquella superfluidad de haberes que debieran destinar a tan costosa como útil empresa, y hallándose en España las compañías de libreros e impresores en estado y propósito de no abrazarla (como lo ha experimentado el suplicante), no halla otro arbitrio más seguro que el de acudir directamente a V. M., que como protector de todos los establecimientos provechosos, oirá a lo menos con gusto los deseos desinteresados de sus fieles vasallos de promoverlos y darles complemento. El intento del suplicante, auxiliado de sus compañeros, es publicar una colección completa de la Antigüedad Latina, y si puede ser, de la Griega, empezando por los autores españoles: la cual, uniendo en sí lo más útil y selecto de todas las ediciones célebres que se han publicado de cada autor, y aumentando todo lo que se pueda en ellas en quanto a ilustraciones y declaraciones, inutilize, si es posible, todas las ediciones extrangeras, y se haga recomendable tanto en España (que es donde más se necesita), como en los demás países de Europa. La ejecución de esta empresa ofrece de suyo beneficios tan evidentes, que sería ocioso demostrarlos. En España se está vendiendo la colección que se imprime en Dos-Puentes, que sobre no tener otro mérito que la corrección de los textos, es harto mezquina; y por carecer del complemento de ilustraciones, poco a propósito para el uso común de los eruditos. El rey de Francia hace reimprimir a Didot la colección ad usum Delphini, estimable por el primor tipográfico y no tanto por la substancia de ella, siendo cierto que los comentos puestos a algunos autores de esta colección son en gran parte pueriles, gramaticales, fútiles, y de ningún uso: y con todo eso ha empezado ya a introducirse en España esta reimpresión. Lo mismo acontece con los textos de Barbou, que sin carecer de erratas, no pueden servir sino para los que sean enteramente doctos en Humanidades. Nuestros libreros, que miden sus ganancias por su voluntad, nos venden estos libros al [p. 252] precio que se les antoja; y como siempre se les antoja que sea grande, imposibilitan (por decirlo así) el uso de la literatura a los que no poseen suficientes conveniencias para emplear un gran caudal en corto número de libros. El suplicante cree que no son pequeños beneficios el impedir que salga de España una gran porción de dinero, y el cortar la avaricia de los libreros, proporcionando el precio de los mejores libros a las angustias de los literatos pobres, que tal vez no aprenden por no poder comprar a grandes precios los instrumentos de las ciencias.

V. M. ha restablecido la imprenta Real con el objeto sin duda de emplearla en asuntos que hagan digno tal establecimiento. Si a los designios de V. M. se une la aplicación de los literatos, no resta más sino que V. M., coronando el colmo de sus glorias, se sirva mandar que corra a cuenta de la imprenta Real el coste de estas impresiones; siendo del cuidado del suplicante y sus compañeros, dirigirlas según la muestra, que presentarán a sus Reales pies, si se digna mandarles que hagan un ensayo en qualquier autor que sea de su Real agrado. El suplicante tiene por conveniente ofrecerse a este experimento, tanto para que no se crea su proyecto efecto de ligereza o ambición, como para merecer el voto de V. M. en el desempeño de lo que prometen. Los deseos del suplicante y sus compañeros son rectísimos, y dirigidos únicamente a servir a V. M. y a la patria, sin otro interés que el gusto de emplearse en trabajos útiles; porque la celebridad y placer que nacen del mérito de la doctrina, son ciertamente glorias harto más estimables en el ánimo del suplicante y sus compañeros, que quantas conveniencias puede ofrecer la negociación a los que sólo aspiran a ellas.

Esta colección será más completa que la de Luis XIV, y más bella y de mejor gusto en la elección de las notas y comentarios que quantas se conocen; porque habiendo de entresacarse de todas las ediciones lo mejor y más escogido, omitiendo las puerilidades y menudencias gramaticales, comprenderá lo más útil que se halla en todas, y no dejará que desear a los entendimientos sólidos. Como los extrangeros han trabajado tanto en este género de estudio, ofrecen grande proporción para que, empezando nosotros después de tantas tareas, nos enriquezcamos con los despojos de Ernesto, Burmanno, Oudendorpio, Abercamps, Grutero, Grocio, [p. 253] Perizonio, etc., y hagamos de ellos el mejor uso. Algunas ediciones se hallarán que no habrá que hacer en ellas otro trabajo que repetirlas con pequeña o ninguna alteración, como sucede en el Tácito, de Brotier, y otras que difícilmente admiten mejoras si ya no es el cuidado en omitir los pasajes impertinentes que, o por extranjeros o por protestantes, introducen muchos editores contra España y contra la religión; lo que ha causado la prohibición de muchos libros. Nos pararemos poco en la escrupulosidad nimia de las variantes lecciones, en que han desperdiciado impertinentemente mucho tiempo y papel los críticos, contentándonos con advertir las que varíen el sentido o los nombres propios, que son los casos en que debe tener lugar este estudio. Entre la infinita multitud de notas con que andan agobiados los autores, se escogerán solas las geográficas, históricas, cronológicas, y las que puedan dar luz para la mejor inteligencia del sentido, o del arte de que se trate, y esto último, que es lo que más se ha descuidado hasta aquí en los comentos e ilustraciones, será nuestra particular atención, como el mejor modo de hacer conocer los primores y excelencias de las Artes: de suerte que en las notas de Virgilio, por ejemplo, se demuestren los aciertos inimitables de este gran poeta, y se haga comprender la naturaleza de la Poesía épica: en Cicerón la sublimidad y pompa de su elocuencia, y así de los demás. Los autores en que haya interpolación de palabras o textos griegos, y los que se citen en las notas, llebarán las traducciones correspondientes, sin omitir los cotejos con los pasages de otros autores. En suma, Señor, el intento es abentajar en gusto y elección todas las ediciones extrangeras; y los editores no omitirán para el logro de este fin quantas tareas, diligencias y estudio les dicte su aplicación y el eficaz deseo de acertar.

El cielo ha concedido a V. M. un nieto, que será algún día el árbitro de la felicidad de los pueblos, y cuya instrucción, encaminada a este fin por los paternales desvelos de V. M., empezará en el instante que su tierna capacidad se halle en estado de admitirla. Ningún honor más alto e ilustre podrían recibir el suplicante y sus compañeros, que el consentimiento de V. M. para consagrar sus tareas a tan grande objeto, dedicando sus ediciones para el uso del Serenísimo Infante de España, si en la muestra o ensayo [p. 254] que se ofrecen a dar, merecen que se les juzgue correspondientes a tan augusto objeto.

El grande bisabuelo de V. M. ilustró su glorioso reinado, no menos por la célebre colección, que destinó a la instrucción del Delfín, que por sus empresas militares; y V. M., que no le es inferior en el ansia de promover la felicidad de los pueblos, que depende de la buena educación de los príncipes, añadirá a su benéfico reinado este monumento más en gloria de la literatura.

Nada se pierde, Señor, en que V. M. mande al suplicante y sus compañeros presentar una prueba de lo que prometen, facilitando los auxilios en la imprenta Real. No son movidos del interés, no de la pretensión, no de los deseos, que llaman a sí con pomposos ofrecimientos las pensiones y las recompensas. Nada solicitan, sino ser útiles, ni nada apetecen, sino el beneficio de la patria; y puede tanto para con ellos este desinterés, que si la muestra que presentaren no fuere del agrado de V. M., se ofrece el suplicante a reintegrar a la imprenta Real los gastos que hiciese en ella, por no dar motivo a la más mínima defraudación.

Si estos deseos son aceptos de V. M., como lo serán ciertamente, vistas las ventajas que pueden resultar de su egecución, esperan que, favoreciéndolos con su suprema beneficencia, les dé el complemento que necesitan.

Nuestro Señor guarde a V. M. muchos años. Madrid, 30 de Mayo de 1786.


  
                    Señor:
      
      AL. R. P. de V. M.,
       JUAN ANTONIO MÉLÓN.»

[p. 255]  «Madrid 31 de Mayo de 1786.

D. Juan Antonio Melón.


       Excmo. SEÑOR:

Mui señor mío, de mi mayor respeto: En la representación que paso a manos de V. E., para que se digne dar qüenta de ella a S. M., verá V. E. la noble pretensión de algunos sugetos aplicados de esta corte, que deseamos emplear nuestras luces en honor de la nación, beneficio de la literatura y utilidad del comercio. No va firmada de todos, porque me ha sido imposible convencer a los que tan graciosamente se ofrecen a esta empresa a que expongan su nombre a una repulsa.

Yo, confiado en la recomendación que merece a V. E., la aplicación y el amor a las letras, me atrevo a presentarme sólo a los pies de S. M., haciéndole una proposición tan modesta y desinteresada, que es preciso agrade a V. E. que tanto se desvela por la gloria del Estado y por sus progresos en la literatura.

Debíamos presentar un plan exacto de quanto ofrecemos, pero éste sería tan largo, que compondría un tomo que, después de trabajado, quedábamos expuestos a que S. M. no lo admitiese.

No quisiera molestar a V. E. Por el Sr. D. Eugenio Llaguno, que está enterado de todo, podrá informarse V. E. individualmente de los sugetos que se ofrecen a tan útil trabajo y demás circunstancias, en los cortos ratos que permitan las continuas tareas de V. E.

Tratándose de una obra larga sobre la qual no será estraño que se ofrezcan algunas contextaciones con la secretaría de Estado, sería bien nombrar un sugeto en la misma (si agradase a S. M. nuestra oferta), con quien nos entendiésemos por no molestar a V. E., y a ninguno nos sugetaríamos con más gusto que al mismo Sr. D. Eugenio.

Con este motivo me ofrezco a la obediencia de V. E., y ruego al Señor guarde a V. E. muchos años. Madrid a 31 de Mayo de 1786.


       Excmo. Señor:
       
B. L. M. de V. E., su más rendido Capellán,
       JUAN ANTONIO MELÓN.

[p. 256] D. Juan Antonio Melón.
       Junio 12 de 96.
        Como lo pide
  fecho en 6 de Julio de 96
          Literatura.

Excmo. Sr. Conde de Floridablanca.—Sin fecha. (1796.)

       Excmo. SEÑOR:

Estando para concluirse la preciosa edición de las obras completas de Cicerón, que mandó hacer a sus expensas en la imprenta real, bajo mi dirección, el Sr. D. Carlos III, de gloriosa memoria, y que debe dedicarse al Rey nuestro señor, lo pongo en la alta consideración de V. E. a fin de que, teniendo presente que dicha edición debió desempeñarse por varios sugetos, que sucesivamente se han ido separando de este trabajo, o por sus empleos o por sus ocupaciones, dejándome a mí solo para el desempeño, en el qual he gastado bastante dinero en recoger originales, y en gran parte mi vista, se digne permitir que la dedicatoria se haga en nombre de la imprenta real, para evitar quejas en un asunto en que no me guía sino el celo por el mejor servicio de S. M., que es a lo que siempre he aspirado; y al mismo tiempo tenga V. E. la bondad de mandar que, para hacer más apreciable esta obra que las extrangeras, y que la colección, que se ha comenzado por ella, quite este tráfico a las naciones vecinas, se me permita elegir de entre las láminas que existen en la calcografía pertenecientes a la traducción del Middleton, las convenientes a esta edición, a fin de hacerla más estimable y proporcionar el mayor despacho de dichas láminas en beneficio de la misma real imprenta.

El cielo prospere la vida de V. E. para felicidad de la Monarquía que se lo pide.


       Excmo. Señor:
       
Su más rendido Capellán,
       JUAN ANTONTO MELÓN.

[p. 257] Excmo. Sr. Príncipe de la Paz.

Enterado de quanto v. m. me expone, al participarme en carta que, con fecha 8 me ha dirigido dándome cuenta del estado en que se halla la edición de las obras de Cicerón que se está haciendo baxo su dirección de v. m. Y puede v. m. desde luego disponer, que la dedicatoria a S. M. sea como v. m. propone a nombre de la imprenta; pasándose las órdenes correspondientes a fin de que se le permita a v. m. elegir las láminas que estime convenientes para la citada obra, entre las que existen en la calcografía, pertenecientes a la traducción del Middleton, a cuyo fin pasé con esta fecha las órdenes correspondientes.

D. Juan Antonio Melón me ha hecho presente, quan conveniente sería por varios motivos, el que se empleasen en las obras de Cicerón, de cuya edición se ocupa, algunas láminas que hagan más al caso de las pertenecientes a la traducción de Middleton, y habiéndose el Rey servido aprobar este mi parescer, a fin de que se lleve a efecto, prevengo a V. S. de su real orden, el que permita al referido Melón, que escoja y emplee a dicho fin, las láminas de que se trata a el modo que estimase conveniente.

       SEÑOR:

El Dr. Juan Antonio Melón, Presbítero, del Consejo de V. M., vuestro Secretario, con el mayor rendimiento represento:

Que en 5 de Mayo de 1787 me mandó el Augusto Padre de V. M. imprimir una colección de AA. Clásicos, para cuyo desempeño pasé a Francia, Inglaterra, Olanda y Flandes, con el fin de recoger las mejores y más correctas ediciones; todo lo qual executé a mi costa, sin que jamás se me haya indemnizado en manera alguna.

Que en el año de 1797 presenté a los pies de V. M., por medio del Príncipe de la Paz, la primera obra de clásicos, que fué el Cicerón en 14 tomos, sin que ni por el ímprobo trabajo que empleé en hacerla, ni por el coste que me habían tenido los originales, se me haya dado la menor recompensa.

Que la imprenta Real se está aprovechando del fruto de mi trabajo en beneficio del Real Erario, sin que a mí se me haya dado ni un exemplar.

[p. 258] Que en Real orden de 4 de Agosto de 1796 me mandó V. M. que cuidase de la redacción de un periódico sobre agricultura, que ha merecido la aprobación de V. M., y mediante el qual se han introducido en el reyno muchas mejoras en la economía rural e industria, sin que las grandes fatigas que me cuesta corresponder a la confianza de V. M. con mi corta instrucción, hayan merecido el menor precio, ni por el producto del impreso, que es ninguno hasta ahora, ni por otros medios con que la generosidad de V. M. sabe remunerar a sus fieles y útiles vasallos.

Que en Real orden de 5 de Agosto de 1797 se me comunicó que eran muy agradables a V. M. mis tareas, y se me nombró individuo de la Dirección del Fomento, ofreciéndome una digna recompensa; y a pesar de que trabajé en aquella junta más que todos sus individuos juntos, todos ellos gozan sueldos considerables, menos yo, que jamás he sido gravoso a vuestra Real Hacienda en un maravedí.

Como individuo de aquella junta, extendí una consulta a V. M., en que expuse que los eccos. no debían tener jamás renta sobre Tesorería, sino de prebendas eccas. que ganasen en sus empleos; y fiel a estos principios de justicia, nunca pedí dotación sobre Tesorería como mis compañeros, en lo que he experimentado todos los efectos que sufre la modestia, pues sólo se me mandó recomendar para una canongía de Valencia, y se proveyó ésta antes de que se pasasen los oficios.

En Real orden de 25 de Marzo se me mandó que continuase, bajo la dependencia de la Secretaría de Estado, desempeñando los negocios de sociedades y de literatura, y que se me dotase con renta correspondiente; pero sólo se han pasado repetidos oficios a Gracia y Justicia en mi favor, sin que hayan surtido el menor efecto.

En Real orden de 13 de Abril me mandó V. M. seguir una correspondencia con los cónsules a las órdenes del Ministro de Estado. En otra de 19 de Junio mandó V. M. que se me diese aloxamiento en los Sitios; por servir a V. M. me mantuve a mi costa 3 meses en Aranjuez, y en las jornadas de S.n Ildefonso y San Lorenzo, sin que se me haya dado ni bagage ni premio alguno, sólo con el deseo de acertar a complacer a V. M. como buen vasallo.

[p. 259] Si lo que llevo expuesto basta para excitar la piedad de V. M., sin contar otros méritos (con cuya relación no quisiera molestar su soberana atención), yo esperaría más bien de la generosidad y grandeza de V. M. que de mis merecimientos, que compensaría mis atrasos confiriéndome una de las dignidades de Capiscol o Arcediano de Calatrava, vacantes en la S.ta Iglesia de Toledo; pero si V. M. no me halla digno de tanto premio, suplico a V. M. se sirva conferirme un Canonicato y dignidad vacante en la S.ta Iglesia de Zamora, con retención de la corta renta ecca. que poseo.

Favor que espero de la piedad de V. M., cuya vida conserve el cielo como se lo pido. San Lorenzo, a 13 de Diciembre de 1798.

Señor:
       AL. R. P. de V. M.,
       JUAN ANTONIO MELÓN.

El Príncipe de la Paz en sus Memorias (tomo II. Madrid, imp. de I. Sancha. 1836, pág. 250, nota), parece que quiere atribuirse exclusivamente el mérito de Mecenas de esta edición.

«Sin mi amistad y el poder que yo gozaba entonces, no hubiera dado cima (el abate don Juan Melón), a esta ni a las demás tareas sabias y prolijas que se pusieron a su cargo. Los enemigos de las luces le habían hecho fulminar un proceso sobre opiniones de escuela bordadas de mil chismes, en que estuvo a pique de que le hubiesen encerrado y podrido en un convento. Yo se le salvé como a tantos otros sabios y literatos de mi tiempo.»

Esto último será verdad seguramente, y honra a Godoy. Pero por lo que toca al patrocinio de la edición de Marco Tulio, en ella misma y en los documentos que ahora se imprimen, consta que, aunque apareció en 1797, estaba comenzada nueve años antes, en pleno reinado de Carlos III, y bajo los auspicios del Conde de Floridablanca.

La protección del Príncipe de la Paz serviría para vencer las lentitudes de la Imprenta Real, pero no parece que Melón fuese muy recompensado por su loable tarea, a juzgar por el memorial en que solicita una prebenda.

[p. 260] Ediciones parciales

CVI. ANÓNIMO.

Alcalá de Henares, sin año (entre 1511 y 1524, puesto que es impresión de Arnao Guillén de Brocar).

M. T. Cireronis opuscula quae in hoc volumine continentur hec sunt. Cato maior siue de senectute. Laelius siue de amicitia. Sextus liber de Republica. Paradoxa id est quaestiones admirabiles.

4.º, sin foliar, signaturas de los pliegos a-e, de a ocho hojas todos, menos el último, que sólo tiene tres. Los epígrafes de las Paradojas en letra griega.

No tiene principios, ni colofón, pero lleva en la última página el escudo grande de Arnao Guillén de Brocar.

Es libro muy raro, del cual he visto dos ejemplares, uno en la Biblioteca Nacional, y otro en la de San Isidro.

CVII. ANÓNIMO.—Oración pro Marcello.

Alcalá de Henares, sin año; por Miguel de Eguía (Vid. Cornelio Nepote).

Catalina García, Tipografía Complutense. 232.

CVIII. ARCE, Fernando.—Salamanca, 1544.

M. T. Ciceronis Tvsculanarvm Qvaestionum lib. V. Post Des. Erasmi emendationem a Ferdinando Arcaeo Beneuetano summa diligentia et iudicio restituti. Cuius castigatioes et scholia seorsu excudet. Salamanticae. Apud Gundisalvu Castañeda. M.D.XLIIII. 8.º, CXLV folios de texto.

Al reverso de la portada comienza el prólogo siguiente:

«Ferdinandus Arcaeus Beneventanus, primarius rei latinae professor studiosis in academia Salmanticensi iuvenibus S. P.

»Ille mihi, auditores egregii, ex omni praeceptorum numero, solidam et veram laudem accipit, qui ita se gerit in docendo, ut cum verborum elegantia, morum quoque probitatem, disciplinamque coniungat. Etenim si ut vere Fabius admonet, parens [p. 261] est non tam corporum quam animorum, non id solum praestare debet, ut tradat artem beneloquendi, sed id etiam, ut bene vivendi viam quasi digito demonstret. Hoc ego quum semper alias prae me tuli (quod sine arrogantia dictum esse velim) ut utrique rei consulerem: tum potissimum hoc anno, in quo vobis adstipulantibus Tusculanas M. Tullii quaestiones enarrare constitui. Nam et autor is est ad Romani puritatem eloquii, ut solus omnium iudicio sit expetendus: et opus ex Ethnicorum monumentis ad animi institutionem eiusmodi est, ut reliqua huic collata velut umbrae quaedam vagari videantur. Verum quoniam mira librorum paucitas bene consulta deserebat, et bonis hisce conatibus refragabat, dedi operam ut Salmanticae typis excuderentur, omnesque contendi nervos ut quam emendatissimi in vestras manus venirent. Habetis itaque nostra opera, qualis illa fuit, hoc tusculanarum quaestionum enchyridion non indiligenter excussum, nec vulgari solertia castigatum, additis graecis dictionibus, quae passim occurrebant, latinis tamen characteribus, quia graecorum copia non erat, expressis. [1] Hoc vos non oscitanter evolvite, hoc assidua meditatione versate, hoc omnino syllabatim ediscite, ut et linguam selectissimis verbis, et mentem exquisitissimis sententiis liceat vobis instruere. Bene valete. Salmanticae octavo idus Octobris anno a virginis partu Millesimo quingentesimo quadragesimo quarto.»

Colofón: Impressum est hoc opus Tusculanarum quaestionum et diligenter castigatum. In celeberrima Salmaticensi academia. Anno a Christo nato Millesimo quingentesimo quadragesimo quarto. Nono kalendas Nouembris.

Es edición de gran rareza. En el ejemplar de la Biblioteca Nacional está borrado todo el prólogo de Erasmo, que sigue al de Arce de Benavente.

CIX. ANÓNIMO.—Valencia, 1551.

M. T. Ciceronis Pro C. Rabirio perduellionis reo, ad Quirites, Oratio.

[p. 262] Valentiae, Apud Ioannem Mey, Flandrum, 1551. 8.º, 16 páginas.

Al reverso de la portada el argumento de la oración. Texto sin nota alguna.

CX. ANÓNIMO.—Valencia, 1552.

M. T. Ciceronis pro Lege Manilia Oratio, nunc denuo pulcherrimis scholiis illustrata, quibus artificium ostenditur. Valentiae. Apud Ioannem Mey, Flandrum, 1552. 8.º, 38 páginas.

A la vuelta de la portada: Semperius studiosis Eloquentiae. S.

«Cum vera methodus Eloquentiae comparandae in natura, studio, arte, imitatione et exercitatione consistat: semper hanc in meis auditoribus instituendis diligentissime sum secutus. Nam ut naturae dona laudavi, et amorem litterarum perpetuo fovi, sic alias partes ordine servato tradendas esse existimavi, Quare Partitionibus Oratoriis absolutis, quibus dicendi praecepta divino quodam artificio, stultis ignoto, continentur: ad imitationem proposita hac oratione M. Tullii pro lege Manilia libenter accedo. Est enim artis incerta cognitio, nisi Ciceronis oratoris summi imitatione firmetur. Quae sola splendidam verborum copiam, eximiam sententiarum varietatem, suavem componendi rationem pollicetur, et praestat. Cui statim adiungam creberrimam exercitationem, idem facturus in aliis orationibus, quae singulis causarum generibus accommodatissimae videbuntur: ut tandem vobis liceat ad summam eloquentiae laudem facillime pervenire. Etenim quemadmodum literarum ductus, ut scribendi usus fiat, pueri sequuntur, non ipsi sibi confingunt: ita tyrunculi nostri suas exercitationes non ad impetus suos leuissimos, sed ad scripta praestantium virorum debent accommodare. Praesertim cum illic innumerabilia quasi spirantia sint, illis ad scribendum necessaria, quae nullis praeceptis unquam fuerunt comprehensa. Quamobrem probate quaeso nostram hanc rationem docendi, cum etiam Petrus Ramus, vir alioqui liberrimus, Analysim Genesi anteponat. Valete. E Ludo litterario: Pridie Cal. Maias.»

Argumentum.—De Causae et compositionis genere.—Status causae.—Intentio.—Depulsio.—Ratio.—Firmamentum.

El texto va acompañado de anotaciones marginales, que muestran el artificio retórico de la oración.

[p. 263] CXI. SEMPER, Andrés.—Valencia, 1559.

M. T. C. in M. Antonivm in Senatu Philippica Septima: nunc operâ Andreae Semperii Doctoris medici edita, et annotatioinculis explicata. (Escudo del impresor) Valentiae, Ex typographia Ioannis Mey. 1559. Extant exemplaria apud Antonium Sanahujam bibliopolam . 8.º Ocho páginas dobles.

CXII. SEMPER, Andrés.—Valencia, 1559.

M. T. C. Orationes dvae, vna pro M. Marcello, altera in M. Antonium Philippica septima: nunc operâ Andreae Semperii Doctoris medici editae, et annotationibus explicatae. (Escudo del impresor).

Valentiae, Ex typographia Ioannis Mey. 1559. Extant exemplaria apud Antoniu Sanahujam bibliopolam . 8.º, 16 páginas dobles.

Ocho hojas dobles, la Philippica VII, que tiene distinta portada.

«Andreas Semperius medicus amplissimis clarissimisque consulibus Valentinis, Benedicto Artesio, et Francisco Pelegrino Equestris Ordinis; Michaëli Hieronymo Gartiae, Gaspari Pasqueto, Honophryo Martorello, et Petro Ioanni Antonio Mathaeo Civilis, sibi plurimum colendis S. P. D.

»Statui, Consules amplissimi, verique Reipublicae patres, vobis hoc loco rationem reddere mei muneris Oratorii: quod vos nuper incredibili quodam omnium consensu mihi potissimum deferendum esse voluistis. Nam cum tria vestro Senatus consulto prudentissimo mihi praescripta fuerint in Rhetorica praelegenda, Artis institutio, frequens Repetitio mearum praelectionum, et Exercitatio non temere, sed ex Imitatione suscepta: quid hactenus ex his absolverim, quo nunc propositis Orationibus Marci Tullii progredi velim, iure vobis ipsis hic explicandum putavi. Primum igitur omnium praecepta quam brevissima, maximeque necessaria, à Georgio Cassandro viro Methodi peritissimo edita praelegi; quibus auditores instructi possent facillimam, ac certissimam dicendi, scribendique viam tenere. Hic enim autor ut optima quaeque delegit ex Cicerone et Quintiliano, ita plurima a se excogitata protulit in mirum ordinem redacta. Quae nos additionibus [p. 264] nostris suo loco frequenter appositis reddidimus illustriora. Quod opus ita breve est, ut non obsit obscuritas: tantaque Methodo constat, ut possit memoriae magna facilitate mandari. Huc etiam accedit, quod vir hic doctissimus hanc Rhetoricam Brugis publicè praelegebat: cùm adhûc unicum illud Hispaniae totius ornamentum, Ludovicus Vives noster ibi viveret et probaret. Quam nunquam foras dedisset, nisi summè profuturam existimasset. Eius utilitatem rectissimè novit collegium Rhemense Lutetiae Parisiorum; ubi praelegi solitam, et à se auditam, vir quidam fide dignissimus mihi narravit. Et sanè hoc possum et debeo confirmare, tam utilem meis auditoribus extitisse; ut nihil in eis ad Orationes Ciceronis intelligendas requiram. Cur autem alios autores praetermiserim, hoc uno contentus, hìc etiam libenter expediam: ut quibusdam amicis satisfaciam, qui tum à me non parum dissentiebant. Hi cùm praeceptiones Cassandri nunquam legissent, et hominem huius aetatis esse auspicerent; ei vel Partitiones Oratorias Ciceronis, vel Institutiones Quintil. vel opus ad Herennium praeferebant. Quibus ego ita respondi: primum Partitiones obscurissimas, esse, cùm ob alia multa, tum maximè quod nomina locorum nuda continerent, unde tota ratio inveniendi peteretur; et quòd omnia praecepta necessariis exemplis ad docendum carerent. Deinde opus Quintiliani tot opinionibus Oratorum esse perturbatum; tam difficile, tam vastum, tam immensum ut potiùs Oratoria Bibliotheca viris adeunda, quàm Rhetorica tradenda pueris videretur. Postremò libros ad Herennium à Cornificio (ut Ludovicus Vives ex Quintiliano colligit lib. de disciplinis) scriptos, adeò frigidos, insulsos, languidos, exangues, prolixos, et involutos apparere: ut adolescentibus non aperirent veram Methodum ad docendum auditores, ad delectandum, ad movendum; non excitarent spiritus ad Hypotheses tractandas subtiliter, temperatè, graviter; non ad fulgurandum, tonandum et concutiendum animos auditorum omnium: sed de fine tacentes, de reliquis balbutirent, discipulis languorem, animi remissionem, et imbecillitatem quandam plus quam senilem et demortuam ministrarent, ostenderent, inculcarent. Cuius artificium in arte tradenda, vel ex Proæmiis eius posse constare; quæ tam communia et vulgaria sunt, ut quicumque tentet aliquid de hac arte scribere (quod oculatissimus ille Franciscus Floridus [p. 265] vidit) in suum opus possint ea transferre. Quo vitio non laborant praefationes Marci Tullii. Hic enim sic praefatur, sic causas scribendi reddit, sic de Repub. et aliis ad se tantum pertinentibus loquitur, ut omnia illa ab uno Cicerone profecta, unius Ciceronis esse propria, nec in aliorum proæmia transcribi posse videantur. Quod si Cassander illis esses lectus, et notus, non dubitarem quin hunc caeteris omnibus anteponerent. Nam quòd eo nomine displiceret quòd novus autor esses; illos non rectè iudicare dixi cùm posset natura nondum scilicet effoeta procreare prioribus longè doctiores; quòd pluribus exemplis eorum, qui nostris temporibus floruerunt in omni genere disciplinarum docebam. Hac oratione convicti rem ita se habere sunt fassi; praesertim ubi oblatam à me Rhetoricam nostri Cassandri, non sine admiratione saepe legerunt. Quibus enixè rogantibus ut nunc demum aliquid de ratione dicendi scriberem, pollicitus sum, me (Christo duce) in proximum annum Methodum Oratoriam editurum esse; ne semper auditores mei scriptis alienis, et quidem opera nostra melioribus effectis uterentur. Est enim nobis, qui tot annos Valentiae Rhetoricam publicè profitemur, turpissimum, ut exterarum gentium adjumenta quaeramus, nos autem nihil unquam in gratiam Valentinae juventutis edamus: praesertim cùm aliorum scripta nostras aures adeò non impleant, ut in illis (ignoscite quaeso libertati cum pietate conjunctae) multa, fortasse necessaria desideremus. Tanta desidiâ et metu proferendi nostra scripta, patriae obliti laboramus.

»Interea tamen vehementer miratus sum, quod Gerardum Bukoldianum prorsus esse rejiciendum censuerunt. De quo viro quid ego sentiam, uno verbo candidissimè dicam. Si Gerardus stylo faciliori, magisque presso fuisset usus; si fontes argumentorum ad amplificandum solùm indicasset; non rivulos tenuissimos in alios, aliosque multo tenuiores, atque adeò in stillicidia quaedam divisisset; si compositionem oratoriam unicè necessariam cognovisset, cognitamque declarasset; si denique genus iudiciale prioribus addidisset; inter praecipuos huius artis scriptores numerari forte potuisset. Nunc autem ita scribit, ut non grammaticis puerulis, sed his tantùm, qui Latinae linguae peritissimi Dialecticam audierunt, debeat iure proponi.

»Haec, Patres ornatissimi, ideò tam multis exposui; ut intelligatis, me ad hunc autorem praestantissimum deligendum gravissimis [p. 266] causis adductum fuisse. Nam ut plurimum interest, quo duce utatur, qui facturus sit iter; ita maximè quidem refert, quem autorem ad imitationem excellentium virorum, et exercitationem sequaris. Cuius praecepta tam facilè, tam apertè, tam ad captum puerorum accommodatè, sensimque praelegi, ut nemo fuerit ex auditoribus meis, qui non omnia perceperit, qui non expeditè cuncta memoriae mandata sit assecutus. Immò (quò notior vobis sit tota mea instituendi ratio) non contentus diligentissima praeceptorum explicatione; ad ea copiosiùs et lucidiùs interpretanda perpetuò novas observationes et expositiones longiores, clarioresque dictari; quibus tanquam mutis magistris auditores nostri domi, aut ubicumque vellent, uterentur. Quod quam utile futurum sit illis cum alteram planè Rhetoricam uberiùs loquentem sint habituri videtis.

»Haec de Institutione Artis, quam (ut audistis) et delectus auctoris optimi, et nostra diligentia praelegendi atque dictandi provexit ac iuvit. Nunc ad Repetitionem accedo, quae tanta fuit ut quaecumque à me praelecta fuerint, millies mihi repetita videantur. Nam et quae pridie exposita erant, postero die initio praelectionis revocabantur in memoriam; et quae denuò praelegebantur, in fine à me in summam quandam redacta a discipulis statim in orbem repetebantur. Hoc etiam ferè quotidie curabam, ut non solum hesterna et hodierna iterata esse vellem; sed ea etiam, quae multis ante diebus explicassem. Quò factum est, ut auditores mei praeceptiones omnes Oratorias velut in numerato semper habuerint. Quid multa? Tam diligenter eorum memoriam iuvi hac totius Artis repetitione; ut praemium quoque proposuerim, quo ab arbitris ad id constitutis donaretur is qui promptiùs, expeditiùs, clariùs, ingeniosiùs, et faciliùs ab initio ad finem singula praecepta recitaret. [1] Quod ab illis fuit mira quadam contentione perfectum. Ausim vobis affirmare, Patres amplissimi, hoc spectaculo nihil me vidisse iucundius, nihil pulchrius, nihil gratius. Quid enim suavius, quid speciosius, quàm spectare cùm alios multos, tum maxime puerulos tenerrimo, delicatissimoque [p. 267] corpusculo praeditos, animo tam parato, tam exprompta memoria tot praeceptiones uno impetu, summa celeritate percurrere? Tot Canones tam dissimiles, tamque dissidentes memoriâ complecti? Eosdemque ita recitando separare, ut non pronuntiare, sed ex libro legere viderentur? Postremò non semel totam Rhetoricam praelegi, usus semper linguâ Latina; sed ter eam mihi exponendam existimavi, ut intellecta rectissimè, altiùs haereret memoriae. Itaque dici non potest, quoties Christo gratias agam; cuius ope videam tam paucis mensibus discipulos meos fecisse tantos progressus in hac penè divina facultate dicendi. Quod an ita sit, res ipsa brevi indicabit.

»Haec de Repetitione, quam vestro iussu adhibui; iam ad Exercitationem venio, quae caeteras partes à me propositas et explicatas superat fructu et dignitate. Haec enim est ad quam omnes aliae referuntur; haec usu praecepta confirmat; huic uni tam frequens Repetitio subserviebat: haec sola in senatu de Repub. verba fecit; haec in foro sceleratos coërcet, probis autem auxilium praestat; haec animos populi in concione moderatur; haec denique (ut alia praeteream) in castris, in acie milites pugnam detractantes ad praelium conmittendum libenter, accendit. Quam inter praelegendum frequenter adjunxi; ut discipuli praeceptorum usum videntes, alacriùs ad ea discenda incitarentur. Nam cùm ad alias partes Orationis componendas argumentis propositis parabantur; tum maximè ad Confirmationem rectè tractandam, quam inter omnes constat principatum obtinere. Hanc enim (ut caeteras) in Enthymema vel syllogismum perpetuò redigendam esse dicebam; alioqui compositionem incertam, errantem ac coecam futuram. Deinde singulas eorum particulas ita corroborandas, ut Propositio vel Assumptio probaretur Ratione: Ratio confirmatione vel multis à simili, dissimili, contrario, causis, effectis; aut ex alio quocumque loco, additis frequenter exemplis. Postremò Complexio collocaretur, aut nuda, aut ornata repetitione dictorum. Quae probandi ratio Graecis Epicherema, Latinis Expolitio vocaretur. Hac exercitatione quid utilius? ut adolescentes quid probandum, quo ordine, et unde, feliciter assequantur? Sic enim gravissimi quique scriptores sua confirmant. Denique Theses Aristoteleo more ex omnibus locis in utramque partem probabant; [p. 268] quam exercitationem utinam praeceptores dialecti revocarent in usum.

»His atque aliis huiusmodi Exercitationum generibus alliciebantur adolescentes ad amorem artis Oratoriae. Nunc autem cùm ad graviores Exercitationes, hoc est, ad iustas et integras Orationes facilè scribendas ferantur; praeter artem, quam notissimam habent, indigent Imitatione, non cuiusvis autoris, sed unius Ciceronis eloquentiae parentis. Quae non aliunde, quàm ex eius Orationibus petenda est. Nam ubi viderunt in singulis generibus causarum, quam rationem teneat Cicero in praeceptis artis Oratoriae usurpandis; qua Inventione, qua dispositione, qua Elocutione utatur: quo modo ad statum probandum animos auditorum conciliet et praeparet Exordio, doceat quatuor partibus proxime sequentibus, et Peroratione pertubet ac flectat: non dubium est, quin suas Orationes certiùs, veriùs, exactiùs, laudabiliùs, et magis ex arte conficiant. Ars enim praecepta sola disjuncta tradit, usum autem praeceptorum et nexum continent Orationes. Quibus audiendis multa discuntur, quae nunquam potuissent arte cognosci. Iam si tu vix potes unam, aut alteram periodum, aut duo triave cola per se scribere sine vitio, vel metu: quantas vires colliges, et animum tuum confirmabis, quantam alacritatem tibi addes, cùm videbis tot Periodos, tot Cola, tot Commata, tot Transitiones, tot Tropos, tot Verborum, sententiarum et amplificationis figuras ordire miro collocatas? Iam mihi videre videor te laetitiâ gestientem, ac cum Cicerone de conficienda oratione certantem. Nonne igitur perspicis hanc esse veram Exercitationem, quae ex Imitatione suscipitur? Cur institutum est apud nos, ne quis pictor appelletur? Ne Pharmacopoeus quisquam habeatur? Ne Medicinam ullus exerceat? nisi priùs certo tempore lege praescripto magistros suos pingere, medicamenta deligere et componere, medicinam profiteri, eamque factitare videat, observet, intelligat, exerceat? Solus Orator vix auditis praeceptis audebit se Oratorem profiteri? audacter Orationes habere, qui nunquam audierit Ciceronem dicentem? Nunquàm illud verissimum exemplar orandi spectarit, et spectatum expresserit? Quare, Consules prudentissimi, cum arte tradita et toties repetita essent mihi deinceps auditores exercendi, non sum passus eos ad summas Exercitationes accedere, et opera sua proferre: nisi prius artis [p. 269] Oratoriae ad res ipsas accommodationem videntes, Ciceroni quàm simillimi fingerentur. Aliud enim est de arte garrire, aliud Orationes laude dignas habere vel scribere. Multi sibi videntur bellissimè tenere praecepta dicendi, qui postea pro Orationibus nobis scopas dissolutas ostentant. Quo nomine doleo, et quidem vehementissimè, Orationes M. Tullii iacere neglectas; nunquam auditoribus ad imitationem proponi. Quantò rectius faceremus, si arte paucis expedita nostros ad Orationes Ciceronis audiendas, imitandasque deduceremus? Et eos non in praeceptis consenescere, sed in Cicerone, non quidem praecipiente, sed orante pateremur? Hoc incommodum, vel exitium potiùs vitare cupiens, ut olim saepe, sic hoc tempore Ciceronis Orationes praelegendas suscipio: daturus operam diligenter, ut nostros discipulos ad imitationem oratoris summi sepissimè orantes audiatis. Utinam caveretis, Patres amplissimi, et sanciretis, ut nos, qui Rhetoricam publicè profitemur, arte absoluta Orationes M. Tullii nostris auditoribus praelegeremus inviti. Non dubito, quin Eloquentia brevi floreret apud nos; cui nunc qui locus esse possit, planè non video. Quamobrem, amplissimi Consules, iam credo vos notam habere rationem mei muneris Oratorii; simulque intelligere, quàm diligenter Artem explicarim, et explicatam repetendam curarim, tum quo consilio Tullianas orationes interpretandas susceperim. Quarum etsi nullus delectus esse potest, cùm sint omnes praestantissimae; tamen ego Orationem pro M. Marcello Demonstratoriam: septimam Philippicam, et Orationem pro lege Manilia Suasorias: denique iudiciales pro Archia Poëta, pro C. Rabirio, et pro Milone delegi. Quód ad meos auditores instituendos in singulis generibus causarum hae mihi maximè viderentur pertinere. Utinam res nobis ex sententia succedat. Nunc ad extremum illud vos oro et obsecro, ut in Academia nostra instauranda et illustranda perseveretis. Quae quantum vobis debeat, nulla possim oratione complecti. Nam cùm inter alias huius civitatis partes proxima calamitate tamdiu afflictas, in quadam solitudine maximè miseranda iaceret; quae nuper totius Hispaniae princeps omnium iudicio habebatur, factum est ope, diligentia, cura, consilioque vestro plane divino, ut iam ferè sit in illam pristinam frequentiam, et dignitatis gradum restituta. Etenim ut carebat antea non solùm praeceptoribus et discipulis, verùm etiam praefecto suo et patrono Io. Celaia [p. 270] Theologo summo et viro probissimo: ita nunc per vos cùm suis magistris et auditoribus, tùm illius successore Lodouico Sabaterio Theologiae cognitione, morumque integritate clarissimo prorsus ornatur. Quin etiam multos artium doctores insignes nominatim evocastis, multos uberioribus praemiis cumulandos esse decrevistis. De me ipso certè facere non possum, cùm máximo honore me à vobis affectum intelligam. Nam cùm teneretis memoriâ artem oratoriam à me non sine aliquo fructu plurimus annos Valentiae praelectam fuisse; repentè me quoque foris medicinam factitantem ad hanc facultatem tantoperè necessariam publicè praelegendam maiore quàm unquam, mercede revocastis. Quibus ego libentissimè parui, cùm adductus autoritate vestra, quae apud me plurimùm valet: tum mea in hanc Scholam pietate, cui tanquam parenti meae, et quidem indulgentissimae, cupiebam vehementer esse consultum. Nec obstitit mihi splendidissimum Medicinae faciendae institutum. Nam tanta Rhetoricae dignitas est, et amplitudo; tanta cum arte Medica (vel autore Galeno) coniunctio: ut ars haec ad maximas et innumerabiles utilitates, et ad summos honores nata, possit à me, meisque similibus honorificè, praesertim semel in die, vobisque postulantibus explicari. Hoc factum vestrum tam eximium est et singulare; ut nulla tam ingrata sit futura posteritas, quae non libenter praedicet, hanc scholam cum urbe totâ, vestro beneficio renatam fuisse. Valete, Consules, Reipublicae ex animo consulentes, Academiae vestrae, nostrique memores. E ludo litterario. Calendis Maii, anno à Die Christi natali. 1559.

CXIII. ANÓNIMO.—Coimbra, 1561.

Epistolarum Selectarum Ciceronis, libri 3. Quae ob perspicuitatem sententiarum, et reru varietate, litterariis ludis congestae sunt, et distinctae. Conimbricae. Excudebat Antonius de María. M.D.LXI. (Con el monograma IHS en el centro de la portada.) 8.º, 48 páginas sin foliar.

Es edición hecha para las escuelas de la Compañía de Jesús.

CXIV. ERASMO DE ROTTERDAM.—Salamanca, 1567.

De Officiis M. T. Ciceronis libri tres. Item, de amicitia: De senectute: Paradoxa: et De Somnio Scipionis. Cum D. Erasmi [p. 271] annotationibus. Omnia denuò, uariis, ac optimis quibusque collatis exemplaribus, diligentissimè castigata, et cum licentia excusa. Salmanticae. Apud Ioannem Mariam a Terranoua. M.D.LXVII. 8.º, 328 páginas.

«A la vuelta de la portada: Licencia . Yo el licenciado Luis de Alcocer, Canónigo en la Sancta Iglesia de Salamanca, Prouisor, official, y Vicario general en la ciudad, y obispado de Salamaca por el Illustrissimo y Reverendissimo Señor D. Pero Gonçalez de Mendoça obispo de Salamanca, etc. Por la presente doy licencia a vos Iuan María impresor de libros de esta ciudad, para que podays imprimir el Tullio de officiis contenido en las cedulas supra scriptas, attento que está visto, y examinado, y no ay en él cosa contra nuestra sancta fe catholica, ni malsonante y con que no sea de los prohibidos en el catálogo del Illustrissimo Señor Arçobispo de Seuilla, Inquisidor general destos reynos, sin que por lo imprimir el dicho Iuan Maria incurra en pena, ni censura alguna. Dada en Salamanca a primero de Noviembre, año de mil, y quinientos y sesenta años.»

P. 3. Erasmus Rot. Ornatiss. Iacobo Tvtori inclytae ciuitatis Antuerpiensis pensionario. S. D.

Es libro muy raro. El ejemplar de la Biblioteca Nacional perteneció a D. Fernando José de Velasco.

CXV. ABRIL, Pedro Simón.—Tudela, 1572.

Texto de los tres libros de epístolas selectas, acompañadas de la traducción de Simón Abril. (V. traducciones .)

CXVI. Topica. VÉLEZ DE GUEVARA, Pedro.—Sevilla, 1573.

Marci Tvllii | Ciceronis | Topica. | Petri Velleii Guevarae notis ex- | plicata. | Hispali | Apud Alfonsum Escribanum, | via serpentina. | 1573.

4.º, 107 páginas dobles, numeradas todas desde la portada hasta el fin de la tabla; y una hoja más sin foliar para la fe de erratas, que en algunos ejemplares falta.

Fol. 2. Privilegio.

«El Rey. Por quanto por parte de vos don Pero Velez de Gueuara Prior y canonigo en la Sancta yglesia de la ciudad de Seuilla, [p. 272] nos fue hecha relacio que vos aviades fecho vn libro intitulado Annotaciones sobre los Tópicos de Ciceron, el qual era muy util y provechoso para todas las profesiones, suplicándonos os mandassemos dar licecia para lo poder imprimir, y preuilegio por veynte años o como la nuestra merced fuesse: lo qual visto por los del nuestro consejo, y como por su mandado se hizieron las diligencias que la pregmática por nos fecha sobre la impressio de los libros dispone, por os hazer bien y merced fue acordado que deuiamos mandar dar esta nuestra cédula en la dicha razon. Y por la presente vos damos licencia y facultad para que por tiempo de diez años primeros y siguientes que corran y se cuenten desde el día de la data desta nuestra cédula, vos, o la persona que vuestro poder uviere, podays imprimir y vender el dicho libro que de suso se haze mención. Y por la presente damos licencia y facultad a qualquier impressor de nuestros Reynos que vos nombráredes, para que por esta vez lo pueda imprimir, con que despues de impresso antes que se venda lo traygays al nuestro cosejo para que se corrija con el original que va rubricado y firmado al cabo de Pedro del Mármol nuestro escrivano de cámara de los que residen en el nuestro consejo, y se os tasse el precio que por cada volumen uviéredes de aver..... Fecha en Madrid a veynte y nueve días del mes de Agosto, de mil y quinientos y setenta y dos años..... Por mandato de su Magestad.— Antonio Erasso

Fol. 2, vto.

«El maestro Segura, Cathedrático de Rethórica en la Universidad de Alcalá, digo que por mandado de su magestad, y de los señores de su muy alto consejo, he visto con la atención que he podido este libro de don Pedro Vellez de Gueuara, sobre los Tópicos de Tulio, y me paresce que no tiene cosa alguna que contradiga a nuestra Sancta fe cathólica, y que es libro de mucha y buena doctrina, de donde resultará gran provecho a la república, y que assi es muy justo que se imprima. Y firme lo de mi nombre, en veynte y vno de Agosto de mil y quinientos y setenta y dos.— El Maestro Segura

Fol. 3. Dedicatoria a la Universidad de Salamanca:

«Illvstri omnium bonarum doctrinarum cultrici conservatrici [p. 273] que magnae Academiae Salmanticensi Petrus Velleius Guevara altrici piissimae blandissimae benemerenti alumnus nutricia.»

(Toda la dedicatoria en mayúsculas de inscripción.)

El texto de Cicerón va en letra redonda, clara y hermosa, los escolios en bastardilla.

Elegante edición: texto correcto. Las notas son tan abundantes y extensas que pueden considerarse como un comentario perpetuo en que predomina el aspecto jurídico sobre el gramatical y el dialéctico. La erudición es selecta, y el autor la aplica con el tacto crítico propio de los Alciatos, Cuyacios, Hotomanos, y Budeos, a quienes cita y sigue continuamente, adoptando su método de ilustrar los textos literarios con ayuda del Derecho y viceversa.

CXVII. AULÓN, Fray Gabriel.—Alcalá de Henares, 1574.

El libro segundo de las familiares, y algunas selectas de la misma colección, y de la de Epístolas a Ático, juntamente con la paráfrasis latina y castellana de Fr. Gabriel de Aulón (V. traducciones ).

CXVIII. ABRIL, Pedro Simón.—Zaragoza, 1574.

Texto latino de la primera oración contra Verres (Divinatio), más propiamente «discurso contra Q. Cecilio».

Acompaña en columnas careadas a la traducción castellana de Pedro Simón Abril, y lleva doctas notas del traductor.

CXIX. LAMBINO, Dionisio.—Salamanca, 1579.

Marci Tvllii Ciceronis Epistolae ad Familiares. A Dionysio Lambino Monstroliensi ex codicibus manuscriptis emendatae. Item Pauli Manutii annotationes breuissimae, in margine adscriptae. Salmanticae. Apud heredes Mathie Gastii. M.D.LXXIX.

8.º Seis hojas preliminares sin foliar y 628 págs. de texto.

Al reverso de la portada Licencia del Provisor Francisco Gudiel, dada en Salamanca a 5 de marzo de 1572.

Hoja segunda sin foliar. Typographus studioso lectori, S. Alude a una edición anterior que había hecho de las mismas Epístolas:

[p. 274] «Statui has Ciceronis epistolas, quas ad suos familiares scripsit, nuper quide ex officina mea profectas, rursus ad proelum, vel (ut ita dicam) incudem revocare. Non quod aliquid priori editioni accederet, vel decresceret, sed quod volvendo atque revolvendo, eaque saepius (ut ita dicam) lambendo, quam emendatissimas a pluribus mendis, quibus antea scatebant, et veluti iam recenter natas, et novas faceremus. Eas, igitur, ex Lambini aliorumque castigationibus purgatas, brevibusque P. Manutii annotatiunculis adscriptis illustratas, ut erant antea (quia non infrugiferas tibi fuisse senseram) iterum in conspectum tuum damus. Ad haec, argumenta in singulas epistolas, quae vel facundissimi magistri loco tibi esse possint, repurgata et ad amussim examinata relinquimus. Nam, si rectè observes, ex his, praeter summariam authoris mentem, totius epistolae artificium, exordii inquam fontem, narrationis lucem, epilogi rationem, totam denique argumentum ο&Δαγγερ;κονομ&δαγγερ;αν optime collegeris...»

Historia de Ptolomaeo Ægipti Rege ad intelligentiam primi libri.

CXX. ABRIL, Pedro Simón.—Zaragoza, 1583.

Texto latino de dos libros de epístolas selectas de Cicerón, traducidas por Simón Abril. (V. traducciones .)

CXXI. (EDICIÓN SARDA.) Epísstolas de Cicerón. Cáller, en la imprenta de Nisolás Canyelles, antes de 1585. [1]

No se conoce ningún ejemplar de este libro, pero consta su existencia por la siguiente nota del inventario que se hizo a la muerte del obispo impresor Canyelles en 1585:

Item tresentes sincuenta epistoles de sisero stampades en Caller que diu son de dominico de la cata jendre de mossen perot de Caller estan en penyora per lo ques mala stampa que sera sentencia conforme al acte qual esta en poder de mestre Jaume delitala.

Toda, Bibliografía Española de Cerdeña , pág. 289.

[p. 275] CXXII. BLAS GARCÍA, Vicente.—Valencia, 1589.

M. T. Ciceronis Oratio pro Marco Marcello Quadragesima. Additae sunt in gratiam studiosae iuuentutis quinque Praefationes in eandem Orationem. Avctore Vincentio Blasio García, primae classis Prefecto, et publico Rhetorice Interprete (escudo del impresor). Valentiae, apud Petrum Patricium Mey, 1589 . 8.º, 32 páginas dobles (ejemplar incompleto).

Las prefaciones comienzan en el folio 8, v.

«Vincentii Blasii Garciae Valentini Praefatio in Orationem M. T. Ciceronis pro Marco Marcello, quam iterum explicandam, discipulorum rogatu, suscipiebat, anno 1588.

»Dissimulare vix possum, Auditores humanissimi, cunctantem me et quasi verecundentem in hunc locum conscendisse, ut quam tribus ab hinc annis Ciceronis orationem pro Marco Marcello exposui, eam iterum, hoc anno, qui est humanae salutis octogesimus octavus supra millesimum quingentesimum, in vestram gratiam explanandam aggrediar...»

Oración elegantísima, pero de poca sustancia. Termina al folio 15 con esta noticia:

«Hanc praefationem unus omnium et diligentissime et fidelissime Petrus Nicolaus Sancho, adolescens, multis naturae dotibus ornatus, excepit: eandem nos honestissimi iuvenis nomini, grati animi erga, dicatam volumus. Eandem autem diligentiam si reliqui discipuli nostri in excipiendis praefationibus quibus singulas Ciceronis, Caesaris, et aliorum excellentium scriptorum praelectiones ornare solemus, adhibere vellent, infinitus certe earum numerus extaret. Nobis enim non licet, nec vacat eas domi paulisper meditari; cum alii soleant eas primum scriptis mandare, mox comprehendere memoria, ad extremum publice recitare.»

Fol. 15, V.

«Secunda in M. T. Ciceronis pro M. Marcello Orationem Praefatio, ad ornatissimum, et humanissimum adolescentem Thomam Tarregam, Rhetoricae candidatum, Francisci Tarregae, iurisconsulti clarissimi filium.»

Fol. 21, V.

«Tertia V. Blasii Garciae in Ciceronis Orationem pro M. Marcello [p. 276] praefatio ad Hieronymum Brisuelam, adolescentem honestissimum, Cuius in hac excipienda praefatione plurimum et celeritas, et fides enituit.»

Fol. 25, v.

«Vincentii Blasii Garciae Valentini Praefatio quarta in orationem pro M. Marcello ad Hieronymum Bernat, adolescentem honestissimum, qui cum ex paterna morte dolorem hausisset maximum, eo se tamen vinci, prudens adolescens, passus non est.»

Aunque en la portada se anuncian cuatro prefaciones, el ejemplar de la Biblioteca Nacional, único que he visto, está incompleto, faltando la quinta y el fin de la cuarta.

Vicente Blas (o Blay) García, fué uno de los ciceronianos más entusiastas y elegantes de la escuela de Valencia.

CXXIII. VAN DEN BERGHE, Gerardo.—Madrid, 1623.

M. T. Ciceronis Orationes duodecim cum libris de Amicitia, et Senectute, et Paradoxis, et Epistolis aliquot. Addita ad finem Metaphrasis poëtica in Canticum Canticorum Salomonis, centuria Epigrammatum in Martyres societatis Iesv. Conpendium Rhetoricae. Año 1623. Mantuae Carpetanorum. Typis Ludovici Sanchez.

8.º Cuatro hojas prls. más 147 páginas dobles para el texto de Cicerón. Los demás tratados tienen portada y paginación diversa. Aunque son muy curiosos, prescindimos ahora de ellos, porque no tienen relación con nuestro propósito.

Suma del Privilegio (Madrid, 21 de setiembre de 1623).—Suma de la tasa.— Errata Orationum (firmada por el Lic. Murcia de la Llana, 14 de octubre de 1623).— In Gymnasium Matritense Societatis Iesu (dísticos latinos).

Contiene este volumen de letra muy menuda:

Pro Lege Manilia.

In L. Catilinam I. et II.

Pro A. Licinio Archia poeta.

Ad Quirites post reditum.

Post reditum in senatu.

Pro T. Annio Milone.

Pro M. Marcello.

[p. 277] Pro Q. Ligario.

Pro Rege Deiotaro.

Philippica I.

Philippica IX.

Cato Maior, vel de Senectute.

Laelius, vel de Amicitia.

Paradoxa.

Epistolae Selectae (son 25 solamente).

En el excelente y eruditísimo Catálogo Razonado de obras Anónimas y Seudónimas de autores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia Española , que ha comenzado a publicar el P. J. Eugenio de Uriarte, de la misma Compañía (Madrid, Rivadeneyra, 1904, pág. 417), encontramos descubierto el verdadero nombre del coleccionador de este volumen, que fué el P. Gerardo Van de Berghe.

«Lo primero de todo (dice el P. Uriarte) no puede haber duda en que son de él la Metaphrasis, la Centuria y el Compendium (comprendidos en las 76 hojas finales), como que los respectivos títulos aparte con que se encabezan, dicen expresamente: «Avthore P. Gerardo Montano Menenio, Societatis Iesv, in aula Philippi Hispaniarum Regis primario Eloquentiae professore» ... «Avtore Gerardo Montano Menenio eiusdem Societatis...» y «Authore P. Gerardo Montano Menenio, è Societate Iesv»; siendo cosa sabida que Montano es el nombre latinizado, como Orano el grecizado, de que en vez del suyo flamenco, usaba el P. Van den Berghe, natural de Menin en los Países Bajos.

»Pues, que también sea suya la colección de las Oraciones y demás escritos de Cicerón, se comprueba suficientemente con sólo advertir que a nadie tocaba formarla según la costumbre, ni puede atribuirse a ningún otro con más razón que al maestro de retórica, para cuyos alumnos se imprimía; que no parece probable que quisiera encomendar a otro ni reservar para apéndice de una colección ajena la primera edición de sus obras, cual era la presente; que por tema o sumario de las cuatro partes de que ésta se compone, hay al frente de cada una de ellas unos dísticos que muestran evidentemente ser de una misma mano; y que, por fin, los opúsculos de Cicerón y los del P. Van den Berghe llevan delante un privilegio igual en los de ambos, [p. 278] »Sólo nos resta observar que ha sido muy rara la suerte de esta colección, de la que han ido desapareciendo paso a paso los apéndices originales del P. Van den Berghe para dar lugar a otros de los PP. Sidronio de Hossche, Famiano Strada y Matías Casimiro Sarbiewski, llegando últimamente hasta cambiársele el título primitivo en el de «Silva selectorum Operum...», sin que se respetara en los mismos fragmentos de Cicerón más que el número de las doce Oraciones de la edición primera.»

CXXIV. SALAS, Pedro de. ¿ Valladolid, 1625.

M. T. Ciceronis faciliores orationes. Cum argumentis, Rhetorico artificio, seu annotatiunculis, sensum earumdem enucleantibus in Ciceronianae eloquentiae studiosorum emolumentum Selectae. Quibus industriorum hominum lucubrationibus, mendis (quae antea irrepserant) deletis, index cum orationum, tum verborum, compositioni plurimum conducens, subnexus est. Accesserunt denuo oratio pro M. Coelio, et ad Senatum post reditum, cum Regia funebri laudatione. (Escudo del impresor, con el lema Virtute duce, comite Fortuna.) Cum licentia. Vallisoleti. Apud Hieronymum Morillo, Universitatis Typographum. Anno M.DC.XXV.

8.º, 389 pags. y XII sin foliar con el Index rerum, phrasium, et sententiarum, quae compositioni et potissimum historiae deserviunt, y unas Annotationes in primam Ciceronis invectivam in L. Catilinam haud inutiles.

Suma de la licencia:

«Tiene licencia de los señores del Consejo Real el Collegio de la Compañía de Iesus de Valladolid, para imprimir por una vez este libro intitulado Selectas de Cicerón... En Madrid, a 31 de enero de 1624.» Suma de la Tassa.

Orationum series.

Lectori humaniores literas profitenti S... «Sed quoniam volumen illud in Hispania ante excusum (alude sin duda a la edición de Madrid, 1623) quibusdam scatere mendis, et ipsas orationes non certa serie, rectoque ordine collocatas comperi: imo perbreues, perfaciles et perneccessarias deesse, hac nova editione pro corona nonnullas addidi elegantiores...»

Las oraciones que comprende son:

Pro S. Roscio Amerino.

[p. 279] Accusationis in C. Verrem, liber I.

Accusationis in C. Verrem, liber II.

Pro lege Manilia.

In L. Catilinam, I, II, III et IV.

Pro A. Licinio Archia poeta.

Ad Quirites post reditum.

Post reditum in senatu.

In Vatinium.

Pro M. Caelio.

Pro T. Annio Milone.

Pro M. Marcello.

Pro Q. Ligario.

Pro Rege Deiotaro.

In M. Antonium Philip. II.

In M. Antonium Philip. IX.

Termina el volumen con una oración fúnebre de la Reina D.ª Margarita de Austria, mujer de Felipe III, pronunciada en Salamanca por el P. Pedro de Salas, S. J., que supongo que sería el colector de estas selectas:

Laudatio funebris in inferiis, et honore supremo Margaritae Hispaniarum Reginae Catholici Philippi tertii dignae conjugis. Habita ad Academiam, et populum Salmanticensem: ea die quae Diuae Margaritae Virgini, et Martyri sacra est. Per P. Petrum de Salas è Societate Iesv.

CXXV. ANÓNIMO.—Barcelona, 1648.

M. Tvllii Ciceronis oficiorum libri tres. Cato Maior, vel de senectute. Laelius, vel de Amicitia. Paradoxa sex ad M. Brutum. Somnium Scipionis, ex libro VI. Ciceronis de Republica.

(Esta portada es conjetural, porque el único ejemplar que he visto de esta edición, en la Biblioteca Nacional, carece del primer folio.)

Las señas de la impresión constan en la hoja final: Barcinone. Expensis Sebastiani à Cormellas Mercatoris. Anno 1648.

8.º, 137 págs. dobles + 13 de Variae Lectiones , y de Index rerum et verborum.

No lleva más preliminar que una carta de Paulo Manucio a Benedicto Rhamberto.

[p. 280] CXXVI. ANÓNIMO.—Lyon, 1683.

M. T. Ciceronis de officiis libri tres, Cato Maior, seu de senectute. Laelius seu de amicitia. Paradoxa Stoicorum Sex. Somnium Scipionis, ex lib. VI de Rep. lugduni, 1683. Apud C. Morillon.— 16.º

Según Hidalgo (Boletín bibliográfico, primera serie, tomo IX, 1848, pág. 314), este libro está impreso en Madrid, como se infiere de la licencia dada a Juan Moreno, y de la Tasa.

Más verosímil me parece lo contrario, es a saber que este texto, destinado probablemente a las escuelas de Jesuítas, se imprimiese en Lyon, y se vendiese en Madrid.

CXXVII. ANÓNIMO.—Sevilla, sin a. (fines del siglo XVII o principios del XVIII).

M. Tvllii Ciceronis Orationes dvodecim selectae, in vsum Gymnasiorum Societatis Iesv. Qvibus accessorunt compendium Rhetoricae R. P. Cypriani Soarii, Societatis Iesv: Lachrymae Sancti Petri, R. P. Sidronii Hoschii: Et alia dvo Opvscula PP. Stradae, et Sarbievii, eiusdem Societatis, in gratiam candidatorum Poeseos. Hispali: Typis Ioannis de la Pverta, in Vico de las Siete Rebueltas. Sumptibus Haeredum Petri de Santiago Librorum mercatoris . 8.º. 19 hojas prels. y 231 págs.

Según el P. Uriarte (pág. 418) «esta edición parece haber sido la primera o una de las primeras en que se cambiaron los apéndices originales del colector (P. Gerardo Van den Berghe), sirviendo de ejemplo y modelo para nuevos cambios en las sucesivas».

Cita dos reimpresiones de esta edición sevillana hechas en Amberes, una de 318 págs. y otra de 295 y una de índice, distintas ambas, al parecer, de la que catalogamos en seguida. Estos libros escolares se reproducían continuamente.

CXXVIII. ANÓNIMO.—Amberes, sin a. (fines del siglo XVII). [1]

M. Tulii Ciceronis Orationes duodecim selectae, in vsum Gymnasiorum Societatis Iesu. Quibus accesserunt Compendium Rhetoricae [p. 281] R. P. Cypriani Soarii S. I. Lacrimae S. Petri R. P. Sidronii Hoschii, et alia dvo Opvscvla PP. Stradae, et Sarbievii eiusdem Societatis, in gratiam candidatorum Poëseos. Antvuerpiae. Apud Ioann. Baptistam Verdussen . 8.º, 17 hojas prels. y 301 págs.

P. Uriarte. pág. 417.

Es la colección del P. Van den Berghe, en su segundo estado.

CXXIX. ABRIL, Pedro Simón.—Valencia, 1752.

Reimpresión de las epístolas selectas, latinas y castellanas, de Simón Abril. (V. traducciones .)

CXXX. ANÓNIMO.—Valladolid, 1754.

M. Tullii Ciceronis, Orationes duodecim Selectae, et tria iucundissima opuscula in usum Gymnasiorum Societatis Jesu. Quibus accesserunt Lachrimae D. Petri R. P. Sidronii Hoschii. Vallis-Oleti: Ex Typographia Congregationis Bonae Mortis. Año de M.DCC.LIV. 8.º Una hoja prel. y 350 págs.

Es la colección del P. Van den Berghe, en su segundo estado.

CXXXI. UNIVERSIDAD DE CERVERA, 1754.

M. Tullii Ciceronis Orationes, et Epistolae selectae, juxta accuratissimam Editionem Corn. Schrevelii diligentissimè emendatae, et excussae. Anno 1754. Cervariae: Ex officinà Pont. ac Reg. Univ. per Manuel Ibarra et Soc.

8.º Cuatro hojas prels. + 360 págs. + dos hojas sin foliar, que contienen un tratadito de construcción (De venusta partium orationis collocatione, et structura).

Summa Privilegii:

«D. Philippi V, Hispaniarum et Indiarum Regis Catholici etc. Diplomate cautum est, ne qua alia universi Principatus Cattaloniae Typographia, una excepta, quam Reg. Ceruariensi Universitati, a se erectae, concessit, in posterum excudi possint, aut alibi excussi in eundem Principatum importari, libri omnes, quod ad communem studiosorum eruditionem, ac disciplinam, non eorum modo, qui prima jaciunt litterarum tyrocinia; sed [p. 282] illorum etiam, qui sublimioribus facultatibus incumbunt, Supremus Castellae Senatus in primis pertinere censuisset.» (¡Monstruoso e irritante monopolio!)

Typographus Lectori.

El contenido de esta edición es exactamente el mismo de la que hicieron en 1623 los jesuítas de Madrid, pero el texto parece haber sido revisado de nuevo y enmendadas algunas erratas.

CXXXII. LÓPEZ, Isidro.—Burgos, 1755.

Cartas escogidas de M. Tulio Ciceron, con la traducción castellana del P. Isidro López. (V. traducciones .)

CXXXIII. ANÓNIMO.—Sevilla, 1755.

M. Tullii Ciceronis De officiis, libri tres.

Hispali. Apud Hieronymum de Castilla. An. 1755. 8.º, 495 páginas.

CXXXIV. ANÓNIMO.—Sevilla, sin año, pero del segundo tercio del siglo XVIII indudablemente.

M. Tullii Ciceronis orationes duodecim selectae, una cum compendio rethoricae Cipriani Soarii: lachriymae Sidronii Hoschii: et alia duo opuscula Stradae et Sarbievii. Hispali. Apud Josephum Navarro et Armijo. 8.º, 243 págs.

La extraña mescolanza de las doce oraciones de Cicerón que en las escuelas se designaban vulgarmente con el nombre de Selectas, con el poema de las Lágrimas de San Pedro de Sidronio Hoschio, con la Retórica del P. Cipriano Suárez y con dos opúsculos de los PP. Strada y Sarbievio, todos ellos jesuítas, indican que esta edición se hizo para las aulas de la Compañía.

CXXXV. VAN DEN BERGHE, Gerardo.—México, 1756.

M. Tullii Ciceronis Orationes duodecim Selectae, in usum Gymnasiorum Societatis Jesu. Quibus accesserunt compendium Rhetoricae R. P, Cypriani Soarii Societatis Jesu: et lacrimae Sanc. [p. 283] Petri R. P. Sidronii Hoschii. Mexici: Exemplaris instar, sumptibus Regalis, et Antiquioris Divi Ildephonsi Collegii. Anno Domini M.DCC.LVI. 12.º, 369 págs.

Es la colección del P. Van den Berghe en su segundo estado.

CXXXVI. LÓPEZ, Isidro.—Burgos, 1758.

Cartas escogidas de M. Tulio, con la versión castellana del P. Isidro López. (V. traducciones .)

CXXXVII. PETISCO, José.—Villagarcía de Campos, 1758-1760.

M. T. Ciceronis Orationes Selectae Argumentis, et notis hispanicis illustratae a P. Josepho Petisco è Societate Jesu. Villagarsiae. Anno 1758.

8.º Seis hojas preliminares, 221 págs. de texto y una hoja sin numerar con el índice.

Facultas ordinarii (D. Andrés de Bustamante, obispo de Palencia). Fecha en 21 de julio de 1757. Consta en ella que el libro había sido sometido a la censura del P. Isla.— Facultas R. P. Praepositi Provincialis (Salvador Osorio. En Logroño, 2 de julio de 1757).—Tasa (Madrid, 1758).— Fides Correctoris (23 de agosto de 1758).—Privilegio Real (28 de febrero de 1758). Este privilegio se extiende, no sólo a las Oraciones Selectas, sino a las Historiae ex libris Ciceronis depromptae y a las Bucólicas, de Virgilio.

M. T. Ciceronis Orationes Selectae, argumentis, notis hispanicis, et analysi Rhetoricâ illustratae a P. Josepho Petisco Societatis Jesu. In usum scholarum ejusdem Societatis. Pars Secunda. Villagarsiae. Typis Seminarii. Anno 1760.

8.º Seis hojas preliminares, 342 págs. y una hoja más de índice.

Licencia de la Religión (Eugenio de Colmenares, Prepósito Provincial de la Compañía de Jesús en Castilla. Villagarcía, 27 de diciembre de 1758).—Censura de Fr. Cayetano de la Concepción, Lector de Theología y Examinador Sinodal del Obispado de Palencia, 10 de diciembre de 1759.

«La materia deste Comentario es selecta, la forma clara y [p. 284] luminosa... El fin, sin duda, deste Comentario es facilitar el camino al que aprende la lengua Latina; enseñándole con brevedad las más expresivas frases castellanas, para explicar las más elegantes expresiones Latinas; y dándole para la imitación una minuta de todos los Tropos y Figuras del Príncipe de la elocuencia Romana en sus Oraciones Selectas.

Licencia del Ordinario (11 de diciembre de 1759).

Licencia del Consejo (17 de octubre de 1757).

Fe de erratas.

Tasa.

Privilegio (11 de marzo de 1760).

El primer tomo contiene tres oraciones del género deliberativo: Pro Lege Manilia.—In lucium Catilinam I et II ; y tres del género demostrativo: Pro Archia Poeta.—Post reditum.—Ad Quirites.—Post reditum, in Senatu.

El segundo, tres oraciones del género judicial: Pro T. Annio Milone, Pro Q. Ligario, Pro Rege Dejotaro; dos del demostrativo: Pro M. Marcello.—Philippica II, in M. Antonium , y una del deliberativo: Philipica IX.

Como se ve, son las mismas que los Jesuítas publicaron para sus escuelas en 1623, sin más diferencia que haber sustituído la Filipica segunda a la primera.

CXXXVIII. PETISCO, (José).—Villagarcía, 1758.

Historiae e libris Ciceronis depromptae, notulis hispanicis illustratae ab Josepho Petisco e Societate Jesu in usum Scholarum ejusdem Societatis. Villagarsiae. Typis Seminarii. Anno MDCCLVIII.

8.º Ocho hojas prels. sin foliar y 174 págs. Las preliminares contienen:

Facultas R. P. Praepositi Provincialis (Salvador Osorio: «In hoc nostrae Societatis Lucronensi Collegio die secunda Julii anno Domini 1757»).— Facultas Ordinarii (D. Andrés de Bustamante, Obispo de Palencia, julio de 1757).—Licencia del Consejo.—Tasa. Fe de erratas.—Privilegio por diez años (que se extiende a otros dos libros: «Orationes M. T. Ciceronis Selectae argumentis et notis [p. 285] Hispanicis illustratae», y «P. Virgilii Maronis Bucolica notis Hispanicis illustrata in usum Scholarum Societatis Jesu»).

Editor Lectori.

«Quae ex Ciceronis operibus depromptae sunt historiae, ad quatuor virtutes, de quibus in libro primo officiorum agit, Prudentiam scilicet, Justitiam, Fortitudinem, Temperantiam, et virtutes ipsis subjectas revocantur, quae non minus ad eas colendas quam ad vitia iis contraria fugienda profuturae sunt.

»Hucusque editor Parisiensis, cujus editio, cum plurimis scateret mendis, ad eam, quam in usum serenissimi Delphini Josephus Olivetus emendatissimam adornavit, diligenter exacta denuo prodit. Clariori ordine et notulis Hispanicis adjectis, ut puerorum utilitati consulatur. Non paucae tamen historiae expunctae sunt, aliis jucundioribus, habita argumenti ratione, suffectis.»

Son anécdotas, ejemplos y narraciones históricas tomadas de varios libros de Cicerón; con ligeras notas castellanas para uso de las escuelas.

CXXXIX. ANÓNIMO.—Barcelona, sin a. (mediados del siglo XVIII).

M. T. C. ex omnibus quae extant, juxta numerum eorum, quibus inscribuntur ordine alphabetico selectae Epistolae. In gratiam collegarum, et alumnorum Collegii Beatae Mariae, et Divi Jacobi de Cordelles Societ. Jesv. Barcinone: Ex Typ. Pauli Campins.

8.º, 100 págs. y una hoja de índice. Contiene 89 epístolas.

CXL. ABRIL, Pedro Simón.—Valencia, 1760.

Texto latino de las epístolas selectas de Marco Tulio, traducidas por Simón Abril. (V. traducciones .)

CXLI. ISLA, Francisco José.—Villagarcía de Campos, 1760.

M. T. Ciceronis Dialogi de Senectute, et Amicitia, Summariis, et Notis Hispanicis illustrati A. P. Josepho Francisco de Isla, è societate Jesu. In usum Scholarum ejusdem Societatis. Villagarsiae, Typis Seminarii. Anno 1760.

[p. 286] 8.º Seis hojas prls. y 215 páginas.

El nombre del gran satírico leonés presta alguna curiosidad a este libro de clase, que es sin duda el menos conocido de sus trabajos. Sobre él da curiosa noticia el P. Juan José Tolrá (oculto con el seudónimo de D. Josef Ignacio de Salas) en su biografía del P. Isla:

«Existía en aquel colegio (el de Villagarcía) el Seminario, a donde pasaban del noviciado todos los jóvenes de la provincia de Castilla para perfeccionarse en las letras humanas, aunque ya habían sido examinados de ellas, y aprobados antes de ser recibidos en la Religión. Ésta mantuvo siempre allí dos maestros de los más sobresalientes en latinidad y retórica; pero desde la mitad del siglo pasado quiso refinar la cultura de aquella instrucción fundamental, acompañándola con el conocimiento y pericia de la lengua griega, que ha sido y será la de los verdaderos sabios. Uno de los Jesuítas, que con otros de las quatro provincias de España, por orden y baxo la protección del señor Rey don Fernando VI, habían estado algunos años en Francia aprendiendo las antiguas lenguas orientales y otras ciencias, fué el P. Josef Petisco, que pocos meses ha falleció en Ledesma, su patria, de cuya vida y elogio no debe quedar defraudada la nación. Este mismo era el primer maestro del Seminario de Villagarcía quando llegó a aquella casa el P. Isla. Años antes conocíanse ya los dos recíprocamente por la fama, y este conocimiento apreciativo subió de punto hasta el grado de un singular amor y amistad religiosa, que se profesaron y conservaron después que se trataron personalmente. Reconoció el P. Isla con la mayor complacencia las ventajas del nuevo plan de estudios; y siendo uno de sus artículos el ilustrar con sumarios y notas todos los autores latinos del siglo de oro, que habían de usar los estudiantes, se distribuyó esta incumbencia entre los actuales maestros, y por particular distinción fué convidado el P. Isla a tomar de su cuenta la interpretación de algún autor. Condescendió al instante; y tratándose de anciano entre los que menos lo eran, como tambien de amigo, escogió por esta discreta analogía los libros de Cicerón sobre la senectud y la amistad, que se imprimieron con sus notas.»

Compendio histórico de la vida, carácter moral y literario del célebre P. Josef Francisco de Isla, con la noticia analítica de todos [p. 287] sus escritos. Compilado por D. Josef Ignacio de Salas, Presbítero. Dalo a luz D.ª Maria Francisca de Isla y Losada, hermana del mismo P. Isla... Madrid, MDCCCIII. Por la viuda de D. Joaquín Ibarra . Págs. 75-78.

CXLII. ABRIL, Pedro Simón.—Valencia, 1761.

Texto de la oración contra Verres, titulada Divinatio, con la traducción castellana de Simón Abril. (V. traducciones.)

CXLIII. UNIVERSIDAD DE CERVERA.—Cervera, 1762.

M. Tullii Ciceronis Epistolarum quas appellant Familiares, Libri XVI, cum auctoris vita, et argumentis à Paulo Manutio editis. Accesit Index, qui multiplex litterarum genus demonstrat, itemque variae dicendi formulae ex eisdem Epistolis depromptae cum Hispana interpretatione. Omnia diligenter a mendis pluribus expurgata.

Cervariae Lacetanorum: Typis Acad. apud Antoniam Ibarra viduam. Anno 1762.

8.º Cuatro hojas prls. + 706 páginas de texto, + 16 hojas con las «Dicendi formulae ex eisdem Epistolis depromptae, cum Hispanica interpretatione», y el «Index, qui multiplex litterarum genus indicat».

Al reverso de la portada se estampa la suma del privilegio de Felipe V a la Universidad de Cervera para la impresión de libros clásicos:

Diplomate cautum est ne qua alia universi Principatûs Cathaloniae Typographia una exceptâ quam Reg. Cervariensi Universitati, à se erectae, concessit, in posterum excudi possint, aut alibi excussi in eundem Principatum importari, libri omnes, quos ad communem studiosorum eruditionem, ac disciplinam, non eorum modò, qui prima jaciunt litterarum tyrocinia; sed illorum etiam, qui sublimioribus facultatibus incumbunt, Supremus Castellae Senatus in primis pertinere censuisset: Cujus Supremi Senatûs nomenclaturâ, emissâ Matriti 21 Februarii 1721, inter alios Libros, qui humaniorum litterarum studia maxime juvant, recensentur «M. Tulli Ciceronis Epistolarum, quas appellabant Familiares, Libri XVI». [p. 288] Eodemque R. Diplomate praeter Librorum, et typographiae jacturam, aliae quoque pro arbitrio contra delinquentes inflingendae poenae indicuntur; uti latius in ipso Originali Privilegio continetur, expedito Balsayni 23 Junii anno 1718, Regís manu subscripto, Reg. Sigillo munito, Subsignatoque d D. Joanne Milán de Aragón, Regi à Secretis.

Sigue en dos hojas sin foliar la Vida de Cicerón, de Paulo Manucio. Edición escolar de las más correctas.

CXLIV. ANÓNIMO.—Madrid, 1764.

Silva Selectorum Operum M. Tul. Ciceronis, continens orationes duodecim selectas: quibus accesserunt Tractatus de Senectute, de Amicitia, et ejusdem Paradoxa: Varia Opuscula Poetica, in gratiam Candidatorum Poeseos, et Compendium Rhetoricae P. Cypriani Soarii. Matriti: Typis Josephi Doblado, Bibliopolae. Anno MDCCLXXIV. Expensis Regiae Societatis Typographorum, et Bibliopolarum Regni.

8.º Dos hojas preliminares + 373 págs.

El mismo contenido que en las ediciones de 1788 y 1796.

CXLV. ABRIL, Pedro Simón.—Valencia, 1770.

Texto latino de los dos libros de Epístolas Selectas, traducidas por Simón Abril. (V. traducciones.)

CXLVI. ANÓNIMO.—Madrid, 1771.

M. Tullii Cireronis Epistolarum ad Familiares Libri XVI. Quae ómnia recénti hac éditiône perpolitae sunt, Epistolârum áliquot locis accessiône facta: juxta exémplar Amstelodamênse. Superiorum permissu. Matriti: apud Michaëlem Escribano. Sumptibus Régiae Societâtis. Anno MDCCLXXI. 8.º, 536 págs.

CXLVII. PETISÇO, P. José.—Valencia, 1774.

M. T. Ciceronis Orationes Selectae, Argumentis et Notis Hispanicis illustratae in usum Scholarum. Pars Prima. Valentiae: Typis Salvatoris Fauli, iuxta Reg. C.CC.M.DCC.LXXIV.

[p. 289] M. T. Ciceronis Orationes Selectae Notis Hispanicis, et Analysi Rhetorica illustratae. In usum Scholorum. Pars Secunda. Valentiae: In officina Salvatoris Fauli. M.DCC.LXXV.

Dos tomos 8.º, de 217 págs. el primero y 335 el segundo.

Es reproducción de la del P. Petisco, aunque se omitió su nombre, en odio a los jesuítas. Sólo trae de nuevo un tratadito: De venusta partium orationis collocatione, et structura.

CXLVIII. GONZÁLEZ DE POSADA, Carlos.—Madrid, 1775.

M. T. Ciceronis Epistolarum ad diversos libri XVI. Cum notis ad modum Iohannis Minellii, et Indicibus locupletissimis Rerum ac Verborum. Ad optimas editiones recusi opera et studio D. Caroli Gonzalidis de Posada, Reg. Archigymnasii Matrit. Latin. ling. Profess. Anno M.DCC.LXXV. Mantuae Carpetanorum: Typis Petri Marin. Sumptibus Regiae Societatis Typographorum, et Bibliopolarum.

8.º Un tomo, dividido en dos volúmenes (consignándose esta división en las portadas), pero con la misma paginación.

Ocho hojas preliminares + 736 de texto + cuatro hojas sin foliar que contienen graecorum vocabulorum, locorumque, quae in his epistolis occurrunt, interpretatio latina; + 134 págs. con el índice de Paulo Manucio (P. Manutii in Epistolas Ciceronis ad diversos Index Rerum, et Verborum), + dos hojas sin foliar, con el Index, qui multiplex Litterarum genus indicat.

Edición muy esmerada, tanto en la parte tipográfica como en la corrección.

Hispanae Inventuti Latinitatis studiosae...

«Sermo pressus, purus, concinnusque, qui ex epistolis petitur, ideoque pueris commendandus, in Ciceronianis perspicue eminet. Vetustiores Magistri, quorum arbitratu vivendum fuit, familiares, quas modo vobis elucubratas offerimus, nudas et omni auxilio destitutas puerulis interpretandas tradebant: falsa tamen specie brevitatis decepti, vel nescio qua opinione ducti, quod scilicet Latinos auctores eo magis tironibus crederent profuturos quo obscuriores, et minus explicati invenirentur; ex quo illud sequebatur, ut Charybdim vitare cupientes, in Scyllam altiorem inciderent; nam cum hae epistolae, locis historicis abundantes, [p. 290] vocabulis graecis intertextae, aposiopesibus foetae, earumque complures essent ipso argumento difficillimae, non sine tenerrimi ingenii tortura quid succi potuerunt exprimere. Accesserant ad haec exemplaria vix bene coniunctis characteribus, immo invenusta, sordida, et ubique fallacia, quibus suavissimi, et facundissimi oris Cicero balbutire videbatur; epistolarumque volumen, tot manibus et prelis iam diu explicatum, non modo nobis supererat expandendum, verum etiam si reseratum, ipsae (ut ita dicam) epistolae adhuc erant obsignatae. Non defuere qui, huic malo mederi cupientes, vias aliquot tentarent, ut adolescentibus aliquantum prodessent.»

Enumera y elogia los trabajos de Simón Abril, mucho menos el de Fr. Gabriel de Aulón:

«Cujus viri Manes ignoscant, libere si dixero, nihil aliud hunc addidisse labori Maturini Corderii, qui easdem in gratiam Gallicae iuventutis edidit Parisiis anno 1559.»

»Nostra etiam tempestate aliquot sine interpretis nomine, quae itidem selectae audiunt, Burgis prodierunt versione et notis Hispanicis anno 1758. Quorum omnium certe labor non est aspernandus.

»Aliam vero inierunt viam, qui notis tantum Latinis Ciceronis epistolas adolescentibus tradendas censuerunt: ex quorum eminent numero Paulus Manutius, A. F. (Aldi filius), qui optimis quibusque codicibus collatis, variantium lectionum copia, et rerum ac verborum indicibus locupletavit, argumenta in singulas epistolas praefixit, easdemque in pristinam paene restituit formam. M. Anton. Muretus non parum in iis sudavit et iuvit; caeterique bene multi à quibus recensendis supersedeo. At vero Ioannes Minellius, praestanti vir ingenio et laboris assiduitate, quae alii fuse in Latinos commentati fuerant, ea in maius adolescentum commodum perpetuis notis, historicis, criticis, denique philologicis illustrare instituit. Ad cuius, ut aiunt, modum hae, quas vobis, sistimus, epistolae observationibus perspicuis, planis, et elegantibus illustratae, parentem atque conditorem M. Erdmanum Vhseum agnoscunt, qui Gymnasio Martisburgensi dignissime praefuit, et tironum grammaticorum misertus, eorum imbecilli adhuc ingenio summopere consuluit. Regia itaque Typog. et Bibliopol. societas, nullis parcens sumptibus, omni cura et labore [p. 291] (quorum testis sum et particeps) incumbens, ut commodi vestri sese studiosissimam ostenderet, ita edenda quaeque necessaria curavit, ut nihil in posterum hac editione accuratius, nihil clarius, utiliusque desideretur. Accipite, ergo, lectissimi iuvenes, has Ciceronis epistolas, in quibus utique larga messis variae est, doctrinae, quam etiam studium nostrum, quod in hac editionem contulimus, prout confidimus, amplificabit. Cuius primum sit argumentum nulla aparere errata typographica; et si qua animadverteritis, parvi aut nullius momenti, ut spero, confiteamini necesse est.»

CXLIX. ABRIL, Pedro Simón.—Valencia, 1777.

Texto de los dos libros de las Epístolas Selectas de Cicerón, traducidas por Simón Abril. (V. traducciones.)

CL. MERINO DE JESUCRISTO, P. Andrés.—Madrid, 1776-1781.

Texto latino de diez y ocho oraciones de Cicerón, traducidas por el P. Andrés Merino de Jesucristo, de las Escuelas Pías. Siete volúmenes en octavo, publicados en la imprenta de Ulloa. (Vid. traducciones.)

CLI. MINELIO, Juan.—Madrid, 1777.

M. Tullii Ciceronis Libri tres de Officiis, addito Catone Majore, Laelio, Paradoxis et Somnio Scipionis, juxta recensionem Graevianam emendati et cum notis perpetuis instar commentarii ad modum Joannis Minellii illustrati. Editio nova argumentis aucta. Matriti M.DCC.LXXVII. Apud Joachimum Ibarra S. C. R. M. Typographum. Sumptibus Tipographorum, Bibliopolarumque Matritensium . 8.º VIII + 463 páginas.

Preliminares.

Ad Lectorem.

«Secuti sumus editionem quae Lipsiae anno 1751 ex officina Wedmanniana prodiit, et quae ibi irrepserant menda sustulimus, et ne nova irreperent, sedulo curavimus...»

Elogia después las traducciones de los Oficios, etc., hechas por [p. 292] Tamara y Jarava «satis adcurate» y especialmente recomienda la que estaba próxima a publicarse de D. Manuel Blanco Valbuena.

«Haec sane nedum illam Tamarae longo post se intervallo relinquit, verum etiam Cicerone litterariae provinciae Principe dignissima, nostra quidem sententia est.»

Lectors Bibliopola S. (Tomada de la edición de Leipzig.)

Al fin lleva un Index rerum et verborum.

Buena y correcta edición escolar.

CLII. BLANCO VALBUENA, Manuel.—Madrid, 1777.

Texto de los tres libros de Officiis, de los diálogos de Senectute y de Amicitia, de las Paradoxas, y del Sueño de Scipión, impreso por D. Joaquín de Ibarra, juntamente con la traducción de dichos tratados de Marco Tulio, hecha por D. Manuel Blanco Valbuena.

Edición muy correcta.

CLIII. ANÓNIMO.—Madrid, 1777.

Silva selectorum opetum M. Tul. Ciceronis continens Orationes duodecim selectas, quibus accesserunt Tractatus de Senectute, de Amicitia, et ejusdem Paradoxa. Varia Opuscula Poetica, in gratiam candidatorum Poeseos, et Compendium Rhetoricae P. Cypriani Soarii. Apud Antonium Perez de Soto, Typographum Reg. Bibliothecae. Anno MDCCLXXVII. Sumptibus Societatis Librariorum et Typographorum hujus Regni. 8.º, 373 págs.

CLIV. ISLA, Francisco José.—Valencia, 1780.

M. T. Ciceronis Dialogi de Senectute, et de Amicitia, summariis, et notis hispanicis illustrati a P. Josepho Francisco de Isla, Ad usum scholarum. Valentiae: in officina Benedicti Monfort. Anno 1780. 8.º, 234 páginas.

CLV. OVIEDO, Rodrigo de.—Madrid, 1780.

Cartas de Cicerón escogidas, distribuídas en sus clases, con breves Argumentos, y Notas en castellano. Por D. Rodrigo de Oviedo, [p. 293] Cathedrático de Buena-Versión, y Propiedad Latina en los Reales Estudios de Madrid. Para el uso de ellos. Madrid: MDCCLXXX. En la Oficina de D. Manuel Martín, calle de la Cruz, donde se hallará. Con las licencias necesarias.

8.º Ocho hojas de prels., 303 páginas y una sin foliar de erratas.

CLVI. CRUZ HERRERA, Enrique.—Madrid, 1788.

Silva selectorum operum M. Ciceronis, continens orationes duodecim selectas: quibus accesserunt Tractatus de Senectute, de Amicitia, et ejusdem Paradoxa: varia Opuscula Poetica, in gratiam candidatorum Poeseos, et Compendium Rhetoricae P. Cipriani Soarii. Nunc à plurimis mendis expurgata à D. Enrico de la Cruz Herrera, qui Philosophiae, ac Sacrae Theologiae in Oveti Universitate olim operam navavit, et nunc Humaniorum litterarum Professore. Anno MDCCLXXXVIII. Matriti: Typis Petri Marin. Expensis Regiae Societatis Typographorum, et Bibliopolarum Regni. 8.º, 373 págs.

CLVII. VALBUENA, Manuel de.—Madrid, 1788.

Texto de los tres libros De Officiis, de los diálogos De Senectute y De Amicitia, de las Paradoxas y del Somnium Scipionis, acompañando a la traducción de D. Manuel de Valbuena, reimpresa en dicho año por la Imprenta Real.

CLVIII. VEGAS QUINTANO, Manuel.—Alcalá de Henares, 1789.

Colección de oraciones tomadas de las Epístolas de Cicerón, por donde principien los niños a traducir y saber los preceptos de la construcción, y sesenta cartas del mismo Príncipe de la elocuencia, escogidas e ilustradas con notas en castellano. Su autor D. Manuel Vegas Quintano, Catedrático de Latinidad en la Universidad de Alcalá. En Alcalá: Año de MDCCLXXXIX (1789). En la Imprenta de Don Joseph Antonio de Ibarrola. Con licencia.

8.º, 10 hojas de anteportada, portada y prólogo; 270 págs. de texto y dos hojas más sin foliar; la última página en blanco.

[p. 294] CLIX. ABRIL, Pedro.—Madrid, 1790.

Texto de 81 epístolas selectas con la traducción castellana de Simón Abril (Los dos libros de las Epístolas selectas de Marco Tulio Cicerón... puestas con traducción y declaraciones en lengua castellana... hechas por el Maestro Pedro Simón Abril... Madrid, MDCCXC. Ex officina Benedicti Cano .—8.º

CLX. OVIEDO, Rodrigo de.—Madrid, 1792.

Cartas de Cicerón escogidas, distribuídas en sus clases, con breves Argumentos y Notas en castellano. Por D. Rodrigo de Oviedo, Catedrático de Buena-Versión y Propiedad Latina en los Reales estudios de Madrid. Para el uso de ellos. Con Privilegio. Madrid: MDCCXCII. En la Imprenta de D. Benito Cano.

8.º Ocho hojas prels. + 279 págs.

Prólogo al lector.—Vida de M. Tulio Cicerón.

Las cartas están distribuídas en ocho libros. El primero (Cartas de recomendación) consta de 45; el segundo (cartas narratorias y nunciatorias) de 15; el tercero (cartas exhortatorias) de 14; el cuarto (cartas petitorias) de 10; el quinto (cartas gratulatorias y de acción de gracias) de 15; el sexto (cartas consolatorias) de 12; el séptimo (cartas excusatorias) de 9, y el octavo (cartas de diferentes asuntos) de 10.

Lleva algunas brevísimas notas en castellano.

CLXI. OLIVET, José.—Lisboa, 1793.

M. Tullii Ciceronis Orationes Selectae ad usum Scholarum Lusitanarum jussu Josephi I. Regis Fidelissimi editae, et secundum Josephi Oliveti editionem emendatae. Olisipone, ex Typographia Regia. M.DCC.XCII. Ex Regis decreto.

8.º Seis hojas prels. y 424 págs.

Studiosis adolescentibus.

«Cum M. Tullii Ciceronis eas iterum orationes typis commiteram, quae tironibus usui essent; id unum diligenter curavi, ut ab omnibus, si fieri posset, erroribus et mendis vindicatae in [p. 295] lucem prodirent. Itaque Olivetum sequi malui, cujus opera atque industria satis omnibus probata est, quam alios bene multos, à quibus nonnulla temere inversa, alia detorta, alia ex aliis facta quae divini scriptoris verba ac sententias deformarunt. Nequis vero me negligentiae postulet, quod in hujusmodi re nihil praestiterim; illud in primis monendum esse arbitror quidquid habent Victorius, Manutius, Lambinus, Gruterus, quidquid ex veterum exemplorum comparatione colligere potui, quod momenti esset non exigui, et ab exemplo nostro dissideret, partim marginibus adscriptum, partim calci subjectum fuisse. Graevium etiam multis lin locis adjunxi, qui in maculis eluendis, vel notandis tantum laboris ac studii posuit, ut nemini inferior videatur. Habetis igitur Ciceronem, quantum cura ac diligentia fieri potest, emendatum. Eruditiones, animadversionesque acervatim congestas ne expectetis. Nihil enim à tironum studiis tam alienum esse judico, quam identidem lectionem abrumpere, atque à se proposita ad alia atque alia migrare... Illos, siqui fuerint, qui et analysin, et Rhetoricas figuras, aliaque id genus desiderabunt, non negligentia aut laboris fuga haec à me fuisse praetermissa: quae quidem nullo negotio coacervare potuissem, cum tot viri in hujusmodi rebus ad taedium usque operam suam collocarint. Verum id mihi persuasum semper fuit, iis, qui artis praecepta iam didicissent, ab ipso Tullio facem quodammodo esse praeferendam, et viam demostrandam, modo etiam boni praeceptoris opera accedat... Argumenta vero, et synopsin singulis orationibus praeposui, quo facilius intelligerentur et statim uno obtutu earum contextus videri posset. Capitum divisionem geminam dedi: alterum Gruteri pro rerum distinctione, alterum Nizolii pro quadam verborum mensura et lexici usu, quae quidem nostris numeris in margine signatur...»

Decreto «Eu el Rei faço saber aos que este Alvará virem, que attendendo ao que me foi representado por D. Thomaz de Almeida, do meo Conselho Principal, Primario da Santa Igreja de Lisboa, e Director Geral dos Estados destes Reinos, e seus Dominios, e ao muito, que importa animar os mesmos Estudos pela applicação de todos os meios, que podem conduzir para os promover. E sendo mandado imprimir em beneficio delles, e das suas necessarias despezas, todos os Livros classicos, e Diccionarios, que forão enunciados nas Instrucções, que mandei promulgar em vinte [p. 296] e oito de Junho deste presente anno, para os Professores da Grammatica Latina, Grega, Hebraica, e de Rhetorica: Sou servido conceder a sobredita Direcção Geral o privilegio da impressão de todos os Livros, e dos mais, que houver por bem mandar estampar para o uso das classes das referidas Linguas, e Arte de Rhetorica, para que, em quanto Eu não mandar o contrario, nenhuma pessoa de qualquer estado, qualidade, e condição que seja, possa imprimir, fazer entrar de fora do Reino, ou vender algum, ou alguns dos sobreditos Livros... Dado no Palacio de N. Senhora da Ajuda a treze de Agosto de mil setecentos e cincoenta e nove.»

Comprende este tomito tres oraciones del género demostrativo (Pro Archia Poeta.—Post reditum ad Quirites.—Pro M. Marcello); tres del deliberativo (las dos primeras Catilinarias , y la Pro Lege Manilla), y seis del judicial (Pro S. Roscio Amerino. Divinatio in Verrem.—Proænium seu Principium Primae Actionis in C. Verrem.—Pro T. Annio Milone.—Pro Q. Ligario.—Pro Rege Dejotaro).

CLXII. CRUZ HERRERA, Enrique.—Madrid, 1796.

Silva selectorum operum M. Tul. Ciceronis, continens orationes duodecim selectas: quibus accesserunt Tractatus de Senectute, de Amicitia, et ejusdem Paradoxa: varia opuscula poetica, in gratiam candidatorum Poeseos, et Compendium Rhetoricae P. Cipriani Soarii. Mendis expurgata à D. Enrico Cruz Herrera, Philosophiae, ac Sacrae Theologiae in Archigymnasio Ovetensi auditore, nunc Professore Humaniorum litterarum. Matriti: Anno M.DCC.XCVI. Ex Typographia D. Josephi Doblado . 8.º, 372 págs.

Extraño y abigarrado centón es el de este libro, que hasta la página 293 reproduce las obras selectas de Cicerón publicadas por los Padres de la Compañía en Madrid, 1623, y prosigue con las once elegías del P. Sidronio Hoschio sobre las Lágrimas de San Pedro, un poemita del P. Famiano Strada Facinus Hispani ducis, una oda del jesuíta polaco Matías Casimiro Sarbievio, cuatro composiciones del P. Mercenario Joaquín Muñatones, profesor en la Universidad Complutense (Resipiscentis Peccatoris Elegia.—Agentis animam augustiae, ejusdem Authoris.—In mulierem moecham Dominicum judicium, Epopaeia.—Glossema super [p. 297] illud Carmen quod Is. 42 legitur: Non erit tristis neque turbulentus), el Breve Rethoricae Compendium, del P. Cipriano Suárez, y un apéndice con algunas traducciones de Marcial, Ausonio y Alciato de autor anónimo.

Todo está en las anteriores desde la de 1764, por lo menos.

CLXIII. Valencia, 1797 (Edit. Hermanos de Orga).

M. Tullli Cireronis Epistolae ad familiares.

Texto latino que acompaña a la traducción castellana de Pedro Simón Abril, reimpresa por dichos editores, y corregida en muchos lugares. El original que comúnmente se siguió fué el de la edición in usum Delphini, reimpresa por el Seminario de Padra en 1765, cotejándole con el del Abate Olivet (Ginebra, 1758). Pero, además, se tuvieron en cuenta las varias lecciones de Mureto, de Lambino, de Victorio, de Gronovio, de Grevio, etc. Es edición limpia y esmerada (vid. Traducciones).

CLXIV. OVIEDO, Rodrigo de.—Madrid, 1806.

Texto latino de las oraciones Pro lege Manilia, In Catilinam I, II, Pro Archia poeta, Post reditum ad populum, Post reditum ad senatum, Pro Milone, Pro Marcello, Pro Ligario, Pro Dejotaro, Philippicae I, IX, unido a la traducción castellana de D. Rodrigo de Oviedo (Sancho, 1806).

CLXV. OVIEDO, Rodrigo de.—Barcelona, 1808.

Texto latino de las mismas doce oraciones selectas, con la traducción de D. Rodrigo de Oviedo (Barcelona. 1808).

CLXVI. CRUZ HERRERA, Enrique.—Madrid, 1816.

Silva Selectorum Operum M. T. Ciceronis, continens Orationes duodecim selectas: quibus accesserunt Tractatus de Senectute, de Amicitia et ejusdem Paradoxa, Varia Opuscula Poetica, in gratiam Candidatorum Poeseos, et Compendium Rhetoricae P. Cipriani [p. 298] Soarii. Matriti, MDCCCXVI. Typis Viduae Placidi Barco López in via Vulgo de la Cruz. Superiorum permissu. 8.º 376 págs.

Igual contenido que las ediciones de 1788 y 1796.

CLXVII. ANÓNIMO.—Sevilla, 1817.

M. T. Ciceronis de Officiis libri tres. Cato Major, vel de Senectute. Laelius, sive de Amicitia. Paradoxa Stoicorum Sex. Somnium Scipionis.

Hispali: apud Bartholomeum M. Caro. Anno 1817.

12º, 372 págs. Sin prólogo, advertencia ni otro preliminar alguno.

CLXVIII. PETISCO, José.—Madrid, 1817.

M. Tullii Ciceronis epistolarum ad familiares, libri XVI. Quae omnia recenti hac editione perpolita sunt, epistolarum aliquot locis accessione facta: juxta exemplar Amstelodamense. Matriti, 1817, Typis J. Viana Razola.

Pro Rege Dejotaro.

Pro M. Marcello.

Philippica IX. In M. Antonium.

8.º, dos hojas prels. El tomo está dividido en dos partes, con portada, paginación e índices diversos. La primera, en 222 páginas, comprende hasta la oración Post reditum in Senatu, inclusive. La segunda abarca las restantes oraciones, en 343 páginas. Todo ello con argumentos y breves notas en castellano, como en la edición de Villagarcía de Campos, de la cual esta es copia textual.

CLXIX. PETISCO, José.—Madrid, 1818.

M. T. Ciceronis Orationes Selectae argumentis et notis hispanicis illustratae a P. Josepho Petisco è Societate Jesu. In usum scholarum ejusdem Societatis.

Matriti, MDCCCXVIII. Typis Viduae Placidi Barco Lopez. Superiorum permissu.

Facultas Ordinarii. (Es la del Obispo D. Andrés de Bustamante, [p. 299] dada en Palencia el 21 de julio de 1757 para la primera edición de estas Selectas del P. Petisco.)

Facultas R. P. Praepositi Provincialis. (Es la del P. Osorio, en Logroño, 2 de julio de 1747, para la misma edición.)

Contiene las oraciones:

Pro Lege Manilia.

In Lucium Catilinam I et II.

Pro Archia Poeta.

Post reditum ad Quirites.

Post reditum in Senatu.

Pro T. Annio Milone.

Pro Q. Ligario.

CIXX. PETISCO, José.—Barcelona, 1820.

M. Tullii Ciceronis Orationes Selectae Argumentis et Notis Hispanicis illustratae, Pars Prima, Barcinone: Apud Joannem Franciscum Piferrer Typog. Reg. in Platea Angeli, 1820.

8.º, 8 hoj. prels. y 386 págs. La segunda parte comienza en la pág. 165.

Es la colección del P. José Miguel Petisco, pero como en 1820 corrían malos vientos para los jesuítas, se omitió su nombre. El P. Uriarte (pág. 418) menciona otras dos reimpresiones barcelonesas, una de 1822 y otra sin fecha.

CLXXI. ISLA, Francisco José.—Barcelona, sin año (hacia 1820).

M. T. Ciceronis Dialogi de Senectute et Amicitia, Summariis et Notis Hispanicis illustrati, Barcinone, apud Joannem Franciscum Piferrer, Typographum Regis.

8.º Tres hojas prels. sin foliar y 218 págs.

Es reproducción de la de Villagarcía, 1760, con los sumarios y notas del P. Isla, cuyo nombre se omitió en odio a los jesuítas.

CLXXII. OVIEDO, Rodrigo de.—Barcelona, sin año (¿1820?).

Cartas de Cicerón escogidas, distribuídas en sus clases, con breves Argumentos y Notas en Castellano. Por D. Rodrigo de Oviedo, [p. 300] Cathedratico de Buena-Versión y Propiedad Latina en los Reales Estudios de Madrid. Para el uso de ellos. Tercera edición corregida y aumentada de una colección de Frases selectas de las obras de Cicerón para el uso de las clases de Barcelona. Con licencia, en Barcelona. Por Juan Francisco Piferrer, Impresor del Rey N. S. Véndese en su Librería, Administrada por Juan Sellent.

8.º Ocho hojas prels. sin foliar y 210 págs.

Prólogo al lector:

«El fin de poner estas Notas y Argumentos a las Cartas de Cicerón ha sido... facilitar el adelantamiento a los niños, cuyas luces son muy escasas para entrar en un asunto nada claro como es el de las cartas. Pusiéronse en Castellano, y no en Latín, porque si sirven para darles luz deben estar en Idioma conocido de ellos. Algunas notas se omitieron para dexarles algo en que trabajar el entendimiento. Pareció necesario poner la Vida de Cicerón, porque da mucha luz para la inteligencia así de estas Obras, como de las demás de este Autor, en que deben principalmente exercitarse los que han de ser Latinos; y he dexado algunas Cartas, porque bastan estas para imponerse los niños en todas. Las he distribuído en varias clases, para que pasando sucesivamente los niños las de cada una, formen idea de lo que pide y requiere, y puedan, cuando se les ofrezca, escribir con acierto una Carta. No pretendo hacer mérito de esta obrita, en que más me ha dado que hacer el discurrir lo que había de dexar de lo mucho que hay escrito sobre el asunto, que lo que había de añadir.»

Vida de Marco Tulio Cicerón.

Las cartas selectas que se reproducen en este tomito son 75, distribuídas en siete libros, según su género: cartas de recomendación, narratorias y anunciatorias, exhortatorias, petitorias, gratulatorias y de acción de gracias, consolatorias, executorias y de diferentes asuntos.

Ocupan la mitad del volumen (págs. 113-210) , Elegantes formulae ex Ciceronis Operibus Selectae.

CLXXIII. OVIEDO, Rodrigo de.—Barcelona, 1821.

Cartas de Cicerón con breves argumentos y notas. Por D. Rodrigo de Oviedo. Cuarta edición corregida y aumentada. Barcelona, [p. 301] en la imprenta de Valero Sierra y Martí, Plaza de San Jaime. Año 1821.

8.º Ocho hojas prels. + 210 págs.

Va aumentada con una colección de Elegantes formulae ex Ciceronis operibus Selectae (desde la pág. 113).

CLXXIV. ANÓNIMO.—Madrid, 1826.

M. Tullii Ciceronis Epistolarum ad Familiares, Libri XVI. Quae omnia recenti hac editione perpolita sunt, Epistolarum aliquot locis accessione facta; juxta exemplar Amstelodamense. Matriti, MDCCCXXVI. Typis viduae Placidi Barco Lopez. Superiorum permissu .—8.º, 592 págs.

Sin ningún prólogo ni advertencia que permita inferir cuál de las ediciones de Amsterdam es la que sirvió de base para esta.

CLXXV. OVIEDO, Rodrigo de.—Figueras, 1827.

Cartas de Cicerón con breves argumentos y notas. Por D. Rodrigo de Oviedo. Quinta edición corregida y aumentada. Con licencia. Figueras, por Antonio Matas, impresor y librero, calle de Gerona, año 1827.

8.º Ocho hojas prels. + 202 págs.

Tiene, sobre las ediciones anteriores, la ventaja de llevar al fin (desde la pág. 111) una colección de Elegantes formulae ex Ciceronis operibus selectae.

CLXXVI. PETISCO, José.—Madrid, 1829.

M. T. Ciceronis Orationes Selectae argumentis, et notis hispanicis illustratae a P. Josepho Petisco, è Societate Jesu. In usum scholarum ejusdem Societatis. Matriti, MDCCCXXIX. Typis Juliani a Viana Razola. Superiorum permissu.

8.º Dos hojas prels., 350 págs. y una hoja sin foliar de índice.

Reimpresión exacta de la de Villagarcía, cuyas licencias conserva.

[p. 302] CLXXVII. ANÓNIMO.—Madrid, 1830.

M. Tullii Ciceronis epistolarum ad familiares, libri XVI. Quae omnia recenti hac editione perpolita sunt, aliquot locis accesione facta, juxta exemplar Amstelodamense. Matriti, 1830. Typis J. Viana Razola.

CLXXVIII. ANÓNIMO.—1834.

Silva selectorum operum M. T. Ciceronis continens orationes duodecim selectas: quibus accesserunt tractatus de senectute, de amicitia et ejusdem Paradoxa. Varia opuscula poetica in gratiam Candidatorum poeseos, et Compendium Rhetoricae P. Cipriani Soarii. Matriti, 1834, typis J. de Viana Razola.

CLXXIX. CASAS, Fernando.—Cádiz, 1841.

Laelius sive de Amicitia dialogus.

Texto muy correcto que acompaña en planas alternadas a la traducción del eminente humanista gaditano Dr. D. Fernando Casas. Incluye también los capítulos XX del libro primero de finibus bonorum et malorum , y XXIV, XXV y XXVI del libro segundo, en que se exponen y refutan las teorías de Epicuro acerca de la amistad.

Casas siguió en general la recensión de Víctor Le Clerc, a quien cita con merecido elogio.

CLXXX. CAMÚS, Alfredo Adolfo.—Madrid, 1846.

Praeceptistas Latinos para el uso de las clases de Principios de Retórica y Poética.

Cicerón, «De Oratore». «De Claris Oratoribus». «Orator».

Quintiliano, «Institutiones».

Tácito, «De causis corruptae eloquentiae».

Séneca, «Declamationes».

Horacio, «De Arte Poetica».

Con un Análisis razonado de estas obras, por D. Alfredo Adolfo [p. 303] Camús, profesor de la Universidad de Madrid e individuo de la Academia Greco-Latina. (Añádese la traducción de dicha arte poética y las notas con que la ilustró el Excmo. Sr. D. Francisco Martínez de la Rosa... Madrid, Imprenta, Librería, Fundición y Estereotipia de M. Rivadeneyra y Comp.ª, Calle de Jesús del Valle, 6, 1846.)

4.º, XIV págs. de prels. y 369 de texto.

Las 91 págs. primeras contienen en extracto los diálogos de Oratore, el Brutus, el Orator ad Brutum, interpolados con reflexiones críticas del colector. Siguió el texto de Víctor Le Clerc.

Preliminares.

Dedicatoria:

«Al literato y publicista distinguido D. Buenaventura Carlos Aribau, como una ligera prueba de respeto, gratitud y cariño, Alfredo Adolfo Camús.»

Discurso preliminar:

«Cuando para acudir a la urgente necesidad que iban a experimentar mis discípulos de tener un libro de texto acomodado al instituto de mi Cátedra, hice reimprimir con algunas breves adiciones la excelente obra escrita por D. Francisco Sánchez, bajo el título de Principios de Retórica y Poética, ofrecí al público, como complemento de aquella, reunir en un solo cuerpo, con un análisis razonado, los preceptistas latinos que formularon las reglas del bien decir en prosa y en verso.

»Voy a cumplir ahora mi palabra, a cuyo fiel e inmediato desempeño me animó con lisonjeras razones el Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación, [1] considerando este trabajo como perfectamente ajustado a la idea dominante en el plan de estudios que a la sazón acababa de publicar de orden de S. M. Esta idea que en él se echa de ver a la primera lectura, es el fomento de los estudios clásicos, que en efecto yacían entre nosotros en no merecido abandono...

»El método de explicar, con el texto a la vista, lo que acerca de la Oratoria y la Poética dejaron consignado los escritores antiguos, no es nuevo pensamiento: se ha puesto ya en práctica en otros países; y presumo yo que si alguna nación debe adoptarlo [p. 304] más que otra, ninguna lo hará con tanta razón como la española, por cuanto debe gloriarse de contar entre sus hijos a dos de aquellos autores, a quienes todo el mundo venera: Séneca y Quintiliano.

»Grandes y evidentes son las ventajas que recomiendan este procedimiento de enseñanza; indicaré algunas que me parecen suficientes:

»Primera. Se llevan a la vez los dos objetos señalados por el actual plan de estudios a mi cátedra, que comprende los Principios de Retórica y Poética y la Traducción de autores latinos. Si después de aprendidos los rudimentos de esta magnífica lengua, se abandonase su cultivo, resultaría perdido todo el tiempo empleado en su estudio. Es preciso sacar provecho de las anteriores tareas; y el medio más directo, fácil y eficaz para lograrlo es, sin duda, ver cómo se expresan en ellas las ideas que nuevamente adquirimos, y que, por consiguiente, llaman más nuestra atención.

»Segunda. Siendo las obras que he escogido, no sólo un compendio razonado y doctrinal de las reglas del arte, sino también modelos preciosísimos de buena elocución, se consigue de esta manera fundir en una misma pieza el precepto y el ejemplo, cosas que nunca deben ir separadas en la enseñanza de todo principio práctico y aplicable.

»Tercera. Uno de los objetos más importantes en todo estudio es conocer la historia del arte; y la historia se aprende por los documentos que dan testimonio de las ideas concebidas por aquellos hombres, que viviendo en un siglo observador redujeron a un cuerpo de doctrina las inspiraciones de la naturaleza y los instintos del buen gusto todavía no formulados. Aquí están esos documentos, que atravesaron diez y nueve siglos sin alteración, y aun constituyen el código actual de la elocuencia y de la poesía, sin que ni los progresos intelectuales de la humanidad, ni el cambio de las opiniones en otros ramos del saber, ni las vicisitudes de los tiempos, hayan podido añadir más que escolios y explicaciones, y sin que los sistemas contrarios ingeniosamente inventados hayan conseguido más que señalar una pasajera decadencia, para volver luego al triunfo y restauración de los antiguos principios, los cuales deben de ser los verdaderos, cuando las épocas [p. 305] en que han vuelto a aparecer han sido brillantes, gloriosas y llamadas de renacimiento...

»En medio de mi veneración a los antiguos estoy muy distante de creer que el arte no pueda haber adelantado en cuanto al método de su exposición, y al acomodamiento de sus reglas a las ideas y hábitos de la presente sociedad. Lejos de esto, opino que una debe de ser la base del edificio y otro su complemento y ornato; y que ya no nos hallamos en circunstancias iguales a las del empezar el siglo XVI, cuando tantos escritores eminentes en erudición, al poner de manifiesto los riquísimos tesoros de la romana literatura, se hicieron sus intérpretes en la misma lengua. Entonces los conocimientos humanos no se habían vulgarizado todavía; el romance por falta de uso no había recibido el pulimento que luego adquirió; y no existía aún bastante copia de modelos con que explicar prácticamente los primores de la prosa y del verso en los dialectos que apenas acababan de convertirse en idiomas independientes como las naciones que los hablaban.

»La situación es diferente a la verdad; pero en nada se opone a que la generación actual siga bebiendo en sus primitivas fuentes las instituciones que nos dejaron los grandes maestros. Proceder de otra manera sería truncar la ilación de las ideas, y estrechar los límites del arte en lugar de extenderlos hasta sus orígenes, y de acumular en un acervo común los conocimientos que, elaborados por la lenta acción de los siglos, forman el patrimonio del humano entendimiento.

»No debemos olvidar que la civilización romana forma el principal elemento de la civilización moderna. No son los restos de un gran pueblo que dejó de existir, son los antiguos fundamentos de una misma sociedad, que todavía subsiste aunque modificada. Se conservan las costumbres, se conserva la legislación, se conserva sobre todo la lengua, adoptada en toda su pureza por la religión, y con alteraciones por el pueblo en los usos más comunes de la vida. Todo estudio, pues, que no pase más allá de los tiempos en que dió sus primeros vagidos la literatura vulgar, será un estudio incompleto.

»Para caminar con seguridad por esta provechosa senda, de suerte que ni el cansancio nos rinda, ni la uniformidad del terreno extravíe nuestros pasos, se hace necesario un guía que nos conduzca [p. 306] y ciertos puntos de descanso... Este es el objeto de las breves observaciones en castellano, intercaladas en el texto latino, método que para mi objeto ha de ser más eficaz que una simple traducción; pues sin tentar la pereza habitual del discípulo, ni abandonarlo todo a su ingenio poco ejercitado, le pone en disposición de discurrir por sí mismo, si bien con ayuda ajena, hasta que de ella pueda prescindir...»

El plan de esta colección es excelente; las notas útiles y discretas, y a la elección de los autores pocos reparos pueden ponerse, salvo el haber abierto demasiado la mano en las Declamaciones atribuídas a Quintiliano, que por cualquier lado que se las mire son mal modelo de gusto y estilo.

Sin duda, por la precipitación con que este libro hubo de imprimirse para atender a las necesidades de la enseñanza, sacó muchas y graves erratas, que de ningún modo pueden atribuírse a un humanista tan distinguido como Camús. Algunas las corrigió él mismo, al reproducir parte de estos textos, entre ellos el de Cicerón, en el tomo IV de la Colección de Autores Selectos latinos y castellanos (llamada vulgarmente del Gobierno), que publicaron de Real orden Camús y Amador de los Ríos en 1849. (V. Crestomatías).

CLXXXI. PÉREZ Y GARCÍA, Antonio.—Madrid, 1848, imprenta de Repullés.

De Republica libri sex. Acompaña en páginas alternadas a la traducción castellana de D. Antonio Pérez y García.

El texto seguido por el traductor es el de Angelo Mai, cuyas notas latinas conserva.

CLXXXII. CASAS, Fernando.—1862.

Edición muy limpia y correcta de los tres diálogos del Orador, de las oraciones por la ley de Manilio, Catilinaria cuarta, contra Cecilio, acción 7.ª contra Verres («de los Suplicios»), Filípica Segunda, acompañando a la magistral traducción que de estas piezas ciceronianas hizo el médico y humanista gaditano D. Fernando Casas (Cádiz, imprenta de la Revista Médica).

El texto seguido es el de la recensión de Víctor Le Clerc.

[p. 307] Traducciones castellanas

CLXXXIII. CARTAGENA, Alonso de.—Ms. de El Escorial, 1421-1424.

Libro de marcho tullio çiçeron q se llama de la Retorica, trasladado de latín en romance por el muy reueredo don alfonso | de Cartagena obpo de burgos a ynstancia del muy esclaresçi  | do Principe don eduarte Rey de portugal.

Códice de la Biblioteca Escurialense (ij-12).—45 hojas. Con una iluminación al principio.

Prólogo en la traslación:

«Fablando con vos, príncipe esclarescido, en materias de sciencia, en que vos sabedes fablar, en algunos días de aquel tiempo en que en la vuestra corte, por mandado del muy católico Rey, mi Señor, estaba, vínoos a voluntad de haber la «Arte de la Retórica» en claro lenguaje, por conoscer algo de las doctrinas que los antiguos dieron para fermoso fablar. Et mandásteme, pues yo a esa sazón parecía haber algunt espacio para me ocupar en cosas estudiosas, que tomase un pequeño trabajo, et pasase de latín en nuestra lengua la retórica que Tulio compuso. Et como quiera que en el estudio della fuí yo tan poco ocupado, et despendí tan poco tiempo, que non digo para la trasladar; mas aun para entender algo della me reputaba et reputo insuficiente; pero acatando al vuestro estudioso deseo, comencé a poner en obra vuestro mandamiento. Et comenzando a ocupar en ello la péñola, sobrevino mi partida et quedó a vos, segunt se suele facer en las compras, una muy pequeña parte del comienço, et vino conmigo el cargo de lo acá complir.

Et pasaron después tiempos asaz en que otra cosa mucho mayor et de más trabajo et estudio se pudiera acabar. Mas ésta non se acabó fasta aquí, ciertamente non por olvido nin por menosprecio; ca lo primero fuera torpeza muy grande, lo segundo inmensa presunción; mas por sobrevenir tales tiempos, que a los semejantes estudios otorgaron ferias notorias, lo cual para mi excusación allegar non sé por cuáles otras mejores nin tan buenas palabras que por aquellas que escribió Sant Bernardo al papa Eugenio en el libro De la Consideración, diciéndole así: «Membrándome del prometimiento [p. 308] en que so obligado a ti, ¡oh muy buen varon papa Eugenio!, quiérome librar siquiera tarde. Et vergüenza habría yo de la vida si supiese que en mí hubiera negligencia o menosprecio; pero non es así; mas sobrevino, como tú sabes, tiempo grave, tal, que al uso de la vida parescía embargar, cuanto más a los estudios.» Et parésceme que puedo a propósito decir algo de lo semejante, non porque entiendo que vino a vos tanta graveza de tiempo como a él, por ventura, vino, nin que la presente traslación sea de tanto estudio, nin requiera tanto trabajo como la composición que él facía; mas nin el ingenio et sciencia de quien esto escribe es igual, por cierto, nin ha proporción nin respecto con la de aquel santo e famoso varón. Et así non es de maravillar que pequeño ingenio en la pequeña obra con menor impedimento tanto se embargue como el grande en la obra más alta por el impedimento mayor. Por ende la tardança que en esto hubo, si la afeción non me engaña (que suele defender las culpas propias), non es mucho de culpar. Ca ocupado nuestro muy ínclito príncipe en su graciosa juventud contra una parte de sus vecinos en defensión de su honra real, et amparo de la república, et contra otra en exaltación de la santa fe católica et opresión de los enemigos de la vera cruz, que dentro de los nuestros términos tanto tiempo ha que moran, razonable cosa es que todos sus súbditos, dexadas las otras cosas en que en los otros tiempos se suelen ocupar, vuelvan su corazón enteramente et ocupen su voluntad, poniendo su poderío en cuanto el estado et fuerza de cada uno basta para le en ello servir.

»Pero entre las otras ocupaciones tomé algunt poco espacio para cumplir vuestro mandado, et pagar ya esta debda; et llamada la ayuda divinal, fícelo ansí como vedes, no tal sin dubda como facer se debía e pertenescía enviar a vos a quien se dirige; mas como la imbecilidad et flaqueza del ingenio del escribiente en tal tiempo bastó, confiando en vuestra virtuosa ecuanimidat que recibiredes benignamente esta paga, aunque tardía, tolerando los defectos que en la presente traslación fallaréis, donde tolerarse podieren; et enmendándolos donde enmendar se debieren. Et para más clara ver la intención, antes que oyades a Tulio, oid la introducción siguiente:

[p. 309] Introducción.

«Muchos fueron los que de la rhetórica en los tiempos antiguos fablaron, así griegos como latinos. Pero aunque de la elocuencia de asaz dellos hoy dura la memoria, et de algunos sus famosas oraciones, así como entre los griegos de Demóstenes et de Eschines, et entre los latinos de Salustio et de otros; mas libros compuestos de la arte liberal mesma que llaman Retórica, yo non sé que de aquellos muy antiguos, en este tiempo parezcan sinon de dos auctores: el uno griego, el otro latino. El griego fué Aristóteles, que fabló en ello profundamente, ca non entendió aquel filósofo que del todo acababa la obra moral, si después de las Éticas et Políticas no diese doctrinas de lo que a la elocuencia pertenesce, e compuso un libro que se llama de la Retórica, en que escribió muchas et nobles conclusiones pertenecientes a esta arte, de las cuales, así por teólogos como por juristas, son muchas en diversos logares allegadas cada una a su propósito. El otro fué latino, et éste es Marcho Tullio Ciçerón, el cual escribió muchos libros et tractados de diversas materias, escriptos so muy elocuente estilo. Entre ellos compuso algunos pertenecientes a la doctrina desta arte. Ca aunque en todos guarda él bien las reglas de la elocuencia, pero non fabló en todos della; ca una cosa es fablar según la arte, et otra es fablar de la arte. E él en todos guarda la arte; pero non en todos, mas en algunos, fabló de la arte.

»Estos, si son muchos o cuántos son, non lo sé, mas los que comúnmente parescen, son los siguientes: El libro de la Retórica vieja, et otro de la Retórica nueva et un libro que dicen Del Orador, e otro Del orador menor, et un breve tractado que se llama de la muy buena manera de los oradores, et otro que se intitula la Tópica, los cuales, aunque por diversas maneras, todos tienden a dar doctrinas de la elocuencia. [1] E destos, porque el de la Retórica vieja es primero, et aun porque fabla más largo, fué por vos escogido para que se pusiese en nuestro lenguaje, et fízose así por vuestro mandado, en la traslación del cual non dubdo que [p. 310] fallaredes algunas palabras mudadas de su propria significación, e algunas añadidas, lo cual fice cuidando que cumplía así: ca non es este libro de Sacra Scriptura, en que es error añadir o menguar, mas es composición magistral fecha para nuestra doctrina. Por ende, guardada cuanto guardar se puede la intención, aunque la propiedad de las palabras se mude, non me paresce cosa inconveniente: ca como cada lengua tenga su manera de fablar, si el interpretador sigue del todo la letra, nescesario es que la escritura sea obscura et pierda gran parte del dulzor. Por ende, en las doctrinas que non tienen el valor por la autoridad de quien las dixo, nin han seso moral nin místico, mas solamente en ellas se cata lo que la simple letra significa, non me paresce dañoso retornar la intención de la escriptura en el modo del fablar que a la lengua en que se pasa conviene, la cual manera de trasladar aprueba aquel singular trasladador sant Hierónimo en una solemne epístola que se sobreescribe de la muy buena manera del declarar que envió a Pamachio, entre otras cosas, diciéndole así: «Yo non solamente lo digo, mas aun con libre voz lo confieso, que en la interpretación de los libros griegos non curo de exprimir una palabra por otra, mas sigo el seso et efecto, salvo en las Sanctas Escripturas, porque allí la orden de las palabras trae misterio.» E esta manera seguí aquí, porque más sin trabajo lo pueda entender quien leer lo quisiere, e aun por lo más aclarar, como quier que en latín está todo junto et non tiene otra partición, salvo la de los libros, es a saber, entre el primero et segundo; pero yo partí cada libro en diversos títulos, según me paresció que la diversidad de la materia pidía; e donde el vocablo latino del todo se pudo en otro de romance pasar, fícelo, donde non se pudo buenamente, por otro cambiar, porque a las veces una palabra latina requiere muchas para se bien declarar. E si en cada logar por ella todas aquellas se hobiesen de poner, farían confusa la obra en el tal caso. Al primero paso en que la tal palabra ocurrió, se fallará declarada, et aunque después se haya de repetir, non se repite la declaración; mas quien en ella dubdare, retorne al primero logar donde se nombró, el cual está en las márgenes señalado, et verá su significación.

»Pero aunque esto todo se fuga, las composiciones que son de ciencia o de arte liberal, para bien se entender, todavía piden [p. 311] estudio, porque no consiste la dificultad de la ciencia tan sólo en la obscuridad del lenguaje; ca si así fuese, los buenos gramáticos entenderían cualesquier materias que en latín fuesen escriptas. E vemos el contrario; ca muchos bien fundados en la arte de la gramática entienden muy poco en los libros de teología et derecho, et de otras ciencias et artes, aunque son escriptas en latín, si non hobieren doctores que los enseñasen. Por ende, aunque esta retórica sea traspuesta en llano lenguaje, quien entenderla quisiere, cumple que con atención la lea.

»E demas desto es de saber que algunos cuidan que la retórica toda consiste en dar doctrinas especiales para escribir o fablar o trasmudar las palabras, mas non es así; ca como quier que della... la buena ordenanza del fablar, pero non es este su total intento; ca grand parte della se ocupa en enseñar cómo deben persuader e atraer a los jueces en los pleitos e otras contiendas, e a las otras personas en otros fechos cuando acaescen, e quien bien lo quisiere considerar, fallará que el oficio que entre nos tienen los juristas que llamamos abogados, ese era principalmente el de los retóricos antiguos. E lo que estos hoy quieren facer allegando textos e determinaciones, los otros facían diciendo razones fermosas, cada uno en favor de su parte, e a las veces inxerir aquellas pocas leyes que entonces había, lo cual bien puede ver quién las famosas oraciones de aquellos tiempos leyere, ca aquellas dos que en Atenas se ficieron, que hobieren tanta nombradía, que Tullio mesmo les conoce ventaja, e Sant Hierónimo face dellas en el principal prólogo de la Biblia mención, una la fizo Eschines acusando a Tesifón; la otra defendiendo al acusado e reacusando al acusador. E muchas de las que de Tullio leemos son fechas acusando a unos e defendiendo a otros, como facen los abogados solemnes.

»Por ende, quien lo presente leyere non cuide que fallará escripto como trasporte las palabras: ca aunque dello otros más modernos en tiempo et non de tan alta manera algo escribieron, pero los príncipes de la elocuencia e los precipuos escritores della en los principales libros non se ocuparon del todo en esto, mas dieron sus generales doctrinas para argüir et responder, para culpar et defender; et para mover los coraçones de los oyentes a saña o a misericordia, o a las otras pasiones que en la voluntad humana [p. 312] caen. E dende cada uno saque por su ingenio aquello que entendiere que para en lo que quiere fablar cumple. E desto Aristóteles en el libro que diximos, fabló muy profunda e científicamente. E Tullio en este, non con tanta sciencia, mas por clara et más particular ordenança, dixo algunas cosas notables que del otro tomó, et aun añadiendo de suyo, entre las cuales hay algunas que, si bien entendidas et a buen fin traídas son, pueden mucho aprovechar, et si con maliciosa intención dellas se usa, podrían algo dañar. Mas nin por esto son de dexar; ca el fierro non es de dexar aunque con él se cometan a las veces injustos homecillos et muerte a mala verdad, porque las armas fechas dél aprovechan a esforçar la justicia et a justa defensión de la república et opresión de los injustos e malos. Nin las doctrinas del especulador et de los otros juristas prácticos son de menospreciar, porque con ellas los malos abogados facen muchas cavilaciones. Pues los buenos dende toman mucho avisamiento para quejar la justicia et obviar a las malicias que contra ella se tientan. Por ende a buen fin et con recta et sana intención oigamos ya qué dice Tullio.»

Prólogo de Tullio, etc.

Esta traducción de D. Alonso de Cartagena no se ha impreso nunca. Comprende sólo el primer libro De Inventione , y termina en estas palabras:

«E por cuanto nos paresce que avemos dicho cosas de todas las partes de la fabla... de aquí adelante diremos las cosas que se siguen en el segundo libro.»

CLXXXIV. CARTAGENA, Alonso de.—Ms. de El Escorial. ¿1422?

Aquí comiença el libro del muy eloquente et graçioso rectórico philósopho Tulio para dotrina et enseñamiento de su fijo Marco Çiçeron, el qual es partido en quatro libros; los tres fablan de ofiçis, que sson de los ofiçios. E el uno fabla de senetute que es de la vejez, es yntitvlado tulio de ofiçis senetute

Códice de la Biblioteca de El Escorial.—Folio.—Vitela.—155 hojas foliadas de letra de Gallardo.

Inc. «Como quieres que tú, Marco fijo...»

[p. 313] F. «Aquí fenesce el quarto libro e postrimero de Tulio, intitulado Senetute.»

El tratado De Officiis, acaba en el folio 117 con estas palabras:

«Mucho más amado serás, si con tales enseñamientos e mandamientos te alegrases.»

Sigue el discurso pro Marco Marcello con este encabezamiento:

«Comiença una oración fecha por Tulio e la mayor parte della se enderesça a Julio César.

»El día de hoy, padres conscriptos, puso fin al luengo silencio que yo estos tiempos guardaba, non por temor alguno, más parte por enojo, parte por vergüenza. Este mesmo día me dió comienço para decir todas las cosas que quisiese o sintiese, segunt mi primera costumbre...»

Acaba fol. 126 el texto de esta oración.

«Empero hoy se fizo lo que yo non pensaba que se pudiese facer; conviene a saber, ca los tus grandes e innumerables merescimientos, por los cuales te era mucho tenido, por el fecho que hoy feciste se acrecentó una gran parte. Deo gracias.»

A la vuelta del fol. 126:

«Aquí comiença el libro de Tulio de senetute. E comiença luego el proemio o epístola que fiso el que lo pasó de latín en esta lengua, e comiença en esta manera:

»Todo hombre, segunt dize Aristóteles, ha de su naturaleza desear saber, lo cual es tan deseado por la natura humanal, que este mismo filósofo dice que por esta sola razon queremos mas los ojos que otra parte del cuerpo; porque por la vista se conocen et saben más ahina las cosas que por otro sentimiento alguno. E si los ojos que con tanta afeción son amados, se aman a fin de saber, cuán amado será el saber, a fin del cual los ojos se aman! La razonable e mortal creatura sobre todas las cosas, despues de Dios, que es fin muy postrimero e objeto muy amable, codicia la ciencia. E aquella es la que da perfección al entendimiento, aquella es la que guía las observaciones, aquella es la que face diferencia entre nos e los animales brutos, aquella es la que nos face, en cuanto la humanal enfermedad padesce, semejantes de la natura angélica. E como quier que todo saber en cuanto saber es deseable, por tanto se debe más desear, e es más deleitable la sciencia, cuanto de más altas e más honestas cosas tracta. Ca [p. 314] ansí como el principado tanto es más honrado cuanto es sobre más honorables personas, ansí la sabiduría tanto es más noble e más de querer, cuanto es de más pura materia. Non que sciencia se deua aprender poniendo el fin postrimero en ella. Mas déuese querer e buscar, así como aquella que enformando e edificando al hombre le demuestra e trae a alcanzar el fin verdadero. Onde un famoso doctor canonista dice que alguno o algunos de cinco fines se suele aprender de cualquier sciencia que se aprende; conviene a saber: o para edificar a sí mismo, o para edificar a otros, o para saber, o para que sepan que sabe, o para ganar cosas temporales. E destos, el primero e el segundo, son aprobados e lícitos, e tales que todo home los debe querer, ansí como aquellos que tienden a edificación de sí e del prójimo. El tercero, que quiere el solo saber, aunque paresce haber razón por sí muy propíncua al fin verdadero, e por haber en sí muy señalada delectación (ca, segunt dice el filósofo, maravillosas delectaciones tiene la sabiduría en puridad e firmeza); pero los católicos, que han de dirigir todos sus actos a otro más alto fin, non deben este tomar por término final, mas por carrera demonstrante el fin verdadero . El cuarto, que tiene a la fama, es reprobado, ansí como pariente e cercano de vanagloria. Ca magüer que de tal guisa se puede querer la fama que non induzca pecado; pero non se puede querer como fin. El quinto, que quiere la facienda temporal, comúnmente es inlícito, ansí como ministro de avaricia, salvo cuando la nescesidat lo demanda. Por ende, como cualquier deba cobdiciar edificar a sí mismo e edificar a otros, lo cual por la sciencia se alcanza, conviniente cosa es que desee el saber. Como las sciencias sean muchas e muy diversas, correspondientes a las cinco maneras por las cuales el ánima conosce lo verdadero e lo falso, que se dicen virtudes intelectuales, e el tiempo de la nuestra edat sea muy breve, e non bastante para las alcanzar, todas aquellas se deben más enclinar, que más derechamente contienen salud espiritual, e enderezan nuestros actos por la carrera de la virtud: que según dice Séneca, aunque nuestra vida fuese muy más luenga, non bastaría a aprender lo necesario, pues locura es aprender lo superfluo en tamaña pobreza.

»Entre éstas, el primero y principal lugar tiene la divina Escriptura, la qual contiene cosas que non son solamente complideras, a saber, más aún necesarias, [p. 315] »E después della la sciencia moral, que nos demuestra la carrera derecha e el medio de la virtud entre los extremos viciosos; e la sciencia destas non ha por fin el saber, mas el obrar. Onde el philósopho dice que el que oye la doctrina e non la pone en obra, es semejante al doliente que oye con diligencia al physico, e non face cosa de lo que le manda. E ansí como aquel non sanará en el cuerpo así se curando, tampoco éste en el alma ansí aprendiendo. E el apóstol dice éste ser semejante al que se otea en el espejo, el cual, en apartándose dél, luego olvida su figura.

»Por ende la diligencia del aprender debe ser acompañada de la diligencia del obrar. E por cuanto el ingenio humano que obra mediante los órganos corporales se enoja de se ocupar siempre en vna materia, e se deleita con diversidad de escripturas; onde Séneca dice que la diversidad de lección deleita: e otro poeta dice, que así como la diversidad de manjares deleita a los golosos, ansí la diversidad de los estudios deleita a los sabidores: por ende el ingenio cansado de leer las escripturas necesarias, algunas veces es de recrear con lección de otras cosas, tanto que sean honestas, e non estorbadoras del bien, más inductivas e excitativas a la virtud, ansí como son los fermosos tractados de los elocuentes oradores antiguos, los cuales aunque non alcanzaron verdadera lumbre de fe, hobieron centella luciente de la razón natural; la cual, siguiendo como guiadora, dixeron muchas cosas notables en substancia e compuestas so muy dulce estilo. E tales que allegadas e sometidas a la fe e a las otras virtudes theologales, excitan el espíritu, animan el corazón e avivan e esfuerzan la voluntad a los actos virtuosos: e recreando el ingenio con la dulce lectura dellas, más pronto e más fuerte se halla para la lección principal de la Sacra Escriptura.

»Este es el exercicio honesto que se non pierde por tiempo, nin se gasta con la edad; el cual cada uno desde niño e desde la ama debe comenzar, e si negligencia o fortuna en la niñez se lo negare, sígalo en la mocedad; e si la mocedad le errare, súplalo la mancebía; e donde todas fallecieren, a lo menos en la vejez; ca segunt dice Séneca, la sabiduría non refusa edad. E el mismo Séneca en otro lugar dice que bienaventurado es aquel a quien acontesce aun en la vejez amar la sabiduría. E un jurisconsulto dice que magüer el un pie ya en el sepulcro toviese, aún querría aprender. E aquel sabidor griego Solón, de Atenas, estando en [p. 316] la cama a la muerte alzó la cabeza por oir a sus amigos que disputaban. E Aristóteles, segúnt se cuenta en el libro de..., fablando en sciencia murió. E otros muchos que sería muy prolijo nombrar, ca son llenas las historias dellos. E si éstos, a fin de saber tanto, cobdiciaban la sciencia, ¿qué deben facer los católicos que allende deste fin tienden a otro más alto? Ca la gobernación de la cosa publica non la padece, porque muchos son nescesarios para labrar la tierra, e otros para la defender, e algunos para negociar e para otros oficios e artificios que gobiernan e facen fermosa habilidad. Pero cada uno, en cuanto en sí es, ha de querer e procurar e presciar el saber. E los que del todo pudieren darse a ello, recíbanlo con delectación, e háganlo por buen ejercicio. Los otros deléitense por oir algo. La conclusión sea que por nigligencia o menosprecio non quede; ca lo que la necesidat face, excusable es, e non tan solamente se debe querer para el que la aprende solo, mas es de comunicar e ayudar al que la desea; ca el deseo della es tan honesto, que él sólo obliga que todos le ayuden. Escripto es que la sciencia desdeña al poseedor avariento, e non se debe dexar por la suficiencia non ser tanta que en mucho pueda ayudar; ca la voluntad se pesa e non la obra. E aquel dinero pequeño que la vieja echó para la obra del templo, nuestro Redentor dice que sobrepujó las grandes cuantías que los otros echaban. E un vaso de agua fría, cuando más non se puede dar, según palabra del mismo Redemptor, non se debe excusar.

»E por ende, considerando vuestra diligencia, que en cuanto en vos es, por la sciencia facedes; e lo que en la mocedad la ocupación de vuestras cosas o (si claro fablo), la nigligencia vos tiró, en la provecta edad lo deseades emendar; e lo que la lengua latina vos quiso esconder, catando trasladaciones por la lengua materna pugnedes de lo descobrir, como acaesció e por ventura acaesce a algunos que su niñez e mocedad despendieron en los estudios, e alcanzaron sciencia e por causa della estados e honras, e después de entrados en días olvidan la sciencia e se inebrian; vos, al contrario, procediendo en edat dexaste el vino, e queredes la sciencia; parésceme razón que cada uno en algo vos ayude a abrir lo que la lengua latina vos cierra. Por lo cual, ansí como los vecinos e amigos suelen enviar a las veces un pichel de vino de cuba o tinaja furtada, ansí yo de la bodega de Cicerón vos envío este pequeño pichel, ansí como entre algunos que por manera de cortesía se suele decir; [p. 317] «Si bien le supiere que envíe por más», ansí vos, si vos bien supiere, desa bodega podéis haber abundancia, la cual non se suele dañar con solano, nin le es menester abrir las cerceras.

»E como en ella hobiese tratados de muchas maneras, parecióme bien propio aquel que intituló a la vejez; porque vos, aunque en ella non sodes, por aventura la veedes a ojo, o llegades a los arrabales. E por su temor non dexedes de trabajar en la sciencia, veyendo que en la madura edad non estorba, mas ayuda a las delectaciones espirituales; el cual, yo diciendo y vos escribiendo, más curando del seso que de la estrecha significación de las palabras, tornándolo de latín en nuestro castellano lenguaje, con muy pequeño trabajo se acabó en las horas que sobraban del tiempo que sabedes. E partile en capítulos, porque ansí como en la jornada ha placer el que camina de fallar lugares e ventas, ansí en el estudio relieva mucho el reposo e distinción de razones . E vos en el nombre de Dios, de quien depende toda sciencia e doctrina, recebilde de guisa que por la lectura dél e de otros vos animedes a desear el saber al fin verdadero. E a la su alta clemencia plega de tal manera enviar su gracia a vos e a mí, porque con derecha entención amemos la sciencia, e executándolo con obras podamos alcanzar la su inmensa gloria.»

CLXXXV. Ms. BIBLIOTECA NACIONAL.

Proposición que fizo Marco Tullio Ciceron al Senado e a Iullio César despues de la batalla de numancia (sic, acaso por Emacia) do fue vencido el grand pompeo... por la deliberación de Marcello.

Inc. «El día de hoy, padres conscriptos, poso fin al luengo silencio que yo estos tiempos guardaua, no por themor alguno, más parte por henojo, parte por vergüença...

Biblioteca Nacional. Cuaderno ms. de 24 hojas en papel de letra del siglo XV, hallado entre varios papeles que fueron de Alvar García de Santa María.

CLXXXVI. CARTAGENA, Alonso de.—Biblioteca Nacional (Ms. 7.815, antes V. 152.)

El libro de Tulio de Senetute, i comiença el prólogo que fiso el que lo romanço que fue el reuerendo en xpo. padre don alfonso, [p. 318] obispo de Burgos seyendo dean de Santiago e de Segouia, el qual tornado de latyn en ntro. vulgar lenguaje (de letra diversa y posterior: Año 1422). Encabezamiento de letra roja.

Fol. 30. Siguese el libro de Tulio llamado de Oficios, e primeramente el prólogo que fizo el que lo romanço de latin en nro. lenguaje.

Códice en folio de 143 hojas útiles, en papel, letra del siglo XV.

En el folio 6 se declara el año y lugar en que se hizo la versión del libro de Senectute:

«Romançado e escripto fue este libro de my propria mano en Montemayor o nouo, estando y el Rey de Potogal e nosotros con el por embaxadores del muy ylustre Señor e nro. señor el Rey don Juan de Castilla e Leon, a X dias de Enero año a natyvitate domini M.CCCC.XXII.»

Por nosotros ha de entenderse el mismo D. Alonso de Cartagena y el secretario Juan Alfonso de Zamora, a quien el diálogo está dedicado.

CLXXXVII. Ms. BIBLIOTECA NACIONAL.

Libro que fizo Tullio de la uegez.

Ms. 2.617 de la Biblioteca Nacional. 8.º, letra del siglo XV, en papel, salvo dos hojas en pergamino. 22 folios útiles.

Inc.

«A este atico llamaua Titu e llamale atico porq aprendio en athenas,

»Atico, si en algo yo te ayudare o te tirare el cuydado...»

CLXXXVIII. CARTAGENA, Alonso de.—(Biblioteca Real.)

Oficios .—Comienza de letra cursiva: «(raspado) de (raspado) que romanço el señor don Alonso, Obispo de Burgos». El texto sin título ninguno empieza: «Muy bien por cierto se ouo con nos la natura en todos sus dones e señaladamente en poner en los coraçones humanos muy ardiente deseo.» Es el prólogo del traductor, y en el folio 6 se hallan las palabras: «E por que vos el honrrado e discreto Juan Alfonso de Çamora, etc.» que copia Gallardo (Ensayo II, col. 256), de la edición de 1501.

Queda incompleto con las palabras: «e Aristipo llama a vnos [p. 319] filosofos çirenatos e arnuçerios, los quales posieron e dixeron que la virtud por esto era de loar porque era fazedora de...»

Siglo XV. 171 hojas de papel. Tamaño 298 x 200 milímetros. La M primera iluminada y dorada; iniciales rojas y moradas.

Signatura antigua VIII-G-3; moderna, 2-M-I.

(Biblioteca particular de S. M.)

Nota comunicada por D. Ramón Menéndez Pidal.

CLXXXIX. CARTAGENA, Alonso de.—(Biblioteca Nacional.)

Tulio de Officiis | Y de senectute en | romance . (Así la portada en gruesas letras monacales.)

(Al fin.) Acabose esta presente obra en la muy | noble muy leal ciudad de Seuilla por | Joannes pegniczer de Nuremberga. Magno herbst de vils, copañeros ale- | manes. En el año de nuestro saluador jesu christo de Mill. qnietos y vn año. | a XXj de Junio.

Fol. Letra gót., 51 hojas, a dos columnas.—Signaturas a-h.

Portada.—Introduccion del romançador.—Segunda parte de la introduccion.—Tercera parte:

«E porque vos el honrado et discreto Juan Alfonso de Zamora, Cavallero et Secretario del muy esclarecido príncipe et señor nuestro señor el Rey, deseando veer algunas de las obras notables de los antiguos en lengua clara de nuestro vulgar, e materia porque la pudiessedes entender, me rogastes que vos romanzase de lengua latina en nuestro lenguaje alguna obra en que pudiessedes algunas veces leer et recrear vuestro spiritu...»

Prólogo sobre la distincion de las partes desta materia, según el romançador.—Conclusión sobre el prólogo del romançador.

«... Ca qué podría vn simplecillo idiota et inorante tan pequeño como yo en semejante caso remunerar ni gradecer a vos el muy honorable et reverendo señor el antedicho dean (D. Alonso de Cartagena, no mencionado hasta entonces), en cuya gracia y merced yo el todo vuestro ante scripto Juan Alonso de Zamora me recomiendo a tantos beneficios de vos recibidos, et en especial del presente libro a mi suplicación por vuestra merced con tanto trabajo et diligeçia romanzado...»

Prólogo de Cicerón.—Texto de los tres libros de Oficiis (llega hasta el folio 42).

[p. 320] Proemio que hizo el romanzador, arenga del presente libro llamado Tulio de Senectute. —Prólogo de Cicerón.—Texto del de Senectute.— Nota final con las señas de la impresión.

Tiene algunas capitales grabadas.

Es edición muy rara.

(Biblioteca Nacional.)

Creo conveniente extractar los preliminares.

Tulio de officiis trasladado de latín en vulgar castellano. Comiença la introducción del romançador.

«Muy bien por cierto se ouo con nos la naturante natura en todos sus dones, señaladamente en poner los coraçones humanos en muy ardiente desseo del verdadero bien, al qual todos los actos de los ombres tienden onde Aristóteles dize que toda arte e doctrina e todo acto de eleción parece dessear algún bien. E por ende hablaron bien aquellos que dixeron: el bien es aquello que todas las cosas dessean. E Boecio dize que la nuestra natural entención quiere el verdadero bien. E esto es lo que desean los buenos e verdaderos varones: et esto mesmo codician los malos e torpes varones, e maravillosa cosa es que vn fin mismo desean los sabidores, los prudentes, los justos, los fuertes, los templados, los magníficos, los magnánimos, los liberales e todos otros virtuosos. E los malos e maliciosos, los de poco e de pequeño coraçón, los engañadores, los indiscretos e necios, los injustos, los temerosos, los luxuriosos, los escassos: e pues cómo es esto las costumbres de los que quieren un fin ser tan diversas e contrarias, si no que de aquello que quieren errando e siguiendo peruersas maneras se aparten de la derecha carrera...?

«La segunda parte de la introducción del romançador deste libro.

»Mas por quanto nos queriendo el bien, con nuestras ymaginaciones perversas et errores diversos nos alongamos dél siguiendo desuariados caminos, aun más abundante gracia nos quiso fazer la soberana misericordia de la excelsa diuinidad, ca no solamente nos dió este desseo natural del bien verdadero, mas aun nos dió claro ingenio para poder conocer sus vías derechas para la alcançar e alumbró nuestros coraçones para que pudiéssemos descerner entre las cosas contrarias et escoger lo que nos cumple. O marauilloso resplandor de la luz perdurable, quan marauillosa es la claridad, ca alumbra las nuestras voluntades e clarifica los nuestros [p. 321] coraçones: donde caen estas cosas, todas las obras reluzen. E quien de ti se aparta, todos sus fechos son tenebrosos, tú vences el resplandor del sol e a respeto de ti, pequeña es la claridad de la luna y en tu comparación obscuras son las estrellas. E quien de esta lumbre desseará, no solamente desseará el soberano bien el qual es Dios, mas aun sabrá conocer e querrá seguir las vías que para él lievan: acostumbrando los caminos derechos no le parecerá dificile la carrera de la virtud, mas aquella le deleytará e aquella será su plazer e el desuiarse avrá della por trabajo e por soberana tristeza ni consintirá ser della sacado en quanto en su poder bastará. Ca la virtud no puede ser quitada por fuerça ni se parte de quien de su voluntad no la dexa y muy gran gracia graciosamente dada que puede ombre disponerse para rescebir la virtud e que no puede ser arrancada por fuerça. Ca la yra de los poderosos príncipes e de los espantables tiranos pierden contra ella su fiera braueza. Las tormentas y los fuegos e los ynumerables casos que los cuerpos humanos e faziendas destruyen, no pueden vencer ni alcançar contra ella. Pero muy gran parte de los ombres ocupan su ingenio e la lumbre del su entendimiento en otras cosas, e dexan de enquirir esto: vnos trabajando en sciencias superfluas, otros despendiendo sus días e noches en negocios mundanos, aun nos quiso más abundosamente proueer la perdurable fuente de la bondad, ca hizo que los ingenios de vnos abriessen camino a los otros, porque lo que ombre por si no pudiesse, o si más propiamente fablo no quisiesse trabajando e pesquisando alcançar; que exercitado por otro como aguijón, onde con espuelas, mas ligeramente lo conociese. E puso deseo natural en los coraçones de los excelentes varones passados que trabajassen para los que dellos viniessen después, ca non solamente para sustentación de la vida corporal nos aprouechan los edificios e obras magníficas de los que fueron en los siglos pasados, mas aun muy más para lo spiritual las scripturas con información e excitación nos ayudan. E esto es por cierto la orden dicha que nos nos aprouechemos de los trabajos de los antecessores e nosotros fagamos de que se aprouechen los subcesores, porque no solo entre los ombres que fueron en un tiempo más aun entre los que fueron en diuersas edades sean comunicadas las obras.

[p. 322] »La tercera parte de la introdución del romançador deste libro.

» Por que el coraçón de los hombres por la mayor parte con todas las dotrinas y enformaciones se leuanta floxo e perezoso, aun más nos quiso fazer la inestimable clemencia de la muy alta diuinidad, ca non solamente las dotrinas, mas aun dió nos exemplos para seguir la verdadera carrera de los notables fechos de los muy perfetos notables varones... E assí el que por su mesma natura no se quiere leuantar a los actos onestos fagalo por las dotrinas, porque del todo no se diga que es ombre sin prouecho... E por ende de excitar es la voluntad e abiuar e despertar a la lectura de las buenas doctrinas y a estudio de aquellos libros que atraen a la virtud. Ca no en todas cosas es de poner ygual cuydado, y es de trabajar principalmente en la sancta scriptura e en los libros de los Catholicos e Sanctos dotores. Los quales contienen dotrina verdadera y saludable, y sienpre aquellas propuestas y no las partiendo delante los ojos del coraçón, es de recrear el spíritu con letura de los sabidores antiguos, señaladamente aquellos que de las virtudes copiosamente fablaron, y los dichos notables de sacar son e atraer a nuestra dotrina... E porque vos el honrrado e discreto Juan Alfonso de Çamora, cauallero e secretario del muy esclarecido príncipe e señor nuestro señor el rey, deseando ver algunas de las obras notables de los antiguos en lengua clara de nuestro vulgar, e materia porque la pudiésedes entender, me rogastes que vos romançasse de lengua latina en nuestro lenguaje alguna obra en que pudiéssedes algunas vezes leer e recrear vuestro spíritu, paresciome que era cosa conueniente complir vuestro desseo, e pensé que por quanto las obras antiguas son ynumerables, algunas dellas conuenientes a sciencias so la dulçura de la eloquencia: las cuales aunque se trasladen en lengua vulgar no se podrían por el que no aprendió entender sin maestro: otras contienen eloquencia sin conclusiones o con pocas conclusiones de sciencias: las quales aunque deleytan en leyendo, no dexan cierta doctrina en el coraçón: parecióme que era bien tomar el medio y dar vos alguna obra mesclada en que ouiesse artículos de sciencia engastonados en el casco de eloquencia. E porque vn libro que hizo Tulio Cicerón, el qual entituló e llamó de los officios, es desta guisa mesclado, ca tracta en él de las virtudes asaz hermosa e sanctificadamente so estilo dulce e retórico, acordé [p. 323] de lo passar en nuestro lenguaje. El qual vos recebid e con estudio leed reduziendo sus dotrinas al fecho del bien verdadero que es Dios, al qual plega de tal guisa enfundir su gracia en el vuestro coraçón y en el mío e de todos los que oyendo y entendiendo las buenas e sanctas dotrinas las pongamos de tal manera en obra porque alcancemos el soberano bien que toda criatura razonable dessea, el qual es el inestimable e eterno Dios, por siempre amén.

»Prólogo sobre la distinción de las partes de la materia, según el romançador.

»Pues que las prefaciones aprovechan mucho e ayudan a entender los libros: E este, según dixe, no solamente contiene eloquencia, mas contiene conclusiones de sentencias, paréceme que es bien que vos diga el modo de su processo en sumario generalmente, porque lo podades mejor entender e vayades más cierto a las maneras que quisierdes. Y devedes saber que las virtudes se distinguieron de muchas maneras, pero la común participación dellas es en tres partes. La de las theológicas no se trata aquí, ca no las alcançó Cicerón, mas tratáronlas los sanctos dotores muy copiosamente e profundamente en diuersos lugares que seria muy prolixo de los allegar. Las intelectuales tañió muy brevemente; de las morales trató algún tanto más largo. La manera de su processo es esta: él fabla de los officios, y los officios tanto quieren dezir como los actos de las virtudes e conuenientes al ombre de obrar; ca otra cosa es la virtud e otra cosa es el acto della, ca la virtud mesma es el acto electivo que consiste en el alma, y el officio es el acto que sale de aquella virtud...

»Conclusión sobre el prólogo del romançador.

»Muy grandes dones e mercedes por algunas personas fueron fechas reconociendo beneficios rescebidos a aquellos de quien lo recebieron, de que gran mención se haze así en la Sacra Scriptura como en otras auténticas obras... E pues cuando yo considero que por tan pequeños beneficios tan grandes remuneraciones fueron fechas, angustia de questión grande en el mi coraçón rebuelue. Pero yo no por cabdalar, ni por poderío, ni por sciencia, ni por otras virtudes el presente beneficio poder remunerar e engrandecer, no solamente según la calidad de los dichos beneficios, mas ni aun en respeto de lo que vale vna pequeña meajuela a comparación de diez miliarios. ¿Ca qué podría vn simplezillo [p. 324] ydiota e ygnorante tan pequeño como yo en semejante caso remunerar ni gradecer a vos el muy onorable e reuerendo señor el antedicho deán? En cuya gracia y merced yo el todo vuestro ante escripto Juan Alonso de Çamora me recomiendo a tantos beneficios de vos recebidos e en especial del presente libro a mi suplicación por vuestra merced con tanto trabajo e diligencia romançado, e a mi no digno entitulado e enbiado, por lo que el mi coraçón del todo se refrena y rehinche con temor e vergüenza... Por donde algún tanto me esforçando no seré del todo vazío de presente, y cierta la pobreza de mis fuerças, e flaqueça de ingenio estas pocas letras en este pobre papel scriptas de mano propia con buena e sana e clara voluntad con tantas gracias como yo de presente dar puedo, en algún tanto de conocimiento a vuestra reverencia ofrezco, protestando e con todo coraçón prometiendo que como yo sea Rey, lo qual a Dios gracias está en buenos términos, de no ser contra vos menos franco que Darío fué a Filosoneo (?)...»

Confieso que son para mí enigmáticas las últimas palabras de esta carta. ¿Cómo ni por dónde podía esperar Juan Alfonso de Zamora ser Rey, ni decir que su pretensión estaba en buenos términos? ¿Se habrán sacado aquí palabras de otra dedicatoria?

Folio XLII. «Aquí comiença el prohemio que hizo el romançador e arenga del presente libro llamado Tulio de Senetute e síguese en esta manera diziendo: «Todo hombre, segúnd dice Aristóteles, ha de su naturaleza desear saber...»

(Idéntico con ligeras variantes al del códice escurialense.)

XC. VILLENA, Enrique de.—1427.

Retórica a Herennio.

Esta versión no ha sido descubierta hasta ahora, pero la cita el mismo D. Enrique en el proemio a su Eneyda:

«E estuue en aquella primera traslación (la del poema de Virgilio) un año y doce dias, non tanto por la graveza de la obra como por otras ocupaciones que se interpusieron y caminos que trajeron dilaciones. E aun otras traslaciones que durando ese mismo tiempo fice, ansí como la Comedia de Dante, que vulgaricé en prosa castellana; e la Retórica nueva de Tulio, e otras obras menudas, por interponer algun trabajo solazoso non tan grave como la Eneida comenzada.»

[p. 325] En qué tiempo hizo estos trabajos D. Enrique, lo declara en una de las glosas:

«La graveza de la obra requirió tanta dilación, mayormente mezclándose en ella muchos destorbos así de caminos como de otras ocupaciones que le cumplían de entender... E pues por ella fue fecho, en ella fue despendido (el tiempo) y fue comenzada (la Eneida), año de mil y quatrocientos y veinte y siete, a veynte y ocho dias de Setiembre.»

(Bib. Nacional, Hh-32, fols. 17, 19, vto., y 22.)

XCI. CABALLERÍA, Gonzalo de la.—Siglo XV.

De los Oficios y de la Amistad.

D. Nicolás Antonio vió un códice de esta versión en poder de su sobrino D. Joseph de Bernuy y Mendoza, Mariscal de Alcalá, y da de ella las siguientes noticias:

«Quos manu exaratos vidimus apud D. Josephum de Bernuy et Mendoza, nostrum ex sorore nepotem, Alcalitanum Marischalem. Nuncupatio libri utriusque sic habet: A los muy honorables e de gra circunspeccion los Jurados, Capitol, e Consejo de la Ciudad de Zaragoza cient personas constituientes Consejo, e ordenadas para consejar: aquel Gonzalo de la Cavalleria el menor de aquel Colegio con toda humildad, íntegra obligación de sí mismo, la qual es en sí mínima, es empero la mayor que puede. Quae quidem sermonis forma quidquam sapit maioris antiquitatis, quam ut in hunc album saequisaeculi ultimi scriptorum referri debuerit.»

(Bibliotheca Hispana Nova, I, 553.)

CXCII. ANÓNIMO.—(Ms. Biblioteca Nacional. Siglo XV.)

De Officiis.—De Amicitia.

Prólogo del primero libro de officiis.

«Ya ha que tu Marco fijo mio por espacio de un anno has hoydo a Cratipo philosofo e aquesto en la cibdat de Atenas, e por tanto conviene tu abundar en preceptos e institutos de philosofia e por la grant e summa auctoridad del doctor e de la ciudat, de los quales el uno con sciencia, el otro con exemplos te pueden aumentar. Empero açi como por mi utilidat siempre he hayuntado [p. 326] el latín con el griego e aquesto no solamente he fecho en la philosophia, mas aun en la exercitación de faular, e aquesto mismo judico ser fazedero por tu, porque sias egual en cada una facultat de oración, en la qual cosa nos paresce hauer dado a nuestros ciudadanos romanos grant haiuda, en tal manera que no solamente los rudos e ygnorantes las letras griegas, mas aun los doctos arbitran alguna cosa hauer aconseguido...»

Es traducción distinta de la de D. Alonso de Cartagena, y hecha seguramente por algún aragonés, según lo comprueban las formas dialectales. Puede ser la de Gonzalo de la Caballería citada por Nicolás Antonio, aunque falta en este códice la dedicatoria a los Jurados de Zaragoza, de la cual aquel eminente bibliógrafo cita algunas líneas.

Los tres libros de officiis terminan en el folio 118, vuelto.

Folio 119. Prólogo del libro de amicitia.

«Quinto mucio augur Cevola solía muchas vegadas narrar memoralmente e de Cayo lelio suegro suyo, e no dubdava en todo su faular nombrar lo sapient, e yo después que recebí e me vistí la toca (sic) viril, era assi por mandamiento de mi padre deduzido e mostrado a estar cerca Cevola que quanto podiesse e lícito me fuesse del costado de aqueste buen vieyo no me partisse...»

Códice en papel de 148 hojas útiles, letra del siglo XVI. Biblioteca Nacional (10.246). Procede de la de Osuna, y ostenta lujosa encuadernación moderna con las iniciales y la corona ducal de su antiguo dueño.

CXCIII. ANÓNIMO.—(Biblioteca Nacional. Siglo XV.)

Paradoxas.

Al fin del códice 1.121 (antes E-188) de la Biblioteca Nacional, procedente de la del Conde de Miranda. Este códice principia con la Suma de la Política de Ruy Sánchez de Arévalo, a quien en buena crítica no podemos atribuir la desdichada traducción de las Paradoxas, pues difiere mucho de su, estilo.

Folio 106. «Tres son los linages de los fijos de Sapiencia comprensiva toda la vía de fablar por scientia, doctrina y auctoridad, en manera que quando quier que de Sapiencia fablamos, comunmente entendemos della emanar y procedir toda sciencia [p. 327] como la theología en su speculatión o su primera fámula la natural filosofía deseruiente al macrocosmo o mundo mayor en todo aquello que es subgecto al movimiento natural, o aun ella mesma en aquello que es deseruiente al microcosmo o mundo menor que es el ome compuesto por armonía natural y perfecionado en acto de vida que se llama por el filósofo endelecia (sic), y assí quanto a esto la dicha filosofía le compone en la sciencia moral por operaciones y virtudes morales. Testigo es Aristóteles de todo lo susodicho en diversos lugares, señaladamente en el VIII suyo de la filosofía común, en el primero de causis y en el tercero de la su Retórica y en el primer libro de las Ethicas. El segundo linage erudito, dotrinado o enseñado de la dota filosofía conuyene a saber quando las umanas ánimas por boato o sonido de boz, por oración o escriptura de letras con la férula de los scientes maestros son enseñados a que vengan en cognoscimiento de lo que nunca supieron, oyeron ni vieron. Y es assí que nuestra ánima es criada assí como vna tabla rasa, en la qual nenguna cosa es escripta, según dize Aristotil, y después es fulcida y pintada por multitud de muchos y diuersos hábitos scientíficos y decorantes virtudes... El tercero linage es aquel que el desseo natural constituye y cría con la virtud y bienes de recto entendimiento juntas las dos soberanas virtudes morales, discreción y prudencia reprehendientes en los adultos y grados (?) de edad la fuscosa y ciega senda de la ynorancia, rigorosamente arguyendo y reprehendiendo su torpeza y occiosidad del vago y perdido tiempo. Assí que este tal desseo, viendo consumido quasi su esser en vanidad mundana despierta los ánimos y coraçones vmanos y convídalos a la indeficiente mesa de la Sapiencia. Y Señor, no queriendo excludir ni sacar vos del todo del primero linage, aunque por el segundo algún tanto el exercicio vos guió, deficiente en vos el verbo latino, mas vos quiero conocer ser en el tercero linage, pues que veo vuestro ingenio acompañado de prudencia y discreción no ser menos por respecto de la sapiencia que si fuesse en un entendimiento que desde la cuna primera ouyesse sido imbuto y enseñado de Clioni, primera maestra, y dende ouiesse alcançado la corona daquella donzella que vió Boecio, de la qual es testante en el suyo primero de consolación. Y este desseo me convida que satisffaga a vuestro ingenio en su nombre y como violento o forçoso [p. 328] me lieua a nueuo linage de fablar y non lo he a grave... Y pues agora a vos, Señor, plaze que comience a transcriuir y a conuertir el verbo latino en romance vulgar, dándome a ello por tan suficiente contemplación, instaré quanto menos defectuoso podré con ayuda daquella que de suso dixe Clioni, conuidando la de presente que me preste fauor, la qual, tiempo ha que de mí era arredrada. Sé que Melpomeene y Caliope mucho eran necessarias aquí: Mas sentí después que a Virgilio fueron familiares, no sentí ni vi que otro oviesse tanta ni igual parte en ello, bien que Tulio y Quintiliano, Omero, Boecio y Oracio, Petrarca y otros latinos, y el Dante en su vulgar poesía de la administración destas se aprovecharon. Mas no vi nenguno que llegase a ellas como aquel que dixo «arma virumque cano», cuyas Eneydas ellas pusieron en el culmen y altura de la eloquencia. Por ende, Señor, vuestro ingenio sufra y vuestra discreción aya paciencia si la oración o fabla de la scriptura latina pressente assí de modo... qualquier no se abunda en la entegra perfección de los colores retóricos. Ca la lengua no los padece ni el modo de la fabla no los guía ni el ginasio vulgar lo soporta. Mas como los dichos de los filósofos sean todos documentos directiuos, guiadores de las morales virtudes umanas, será el ditamen y ordenança de la oración o fabla tal, que no mucho las orejas mulcerá o falagará, mas el ánimo media y dispositiuamente se informará aquí de lo que leyere, pueda virtuosamente produzir fructos y flores d'onestad.

»Este tractado que entre manos tenemos prohemialmente compilado en su título total, assí como distinguiendo por capítulos tulio de paradoxas se llama, y es directiuo, según su primera vista parece, a bruto tirannizante toda la república de Roma... Y de aquí es de notar en este tractado assí como en todos los otros libros. Siguiendo la filosofal costumbre que es de saber quién fué el actor, qué materia, qué forma, qué fin y quál parte de filosofía es subgecta. Y aunque (¿antes?) a la nota y distinción de los capítulos el autor por espresso se pone aver sido Marco Tulio cicerón, cónsul romano. Su materia es reprensión de vicios y cobdicias publicas que distraen y destruen la magestad imperial bien assí como otra dignidad pontifical o militar, que onesta, fulgida y heroica, deue ser. Su forma es documentos directiuos, instruyentes o enseñantes virtudes morales, reprouantes y reprendientes [p. 329] todos vicios agenos de la gouernación de la República, assí que todo emperador o Rey vicioso, gouernador o regidor, usurpa y roba el nombre de la dignidad o oficio... Puédese subscriuir este tractado, según lo suso dicho a la filosofía moral a aquella parte que se dize política quanto a la conclusión dél. Y si quisiéredes, quanto a la vía reprehensiua de los vicios puede se subponer a la filosofía moral, que es dicha éthica, quanto a la orden y estilo que lieua en el dezir suficienter, le podéys subponer a la Retórica. Y pártese en VII capítulos...»

Falta la hoja en que debía empezar el capítulo I con su rúbrica.

«Capítulo segundo, que sólo lo onesto es bueno, en el qual se tracta que el apetito umano deue ser directo e guiado en sus obras por electión o escogimiento de lo que es sólo onesto, y comiença a fablar quasi al vulgo común, y dize assí...

»El tercero capítulo tracta que el príncipe vicioso usurpa y roba el nombre de la dignidad y officio que posee y no tiene la cosa, quiere dezir que tiene la voz y el nombre, mas no sigue ny obra aquello a lo qual le fué impuesto, como si es Rey, que sólo la voz de Rey tiene, mas no rige ni gouierna como Rey, assí entendientes de los otros príncipes, y pone en exemplo un Marco Régulo, loándolo, y dize assi: ...

»El IIII capítulo fabla que la culpa es pequeña y grande y quiere decir que essa misma culpa puede ser pequeña y grande, o que por esse mesmo fecho el príncipe o varón virtuoso es culpable de culpa grande por el qual el menor es culpable de culpa pequeña, y dize assí: ...

»El quinto capítulo tracta que todo aquello es de evitar que viene por ordenança de sentido insano o no sano, que quiere dezir que assí como procede de sentido sano la verdad o cosa virtuosa, assí del sentido insano procede la falsedad y obra viciosa y estultadera, y endereça sus palabras derechamente contra Bruto diziendo...

»En el cap. VI que todos los sabios son libres y todos los ignorantes son siervos y fabla que todo príncipe que deua imperar deve ser sabio. Ca en otra manera no puede imperar ni principar al Siervo, y dice assí: ...

»El VII capítulo tracta que solo el sabio es propiamente rico, y dize que pues todas las cosas son embecibilidad o caymiento [p. 330] saluo la sapiencia y las virtudes que de aquí se siguen, pues solo el sabio es virtuoso y solo el sabio es rico deziendo assí contra Bruto...»

Acabado el texto de las Paradoxas, pone el traductor esta advertencia:

«Detracto o acabado nuestro tractado según nuestro idioma o lenguage de romançar, tres cosas requiero de todo sabio y discreto sentido que lo viere y leyere graciosamente intervenir, notificando le que pues Tulio assí escriuió según su costumbre, que nosotros llamamos estilo tuliano, y no faze distinción ni discusión en los capítulos, que aya paciencia y no me reprehenda porque assí mesmo yo no lo fago. Lo segundo que si en el stilo del romançar algún defeto fallare de coincidencia de bocablos, abundancia o mengua de palabras, que no me escarnezca si no le fuere manifiesta la causa, como sabio y prudente tome la péndola en la mano y enmiende de lo que...»

Aquí queda interrumpido el códice. La copia es detestable, y en varios casos el amanuense dejó blancos por no entender lo que transcribía.

Por lo pedantesco, altisonante y archilatinizado del estilo, bien pudiera atribuirse esta versión a D. Enrique de Villena.

CXCIV. ANÓNIMO. (En Gallardo, Ensayo.)

Tratado de senectute en castellano. Copia hecha por un cierto Martín Fernández de Frías en Roma, año 1425.

Ms. Bb-146, 7 de la Biblioteca Nacional. (Gallardo.)

Esta indicación está equivocada. El Bb-147 es un códice latino de officiis. etc., que ya hemos descrito en el núm. 20. El Bb-146 es un manuscrito, también latino, copiado en Roma por Martín Fernández de Frías en el año que se expresa, pero nada tiene que ver con el diálogo de senectute, puesto que es un tratado de juegos, y especialmente del ajedrez. Ignoramos el origen de esta extraña confusión de Gallardo o del índice viejo, del cual es un extracto el suyo.

[p. 331] CXCV. CORNEJO, Fr. Ángel, Cisterciense.—Medina del Campo, 1548.

Laelius sive de Amicitia.

Libro llamado Arte de Amistad, con maravillosos ejemplos, agora nuevamente recopilado, y con mucha diligencia en nuestro vulgar castellano, por fray Ángel Cornejo, Monje de la Orden de Cistel. Dirigido al magnífico y generoso caballero D. Diego de Acevedo...

Colofón. «Aquí se acaba el presente libro, llamado Arte de amistad, agora nuevamente impreso en la noble villa de Medina del Campo, por Pedro de Castro, impresor de libros. Acabóse a primero día del mes de Agosto, año del nacimiento de nuestro Señor y Redentor Jesucristo de 1548 años.

4.º let. gót.—Frontis (con el escudo del Mecenas, y al pie el título del libro, de rojo y negro).—44 págs. sin foliar.

En la dedicatoria dice el impresor:

«Entre otros muchos originales escriptos de mano tenía yo una obrecica de Tulio, cuyo título es de Amicitia, traducida en nuestro vulgar castellano, con otro diálogo de Luciano, por un reverendo y docto monje, y a v. m. dirigida, y visto que se había ya pasado mucho tiempo, que no había memoria della, determiné sacarla a luz.»

Fol. 3, 23. «Diálogo de Marco Tulio De la Amistad, enderezado a Pomponio Ático. Interlocutores: Lelio y Cayo Fanio y Quinto Mucio Scévola.»

Inc. «Quinto Mucio Scévola, Sacerdote, muchas cosas de Cayo Lelio, suegro suyo, acostumbraba contar, dignas por cierto de perpetuo nombre, de adonde no dudaba jamás de llamarle sabio.»

Ocupa lo restante del volumen el Toxaris o de la amistad, diálogo de Luciano.

CXCVI. TÁMARA. Francisco.—Amberes, 1546.

Libios de Marco Tulio Ciceron, en que tracta

De los officios,

De la Amicitia, y

De Senectud.

[p. 332] Con la Economica de Xenophon, todo nuevamente traduzido de Latin en Romance Castellano (Escudo del Duque de Medinaceli).

En Enveres. En casa de Iuan Steelsio. M.D.XLVI.

8.º, ocho hojas prels. + 251 págs. dobles + 10 hojas sin foliar que contienen la Tabla de los Capítulos y libros, la Licencia de los Inquisidores (fecha en el Castillo de Triana a 10 de octubre de 1545) y el escudo del impresor con el lema Concordia parvae res crescunt . (B. N.)

No contiene más que los libros traducidos por Francisco de Támara.

Esta es la primera edición que he visto de la traducción de Támara, pero seguramente es reimpresión de una de Sevilla, 1545, a la cual corresponde la licencia que transcribo a continuación. Acaso la circunstancia de haber sido aprobado el libro por el Dr. Constantino, famoso hereje después, contribuyó a que esta primera edición se hiciese rarísima.

Licencia de los señores inquisidores.

«Nos los ynquisidores contra la heretica prauidad e apostasía, en la cibdad e arçobispado de Seuilla, con el obispado de Cadiz; por el thenor de la presente damos licencia a quales quier ymprimidores, de quales quier partes, para que puedan ymprimir los libros siguientes, que son traducidos de Latín en Romance.

Tres libros de M. Tulio de Officiis.

Un libro de Amicicia de M. Tulio.

Otro libro de Senectute.

La Economica de Xenophon.

»Por quanto fueron vistos y examinados por nuestro mandado, por los Reverendos Sres. Doctor Vargas, y el maestro Constantino, e fueron aprobados por buenos. Fecho en el Castillo de Triana. A X dias d'el mes de Octubre 1545.— El Licenciado d'el Corro.—El doctor I. Molon.

»Por mandado de los SS. ynquisidores.— Domingo de Azpeitia, notario d'el Secreto.»

La traducción de Támara es fiel, pero atada y servil como de dómine. Poca elegancia, poca gracia, poco estudio del período ciceroniano. La locución es pura, como del mejor siglo de la lengua, pero el estilo flojo y arrastrado.

[p. 333] Juzgo interesantes los preliminares en que el traductor revela su filiación erasmista.

«Prólogo del intérprete sobre el libro de los Oficios del excelente orador y no menos filósofo Marco Tulio Cicerón, en el qual se demuestra la utilidad y doctrina que de leer los libros antiguos y gentílicos se saca.

»Al Ilustre Señor D. Gastón de la Cerda, Duque de Medinaceli, Conde del gran Puerto de Santa María, Señor de la villa de Cogolludo y su Marquesado.

»Grande ha sido siempre, y es, el cuidado y vigilancia que nuestro Dios y Señor, Padre de misericordia, tiene por su infinita bondad de la criatura racional y de su salvación. Pues desde el principio del mundo en tantas tribulaciones y trabajos, y por diversas persecuciones y fatigas, en que su Militante Iglesia se ha visto, nunca su pequeñita morada ha sido por la Divina Magestad desamparada. Mas antes siempre ha sido favorecida, siempre consolada y siempre visitada por los Patriarcas y Profetas, por sus Sacerdotes, y Reyes y Santos, y después por sus Apóstoles y discípulos, y cada día la visita con sus Predicadores y varones de buen espíritu, zelo y voluntad, los quales siempre han dado y dan aldabadas para llamar y recordar a los míseros hombres que están en profundo sueño adormidos, amodorridos, descuidados y olvidados de sí mesmos, y de su salvación. Y aun quando mayor fué la necessidad y descuido de los hombres, tanto más grande fué la vigilancia de aquel que nunca duerme, ni se olvida de los suyos; quando por la boca de los infieles, gentílicos y paganos, ha querido muchas veces llamar a la puerta cerrada y totalmente desacordada de los corazones humanos, rebotados, endurecidos, ciegos y idolatras. Y assí es de pensar que quando aquellos Philosophos y Poetas antiguos como fueron Museo, Orfeo, Homero, Sócrates, Pythágoras y Platón, dixeron o escrivieron algunas sentencias y cosas notables para vivir honestamente, y refrenarse las gentes de los vicios: por algun buen spiritu fue movida su lengua i péndola, especialmente en un siglo tan profano y ageno del conocimiento de Dios y de todo bien. Porque puesto que ellos no tenían noticia de aquella luz verdadera, que a nosotros sus Christianos, por la gracia del Bautismo i Fe nos fue revelada, eran tocados y movidos por un instinto de naturaleza, por la virtud [p. 334] de aquel que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. Y comunicándoseles por esta parte alguna sabiduría y reconocimiento de la verdad, a dicha acertaron con la verdad: como aquel que estando en una grande y tenebregosa obscuridad, acaso por un buen instinto viene a dar donde quiere. O porque Dios, cuyos juicios son incomprehensibles, querría abrir los entendimientos destos especialmente, y vsar del instrumento de la lengua, para se dar a conocer a las gentes.

»E assi estos Philosophos regidos por buen juicio y claro entendimiento, y encaminados por la verdad la qual nunca discrepa de la verdad, enseñaron y escrivieron muy excelentes doctrinas, y sentencias maravillosas. Las quales si nosotros con ojos claros y sana voluntad quisiessemos leer o escuchar, sin duda creo serian algo mas provechosas y convenientes a nuestra salvación que algunos libros de nuestros Escritores modernos, los quales gastan su tiempo en escrivir fruslerias y vanidades. Y por no me alargar mas de lo justo en mi Proemio, no pongo aquí muchos y muy excelentes dichos, avisos, consejos y doctrinas, que por los Philosophos y Escritores antiguos han sido puestas y enseñadas: tan honestas, tan santas y tan provechosas, que me parece a mi verdaderamente no aver salido por su boca, mas por la de aquel que dixo: «No sois vosotros los que hablais.» Y tenemos a gran maravilla que algun espiritu bueno hablasse por la boca de personas tan virtuosas, tan conformes a la ley de naturaleza, tan regladas, recogidas y apartadas de todo vicio? Y sobre todo siendo varones sabios y entendidos, leídos y doctrinados? Pues creemos y tenemos por verdad que habló por la boca de Balaam Profeta de los Gentiles, y por la del rey Cyro, y por la de Nabucodonosor, y por boca de otras muchas personas gentílicas. No habló tambien por la boca de Caifás, Pontífice de los Judíos? Y por la de Dionisio Areopagita? por la del Centurion? y por la boca de los infantes y niños inocentes? No se manifestó, que es mas, por la verga de Aaron? por el sol de Gabaon? y por la estrella de los Magos? por las piedras que en su sacratíssima Passion se quebrantaron? O secretos maravillosos! No nos debemos pues maravillar, ni es menos de creer, que hablasse por la boca de aquellos varones sabios, constituidos en buenas costumbres, y mas conformes por ventura a la ley de Naturaleza, que algunos de los Christianos, [p. 335] que se estiman mucho, y quieren ser tenidos por muy santos y beatos; y de aquí es lo que nuestro Lactancio Firmiano afirma, demostrando que muchos metros del Poeta Vergilio fueron profecia de la venida de nuestro Redentor. Pues si esto es ansi verdad, quién dudará sino que este mesmo espíritu haya hablado muchas cosas por la boca y juicio de nuestro Marco Tulio, varon sabio y excelente, natural y virtuoso? En el qual, como dice Plinio, la naturaleza se quiso remirar, para lo hacer como un dechado y exemplo de si mesma. Y el qual en todos sus hechos y dichos, doctrina y consejos, quiso siempre tener a la naturaleza por su guia y maestra. Y nunca se desvió del camino por ella demostrado por temor, ni por amor, ni por amenazas, hasta que al fin murió por defender y amparar la Republica en quanto pudo; tanto que se pudo decir, y muy bien, martir de la naturaleza: y entre las opiniones diversas de los Philosophos, siempre siguió las mas conformes a la virtud, como aquel que imitó y siguió la doctrina de Platon, y se admiró mucho del exemplo de Sócrates, y ensalzó y loó la doctrina de Pythágoras. Y aun en muchas partes de sus escrituras, parece tácitamente escarnecer y burlar de los dioses gentilicos, y de sus vanas supersticiones.»

Segunda parte del prólogo del intérprete sobre la traslación de los Oficios de Marco Tulio, en la qual se hace división y declaración de toda la obra.

«Entre muchas y muy excelentes obras, que el sabio filósofo y varon ilustre Marco Tulio escrivió y compuso, para nos atraer si las leyessemos al conocimiento de la virtud, aquellos libros que escrivió de los oficios, son más provechosos y notables. En los quales (o gran Dios!), quanta bondad, quanta verdad, cuanta proximidad y quanta virtud nos enseña. A lo menos a mí me parece, que es una gran vergüenza para nosotros los que somos Christianos, que un varon infiel gentílico se conforme tanto con la virtud y bondad, con sola una pequeñita centella de naturaleza, y hable tan al natural de todas las virtudes; y que nosotros alumbrados por escrituras tan santas, y tan notables exemplos, y tan admirables milagros; y sobre todo con la vida y doctrina maravillosa de nuestro Maestro y Redentor, seamos como las campanas, que a todos llaman y combidan, y ellas nunca entran en la Iglesia. Razon pues sería, segun nos enseña el glorioso Doctor Augustin, [p. 336] que tomassemos, y robássemos las sanctas doctrinas, y los dichos buenos de los philosophos gentílicos, como de injustos poseedores, y los convirtiéssemos a nuestra utilidad y provecho. Con justa razon nos encomienda Plinio estos libros de los oficios: los quales dice, que no solamente se deven contino leer, mas que nunca se nos han de caer de las manos. Porque a la verdad, no hay otro libro entre los antiguos, que mejor y más a la clara nos enseñe el camino de la virtud, y que más al natural trate de las buenas costumbres, y de todas las partes de la vida, y que más sea perteneciente a todos los estados, oficios y perssonas deste mundo: ansi públicas como privadas, por cuya doctrina nos induce y atrae el conocimiento de las virtudes morales y intelectuales...»

Expone el contenido y división de la obra y añade:

«Todas estas cosas parecerán distinguidas y declaradas por sus capítulos en principio de cada materia, segun que nos pareció ser conveniente al gusto de los Lectores: de manera que ni fuesse tan prolijo, que enojasse: ni fuesse tan corto que no dixesse nada. Y tambien en la margen van declaradas muchas cosas, que harto ayudarán a los que no son tan expertos en los exemplos y historias. Y en el romance, avemos seguido en todo el mejor estilo que nos ha parecido, no nos atando totalmente a la letra, porque no pareciesse contar vejeces, ni tampoco del todo nos apartando de ella. Pues no hacemos parafrasis, sino traducion: y porque no se le quite a la obra su autoridad, la qual bien parece quando se dize por aquellas palabras, y sentencias de que usavan los antiguos: aunque del todo trabajé en sacar, y echar de estas obras, toda palabra, o sentencia contraria a nuestra Fe Christiana, o dudosa, o escrupulosa, y donde se introduce algun metro, o sentencia poética, porque la composición fuesse más sabrosa, o dulce, procuré de sacarlo ansimesmo en metro Castellano, y en todo se ha tenido respeto a la claricia y entendimiento de la letra ..

»Dos causas me conmovieron, Ilustrisimo Señor, a intitular y ofrecer yo este pobre y pequeño servicio a vuestra Ilustrísima S.ª La primera conociendo y considerando el amor y zelo incomparable, que con las letras y ciencia tiene y cuan amigo es de toda virtud, por los quales méritos es de creer que nuestro Señor le ha querido encumbrar en tan alto estado. La otra, como sea mi nombre de tan poca autoridad, fue necesario ocurrir a vuestra [p. 337] Señoría para que debajo de su tutela y amparo, saliesen estas no bien limadas ni polidas obras, sin temor de las obtrectaciones y murmuraciones de los roedores canes: y pues nueva gobernacion ha tomado, ansimesmo se podrá ayudar de la doctrina de esta obra: para mejor la sustentar y sobrellevar, aunque segun su mucha prudencia y sutil entendimiento, bien sé yo que poca necessidad tiene de consejos ni amonestamientos estraños. Pero todavía servirá y aprovechará si quiera como de memorial y recordación.»

Nótese el pronunciado sabor erasmista de este prólogo, especialmente en lo que toca al provecho que puede sacarse de los antiguos moralistas. Francisco Támara tradujo los Apotegmas de Erasmo, y debía de estar muy empapado en su doctrina. Algunos pasajes de este prólogo recuerdan mucho el que Erasmo puso a su edición de los Oficios en 1519 y a su edición de las Cuestiones Tusculanas.

Cf. Epist. lib. XXVIII, en Des. Erasmi Rot. Operum tertius tomus (Basilea, ex Officina Frobeniana, 1540, págs. 1.201-1.204).

«Deinde sic me totum inflammavit ad honesti virtutisque studium (Cícero), ut iam pridem nihil tale senserim, nostrates quosdam neotericos legens, qui Christiani, Christianae philosophiae mysteria profitentur, et iisdem de rebus, magna ut nobis videtur subtilitate disserunt, sed aeque frigide... Sic subinde mecum inter legendum cogitabam: Hiccine ethnicus scribit ethnicis, prophanus prophanis? At in praeceptis vivendi quanta aequitas, quanta sanctimonia, quanta sinceritas, quanta veritas, quam omnia consentanea naturae, quam nihil fucatum, aut somnolentum! Quem animum exigit ab his, qui gerunt rem publicam, ut admirabilem virtutis speciem ponit ob oculos, quàm multa et sancta, imò quàm divinitus tradit, de gratis etiam iuvandis omnibus, de tuenda amicitia, de inmortalitate animorum, de contemptu earum rerum quarum gratia vulgvs hodie, non dicam Christianorum, sed Theologorum etiam ac Monachorum, nihil non et facit et patitur. Pudebat interim nostrorum morum, qui Sacris libris edocti, qui tantis et exemplis et praemiis provocati, doctrinam Evangelicam profitemur, nec praestamus... Numquam antehac magis expertus sum verum esse, quod scribit Augustinus, ex ethnicorum benefactis, acriores addi stimulos quam nostratium, [p. 338] cum subit animo quam turpe sit, non ea perspicere pectus evangelica luce illustratum, quod perfectum est iis, quibus sola naturae scintilla prælucebat.»

Epístola a Jacobo Tutor.

«Quid aliis accidat, nescio: me legentem sic afficere solet M. Tullius, praesertim ubi de bene vivendo disserit, ut dubitare non possim, quin illud pectus, unde ista prodierunt, aliqua divinitas occuparit. Atque hoc meum iudicium mihi magis blanditur, quoties animo reputo, quam immensa sit, quamque inaestimabilis aeterni numinis benignitas, quam quidam ex ingenio opinor suo nimis in augustum contrahere conatur. Ubi nunc agat anima Ciceronis, fortasse non est humani iudicii pronunciare. Me certe non admodum adversum habituri sint in ferendis calculis, qui sperant illum apud superos quietam vitam agere. Nulli dubium esse potest, quin crediderit aliquod esse numen, quo nihil esse potest neque maius, neque melius. Porró quid senserit de animorum inmortalitate, quid de diversa sorte praemiisque vitae futurae, tum quanta fuerit sinceræ conscientiae fiducia, si non satis declarant tot eius libri, certe vel una illa epistola satis arguit, quam ad Octavium scribit, iam ut apparet, destinata morte. Si Iudaeis ante proditum evangelium sufficiebat ad saluten rudis quaedam et confusa de rebus divinis crudelitas, quid vetat quominus ethnico, cui ne Mosi quidem lex erat cognita, rudior etiam cognitio profuerit ad salutem, praesertim quum vita fuerit integra, nec integra solum verum etiam sancta? Perpauci Iudaei ante lucem exortam Evangelii noverant exacte Filium ac Spiritum Sanctum: multi non credebant resurrectionem corporum, nec tamen ideo de illorum salute desperatum est a maioribus...»

Epístola a Juan Slatten.

El catedrático de Cádiz templó la acerbidad y rigor de las frases de Erasmo contra los teólogos, y se guardó mucho de dar a entender que el alma de Cicerón podía haberse salvado, pero el sentido de su prólogo es el mismo.

CXCVII. TÁMARA, Francisco, y JARAVA, Juan.—Alcalá, 1549.

Alcalá de Henares, 1549.

Libros de Marco Tvlio Ciceron, en que tracta de los Officios, De la Amicicia y De la Senectvd. Con la Economica de Xenophon. [p. 339] Todo nueuamente traduzido del Latin en Romance Castellano. Los Paradoxos que son cosas admirables. Sueño de Scipion. Alcalá, Ioan de Brocar, M.D.XLIX.

8.º Letra gótica, portada a dos tintas, roja y negra.

Ocho hojas de principios, 280 folios y seis de tabla.

Los Oficios, la Amistad y la Senectud son de Francisco Támara, que tradujo también la Económica de Xenophonte. Las Paradoxas y el Sueño de Scipión son de Juan de Jarava.

CXCVIII. JARAVA, Juan.—Amberes, 1549.

Libros de Marco Tvlio Ciceron, en qve tracta

De los Officios,

De la Amicicia, y

De la Senectud.

Con la Economica de Xenophon traduzidos de Latin en Romace Castellano. Anadieronse agora nueuamente los Paradoxos y el Sueño de Scipion, traduzidos por Iuan Iaraua. (Escudo del impresor.) En Anvers. En casa de Iuan Steelsio. M.D.XLIX. Con privilegio.

12.º 24 hojas prels. sin foliar y 400 págs. dobles de texto.

Al reverso de la portada se indican los libros contenidos en este volumen:

Fol. 2. Tabla de las sentencias y cosas notables contenidas en estos libros de Marco Tulio Cicerón, y en la Económica de Xenophon.

Fol. 19, v. Licencia de los Inquisidores de Sevilla (10 de octubre de 1545).

Fol. 20. Escudo del Duque de Medinaceli. Al reverso comienza el prólogo del intérprete. (B. N.)

Creo que esta edición sea la primera en que se agregaron a los Oficios y a los Diálogos traducidos por Francisco Támara, los Paradoxos y el Sueño de Scipión, de Juan de Jarava, que acaso se hubiesen impreso sueltos, pero que nunca he visto en esa forma. Antecede a estos dos libros la dedicatoria que va a continuación:

«Sacrarum Litterarum peritissimo D. Ferdinando Iarava, Illustris. Leonorae Francorum Reginae Sacellano dignissimo, ac patruo suo cum primis observando, Ioannes Iarava S. D.

[p. 340] »Cum per totos sex annos plus, minusve, in florentissima Lovaniensium Academia, in otio potius quam in negotio vitam transigere viderer, caepi mecum cogitare, cuinam studio per id tempus potissimum operam impendere possem, unde et mihi et aliis emolumenti aliquid eveniret: quo etiam suspicionem desidiosae atque otiosae vitae effugerem. Atque cum diu hoc ipsum inter privatos parietes animo revolverem, optime tandem me facturum existimavi, nonnulla vernaculo sermone edere, interquae Paradoxa Ciceronis, eiusdemque Somnium Scipionis selegi, tibique nuncupanda censui: atque id multis nominibus. In primis tamen ad id me faciendum invitavit, atque adeo movit amor, quo vehementissimè animum in obsequio tibi praestando aperire cupiebam, tibi enim post Deum omnia debeo: tibi educatio, studium, animi, fortunaeque bona accepta ferenda sunt. Tuum est si quid profeci, tuo iure exposcere, atque a me repetere. Deinde aliorum adhortationes, studiaque commonefaciebant. Quis enim hoc tempore existit, vel mediocriter in litteris versatus, qui animi sui gratitudinem munusculo aliquo litterario non declaret ei, a quo beneficium aliquod accepit? Quare si ego idem fecero, non erit omnino a ratione alienum. Accipe igitur, observantissime Patrue, primum ingenii mei qualemcumque foetum, eo animo quo ego tibi illum offero. Deum Optimum Maximum precor te nobis diu servet incolumem. Lovanii. Cal. Mart.»

Jarava como intérprete y estilista es muy superior a Támara. El Sueño de Scipión está traducido con mucha dignidad y nervio.

CXCIX. TÁMARA, Francisco.—Amberes, ¿1550?

Libros de Marco Tulio Ciceron, en que tracta

De los officios,

De la Amicicia, y

De la Senectud.

Con la Economica de Xenophon, traduzido de Latin en Romance Castellano, por Francisco Thamara Cathedratico en Cadiz.

Añadieronse agora nueuamente los Paradoxos y el Sueño de Scipion, traduzidos por Iuan Iaraua.

Escudo del Duque de Medinaceli, D. Gastón de la Cerda.

[p. 341] En Anvers. En casa de Iuan Steelsio.

8.º, 16 hojas prels. sin foliar y 239 de texto.

Al reverso de la portada: «Los libros que en esta obra se contienen.»

Fol. 2 (sin numerar). Prólogo del Intérprete sobre el Libro de los Officios del excelente Orador, y no menos Philósopho Marco Tulio Cicerón. En el qual se demuestra la vtilidad y doctrina que de leer los libros antiguos y gentílicos se saca. Al Illvst. S. Don Gastón de la Cerda, Duque de Medinaceli, Conde del gran puerto de Sancta María, Señor de la villa de Cogolludo y su Marquesado, etc.

Tabla de las sentencias y cosas notables, contenidas en estos libros de Marco Tulio Cicerón, y en la Económica de Xenophon.

Al fin: «Fué impresso en Emberes en casa de Juan Lacio.»

Al reverso del último fol. la licencia de los Inquisidores de Sevilla.

(Bibl. Nac., tres ejemplares, dos de ellos incompletos.)

Salvá no sé con qué fundamento supone que esta edición se hizo en 1550. De todos modos es distinta de la que hizo el mismo impresor en 1549.

CC. TÁMARA, Francisco.—Salamanca, 1582.

Libro de Marco Tvlio Cicerón, en que trata

De los Officios,

De la Amicicia,

De la Senectud.

Con la Economica de Xenophon, traduzidos de Latín en Romance Castellano por Francisco Thamara Catedratico en Cadiz. Añidieronse agora nueuamente los Paradoxos, y el Sueño de Scipion, traduzidos por Iuan Iaraua. En Salamanca. En casa de Pedro Lasso. 1582. A costa de Diego López.

8.º Ocho hojas prels., 307 págs. dobles de texto y ocho sin foliar de Tabla.

Biblioteca Nacional.

CCI. TÁMARA, Francicco.—Valencia, 1774.

Los Libros de Marco Tulio Ciceron de los Oficios, de la Amicicia, de la Senectud, con la Economica de Genofon, traducidos de [p. 342] latín en castellano por Francisco Thamara Cattedratico en Cadiz. Añadieronse agora nuevamente los Paradoxos, i el Sueño de Escipion, traducidos por Juan Jarava. En Valencia: en la Imprenta de Benito Monfort. Año 1774.

4.º XII hojas prels. + 471, págs.

Prólogo del Intérprete.—Segunda parte del Prólogo (pág. VII). Los libros que en esta obra se contienen (pág. XII).— Oficios (páginas 1-216), Prólogo del intérprete sobre el libro de Amicicia.—Libro de Amicicia (pág. 221).— Prólogo del Interprete sobre el libro, i obra que hizo Marco Tulio de Senectute, que es la Vejez, en el qual demuestra los provechos, i excelencias desta edad (pág. 283). Libro de la Senectud (pág. 289).— Dedicatoria de Jarava (página 339).— Paradoxos que son cosas admirables, i fuera de la opinión vulgar (pág. 341).— Argumento del Sueño de Escipion (pág. 365). Comienza el Sueño de Escipion sacado del sexto libro, que compuso M. Tulio Ciceron de la República (pág. 367).— Proemio del Interprete sobre la Economía de Genofon, en el qual se demuestra la utilidad desta Obra, y la necessidad que todos tienen della (pág. 381). Diálogo de Genofon Filósofo, Varón eloquentissimo, i no menos sabio, discípulo de Sócrates. El qual trata de la administración, i governacion de la casa, familia, i hacienda del Varon Político: son las personas que en él hablan Sócrates, Critóbolo, i Iscomaco (pág. 384) .—Tabla de las Sentencias, i Cosas notables contenidas en estos libros (pág. 457).

CCII. LAGUNA, Andrés de.—Amberes, 1557.

Quatro Elegantissimas y Gravissimas Orationes de M. T. Ciceron, contra Catilina, trasladadas en lengua Española, Por el Doctor Andres de Laguna, Medico de Iulio III. Pontifice Maximo. En Anvers. En casa de Christoual Plantin en el Vnicornio Dorado. 1557. Con gratia y Priuilegio.

8.º OCho hojas prels. y 88 págs. dobles de texto. Lleva algunas notas al margen.

Preliminares:

«Al muy magnífico Señor, el Señor Francisco de Erasso. Secretario y del consejo de su Magestad.

»Solemnizado prouerbio es, y antiguo, el del asno Cumano, [p. 343] que vestido del pellejo de un cruel león, andaua braueando por la ciudad de Cuma, y haziendo terror al pueblo, hasta que el pobre bachiller, conocido ser asno (porque la natura no se puede mucho tiempo dissimular ni encubrir) con honda vergüença suya, y risa no menor de los populares, fue desnudo del ageno despojo, y molido a palos. Hallanse a cada passo muchos parientes y deudos del dicho asno Cumano, que cubiertos de roçagantes ropas, y de un hábito Philosóphico y graue, andan entre la simple gente, que juzga solamente las apariencias, vendiéndose por Erasistratos, Esculapios y Apollines: los quales, si bien los escudriñamos debaxo de aquellas gvaldrapas, verdaderamente son toda la ignorancia del mundo, y se parecen infinito a los templos de los Egyptios, que siendo por de fuera dorados, y guarnecidos de ricas piedras y joyas, dentro de si, en lugar de dioses, no contenian otra cosa, sino ratones, perros, gatos, raposas, monos y ximios, y otros animales ridículos. D'estos bachillerejos, pues, algunos, según he sido informado, no atreviéndose hazerlo delante, han osado ladrarme en absencia, por razón de aquel tan generoso y pío trabajo que tomé en illustrar el Dioscórides, diciendo que di occasión a los ignorantes para que hiziesen algun gran yerro, tomando a las veces una medicina por otra, o no la applicando como conuiene. Los quales no movidos de charidad Christiana, sino de un grandíssimo miedo, que el pueblo (de cuya ceguedad biuen) alumbrado de mis estudios no venga a entender y ver a la clara, la gruessa ignorantia dellos, y a contrastar con sus errores y necedades, conspiran contra mi acerbamente, y procuran exterminarme, como a hombre que les quiere desbaratar su caudal y ganancia, que, como dixe, de la simpleza popular pende. Pero ya es una cosa ordinaria, que los que procuran el bien comuu, han por fuerça de offender a muchos particulares, agenos dél. Por donde aunque aya de tomar sobre mis espaldas los odios y enemistades de todos estos gozquejos, no lo tengo en un pelo, con tal que de mis trabajos la República reciba fructo y contentamiento: y ansí es, que por más que rauien, y aunque ayan de enloquecer por ello, no dexaré, mientras tuuiere ocio, de dar luz al vulgo imperito, y sacarle de las tinieblas de la ignorantia, dándole muchos authores graues, ansí Griegos como Latinos, trasladados en su vulgar Español: de cuyas muy claras fuentes puede [p. 344] beuer hasta hartarse, no solamente philosophia y medicina, pero tambien Rethórica. Hauiendo pues en Brussellas el inuierno passado, para recrear el ánimo afflicto, de aquella enfermedad luenga y graue que me oprimía, leydo a ratos las quatro Orationes que Cicerón escriuió y recitó contra Catilina, parecióme no estarían mal en nuestra lengua Española, y ansí las trasladé con la diligencia que fué possible, y trasladadas me atreuí a las publicar debaxo del nombre de v. m. siendo cierto que su authoridad las daría a ellas gran lustre y reputación: y a mi no menor fuerça contra los detractores y maldicientes. Los quales, por ignorantes que sean, tienen bien entendido, quan afficionado fue siempre v. m. a la lectura de semejantes authores: y con quanto fervor favorezca, honrre y ampare a los que procuran enriquecer nuestra lengua y nación con ellos. La qual inclinación tan heroica, si de todos fuese imitada (como ya en otra parte lo tengo dicho) no se leerían hoy en tan grande breuedad de la vida, tantos Splandianes, tantos Gayferos, ni tantos Amadises de Gaula, con tanto estrago del tiempo, y con tanta ruyna y destruyción de claros ingenios: que pudiéndose ocupar en lectiones pias y sagradas, o en historias verdaderas, y llenas de doctrina y singulares exemplos, se consume en fictiones, mentiras, burlas, y vanidades, de las quales a la fin no saca el lector otra cosa, sino dolor y arrepentimiento, de hauer empleado tan mal sus horas. Escusado será decir, al presente, nada de la doctrina, eloquentia, grauedad, y magestad del author que a v. m. ofrezco: pues su nombre y fama retvmba por los oydos de todas naciones y gentes, y para alabar cumplidamente sus gracias, seria menester otro Cicerón en el mundo. Vuestra merced le reciba pues con alegre rostro, ya en parte hecho de Romano Español, y (como suele a los semejantes) le fauorezca debaxo de su sombra, y amparo, si le parece ser justo, que el que mientras biuió, tomó siempre a su cargo la tutela y protectión de todos los buenos, a lo menos halle uno después de muerto, que en esa Corte le ampare y defienda contra los malos. Nuestro Señor la muy magnífica persona de vuestra merced guarde y prospere por largos tiempos, para que incitados y animados de su fauor todos los estudiosos, se alcen a emprender cosas altas y grandes en seruicio de la República. D'esta villa de Anuers, a los veynte y quatro de Abril, de 1557. De v. m. seruidor [p. 345] muy cierto, que sus muy magníficas manos besa.— El Doctor Andres de Laguna.»

«Argumento de las quatro Orationes de Cicerón, contra Lucio Catilina.»

Nótese este párrafo, que tiene curiosidad filológica.

«Por evitar circumloquios, vsamos tambien de algunos vocablos Latinos, pero ya familiares a nuestra lengua Española: como son, Parricidio, que es el acto de matar algun deudo o pariente: Parricida, el que perpetra una tan cruel hazaña: Stupro, la fuerça que se hace principalmente a biuda, o donzella: Civil guerra, la que se trama entre ciudadanos: Supplicio, castigo capital, etcétera. Antiguamente los Pretores eran como Corregidores: los quales todavia se sometian al Consul, como a nuestros Corregidores son en cada parte subjectos los Alguaciles: porque el Consul era como Gouernador, y despues del Senado, tenía el Imperio summo.»

La traducción del Dr. Laguna es vigorosa y castiza. Debe estudiarse como texto de lengua, porque tiene correspondencias muy felices de vocablos y frases que pueden aprovechar los traductores modernos.

CCIII. LAGUNA, Andrés.—Madrid, 1632.

Quatro elegantissimas y gravíssimas oraciones de M. T. Cicerón contra Catilina. Traducidas de latín en lengua Española por el Dotor Andrés de Laguna, Médico de Cámara de Iulio III. Pontífice Máximo. En Madrid. Por Francisco Martínez. Año M.DC.XXXII.

8.º, 55 págs. dobles y una hoja más en que se repiten las señas de la impresión.

El ejemplar de la Biblioteca Nacional, procedente de la de D. Luis Usoz, había pertenecido en 1769 a Moratín (¿D. Nicolás?), cuya firma lleva en la portada.

CCIV. LAGUNA, Andrés.—Madrid, 1796.

Salustio traducido en castellano por el caballero Manuel Sueyro. Van añadidas las quatro elegantísimas y gravísimas oraciones que pronunció Cicerón contra Catilina; traducidas igualmente a nuestro [p. 346] idioma por el célebre segoviano Andrés Laguna, Médico del Sumo Pontífice Julio III. Tercera Edición. Con licencia. En Madrid en la Imprenta Real. Año de 1796 . 4.º

Págs. 225-328. Las cuatro Catilinarias de Laguna, conforme a la primera edición de Amberes, 1557, conservando la dedicatoria a Francisco de Eraso.

CCV. HONTIVEROS, Fr. Bernardo de.—(Biblioteca de Montserrat.)

Traducción del libro de amicitia de Cicerón.

Ms. de la Biblioteca del Real Monasterio de Nuestra Señora de Montserrat, citado por el P. Villanueva, Viaje Literario, tomo VII, pág. 145.

La biblioteca de Montserrat fué incordiada por las tropas francesas en 1811.

CCVI. ABRIL, Pedro Simón.—Tudela, 1572.

M. Tvllii Ciceronis Epistolarum selectarum libri tres: cum interpretationibus et schollis Hispana lingua scriptis, quibus aditus facillimus aperitur ad non magno labore litteras Latinas perdiscendas, Petro Simone Aprileo Laminitano interprete et auctore.

Auctoris ad lectorem tetrastichon.

       Olim quod solitum est numeroso tempore dicci
       En poteris, lector, quaerere paruo tibi.
       Nam tibi dat paruo praesens volumine charta,
       Quod tulit eloquio lingua latina suo.

Tudelae. Per Thomam Porralis Allobrogem ipsiusmet auctoris studio et opera correctum 1572. Cum priuilegio Regis per decennium.

8.º, 20 hojas prels. sin foliar, 613 págs. y 4 hojas más sin foliar, de Tabla y erratas.

Aprobación de Fr. Alonso de Orozco.

Por mandado de los señores del Consejo de Aragon e visto este libro de las epístolas de Ciceron con sus scholios: y de más de ser libro catholico, da mucha luz a los maestros que enseñan la lengua latina. En manera, que por ser tan provechoso, es bien [p. 347] que se mande imprimir. Fecha en Sant Philippe de Madrid a 11 de Março de 1572. Fray Alonso de Orozco.

Aprobación del maestro Ripa:

Por mandado de los señores del Real Consejo deste Reyno de Navarra, el maestro Ripa, Canónigo de la Cathedral de Pamplona, e visto este libro de las epístolas de Cicero con sus scholios, y de mas que no tiene cosa que sea contra nuestra Sancta religion, es libro prouechoso para los que quieren darse a la lengua latina, de manera que por ser tal será bien que se mande imprimir. Hecha en Pamplona, a 26 dias del mes de Iulio de 1572. El maestro Ripa, canónigo.

Privilegio por diez años para la Corona de Aragón. (En el Pardo, a 28 de marzo de 1572).

Segundo privilegio, para Navarra que comprende otros libros:

Por quanto por parte de vos Pedro Simon Abril, maestro maior del estudio de la nuestra ciudad de Tudela, nos fue hecha relación que vos aviades compuesto tres libros intitulados la gramática Latina, y las epistolas de Ciceron con sus versiones y scholios, y la introduction de logica... (Pamplona, 29 de Julio de 1572).

Dedicatoria a Antonio Agustín.

Annotaciones sobre algunas de las más fáciles epístolas de Tullio, escritas en lengua vulgar para abrir camino a los visoños, y que de nueuo comiençan de aprender la lengua Latina.

Texto latino y castellano, con escolios a cada una de las Cartas.

El preámbulo de las Annotaciones es digno de ponerse aquí.

Annotaciones sobre algunas de las más fáciles epistolas de Tullio. escritas en lengua vulgar para abrir camino a los visoños, y que de nuevo comiençan de apprender lengua Latina.

«Cosa es cierto de gran lástima, y que a mí, quando me paro a considerarla, por el amor que a mi propria patria y a las buenas lenguas tengo, suele darme mucha pena el ver, que en tanto número de escuelas, y tanta abundancia de maestros como vemos en España, y en tanta fertilidad de ingenios en que la Española nación no conoce ventaja a otra ninguna, aia tan pocos que en las Latinas letras salgan perfectos y acabados: y que lo que en aquella lengua dezir o escriuir se les offrece, lo sepan hacer en manera propria y elegante, y conforme a la imitación de aquellos, a quien la lengua Latina les fué propria. Porque aunque el ser [p. 348] uno habil en las lenguas no arguie ser por esso docto, porque puede acontescer que el que en las elegancias de la lengua y propriedad de bien hablar esté bien exercitado, en el conocimiento de las cosas esté rudo y ignorante, es esto a lo menos cosa cierta, que el que el uso de las lenguas ignorare, pues están en ella escritas las esclarecidas y illustres disciplinas, por quanto le falta el instrumento de saber, no puede llegar en el conocimiento de las cosas al último remate. Deste daño tan notable parte está la culpa en los que las enseñamos, y parte en los que las apprenden. Porque a muchos de los que las enseñamos nos parece que apprender lenguas es cosa de disputa, y que allí ha de auer altercaciones y syllogismos, de la misma manera que los hai en las disputas de aquellos que leen las Summulas de Pedro Hispano. De donde viene que la affición, estudio y trabajo, que se avia de poner en el leer y imitar de los autores elegantes, en el conferir de los modos del hablar de la vna lengua con los de la otra, en el notar los usos exquisitos de vocablos, para saber se seruir dellos en sus pláticas y escritos, se pone en el debatir inútiles preceptos, y que para alcançar el vso de la lengua no solamente no aiudan ni importan, pero son también al que apprende gran estoruo. Por que assi como el que tiene atados los pies con grillos, o las manos con esposas, no puede libremente hazer de sí lo que quisiere, assi también el que en el conocimiento y vso de las lenguas muchos preceptos apprendiere, de temor de no quebrar los preceptos, no osará estender la facundia de su lengua. Que no es cosa el vso de las lenguas, que se pueda reduzir a preceptos ciertos y infalibles especialmente, pues dize Horacio desta suerte en la epístola ad Pisones:

Multa renascentur...

Que es como si dixesse en nuestra lengua:

       Muchos de los vocablos tornarán
       Que del uso y memoria se han perdido:
       Otros muchos también se perderán
       A quien el vulgar uso ha recibido,
       El qual es regla cierta del hablar,
       A quien qualquier prudente ha de imitar.

»Porque qué razón puede darse por donde se diga bien «deficiunt me vires, desunt mihi vires: id mihi eripuit, id a me abstulit: [p. 349] id nemini nocet, id neminem laedit», o por qué se dize bien «agere cuniculos ad aerarium», y no «facere», y por el contrario «facere alicui insidias» y no «agere»: con otras infinitas que podríamos traer de la misma manera por ejemplo? A lo primero algún maestro gordo y bien peynado (como Quintiliano dize) diría que porque los unos destos son de una especie, y los otros de otra, de allí procede que tengan differentes construciones: y pensando dezir algo, no diría nada: porque no satisfaze a la pregunta en que viene, que pues aquellos vocablos significan lo mismo, no tienen la misma structura y composición en la oración. Que el ser de varia especie nace del tener differente la structura, Y es verdad dezir que porque tienen differentes constructiones, son de varia especie: y no al revés, que por ser de varia especie, tienen differentes constructiones. Pero el que prudentemente responder quisiesse, diría, que por quanto es lengua y cosa que el vso la trae, y el vso cuando quiere la reprueua, no ai que preguntar porqué, sino notar el vso de aquellos que en la lengua estén más recibidos y aprovados, y seguir a lo que aquellos escriuieron.

»De modo que inculcando estas cosas de inútiles preceptos hazemos que se pierda el tiempo en balde, y el ingenio que se había de informar en elegancias y propriedades de vocablos, lo hacemos envejecer en cosas sin provecho. A más desto está la experiencia en favor de lo que digo, que en toda Italia, donde la lengua Latina se sabe de veras y exercita, en muy pocos meses instruien a los oientes en el variar de los vocablos conforme a las reglas y preceptos de Donato: y después su estudio todo es ponerles en las manos un Tullio y un Terentio, y conforme a lo que allí hallan escrito instruirlos en el uso de la lengua. De donde nace que todo lo que dizen, escriven y componen, como lengua cogida de autores tan aprouados es proprio y elegante: y en espacio de dos años hacen a sus oientes fáciles y doctos en la lengua: y creo lo haríamos lo mismo nosotros, si el estudio que ponemos en las cosas sin provecho, pusiéssemos en los exercicios que de veras hazen al caso para el fin que en el estudio de las lenguas se pretende. Ai otra difficultad de parte de los oientes y muy grande, que es la poca affición que en el estudio ponen, el poco feruor con que por alcançarlo se desuelan, la poca constantia en la continuación de los estudios, de que las demás naciones notan a los [p. 350] Españoles, el querer sin maduro conocimiento de este estudio passar a entender las otras disciplinas, las tantas y tan perjudiciales vacaciones, que echada bien la cuenta, cerca de la metad del año comunmente vacan las escuelas. Y assí como vn doliente quando conualece más daño recibe en un día de desorden que prouecho en dos que bien se rija, por la debilitación de las naturales fuerças: assí también el que apprende por no tener hecho hábito en las cosas que le enseñan, más oluida en vn mes de absencia, que gana y aprouecha en dos de estudio. Ai a más desto vna muy notable causa deste daño, que es la poca estima en que estos estudios son tenidas. Porque, como muy prudentemente dice Tullio, la honra y premio es el que cría las artes: y todos aquellos estudios están debilitados, y florecen poco, que no son tenidos en precio ni en estima. De donde viene, que las habilidades escogidas las más dellas no contentándose con quedarse en esto, procuran passar a las más graues disciplinas: aviendo más necessidad de singulares ingenios en esta facultad que en otra qualquiera. Porque en las más encumbradas disciplinas el que dice y sabe lo que toca al Theólogo, al Médico, al Philosopho, al Iurisconsulto, ia satisfaze a la disciplina que professa: pero el que letras humanas ha de professar, como la propriedad y elegancia de la lengua la ha de sacar y coger de vario género de autores, si ha de ser professor que no se contente con enseñar poco vtiles preceptos, sino que la propriedad y elegancia de la lengua en los más escogidos autores la enseñe y la declare, sino que esté muy exercitado en la historia y lición de cosas muy antiguas, sino que entienda los assientos y diuisiones de las tierras, sino que tenga noticia de las cosas naturales y morales, sino que sepa bien notar la variedad de los estilos y los tiempos, y en fin sino que aia passado aquel círculo de disciplinas que los griegos llaman Enkyklopaedian, no podrá exercitarse bien en la declaración de los autores elegantes, graues y approuados. Y ia que sea verdad que alguna escogida habilidad quiera quedarse en esto y con ello contentarse, no quieren tomar trabajo en lo que toca a los rudimentos y principios, sino que como la gruessa naue por ancho mar campea y corre muy ligera, y en el pequeno río luego se hunde y se enarena: assí las singulares habilidades en las cosas árduas y graues hallan gusto y con gran contento en ella se desuelan, y en estas [p. 351] cosas que son para los rudos, y que comiençan de correr la corrida de las sciencias, enfádanse presto, y tienen más cuenta con su particular contentamiento, que con el prouecho y bien de los que apprenden. Porque pues cosas graues hai ya escritas muchas y muy buenas, más necessidad hay de cosas así fáciles y claras, y que abran el camino a los que apprenden fácil y expedito. De modo que pues los que lo podrían muy bien hazer no lo hazen, es nos forçado a los que de tan acicalado ingenio no somos dotados emplearnos en cosas assí llanas y a la habilidad de nuestro ingenio conuenientes y conformes. Lo pues viendo que entre las epístolas de Tullio avia muchas de tan senzillo y fácil argumento, que se podían commodamente declarar a los que de principio comiençan de apprender lengua Latina: y entendiendo que el que de veras ha de dezir latinamente alguna cosa, han de ser sus primeros estudios y postreros en Tullio, afficionéme a escriuir algunas annotationes sobre las más fáciles epístolas suias, y escriuir las en nuestra lengua vulgar Castellana; de lo qual si los varones doctos y graues se offendiesen, tengan se por satisfechos con esta respuesta, que esto no se escriue para ellos, sino para rudos y ignorantes, y que para los tales escreuirlas en Latín fuera trabajo infructuoso. Que no se me da nada que esto el Francés y el Italiano no lo entienda, que io solo para mis rudos Españoles y no para los doctos he querido tomar este trabajo. Lo principal que io aquí hacer pretendo es, que pues tienen esto las lenguas, que lo que en la vna se dize por un modo de palabras, se dize en la otra no por el mismo muchas vezes, sino por modo y estilo differente, y los que de vna lengua en otra por el mismo modo de dezir vierten la sustancia, a cada passo dan de manos en maneras improprias de hablar y peregrinas, mostrar por vso y experiencia los modos de dezir proprios de nuestra lengua como se han de vertir y dezir propriamente en la Latina. Para esto a cada epístola pongo dos versiones, vna en que se vierta palabra por palabra, y otra en que no peruirtiendo la sentencia, la digo propriamente en nuestra lengua. Y por quanto los latinos para que la oración caiga más dulce y suaue trastruecan en ella los vocablos, y no tienen cuenta con la orden natural, y por esto algunas se les hazen difficultosas de entender a los visoños, quando assí alguna como ésta se offrece, pártola en sus miembros, y redúzgola a su [p. 352] orden natural, para que assí reduzida se entienda fácilmente. Los vocablos que se offrecen que assí tengan propriedades de hablar y modos exquisitos, también los noto, y declaro qué maneras de hablar en nuestra lengua les corresponden, para que en semejantes orationes nos sepamos servir dellas. Algunas buenas obseruaciones también y algunos útiles preceptos que considerando bien el vso y experiencia de las epístolas de Tullio cogerse pueden para avezarnos a hazer y escriuir otras tales como aquellas, he aquí enxerido con otras cosas que mostrará el processo de la obra. Todo lo qual tú, o mancebo que comienças de apprender lengua Latina, ruégote no te enfades de leerlo, y creas que se te abre más noticia del Latín con una ora de trabajo semejante que con siglos de preceptos. De modo que si te parecerá seguir nuestro consejo, tomarás esta instructión o regimiento que aquí al principio se te pone: y después exercitarte has en estas annotaciones, que por la experiencia verás quan gran fruto este trabajo te acarrea.»

»Instruction o régimiento de la orden, methodo y concierto que ha de seguir en sus estudios el que de nuevo comiença de apprender lengua Latina, para el lector estudioso.

»Importa tanto la orden, Methodo y concierto en el hazer de las cosas bien guardado, lector estudioso, y el saber qué se ha de hazer en el principio, qué en el medio, qué en el fin, que no solamente con él las disciplinas, cosa muy importante a los hombres, se apprenden fácilmente: pero aun los negocios y cosas, que se tratan en la vida, si se tratan con orden y destreza, pocas vezes dexan de tener prósperos successos, y salir conformes al desseo y voluntad de quien los trata. Y por el contrario la orden o no entendida o no guardada como deue, no solamente oscurece las disciplinas y confunde, tratando en él las cosas agenas y que para lo que pretenden nada hazen al caso y peruirtiendo el concierto y compostura dellas, tratando en el principio aquellas cosas, que tienen su assiento y lugar en los postreros: pero también en las cosas que tratamos vulgarmente, si queremos bien y sin passion considerarlo, hallamos esta falta. Pues no por otro respecto notamos a los hombres de imprudentes, sino porque no saben elegir los fines que conuienen, o no entienden por qué medios han de llegar al cabo aquello que pretenden. Ni por otro [p. 353] tenemos la vida y costumbres tan perdidas en el mundo, sino por hazer de los medios fines, y de los fines medios poniendo la summa felicidad en los sumptuosos mantenimientos y vestidos, cosas que no sirven sino de medios con que la vida se conserue, y conseruada pueda hazer cosas dignas de alabança. De lo qual quien no aduierte quanto mal procede, harto es imprudente: pues viene de aquí que los hombres persuadidos que ser ricos y poderosos es cosa importante, ninguna cosa dexan de hazer por injusta que sea y apartada de razon, bien en quien consiste todo el bien humano, solamente por ella entiendan poder alcançar aquello que pretenden y dessean. De do proceden los agrauios, las fuerças, los engaños y injusticias: y vienen las virtudes y doctrinas, sino las que valen para henchir y enriquecer la bolsa de dinero, a ser tenidas en poco, y despreciadas. Pero dexemos esto a parte, que es llorar la desuentura y mal de nuestra vida, y boluamos a tratar aquello que prometimos declararte, porque queriéndote enseñar grammatica, no sé qué onda me engolfó en tratar philosophia. Qualquiera pues que querrá apprender lengua latina ha de persuadir lo primero, que apprender lenguas no es apprender cosas de argumentos y questiones, sino que es un apprender de hablar como hablauan los Griegos o Latinos, o aquellos en fin, cuia lengua apprende: y aquellos argumentos y questiones se han de quedar para las disciplinas que tratan las propriedades de las cosas. Porque si esto está persuadido, huirá de quien en la grammatica trata cosas semejantes, como de quien está herido de mal contagioso. Que la summa de las questiones que se pueden offrecer en la grammatica, es si se dize algo de aquella manera propriamente, o no se dize. A lo qual con mostrar que assí está en Cicerón, César o Terencio en latín, o en Platón, Demosthenes, Polybio, o Sophocles en Griego o en otros semejantes, porque aquí nombro vnos por todos, satisfazes. Ha de entender a más desto lo segundo, que para poder vsar de aquellas palabras y maneras de hablar, que hallare en los autores, conforme a su propósito, y a lo que escriuir y hablar quisiere, ha de saber variar los vocablos o partes de la oración, que por declinaciones, conjugaciones, casos, números, tiempos y personas se varían; para que lo que en el autor halló en vn caso sepa ponerlo en otro, que a su oración y propósito conuenga: y lo que vió por tiempo passado dicho, sepa [p. 354] hacerlo por presente o por tiempo venidero: y lo mismo digo del número y persona.

»Sea pues este el primer fundamento de tu estudio, que sepas de quántos géneros de vocablos, que llaman las partes de la oracion, ella se compone: quales son los que se varían y quales los que son inuariables: y de los que se varían quales por casos, quales por tiempos y personas, juntamente con entender para qué fin sirue cada cosa destas, y saber en los nombres los masculinos, los femininos y los neutros, y en los verbos cómo forma el perfecto de modo indicatiuo y el supino, porque ésto es en todas maneras necesario para saber fiel y rectamente variarlos. Todo esto no te fatigues mucho por apprenderlo por el arte del maestro Antonio de Nebrija. Porque aunque fué conforme a aquellos tiempos varón docto, no guarda en su arte éste methodo y orden que buscamos: y es demasiado en preceptos no muy prouechosos ni importantes: y dízelo por un latín algo bárbaro y obscuro: siendo consejo de hombres doctos, que lo que se ha de enseñar a los principios sea claro y fácil de entender: porque la obscuridad no sea causa que en el principio se aborrezcan los estudios. De modo que si después lo quieres dezir en buen latín, te ha de costar mas tiempo que te costó el apprenderlo, el olvidarlo, y finalmente despues que hayas puesto mucho trabajo en ello y gastado mucho tiempo, sabrás seis sophisterías de inútiles preceptos, pero ninguna cosa entenderás de la propiedad y elegancia de la lengua. Tomarás las partes de Donato con las annotaciones de Enrico Glareano, y si te pareciere nuestra grammatica, en que en breve tomo se declara cómo has de declinar los nombres y conocer sus géneros, cómo conjugar los verbos y saber su pretérito perfecto y su supino. Todo lo cual, como arriba dixe, es la entrada de la lengua. En este exercicio te exercitarás los tres primeros meses de tu estudio: ni curarás de oir autor ninguno en este medio. Porque lo que después de entendido este precepto entenderás con grande facilidad y sufficiencia, se te hará escuro y difficultoso de entender, si lo estudias antes de entender este precepto: y causará en ti un desgusto y desesperación o desconfiança de llegar al cabo del conocimiento de la lengua, según te parecerá escuro todo y tenebroso. Tu estudio sea en los tres primeros meses oir dos liciones desto cada día, [p. 355] y aquélla con alguno que mejor que tú las entienda, repassarlas, y pues la carga no es mucha, tomarlas fielmente de memoria.

»Despues que ia en esto estuvieres instruido y enseñado fielmente, apprenderás cómo entre sí las partes de la oración se ajuntan y conciertan: y entenderás assí sumariamente cómo los vocablos que tal o tal cosa signifiquen, la tal cosa en tal o tal caso piden que se ponga, conforme a como te lo enseñe la syntaxis, la qual no es otra cosa sino el vso de la lengua, de la continua observacion de la licion de los autores graues y elegantes a ciertas generalidades reduzida. Ni curarás de essas especies que por bocas de grammáticos andan comunmente, porque nada hazen al caso para el artificio de tu oración y compostura: pues no puedes dezir de qué especie es cada verbo, sin que primero le veas compuesto con su caso: y lo que tú desseas y te importa saber es qué caso le has de dar conforme a lo que significa. En esto porque es trabajo de hasta mes y medio, podrás poner otros tres meses de tiempo en que dos veces lo lean. Podrá el maestro que te enseñe, quando a esto segundo ia llegases, auezarte ia a hablar y escriuir en latín algunas cosas que sean fáciles en su composición y no rodadas sino senzillas y conformes a las reglas de syntaxis que te enseña. Podrá ser también ponerte en la mano ia vn Terencio: pero ha de ser tu maestro en esto tan prudente, que se ha de accomodar a tu capacidad, y no notarse todo aquello que en Terencio puede ser notado. Porque por ser autor tan grave, hay en él que notar para todos los que apprenden: pues se puede dar a entender el artificio de la oración assí llanamente declarado a los visoños: maneras de hablar y propiedades de vocablos a los que fueren más provectos: lugares communes a los dialécticos: figuras de bien dezir y de eloquencia a los rhetóricos: muchos y muy buenos exemplos de officio y costumbres a philósophos (tanta es la erudición de aquel poeta, y la confederación que tienen entre sí las honestas disciplinas) y si todo esto a los principios se notasse, causarte ia gran confusión, y ponerte ia desconfiança de salir al cabo con carga tan pesada.

»Cuando ia estuvieses assí en el conocer las partes de la oración y géneros de vocablos y fiel y diestramente variarlos, como en el saberlos concertar y confederar en la oración bien instruído y enseñado, has de persuadirte que no sabes más de los principios [p. 356] del conocimiento de la lengua, y que te queda lo mas principal por apprender, que es el conocimiento de las elegancias y propriedades de vocablos y la copia de proprios modos de dezir, para lo qual no hay arte, sino que se han de adquirir con mucha lición y imitación de autores elegantes y approuados en la lengua. No hagas como en algunas escuelas hazen vulgarmente, que a los que ia llaman de maiores, y que quieren ia como bolar del nido, les leen aquello que ellos llaman libro quarto, que son sophisterías inventadas sobre el quarto libro de Antonio de Nebrissa, y al que es gran libriquartista, que assí suelen hablar ellos, dizen que ia es grammático provecto. En los otros seis meses que te quedan de aquel año pornás en uso y plática sobre la lición de vna comedia de Terencio lo que hasta allí ouieres apprendido por precepto, procurando de entender en particular por vso, lo que en general te ha enseñado el artificio. Harás cada día vna versión no muy difficultosa luego a los principios, conforme a las reglas de componer que ouieres apprendido en la syntaxis: tomarás estas epístolas, sobre que io por tu prouecho estas vulgares annotaciones he dictado: donde aduertirás, lo primero qué género es de epístola, quiero dezir si es narratoria, commendaticia, consolatoria, o de algun otro semejante género de cartas: lo segundo qué partes tiene: si tiene varios Themas o propósitos, quiero dezir, si en parte narra, en parte encomienda, en parte disculpa o hace desta manera cosas differentes: porque muchas vezes se offrece en vna misma carta auer de tratar varios argumentos o propósitos. Lo tercero de dónde toma sus argumentos y razones para tratar aquello que pretende. Notarás tras desto el valor y elegancia de las maneras de dezir y los vocablos que hay en ella, y las exquisitas propriedades de que en cada vno dellos vsan los latinos: todo esto para que quando tu quieras o aias menester, tengas artificio y palabras elegantes para saber hazer otra como aquélla. Finalmente, en esto y en todo lo demás guardarás las tres condiciones que Tullio dize, si bien me acuerdo, en los officios, que son menester para apprender, donde dize que no es difficultosa cosa el apprender, si tienes quien te enseñe fielmente, y si tú sabes apprender, y en el entender las cosas pones tiempo y diligencia.

»En todo esto que te he dicho emplearás el primer año de tu estudio. En el segundo todo cuidado y diligencia pondrás en la [p. 357] lición de los autores, y en coger dellos la propriedad de los bocablos y elegancia de la lengua, notar y aduertir aquellos modos de hablar elegantes y exquisitos, no oluidándote de la composición quotidiana. La qual si tu maestro te la da desta manera, que tome de las epístolas de Tullio alguna de fácil argumento, y la vierta en tu propria y vulgar lengua, y vertida te le mande hazer latina, y después de hecha te la haga escriuir en un libro blanco, y que de la otra parte te mande assentar lo que de veras es de Cicerón, para que puedas cotejar tu estilo con el suio, y ver muy a la clara en qué oración alcançaste el proprio y verdadero modo de dezir de los latinos, y en donde te apartaste dél, es cosa de ver quánta elegancia y propriedad de vocablos alcançarás con no muy gran trabajo en poco tiempo. Procurarás de darte ia a hablar la lengua latina comunmente, para que el continuado exercicio te haga fácil en la copia: y para que más fácilmente lo puedas hazer, no dexes una comedia de Terencio: en que ia tu maestro se podrá extender a darte de cosas exquisitas más noticia que te daua en el passado. Oirás también a César, porque es historia en el modo de su dezir muy propria y elegante: y porque no tiene otro artificio más de vn buen estilo en su narrar, propria y elegante copia de vocablos no muy difficultosa. Añadirás a éste las epístolas de Tullio, que son de más graues argumentos como las ad Lentulum, ad Appium, [1] ad M. Brutum y a otros graues varones semejantes: o si a tu maestro le pareciere, alguno de sus philosophicos diálogos como de senectute, de amicitia. Porque como en ellos graues personas se introduzen, hazen un estilo magnífico, graue y de mucha autoridad. De medio año adelante, quando ia ternás mediana noticia y vso de la lengua, rogarás a tu maestro, que para alcançar la pronunciación perfecta te dé alguna noticia de las syllabas y accentos, quantidad y medida de los versos: y que para esto te lea a vna particular hora algo de Catullo, de Ovidio, de Horacio, o de Vergilio. Guardarte has de imitar en la suelta oración, que llaman prosa, muchas maneras de hablar y licencias que tienen los poetas, de que vsar la necessidad y medida del verso les compelle: y también que ellos tienen por virtud de su poesía apartarse del commún modo de [p. 358] dezir en muchas cosas. De modo que en el hazer versos imitarás el dezir y estilo de poetas, fuera deste seguirás el modo de dezir de los que oraciones escrinen, epístolas o historias.

«No poca tierra verás que avrás andado desta suerte al cabo del segundo: antes tanta que si mucha necessidad tienes, podrás passar al cabo dél a oir otras disciplinas. Que de la lengua griega no te digo nada: porque mi propósito no es sino tratar de la latina: y es cosa tan aueriguada ia entre doctos, no poder ser nadie perfecto en buenas letras sin que tenga noticia desta lengua, que es trabajo en balde querer encarecerlo. Si curioso quieres ser, de consejo de Quintiliano puedes apprender las dos lenguas juntamente y en vn mismo tiempo. Pero si quiercs ser perfecto y esperar hasta el tercero, podrá tu maestro en este año leerte los lugares communes del arte tópica, que para entender todo género de autores son en todas maneras necessarios, y para saber de qué fuentes se han de coger razones, para con ellas tratar aquello que quisieres. Podrás tambien gustar los preceptos de eloquencia y figuras con que se adorna la oración viendo para experiencia dellas alguna de las oraciones de Tullio, o la pro M. Marcello, o la pro Q. Ligario, pro rege Deiotaro, pro Archia poeta o de otras semejantes. Y porque la historia es cosa muy gustosa y aplazible, leerás la de Salustio, que es historia graue y llena de sentencias. Seráte cosa muy importante sentir y interpretar vulgares cosas en latín y latinas en vulgar, guardando siempre la propiedad de las lenguas en lo que viertes. Que assí dice Tullio que lo hazía él de lo griego en lo latino. Esta es la orden que me parece se ha de tener en el apprender las lenguas, o alomenos es la que io tengo en enseñarlas. Si algún varón docto fuere de parecer de añadir o quitar algo, presto y aparejado estoi a mudar lo que con buena razón se me persuada. Pero ia creo sea tiempo de te dar todas las annotaciones, que fué mi intención dictarte en este libro.»

Sigue un pequeño tratado sobre el género epistolar, anunciando Simón Abril, otro más extenso:

«De todo esto trataremos largamente, si algún día tuuiéremos lugar de escribir de conscribendis epistolis secundum genera diversa. No se te declararán aquí todos estos géneros de cartas: porque muchas dellas son de graue artificio y eloquencia, y requieren noticia de cosas que tú aun no tienes entendidas. Solamente trataremos [p. 359] las más fáciles, declarando assí sumariamerte su artificio. Darse te han de cada vna dos versiones, la primera palabra por palabra, la segunda sentencia por sentencia: para que veas que la misma falta que tú hallas en tu lengua, quando viertes en ella el latín palabra por palabra; la misma impropriedad hai en el latín, quando tú lo quieres hacer al vso y modo de dezir de tu vulgar lengua: y también que la primera versión, aunque bárbara y agena de nuestro común modo de dezir en muchos lugares, te dará fácilmente noticia de lo que cada vocablo significa, lo qual no podrías assí fácilmente entender por la otra interpretación de sentencia por sentencia. Por la segunda versión entenderás los modos nuestros vulgares de dezir cómo se han de vsar en el latín. Si alguna oración, o por tener muchos miembros, o por tener los vocablos muy trastrocados por amor de la cadencia y número o concinnidad que tiene, avrá difficultosa, partirla hemos en sus miembros, y reduzirla hemos a su orden natural, para que la puedas entender más fácilmente: no para que vses della de aquella suerte y compostura. Porque deste trastrocar los vocablos vsan mucho los Latinos para que la oración caiga más suaue y numerosa, y para euitar malos y ásperos concursos de vocales, que hazen la oracion áspera, dessabrida, y mal compuesta.»

CCVII. ABRIL, Pedro Simón.—Zaragoza, 1583.

Los dos libros de las epistolas selectas de Marco Tvlio Ciceron en que se pone el vso de cartas narratorias i de fauor llamadas comendaticias puestas con traduction i declaraciones en lengua castellana hechas por el maestro Pedro Simon Abril, professor de letras humanas i Filosofía, natural de Alcaraz i cathedratico en la insigne Vniversidad de Çaragoça. Auctoris ad lectorem tetrastichon... (como en la primera edición). En Çaragoça. Por Iuan Soler, Impressor de libros. Año 1583. Con Priuilegio. Vendense en casa de Luis Ganareo a la cuchillería.

8.º, 20 hojas prels., 294 págs. y cinco hojas más sin foliar, con la Tabla de los avtores de que se haze mención en estas annotaciones, y el Index verborum quorum vsus hisce scholiis declarantur.

Aprobación de Fr. Alonso de Orozco.

Aprobación del Maestro Ripa.

[p. 360] Privilegio de 28 de marzo de 1572.

Dedicatoria a Antonio Agustín.

Instrvcion acerca de la orden qve deve segvir en sus estudios, el que de nueuo comiença de aprender lengua Latina.

Anotaciones sobre algunas de las más fáciles epístolas de Tulio escritas en lengua castellana, para facilitar el camino a los que de nueuo comiençan de aprender lengua Latina.

Esta edición de Zaragoza puede considerarse como una refundición de la de Tudela. De las dos traducciones que en esta se incluían, suprimió Simón Abril la primera, por considerarla excesivamente literal. Retocó también los preliminares, y aunque en general abrevia, no deja de intercalar algún párrafo nuevo, como el siguiente, que conceptúo muy importante, por recomendarse en él el estudio simultáneo de las lenguas latina y griega:

«Lo qual se podría hazer fácilmente con enseñar en lengua vulgar las reglas de ambas lenguas: i leer por la mañana los autores de la lengua Latina, y por la tarde los de la Griega de tal manera que se correspondiessen en las materias: como a fábulas latinas las mismas Griegas: a Terencio Aristófanes o Eurípides: a Epístolas de Tulio, las de Synesio, a Virgilio Homero, o Theócrito: a las orationes de Tulio, las de Demosthenes, o las de Isócrates: a sus dialogos los de Platón o los de Luciano: a Tito Livio, Herodoto, a Salustio Tucydides o Polybio: i todos con traductión en lengua vulgar, la qual sirve casi de maestro. Porque desta manera se sabrían las dos lenguas en un mismo tiempo, y con un mismo gusto y trabajo: i aprenderlas ian los hombres en la edad que es apta para aquel estudio i exercicio, antes de emplear los entendimientos en el conocimiento de las cosas más graues. Por que agora van los hombres al conocimiento de la lengua Griega con el paladar hecho a la materia de cosas graues; i van persuadidos que tienen necessidad de aquella lengua para sus estudios. Pero como ven que les es forçado boluer casi a la primera niñez i aprender letras, i sylabas, i diphtongos, i declinaciones, i conjugaciones, i construcciones, i dialectos, i cosas assi desta manera, que son propias de la tierna edad, cánsanse: i dan al traues con su intención, vnos en las declinaciones contractas, i otros en las conjugaciones: todo lo qual se euitaría, si se aprendiessen a vna en la edad que es apta para la Gramática.»

[p. 361] CCVIII. ABRIL, Pedro Simón.—Orihuela, 1756.

Epístolas selectas de Marco Tulio Ciceron, sacadas de las que bolvió en Español Pedro Simón Abril. En Orihuela, por Josef Vicente Alagarda, año 1756 .—8.º

«El que eligió, i hizo imprimir estas Cartas escogidas, varió algunas palabras i maneras de hablar de sus traducciones, acomodándolas al estilo de hoi.» (Mayans.)

CCIX. ANÓNIMO.—Valencia, 1752.

M. Tullii Ciceronis Epistolae Selectae, Valentiae Contestanorum, sumptibus Salvatoris Moles Bibliopolae. Ex officina viduae Hieronymi Conejos, 1752 .—8.º

Citada por D. Gregorio Mayans en el prólogo de la edición de Valencia de 1760.

CCX. ABRIL, Pedro Simón.—Valencia, 1760.

Los dos libros de las Epístolas selectas de Marco Tulio Ciceron: en que se pone el uso de Cartas narratorias, i de favor llamadas Comendaticias, puestas con Traduccion y Declaraciones en lengua castellana, hechas por el Maestro Pedro Simon Abril, Professor de Letras Humanas i Filosofía, natural de Alcaráz, i Cathedratico en la insigne Universidad de Zaragoza. Auctoris ad lectorem Tetrastichon... (ut supra). Regali Permissus. Valentiae: Excudebat Joseph Thomás Lucas, in Comoediarum platea. Anno 1760.

8.º, 24 hojas prels. y 319 págs.

Dedicatoria a Antonio Agustín.

Licencia del Consejo a favor de la Compañía de Libreros e Impresores de Valencia (Madrid, 5 de marzo de 1760).—Fee de Correctores (Madrid, 30 de octubre de 1760).—Tasa (18 de noviembre de 1760).— Instrucción acerca de la orden que deve seguir en sus estudios, el que de nuevo comienza de aprender lengua Latina. Anotaciones sobre algunas de las más fáciles Epístolas de Tulio.

D. Gregorio Mayans i Siscar a quien leyere. (Prólogo muy erudito con una interesante bibliografía de las obras de Simón Abril).

[p. 362] «Las buenas Traducciones facilitan maravillosamente el conocimiento de las lenguas: porque enseñan la correspondencia de los especiales, i propios modos de hablar, que tienen ellas, que es lo más difícil de aprender, i practicar en cada lengua: i en este particular tuvo singular habilidad Pedro Simón Abril. Tienen las Traduciones otra utilidad, i es, que son unos ocultos y secretos maestros, no solo de los que hacen professión de discípulos, sino tambien de doctores: de éstos porque assí entienden muchas obras elegantíssimas y necessarias para la perfección de la enseñanza, las quales sin la ayuda de las Traduciones no entenderían ni podrían comunicar a sus discípulos: i sin vergüenza las consultan en su retiro: no impidiendo esto, que después observando algunos antiquismos, o algunas maneras de hablar en Español poco usadas, o del todo no correspondientes al original, tengan el gusto de manifestar que saben censurar a los grandes Maestros, i mejorar sus obras. Por otra parte, los discípulos tienen otra segura pauta, que uniformemente pueden seguir: importando mucho esta uniformidad para fijarse en la memoria: pues la Tradución siempre es vna: i, si se olvida, se repite por medio de la lectura, i siempre se halla la misma en la significación, i orden de las palabras: i este Maestro a todas horas está presente para poder consultarle sin temor ni rubor.

»Siendo, pues, tan útiles las buenas Traduciones; deven introducirse en las Escuelas de Gramática, como utilíssimos medios para saber con perfeción la lengua latina, escusando el molesto, i entretenido rodeo de ir rebolviendo los Diccionarios no siempre fieles intérpretes de las palabras, o modos de decir, i siendo impossible, que todos los maestros de Gramática sean excelentes Traductores; por esso deven escoger los mejores, i estos de los Autores más clássicos: i de los más clássicos, lo mas acomodado a la capacidad de los niños. Marco Tulio Cicerón es el Príncipe de la eloquencia Latina. Muchas de sus cartas están escritas con admirable sencillez. De estas hizo un juicioso escogimiento Pedro Simón Abril, que hasta hoi es su mejor intérprete Español. Ilustró su tradución con oportunas Declaraciones, más necessarias para entender el texto; otras, para conocer mejor por medio del cotejo las maneras de hablar. No necessita esta Tradución de nuevas recomendaciones; porque tiene la mayor: pues su autor Pedro [p. 363] Simón Abril la embió escrita de mano al hombre más erudito que ha tenido España, Don Antonio Agustín, obispo entonces de Lérida, i después Arzobispo de Tarragona, dejando a su arbitrio hacerla imprimir o rasgar: i pues salió a luz debajo de su nombre, devemos creer, que mereció su aprovación...»

CCXI. Valencia, 1770.

Los dos libros de las Epístolas selectas de Marco Tulio Ciceron... (ut supra). Superiorum Permissu. Valentiae: Typographiâ Salvatoris Fauli. M.DCC.LXX.

8.º, 24 hojas prels. y 320 págs.

Reimpresión exacta de la de 1760, salvo la licencia y la tasa que se omitieron.

CCXII. Valencia, 1777.

Los dos libros de las Epístolas selectas de Marco Tulio Ciceron... (ut supra). Superiorum permissu. Valentiae: In officina Salvatoris Fauli. Anno 1777.

8.º, cuatro hojas prels. y 320 págs.

No conserva de los preliminares más que la dedicatoria a don Antonio Agustín.

CCXIII. Madrid, 1790.

Los dos libros de las Epistolas Selectas de Marco Tulio Ciceron: En que se pone el uso de cartas narrativas y de favor, llamadas comendaticias, puestas con Traduccion y Declaraciones en lengua Castellana, hechas por el Maestro Pedro Simon Abril, Profesor de letras Humanas y Filosofía, natural de Alcaráz, y Catedrático en la insigne Vniversidad de Zaragoza.

       AUCTORIS AD LECTOREM TETRASTICHON

        Olim quod solitum est numeroso tempore disci,
       En potes exiguo quaerere, lector: habe.
       Namque tibi praesens dat charta volumine parvo,
       Quod tulit eloquio lingua Latina suo.

Matriti. MDCCXC. Ex officina Benedicti Cano. Superiorum permissu.

[p. 364] 8.º, cuatro hojas prels. más 319 págs.

Elegante dedicatoria latina al Arzobispo Antonio Agustín, fecha Sexto Kalendas quintilis 1570.

«Illustrissimo religiosissimoque viro D.no Antonio Augustino, Pontifici Ilerdensi, Petrus Simon Aprileus S. P. D.

»Est hoc in more positum institutoque eorum, qui labores nonnullos et vigilias suas, quas in litteris ac studiis collocarint, in lucem velint edere, lllustrissime religlosissimeque Pontifex, aliquaque ex parte utilitati publicae consulere, ut quo majore in pretio sint, majoreque favore plausuque recipiantur, alicui principi in Republica viro dicent illas, cujus patrocinio ab invidorum maledictis sint securae. Atque id certe mihi, si cui ulli, non modo utile est, verum etiam in primis necessarium. Accessi enim ad scribendum pene ignotus, et nullis ferme adhuc ingenii insignibus ornatus: cui generi hominum invidi non aliter atque peregrinis hospitibusque domestici canes solent allatrare: in quos si tanquam in imparatos inciderint bonorumque praesidiis destitutos, non est dubium, quin eos possint populo secundo lacerare. Accedit, eo, quod non ipse tantum meo ingenio tribuo, neque ita meis viribus confido, ut iis possim tanquam firma supposita trabe vim invidiae illorum sustinere. Accidit enim nescio quo fato saepissime in hujusmodi negotiis, ut nullum quis habeat graviorem adversarium, atque illum, cujus utilitati consultum esse cupit. Nam quid quaeso utilius esse potest iis, qui docendi munus profitentur, rem medius fidius in primis laboriosam et molestam, quam laborem adeo molestum levare aliqua ex parte atque minuere? locos, ad quos quis offendere possit, illustrare? messemque quam messuri sint, sentibus, spinetis, ac vepribus purgare, ut maiori cum suavitate metere possint, minori cum periculo? Atqui plerique ex iis tantum abest, ut levati laboris ullam habeant gratiam, cum alioquin laborum hujusmodi fructibus fruantur, ut nemo eius rei auctores acrius maledictis insectetur. Residet enim in animis illorum illud Quinti Horatii:

       Urit enim fulgore suo, qui praegravat artes
       Infra se positas: extinctus amabitur idem.

»Neque eò haec dico, quod mihi tantum arrogem aut tribuam, ut vel aequalem me caeteris putem, nedum praestare credam: [p. 365] sed ut qui sit illorum animas declarem. Ut ne addam quod hominibus maledicendi cupidissimis amplam ridendi obtrectandique occasionem videor praebuisse. Nam aut mirabuntur quod commentandi inusitatas vias indagemus; tritas relinquamus, aut ridebunt quod id vulgari potius Lingua, quam Latina faciamus. Quibus quia principio libri respondemus, hoc loco nolumus responsum. Nam aut res ipsa lecta diligenter satisfaciet aut si legare illam dedignentur, rei ignoratae iniqua reprehensio nos à temeritatis culpa liberabit. Quod vero te, Illustrissime religiosissimeque Pontifex, his nostris qualibuscumque laboribus patronum praeter caeteros cupierim cooptatum, fecit in primis tuus animus in hujosmodi studia et litteras benignus, non adhuc ille quidem praesenti mihi notus, sed tamen absenti ipsa fama et certissimis testimoniis diligenter exploratus. Quis enim, aeque atque ille hujusmodi studia habiturus sit in pretio, quem neque utriusque juris in quo versetur, assidua et multa lectio deterreat, neque publici muneris, cui praefectus sit, multae curae magnaeque impediant quo minus in his humanioribus mansuetioribusque Musis ita versetur ut vel eos, qui à caeteris negotiis studiisque liberi atque vacui ad haec unà animum adjungant, post se intervallis longissimis relinquat? Mitto quod tuorum studiorum rationem sic à primis tempóribus aetatis direxisti, ut haec humanitatis studia, non, ut plerique ex iis qui Jura profitentur, visus sis contemnere, sed tibi per illa ad antiquissimi Juris cognitionem munitissimum quasi aditum quendan aperire: adeo ut tanto talique viro placuisse certissimum firmissimumque testimonium putem ingenii ac studii non vulgaris. Sic igitur libellum hunc accipias velim, ut qui filium familias alienum sibi in filium adaptaverit, in quem vitae accipit ac necis potestatem: adeo ut in tua manu sit vel prodire illum in lucem, vel extingui. A me autem illum sic dimitto ut sperem te, si non ingenium nostrum atque studium, animum tamen in publicam utilitatem propensum probaturum.»

El libro primero de estas Epístolas selectas contiene cartas narratorias, el segundo cartas de favor, llamadas comendaticias. Son en total 81 (texto latino y castellano pareados), acompañadas de un comentario gramatical excelente.

Al fin se lee este aviso en latín y castellano:

«Bien creo, amigo y benigno lector, que habrá algunos entre [p. 366] tanta diversidad de pareceros, que si tomaren entre manos y leyeren estas mis observaciones, les parecerá que es cosa de poco momento e indigna de que se emplee en ella algún poco de tiempo: como gentes que están acostumbradas a emplear sus entendimientos en cosas de mayor utilidad y gravedad. A los quales yo realmente no les contradigo: antes llanamente confieso que tienen mucha razón: Pero también les certifico ésto, que los que por esa razón hagan retirar de esta lición a los rudos y vioños, no cumplirán con el oficio y obligación de varones doctos: pues no consideran que este poquillo de trabajo lo he yo tomado no por amor de los doctos, a los quales no hay necesidad de enseñar, sino por los rudos y visoños que tienen necesidad de cosas semejantes así sencilla y llanamente dichas. El que quisiere, pues, tener entrada para los grandes tesoros de la lengua latina, no emperece de emplear en estos trabajos algún poco de tiempo. Porque si ya acaso el afición de mi propia invención no me engaña y embota mi juicio, tengo por cierto que jamás se arrepentirá de haberlo hecho. Y ya que otro provecho no saque de ello, a lo menos exercitándose en traducir en latín lo que yo aquí escribo en castellano, no habrá, como dicen, empleado mal su tiempo.»

Página 3.

«En el presente libro solamente se trata de las cartas narratorias y comendaticias, como más fáciles para los que comienzan a aprender lengua latina, las quales se ponen con su traducción y declaraciones en nuestra lengua castellana, para que con favor de la lengua que sabemos, vengamos a saber la que aprendemos, que este es el mejor modo que nos enseñaron los antiguos para aprender diversas lenguas.»

Página 100.

Curiosa referencia a la Celestina.

«Porque al que está enfermo de amor, si le traen una presea, o joya de la persona que ama, alárgasele el ánimo y los ojos, como a Calisto con el cordón de Melibea.»

Página 119.

«Los filósofos antiguos no solo trataban cosas naturales y morales, pero aun en las disciplinas de eloqüencia se exercitaban mucho, y señaladamente los de la antigua Academia y Peripatéticos: [p. 367] porque veían que sin éstas nada se puede bien saber... Pero muchos de los de ahora como van muy desnudos de estas disciplinas, no pudiendo llegar a la gravedad y autoridad de aquellos, porque no parezca que no dicen nada, inventan nuevas e inútiles sofisterías y cosas que libra harto mejor el que menos sabe de ellas.»

Página 122.

«Los mejores años del estudio gastamos en la lición de inútiles y bárbaros autores.»

Página 128.

«De aquí entenderás la miseria de nuestros tiempos, que los más principales y mejores en antigüedad y nobleza de linage se contentan con tener en su casa a un quienquiera, para que les enseñe a sus hijos doctrina de poco nombre e importancia: ni se desvelan en buscar varones de singulares habilidades y vida recatada, para que les enseñen; no advirtiendo que el primer escalón de su perdición es no estar bien enseñado en exemplos antiguos y doctrinas.»

Página 129.

«Un varón grave y de doctrina, en lo público debe guardar su autoridad: pero dentro de casa puede y le es lícito honestamente regocijarse con los discípulos que sean capaces de conocerlo. De do se colige no ser de varones de autoridad el ser demasiadamente castigadores: porque es doctrina más de gente servil que de libres, inducir los ánimos a que hagan más las cosas por temor, que por natural benevolencia.»

Págira 130.

«En las disciplinas se hacen hábiles los ánimos comunicando, tratando y preguntando. Condenarás de aquí a los bárbaros filósofos, que porque ellos no lo saben, desprecian el estudio, propriedad y elegancia de las lenguas: ni advierten que pues aquellos filósofos antiguos tanto se aprovecharon de ellas y tanto las preciaron, despreciándolas muestran estar muy lejos de entenderlos.»

Página 133.

«Juntamente con el aprender Filosofía deben los oyentes exercitarse en preceptos de eloqüencia: porque ni el saber parlar sin que la oración huela a cosas graves vale nada: ni el entender [p. 368] cosas graves sin saberlas bien decir, y encarecer para el bien común, es muy importante: y de Aristóteles escriben Cicerón y Diógenes Laercio, que en las escuelas después de medio día avezaba a sus oyentes a disputar temas, no a la manera de los dialécticos en pocas palabras, sino al modo retórico y con estilo de eloqüencia: y no porque los que ahora enseñan Filosofía no lo hagan, deja de ser ello muy útil e importante: y aun los que de veras son Aristotélicos, y no en el nombre solo, en nuestros tiempos se dan ya mucho a seguir aquel consejo y parecer de Aristóteles.»

Página 190.

«La voluntad del hombre no se conquista con exércitos. Servir pueden los hombres forzados de temor: pero querer bien ni tener afición, no es posible sino a aquel que por obras les muestra ser su intento principal el bien común de ellos.»

Página 196.

«Si el deseo de llegar presto al cabo de mis anotaciones, y el temor de enfadar con digresiones no me lo impidiese, ¿qué campo tan ancho, qué argumento tan grave, qué materia tan copiosa, fértil y abundante se me ofrecería aquí contra la perdición de nuestros tiempos, en que... apenas uno entre mil se halla que quiera darse al conocimiento de las cosas antiguas? Y si alguno lo hace, es más por necesidad, para que con aquel medio busque la vida, que por voluntad de aprender con que pueda bien regirse a sí, a su casa, a su República. Para los sacerdotes dicen que es el aprender, a quien incumbe enseñar al pueblo la doctrina. Verdad es cierto si de la doctrina evangélica tratamos. Pero si a los sacerdotes toca (como de veras toca) el aprender la evangélica doctrina, por estar a ellos el Evangelio encomendado, ¿por qué no tocará también al que gobierna la República aprender la disciplina moral y preceptos del Oficio, pues está encomendado a él el gobierno y bien de todos? Especialmente pues proceden de allí en la República naufragios muy notables, poniéndose al gobierno personas sin exemplos, sin noticias de cosas antiguas, sin disciplina de regirse a sí mismos y a sus naturales afectos y codicias lo primero. Porque de aquí nacen las tiranías, las perjudiciales leyes, las guerras sin legítimas causas emprendidas, y en fin, lo que es daño de llorar, y muy notable, el pretender que [p. 369] la República es para el provecho particular de ellos, y no el de ellos para la República. Todo lo qual si en el oficio, y en lo que a cada uno toca hacer para cumplir con lo que debe fuesen doctos, no sucedería. Y en fin, es verdad muy grande lo que aquel divino Platón dixo, que aquella República sería bienaventurada, que sabios la rigiesen, o que los que la rigiesen fuesen aficionados a saber. Todo esto he dicho por animar a todos, quanto a mi fuese posible, al deseo de la doctrina: pues para lo propio, para lo doméstico, para lo común, para el buen gobierno, para las buenas costumbres, que son el fundamento de la felicidad de la República, es, si no el todo, a lo menos muy principal parte.»

Estas y otras graves sentencias pedagógicas esmaltan este librito, que es todo de oro, a pesar de su modesta apariencia.

CCXIV. ABRIL, Pedro Simón.—Zaragoza, 1574.

Accusationis in C. Verrem liber primus, qui Divinatio dicitur: oratio quarta, cum interpretatione Hispana et scholiis Petri Simonis Aprilei, Laminitani. Caesaraugustae excudebat Petrus Sanchez Ezpeleta, Typographus Regius, permissu Excellentissimi Domini Ferdinandi ab Aragonia, Archiepiscopi Caesaraugustani, hujus regni Prorege, necnon illustrium Dominorum Inquisitorum. 1574. Prostant exemplaria Caesaraugustae apud Franciscum Simonem bibliopolam.

8.º, 40 páginas dobles, a dos columnas, careado el latín con el romance.

Dedicatoria a Vicente Agustín, síndico del Ayuntamiento de Zaragoza, en que se le manifiesta agradecido por la cátedra que desempeñaba, y promete seguir traduciendo las oraciones contra Verres, si gusta esta primera.

Comentario en latín y castellano, entremezclado con el texto.

CCXV. ABRIL, Pedro Simón.—Valencia, 1761.

Accusationis in C. Verrem liber primus, qui Divinatio dicitur; Oratio quarta cum interpretatione hispana et Scholiis Petri Simonis Aprilei Laminitani. Regali permissu. Valentiae: Excudebat Joseph Thomas Lucas, in Comoediarum platea. Anno 1761 . Sumptibus Bibliopolarum, et Typographorum Societatis noviter institutae in Val. ipsa civitate.

[p. 370] 8.º, ocho hojas prels. y 195 págs.

Illustri viro Vincentio Augustino, Caesaraugustanae Urbis Civi primario, magnaeque eiusdem Civitatis Senatori, Petrus Simon Aprileus.

Quod mihi in primis fuit in votis, Vincenti Augustine Illustris, postea quam et excellentissimi Domini Ferdinandi ab Aragonia regni hujus Prorege permissu, et supremi hujus insignis Urbis Senatus beneficio, et tuo favore, et adjutorio artibus rhetoricis tractandis sum praefectus, id certe fuit, ut et ei qui permisisset et iis qui me praefecissent, et tibi, qui id efficiendum curavisses, ea res alicui esset voluptati; et mihi, qui id munus suscepissem honori; et adolescentibus quibus erudiendis praefectus essem, nonnullae utilitati id fuisse videretur... Ad eam rem cum Ciceronis Orationes quotidianis lectionibus nostris declaratas plurimum collatas judicarem, ut auditores nostri earum eloquentia et gravitate quasi colorati tum dicendo, tum etiam scribendo et graviores et elegantiores esse possent; cumque ejusdem Ciceronis consilio et testimonio linguarum collationem ad eandem rem plurimum item conducere mihi persuaderem, cepi rationem, quonam modo id minimo cum labore, maximo cum fructu possent adipisci. Rem itaque agressus sum mihi certe atque existimationi meae valde periculosam et molestam; auditoribus vero nostris, ut spero non omnino inutilem, ut aliquas ex Ciceronis Orationibus ederem interpretatione et scholiis nostris declaratas: opus mehercules difficile, ne dicam temerarium. Quis enim Ciceronis illam in dicendo majestatem, illud in disputando acumen, illam in eleganter loquendo proprietatem se quavis in lingua posse assequi confidat? Agressus sum id tamen, quid aliqua ex parte utilis, qualiscunque is noster esset labor, futurus videretur. Quem quidem me tibi potissimum dicare, quamobrem, vel potius quas ob res tenear, si explicem, vereor ne ita multus in dicendo sim, ut satietate nimia legentium oculos afficiam. Tu enim me antequam cognosceres, ornasti, tu liberos tuos tibi suo merito charissimos ut mihi erudiendos traderes, non modo a tuo conspectu, sed ab ipsis quoque sedibus tuis, ab ipsis penatibus, a sua patria illos abduxisti. Tu in hanc urbem honestissimis praemiis adducendum me curasti; adductum tuae domi hospitem, qui honos magnus fuit mihi, recepisti. Tu denique noctu ac diu ita de me ornando [p. 371] cogitas, ut haec quae in me adhuc contulisti, quamvis maxima sunt, parva tamen tibi esse videntur... Caesaraugustae Kal. Octobris anni CIC.IC.LXXIIII.

Si tibi hunc nostrum laborem probari intelligemus, lector studiose, et in reliquas Orationes contra Verrem, et in nonnullas alias, operam et laborem eumdem tua causa conferemus.

Don Gregorio Mayáns i Siscár, a los que desean ser Ciceronianos. (Comienza exponiendo el argumento de las Oraciones contra Verres, y especialmente de la Divinatio. Sobre el traductor, dice:

«Devemos al Maestro Pedro Simón Abril una traducción literal desta insigne Oración adornada de notas escritas en latín, i en castellano para mayor enseñanza de los Españoles i Extrangeros. La traducción es fiel, i en la correspondencia de los modismos de una i otra lengua, mui feliz. Las notas oportunas i útiles, facilitan la inteligencia de la Oración, que sin ellas en algunos lugares parecería oscura por la diversidad de las costumbres de tan distantes siglos, i por las alusiones a muchas cosas que entonces eran notorias, i ahora se ignoran, si no se aplica el conveniente estudio de la Antigüedad. Las buenas traducciones son el medio seguro y fácil de saber la Lengua Latina, que deve aprenderse en los libros de primera classe, que escrivieron los que la aprendieron de sus padres i familiares, i la mejoraron con el estudio, meditación i egercicio, en un siglo en que tanto se estimava el bien hablar. Lo contrario es ignorancia, rudeza, i barbaridad. Siendo, pues, tan estimable esta Oración por su assunto, por su autor i por su intérprete, i juntamente notador, o explicador merece que los deseosos de aprender la Lengua Latina, bien instruídos por un Maestro tan hábil como Pedro Simón Abril, la encomienden a su memoria, no aviendo cosa que tanto facilite aprender una Lengua con perfección, como saber de memoria lo que está escrito con mayor elocuencia.»

Licencia del Consejo (Madrid, 31 de mayo de 1760).—Fe de Erratas (Madrid, 21 de octubre de 1761).—Tasa (Madrid, 7 de noviembre de 1761).—Lista de los libreros asociados en la Compañía de Valencia.

Texto latino y castellano, a dos columnas, intercalándose los escolios, que también son bilingües.

[p. 372] CCXVI. ABRIL, Pedro Simón.—Madrid, 1589.

Los Deziseis | Libros de las Epis | tolas, o Cartas de M. Tulio Ciceron | vulgarmete llamadas familiares: traduzidas | de lengua Latina en Castellana por el | Dotor Pedro Simon Abril, natural | de Alcaraz. | Con vna Cronología da veyntiun Consulados, y las cosas mas graues que en ellos succedieron, en cuyo | tiempo se escriuieron estas cartas. | Dirigidas a Mateo Vazquez de Leca Colona, del Consejo | del Rey nuestro señor, y su secretario. (Escudo del impresor.) En Madrid, en casa de Pedro Madrigal. | Año 1589 | Vendese en casa de Jua de Motoya, librero.

8.º, ocho hojas prels., 471 folios y una hoja al fin sin numerar Signaturas: A-2 Aa-Zz. Aaa-Nnn, todas de a ocho hojas

Portada.—Vuelta en blanco.—Tasa (60 pliegos, a tres maravedís), Madrid, 19 de agosto de 1589.—Erratas (Juan Vázquez del Mármol), Madrid, 17 de julio de 1589.—Aprobación del Maestro Lazcano: Madrid, 9 de octubre de 1586.—Privilegio al traductor por diez años (El Pardo, 18 de octubre de 1586).—Dedicatoria.— Al lector, de la utilidad de los libros de Cartas familiares.—La vida de Ciceron, colegida de la variedad de sus escrituras y de los Paralelos de Plutarco.—Cronología de los tiempos en que los dieciseis libros de las Cartas familiares de Marco Tulio Ciceron fueron escritas, cuya noticia facilitará mucho el argumento de cada una dellas, para que con menos trabajo y dificultad puedan entenderse.—De las diferentes maneras de gobierno que tuuo la República Romana.— Texto (empieza en el folio 30).—Tabla.—Página en blanco.

En la dedicatoria al secretario Mateo Vázquez, dice Simón Abril:

«Las causas que a mí me han movido a passallas (estas Epístolas) de lengua Latina en Castellana, son tales que cada vna dellas por sí me parece era bastante a induzir a ello al que tuviesse algún zelo de hazer bien a su nación, y honrar y enriquecer su propia lengua. Porque me parecía cosa digna de lástima y muy grande compassion, que Cartas que tratan de cosas tan importantes en materia de gouierno, por la inorancia de la lengua dexassen de andar por las manos de los hombres de maduro [p. 373] juyzio y edad perfeta, que son los que pueden juzgar dellas, y estuviessen condenadas a vna triste cárcel de escuela de niños, que por la poca esperiencia que dellas tienen, por ser de pocos años, no pueden dar alcance a tan graues concetos, ni sacar dellos ningún fruto. Demás desto se me representaua delante de los ojos el gran bien que del divulgallas en nuestra lengua Castellana a toda nuestra nación redundaría; pues mudando solamente el estilo de las cortesías, que es algo diferente del de aquellos tiempos, tendrán los nuestros vn como formulario de escriuir graues consuelos, prudentes exortaciones, discretas disculpas, benignos y amorosos fauores, sabrosas burlas y donayres cortesanos, manera graue de contar sucessos de negocios, con otros mil géneros de cosas, de que están llenas las Cartas que en este libro se contienen. Pero lo que sobre todo me ha induzido a ello, es el amor y afición que yo a la lengua Latina tengo por aver gastado en ella quarenta y tres años de vida, enseñando su elegancia y propiedad en diuersas partes y prouincias, y el auer lástima y compassión de los grandes agrauios que le hazen personas, que sin entendella tienen ánimo y brío para escriuir libros en ella, tomando los vocablos y maneras de dezir de sus propias lenguas vulgares, y haziéndoles dezir en Latín cosas que, si resucitase agora alguno de aquellos Romanos a quien les fué propia aquella lengua, no las entendería más que si estuuiesen escritas en Arauigo; con el qual atreuimiento la han de tal manera estragado y corrompido, que de vna lengua de las más elegantes del mundo y más dulces, nos la han hecho un piélago de impropiedad y barbarismo. No menor daño la han hecho y hazen cada día los que auían de honralla más y mirar más por su conseruación, que son los que lleuan premios por ser maestros della, no auiendo sido muchos dellos jamás buenos discípulos en ella. Porque éstos, interpretando los graues escritores cada día a los oyentes en sus públicas liciones, palabra por palabra, y no lenguaje por lenguaje, y manera de dezir por manera de dezir, destruyen ambas lenguas, y las peruierten de tal manera, que si vno tomasse por escrito aquellas sus interpretaciones, y quisiesse hazer un cuerpo dellas, vería que no dizen nada, ni hablan en ningura manera de lenguaje. Para remediar, pues, ambos estos males, que son la total perdición de la propiedad y elegancia de las lenguas, hallé por esperiencia [p. 374] que sería cosa de gran bien y prouecho poner este libro en lengua Castellana, para que los maestros vean cómo se deuen interpretar los libros de una lengua en otra; y los que quieren escriuir en Latín guardando la propiedad y elegancia de la lengua, se pueden exercitar en ello tomando qualquier carta destas escritas en su lengua, de las que más gusto les dieren, y traduziéndola en Latín, como mejor pudieren; y después, confiriendo su composición con la misma de Tulio, y corrigiéndose por ella. Porque con esto vendrán a tener por maestro de la lengua al mismo Tulio, sin que les cueste nada, que es cosa que si se pudiera comprar, se auía de comprar con gran suma de dinero. La tradución yo he procurado que sea tan castellana que no huela nada a la lengua Latina, de donde se tomó, como deuen hazer los que quieran traduzir algún libro de vna lengua en otra bien y fielmente, y no caer en el yerro, de que el Poeta Terencio notó con mucha razón a Lucio Lanuvino; porque este es el mayor daño y agrauio que se le puede hazer a la propiedad y elegancia de las lenguas, hablar en Latín al modo Castellano, y en Castellano a la manera del Latín: como veo que lo hazen a graue daño nuestro, muchos que traduzen libros mal en nuestra lengua, a los quales, como a corrompedores de la propiedad y elegancia de las lenguas, se les auría de mandar que callassen y no escriuiessen libros, con que en lugar de honrarnos la lengua, la destruyen.»

En la advertencia al lector sobre la utilidad de los libros de cartas familiares, añade:

«Yo, pues, viendo que los deziseys libros de las Cartas familiares de Tulio contienen cosas muy graues y están llenos de auisos dignos de un hombre muy buen cortesano, he puesto trabajo en provar que anduuiessen en nuestra lengua Castellana, la qual ni es menos graue ni menos copiosa que qualquier otra lengua aunque sea Latina o Griega, para dezir y tratar en ella qualquier género de letras y qualquier manera de negocios, pareciéndome que en esto daría mucho gusto a los que no tienen tanta noticia de la lengua Latina, que baste para entendellas por sí, y que enriquecería mi propia lengua, lo qual siempre procuraron los que tuuieron zelo de hazer bien a su propia nación, y también les aliuiaría mucho trabajo a los que fuessen aficionados a [p. 375] entender la lengua Latina; pues entendiendo en pocos meses el arte de la Gramática, especialmente enseñada en lengua vulgar, como yo la tengo divulgada, después con poner un poco de trabajo en conferir esta tradución con la lengua original, vernían a entender el vso de la lengua latina sin espantarse tanto como algunos se espantan en el aprender el vso de las lenguas; de lo qual, considerado el modo que se tiene en el enseñallas, la escuridad de las artes y preceptos, por donde los guian los que les enseñan, las cosas ociosas que les hazen aprender, las necessarias que les dexan de enseñar, la impropiedad de estilo con que les enseñan, no es cierto de marauillar que les parezca a muchos cosa dificultosa y aun casi imposible, saber lenguas peregrinas; lo qual verán por la esperiencia, quánto es más fácil si con pocos preceptos útiles y claros, y confiriendo traduciones con las lenguas originales quisieren aprendellas.»

CCXVII. ABRIL, Pedro Simón.—Barcelona, 1592.

Los Deziseys libros de las Epístolas o Cartas de M. Tvlio Ciceron, vulgarmente llamadas familiares: traducidas de lengua Latina en Castellana por el Doctor Pedro Simon Abril, natural de Alcaraz. Con una Cronología de veyntiun Consulados, y las cosas más graues que en ellos sucedieron, en cuyo tiempo se escribieron estas cartas. Dirigidas a Mateo Vazquez de Leca Colona, del Consejo del Rey nuestro Señor, y su Secretario (Escudo del impresor). Con licencia. Impresso en Barcelona en la Emprenta de Iayme Cendrat. Año 1592. A costa de Francisco Trinzer.

8.º, ocho hojas prels. sin foliar, y 456 págs. dobles.

Aprobación del Maestro Lazcano.

Aprobación de Fr. Pedro Pablo Garcés, Presentado de la Orden de Nuestra Señora del Carmen, por comisión del Obispo de Barcelona (3 de enero de 1592). Licencia del Obispo de Barcelona, D. Juan Dimas Loris (7 de enero de 1592).

Es reimpresión textual de la de Madrid, 1589.

CCXVIII. ABRIL, Pedro Simón.—Barcelona, 1600.

Los deziseis libros de las Epístolas, o Cartas de M. Tvlio Ciceron... (ut supra).— En Barcelona, en la Emprenta de Iayme Cendrat. Año MDC.

[p. 376] 8.º, ocho hojas prels. y 431 págs. dobles.

Reimpresión textual de la de 1598, por el mismo impresor.

CCXIX. ABRIL, Pedro Simón.—Barcelona, 1615.

Los deziseys libros de las Epístolas, o Cartas Familiares de M. Tvlio Ciceron... (ut supra).— Año 1615 . (Escudo del impresor). En Barcelona. Por Geronymo Margarit, y a su costa.

8.º, cuatro hojas prels. y 457 págs. dobles.

Tercera edición barcelonesa, idéntica a las dos de 1598 y 1600.

CCXX. ABRIL, Pedro Simón.—Valencia, 1678.

Los Dyezyseis libros de las Epistolas, o Cartas de Marco Tvlio Ciceron, vulgarmente llamadas Familiares, traduzidas de lengua Latina en Castellana por el Doctor Pedro Simon Abril, natural de Alcaraz. Con una Cronología de veyntivn Consulados, las cosas mas graves que en ellos sucedieron en cuyo tiempo se escriuieron estas cartas. Dedicale Francisco Dvart, mercader de libros. A los Ilvstres Señores canónigos, y cabildo de la Santa Iglesia Metropolitana de Valencia. Impresso en Valencia, en la Imprenta de Vicente Cabrera, Librero y Impressor de la Ciudad, vive en la calle de las Barcas. Año de 1678.

4.º, XXXVIII hojas sin numerar + 473 págs. y dos hojas más de Tabla.

Suprime la dedicatoria al Secretario Mateo Vázquez.

CCXXI. ABRIL, Pedro Simón.—Pamplona, 1678.

Los diez y seis libros de las Epistolas o Cartas de Marco Tulio Ciceron, vulgarmente llamadas familiares, traducidas de lengua latina y castellana, por el Dr. D. Pedro Simon Abril, natural de Alcaraz, con una cronología de veinte y un consulados y las cosas mas graves, que en ellos sucedieron, en cuyo tiempo se escrivieron estas cartas. Con licencia. Pamplona, 1678, imprenta de J. J. Martínez.

4.º, VIII + 440 págs.

[p. 377] CCXXII. ABRIL, Pedro Simón.—Madrid, 1679.

Los diez y seis libros de las Epístolas o Cartas de Marco Tulio Ciceron, vulgarmente llamadas familiares. Traducidas de lengua latina en castellana, por el Doctor Pedro Simon Abril, natural de Alcaraz; con una cronologia de veinte y un Consulados y las cosas mas graves que en ellos sucedieron, en cuyo tiempo se escribieron estas cartas. Dirigidas a D. Antolin de Casanova, maestro en filosofia, graduado en la Universidad de Alcalá, y al presente escudero de S. M. en su real guarda de a caballo. Con licencia. Madrid, 1679, imprenta de A. Gonzalez de Reyes. A costa de Antonio Redondo. Véndese en su casa, calle de Toledo, junto a la Portería de la Concepcion Gerónima.

4.º, VIII + 454 págs.

Suprime la dedicatoria a Mateo Vázquez.

CCXXIII. ABRIL, Pedro Simón.—Valencia, 1797.

Epistolas o Cartas de Marco Tulio Ciceron, vulgarmente llamadas Familiares. Traducidas por el Dr. Pedro Simon Abril, natural de Alcaraz... En Valencia. Por los Hermanos de Orga, M.DCC.XCVII. Con las licencias necesarias.

Cuatro tomos 8.º Texto latino y castellano, en páginas careadas.

Tomo I, ocho hojas prels. y 500 pág. de texto. Contiene los cuatro primeros libros.

Tomo II, 499 págs. Libros V-VIII.

Tomo III, 552, págs. Libros IX-XII.

Tomo IV, 471 págs. Libros XIII-XVI.

Encabeza la obra un prólogo de «El corrector al que leyere». No hemos podido averiguar el nombre de este corrector; pero seguramente era un buen humanista, de la escuela de Mayans. El método que observó en la corrección acredita su recto juicio.

«El texto latino de que nos servimos como de original, fué el de la edición in usum Delphini por el Seminario de Padua, hecha en 1765 en dos volúmenes en octavo, bien que se cotejó con el de la correctísima del célebre Joseph Oliveto, impresa en Ginebra [p. 378] por los hermanos Cramer, año 1758, en quarto mayor. Por lo que toca a la traducción, oxalá hubiéramos logrado una edición de Simón Abril, igualmente enmendada que las Latinas; pero sólo teníamos la que (sin expresión de año) hizo en Pamplona Joachin Joseph Martínez, por la qual se habían sacado las licencias; y otra que publicó en Madrid Antonio González de Reyes, año 1679, ambas en quarto y casi iguales en las erratas.

»Con tan corto auxilio comencé la corrección, sin entretenerme a examinar si la cronología de los tiempos y consulados correspondía a otras que se suponen bastante exactas. Mi designio entonces era que se reimprimiesen, no que se enmendase el texto de Simón Abril, según me lo aconsejó en otra ocasión un docto crítico, de cuyo parecer no me hubiera separado en un ápice, si hubiera tenido a la vista algún exemplar de la edición que el mismo traductor usó; pero la que se hizo in usum Delphini era sobrado moderna para que con ella pudiera conformarse la traducción de nuestro autor, que cuenta más de doscientos años de antigüedad. Carear el texto Latino con la versión Castellana, sin que ésta dixese lo mismo que aquél, era enredar a la juventud, por igual medio que se le procuraban sus adelantamientos. Publicar una edición que dexaba cláusulas faltas e imperfectas, y omitir muchas por traducir, era privar al público de la luz que suele buscar en las traducciones para entender los autores originales. Asi hubiera sin duda sucedido, si no me aparto (a lo menos por esta vez) de la regla de aquel crítico. Pasado algún tiempo, logré vn exemplar en octavo, sin principio ni fin, pero su carácter y modismos indicaban mayor antigüedad, y por lo mismo estaba más completo y mucho más correcto que los otros. Por éste, pues, y por el cotejo de varias ediciones Latinas, hice la corrección, observando el método siguiente:

»En primer lugar, siempre preferí, por lo general, el texto ad usum Delphini a cualquiera otro latino. En segundo: si aquél discrepaba en cosas leves de la traducción, procuraba regularmente que ésta se le conformase. En tercero: al contrario, si la disonancia me parecía considerable, buscaba en las lecciones variantes, quál era la que siguió Simón Abril, y hallándola autorizada por algunos códices antiguos, y aprobada por autores de distinguido mérito, la prefería a la del texto ad usum Delphini. [p. 379] Faltando el original escrito por el mismo Ciceron, y no quedándonos sino varios trasuntos que no concuerdan entre sí, ¿quién adivinará qual sea la lección que había en las primitivas obras de Ciceron? Venero mucho a Joseph Olivet; pero ro desprecio la recomendable autoridad de Mureto, de Lambino, de Victorio, de Gronovio, de Grevio y de otros hombres eminentes, cuyos nombres serán respetados mientras se mantenga su honor a las letras.

Con el subsidio, pues, de las variantes, arreglé una edición que nada tiene que no se halle bien autorizado y sea muy conforme a la traducción. El que tenga la edición ad usum Delphini y alguna de las mencionadas de Pedro Simón Abril y quiera tomarse el trabajo de cotejarlas con esta nuestra, verá lo que se ha hecho en ella, y podrá con libertad sentenciar después sobre su mérito. Yo no pretendo (por lo que a mí toca) que la presente tenga alguno. Conozco puede abarcar algunas sombras, ya porque los hombres viven sujetos al error, y éste acaso se echará de ver mejor en los dos últimos tomos, que en los primeros, por quanto en aquellos hay más de mi caudal. La instancia de algunos amigos me hizo poner en ellos alguna breve nota, especialmente geográfica: asunto que pedía más diestra mano y más tiempo que el que permitía la empresa... Procuraré (si Dios me asiste) ir corrigiendo poco a poco quanto me parezca conduce, quitando tal vez algunas notas y substituyendo otras, pero que en el caso de hacerse otra edición pueda salir más exacta y acomodada al gusto de los eruditos...

»En muchas partes he notado las lecciones variantes, en otras no; porque como el fin de la presente edición ha sido facilitar a los jóvenes la inteligencia de la lengua Latina por medio del cotejo de la Castellana, no juzgué dicha diligencia absolutamente necesaria. Lo que sí juzgué útil a la juventud, fué poner al pie del texto latino la interpretación de los lugares griegos; porque unirlos con su interpretación al fin de la obra, o en cada tomo los que le correspondiesen, me pareció que era sobrado embarazo para los principiantes, quando ahora en una simple ojeada ven el texto Griego y su explicación.

»En lo que mira al orden de las cosas, me aparté muchas veces del que lleva Simón Abril, conformándome ya con el de [p. 380] las ediciones ad usum Delphini, ya finalmente con el que la materia exige, según en la misma edición se nota. A veces prefiero también el de Abril, por parecerme más obvio y natural: libertad que nunca me tomara, si no la viera igual o mayor en ediciones de algún mérito.

»Los argumentos de las cartas Latinas son de la edición ad usum Delphini: y como era absolutamente más fácil hacer de ellos una nueva traducción que hallar los que vertió Simón Abril, o acomodar a su versión otros nuevos Latinos; cierto doctor teólogo, joven de bellísimo talento y de grandes esperanzas, que no quiere ser nombrado, hizo con mucho acierto la traducción que va impresa.

»Resta sólo decir, que en la ortografía Latina, por lo general, se ha seguido la de los originales, a excepción de tal o qual letra que los Impresores variaron, por estar acostumbrados a ello. En la Castellana se acomodaron por la mayor parte a la de la Academia Española. En la puntuación hay algo de mi caudal, como es el haber introducido muchos puntos, especialmente en la traducción, y quitado muchas comas, por parecerme que la multitud de ellas más sirven de confusión que de claridad.»

De los preliminares de Simón Abril conserva el prefacio «Al Lector, de la utilidad de los libros de Cartas Familiares»; la «Vida de Ciceron colegida de sus Escritos y de los Paralelos de Plutarco»; la «Cronología de los tiempos, en que los diez y seis libros de las Cartas Familiares de Marco Tulio fueron escritas»; y el tratadito «De las diferentes maneras de gobierno que tuvo la república Romana».

Intercaladas en sus lugares respectivos van las Cartas de los correspondientes de Ciceron: Servio Sulpicio y Marco Marcelo (libro IV); Quinto Metelo Celer, Quinto Metelo Nepos, Publio Vatinio y Lucio Luceyo (libro V); Aulo Cecina y Bitinico (libro VI); Curion (libro VII); Marco Celio (todo el libro VIII); Dolabela (libro IX); Planto, Galba, Atinio Polion, Marco Lépido (libro X); Décimo Bruto, Bruto y Casio, Macio (libro XI); Publio Léntulo y Trebonio (libro XII); Marco Catón y Cayo Casio (libro XV); Quinto Cicerón (libro XVI). [1]

[p. 381] CCXXIV. ABRIL, Pedro Simón. (En Tamayo de Vargas.)

Las quatro Oraciones contra Catilina.

Oraciones por la Ley Manilia, por Quinto Ligario, por Marcello, por Archias poeta, y por Milon.

D. Tomás Tamayo de Vargas cita estas versiones manuscritas en su Junta de libros, la mayor que España ha visto en su lengua (Manuscrito de la Biblioteca Nacional). De Tamayo tomó la noticia Nicolás Antonio, Biblioteca Hispana Nova, t. II, pág. 193.

No de las Catilinarias, pero sí de las demás Oraciones, traducidas por él, hace mérito Simón Abril en un interesantísimo pasaje de su Gramatica Griega (pág. 13) donde enumera otros trabajos suyos, algunos de los cuales se han perdido:

«Lo que yo tengo trabaxado para esta manera de enseñar es lo siguiente: Para la primera Clase una Gramática llana y fácil en Castellano con exemplos en latín: y la misma en ambas a dos Lenguas Latina y Castellana. La misma en sola Lengua Latina con exemplos fáciles y claros. Para la Griega esta Gramática Griega no muy dificultosa, con estas sentencias escritas en tres Lenguas, en que los niños comienzan a destetarse del precepto. Para la segunda las Fábulas de Esopo Latino-hispanas, y Greco-hispanas. Para la tercera el Terencio Latino-hispano: algunos diálogos de Luciano: el Diálogo Gorgias de Platón: el Diálogo Cratylo Greco-hispanos: el Pluto de Aristofanes y la Medea de Eurípides Greco-hispanas. Para la quarta las Epístolas selectas de Tulio con declaraciones en lengua Castellana: los Deziseis libros de las Epístolas familiares traducidos en Castellano; y lo mismo se puede hacer fácilmente en las Epístolas Griegas. Para la quinta, por ser poesía, no se puede dar así fácilmente traducción; pero ya están los Poetas más afamados traducidos en lengua Castellana, como es Virgilio por Velasco, y Homero por Gonzalo Pérez. Para la sexta yo tengo a Aftonio traducido de Griego en Latín y en Castellano: las Oraciones de Tulio contra Verres, pro Lege Manilia, pro Archia, pro Ligario, pro Marcello, pro Milone. Y para lo Griego las de Esquines contra Demosthenes y Demosthenes contra Esquines: dos sermones de Sant Basilio, el uno del ayuno y el otro contra la borrachez: dos de Sant Juan Chrisostomo [p. 382] de los grandes bienes y frutos de la Oracion, todos en Griego y en Latín.»

CCXXV. AULÓN, Fr. Gabriel.—Alcalá, 1574.

Marci Tullii Ciceronis Epistolarum familiarum liber secundus. Item, aliquot Epistolæ, ex cæteris libris, cum latina et hispana interpretatione, Fratre Gabriele Aulon, carmelita interprete. Additæ sunt ad marginem aliquot voces ac phrases elegantiores, quæ his in epistolis reperiuntur: quibus introitus facillimus aperitur ad non magno negotio literas latinas perdiscendas. Quæ hoc libro continentur, sequens pagina indicat (Escudo del Carmen). Cum privilegio Regis ad decennium: Compluti, apud Joannem Gratianum, anno 1574.

8.º, ocho hojas prels. y 184 folios, cuatro de tabla y fe de erratas sin foliar.

Al reverso del frontis se pone este índice:

«Liber II epistolarum familiarium Marci Tullii.

»Item aliquot Epistolæ selectæ ex cæteris libris.

»Item aliquot selectæ ex epistolis ad Atticum ejusdem auctoris.

»Item, Lucii Annæi Senecæ Epistolæ duæ.

»Item Index, quo possumus reperire et applicare omnes has, et omnes alias M. Tullii Ciceronis epistolas ad quodlibet propositum.

»Item Triginta venustatis regulæ latinæ linguæ studiosis utilisimæ.

»Item, nonnulla Ludovici Vivis colloquia.

»Item, duodecim regulæ pueris utilissimæ.»

Tasa (a tres maravedís pliego): Madrid, 7 de septiembre de 1574.—Privilegio por diez años a favor de Fr. Gabriel de Aulón, residente en Alcalá: Aranjuez, 14 de mayo de 1574.—Aprobación de Fr. Ángel de Salazar, provincial del Carmen, Madrid 6 de mayo de 1574.—Dedicatoria al rector de la Universidad de Alcalá.—Prólogo.

CCXXVI. LASO DE OROPESA, Martín.—Burgos, 1578.

La Oracion que hizo Ciceron en el senado ante Cesar, porque perdonó a Marco Marcello (págs. 292-304).

[p. 383] La Oracion de Ciceron por Quinto Ligario (págs. 308-320.)

Carta de Marco Bruto a Ciceron (págs. 343-348). Es la epístola XVI de la correspondencia entre ambos famosos romanos.

Hállanse insertas estas tres piezas en la Historia del Triunvirato, que sirve de apéndice a la Farsalia de Lucano, traducida por Martín Laso de Oropesa, en la edición de Burgos, 1578:

Lucano tradvzido de verso latino en prosa castellana, por Martin Laso de Oropesa, Secretario del Illustrissimo Cardenal don Francisco de Mendoça, Obispo de Burgos. Nuevamente corregido y acabado con la Historia del Triunuirato. Dirigido al Illustre Señor Antonio Perez, Secretario del estado de la Magestad Catholica del Rey don Phelippe Segundo. En Bvrgos. En casa de Phelippe de Iunta. M.D.LXXXVIII. (Así en la portada, pero de los preliminares se infiere que hay una cifra X de más, y que la verdadera fecha de la edición es 1578.

En ninguna otra edición de las varias que se hicieron del Lucano de Martín Laso, está la Historia del Triunvirato, y, por consiguiente, esta es la única que contiene las Oraciones de Marco Tulio y la carta de Bruto. Llevan algunas glosas marginales.

Martín Laso era buen humanista, y sus traducciones son dignas del mejor siglo de la lengua. Pueden equipararse con las que el Dr. Laguna hizo de las cuatro Catilinarias.

CCXXVII. NÚÑEZ, Pedro Juan.—Antes de 1576.

M. Tullii Ciceronis Epistolae Selectae per genera cum versione Hispanica et Scholiis. Auctore Petro Ioanne Nunnesio Valentino.

Hállase en un códice de la Biblioteca Provincial y Universitaria de Barcelona (biblioteca de San Juan, como se la denomina comunmente, o a lo menos se la denominaba en mis tiempos). Manuscrito en folio, papel, de letra de fines del siglo XVI, marcado, cuando le vi, con las signaturas 8-2-115. Contiene varios opúsculos filológicos, que iré especificando en los lugares correspondientes de esta bibliografía. La versión, con escolios, de las epístolas ciceronianas, es el segundo de los tratados que abraza este volumen.

Véase una de estas cartas para muestra:

«Ciceron besa las manos a Publio Léntulo. Yo tengo grande [p. 384] amistad muchos años há con Aulo Trebonio, el qual tiene negocios importantes y que se extienden mucho por muchas partes y sin revuelta ni embarazo en la provincia que tú tienes en cargo. Este no solo siempre antes de ahora ha dado grandissimo contento en la provincia, y por el ánimo generoso y noble que tenía sobre tener mucha hazienda, y por la intercession nuestra y de los otros amigos, pero aun también en este tiempo tiene confianza que tú le harás grandíssimo favor con esta carta mía por el amor que me tienes y por la estrecha obligación que entre nosotros hay. Yo te suplico en extremo que hagas de manera que no se halle burlado en la esperanza que tiene, y yo te encomiendo todos los negocios, los esclavos ya libres, los factores, a toda tu familia, y sobre todo que tengas en bien las provisiones que ha hecho Tito Ampio sobre su negocio, y le trates en toda cosa de manera que entienda que mi intercesión no ha sido ordinaria. Vale.»

Son bastantes las epístolas. A cada una precede el texto latino.

Este códice es el segundo de los cuatro de misceláneas filológicas de Núñez, que el P. Villanueva alcanzó a ver en la biblioteca del Carmen Descalzo de Barcelona, a la cual hizo precioso legado de sus libros en 1654 el Canónigo de Lérida D. José Jerónimo Besora (Viaje literario a las iglesias de España, tomo XVIII, página 213).

Dice Villanueva que estas obras inéditas del célebre humanista y filósofo valenciano fueron enviadas a Madrid para su publicación, [1] y volvieron a su lugar sin conseguirla. A esta circunstancia debemos el que se haya salvado íntegra esta colección en copia que hoy posee nuestra Biblioteca Nacional. La de Barcelona conserva sólo uno de los tomos originales. Los otros tres perecieron, sin duda, con otras preciosidades bibliográficas, en el incendio y saqueo de los conventos de Barcelona en 1835.

Hizo Núñez este trabajo sobre las Cartas de Cicerón, para servir de ilustración y complemento a un tratado suyo sobre el género epistolar Precepta ad epistolas artificio condendas atque illustrandas: auctore Petro Ioanne Nunnesio Valentino. Está en el mismo códice.

[p. 385] Copiado lo mismo que los otros tres por un D. Berenguer de Castro, discípulo, sin duda, de Pedro Juan Núñez, que estampó su nombre al fin del tomo IV, que contiene las explanaciones latinas a la obra geográfica de Dionisio Afro: His scribendis finem imposuit Berengariaus a Castro, filius primogenitus Baronis Lacunae, et Vicecomitis Hillae, tertio Kal. maias ann. 1576.

CCXXVIII. BIBLIOTECA PROVINCIAL Y UNIVERSITARIA.—Barcelona.

Traduction de la Oracion XIII Pro Lege Manilia (precedida del texto latino, y seguido de Escolios en la misma lengua).

Inc.:

«Aunque a mi me ha parecido siempre esta vista de gran multitud vuestra de grandíssimo gusto y contento, y este lugar muy honrado...»

En el Códice 8 2-115 de la Biblioteca Provincial de Barcelona, seguido de los cuatro de misceláneas filológicas de Núñez, que existían en tiempo del P. Villanueva, en la Biblioteca de los Carmelitas Descalzos de Barcelona.

CCXXIX. BIBLIOTECA NACIONAL.—Madrid.

Traduction de la oracion de M. Marcello.

Inc.:

«Romanos, el día de oy ha puesto fin y conclusión en el silentio que yo tenía días ha en estos tiempos de tanto travaio, non porque en ninguna manera tuviesse algún miedo, pero el uno por el pesar que sentía, también por vergüença...»

Precede el texto latino y siguen copiosos escolios, y varias fórmulas de elocuencia entresacadas de la oración.

Biblioteca Nacional, Ms. 9.153. Adquirido en 9 de abril de 1863, según nota que se halla en las guardas del libro (antes Aa-256). Es el tomo I de las misceláneas filológicas de Núñez.

Copia hecha en el siglo XVIII del códice original que entonces existía en la Biblioteca del Carmen descalzo de Barcelona.

[p. 386] CCXXX. (BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid.)

Romance de la primera Verrina de Ciceron.

«Lo que sobre todo hauiamos de dessear y lo que solo importaua más que nada para aplacar la mala opinión que tenía de vuestro colexio y la infamia de vuestra iusticia, esto parece que se nos ha offrecido y dada ocasión no por consejo de hombres pero casi por orden de Dios en el tiempo que estaua la republica en maior trauaio...»

Traducción precedida del texto latino, y seguida de escolios.

Biblioteca Nacional. Ms. 9.153, antes Aa-256. Tomo I de las misceláneas filológicas de Núñez, copia del siglo XVIII.

CCXXXI. (BIBLIOTECA NACIONAL, Madrid.)

Romance de la Nona Philippica.

Inc.:

«Quixiera que los dioses inmortales huuieran echo de manera que diesemos hoy antes gracias a Servio Sulpicio en su vida que tratássemos de honrarle después de muerto. Y yo no dudo cierto que si aquel varón pudiera dar cuenta de la embaxada de su vuelta os hubiera dado contento...»

Precedida del texto latino y acompañada de escolios. En el tomo I de las misceláneas filológicas de Núñez. Ms. 9.153 de la Biblioteca Nacional, antes Aa-256.

CCXXXII. MESA, Sebastián de.—1626.

Primera parte de las invectivas de Ciceron contra Catilina y declamacion de Porcio Ladron. Por el Maestro Sebastian de Mesa, Cura de St. Juste de la Villa de Madrid y Comissario de el Sancto Officio de ella. (Ms. 10.718 de la Biblioteca Nacional.)

Contiene:

«Vida de Lucio Sergio Catilina.»

«Antes de comenzar a tratar de la vida y hechos de Catilina, será bien dezir el estado que tenía la ciudad de Roma, después de la guerra de Sila y Mario...»

[p. 387] Vida de Porcio Ladrón (extractada de las Controversias de Séneca el Viejo).

Prólogo de el interprete en que se declara qué es Declamacion.

Declamacion de Porcio Ladron contra Lucio Sergio Catilina.

Argumento de las invectivas de Ciceron contra Catilina.

El interprete, en alabança de las invectivas, que hizo Marco Tulio Ciceron contra Lucio Catilina.

Comiença la primera invectiua de Marco Tulio Ciceron contra Lucio en su presencia con el Senado.

«¿Hasta quándo, o Catilina, no te quieres aprouechar de nuestra paciencia? ¿hasta quándo esta locura nos tendrá suspensos? ¿a qué fin se encamina este tu desfrenado atrevimiento?...»

«Empieza la segunda inuectiva de Cicerón contra Catilina.»

«Llegóse el día en que Catilina, loco, con temerario atrevimiento, deseando efetuar su maldad, trazando detestable destrución de la patria, y amenaçando a esta ciudad con fuego y hierro...»

«Tercera inuectiva contra Catilina.»

«A la república, o romanos, a vuestra vida, bienes y buena fortuna, a vuestras muxeres y hijos, al domicilio y silla deste clarissimo imperio, a esta dispositíssima y muy famosa Ciudad, hoy en este día por el sumo amor de los Diosses inmortales, por mi trabajo, consejo y peligros veys casi arrebatada de la llama y hierro, y casi de la garganta de la fatal destrución, y que os ha sido conservada y restituyda...»

A cada una de las invectivas precede su argumento.

Las notas contienen extensas biografías de los personajes citados en la declamación de Porcio Latron, y en las Catilinarias de Marco Tulio; tales como Calicratides, Terencio Varrón, Alcibiades, Tiberio y Cayo Graco, Manlio, Cina, Sila, Mario, etc.

Ms. en 4.º, de letra del siglo XVII, 285 hojas sin foliar.

Segunda parte de las inuectivas de Ciçeron contra Catilina, que son 4.ª y 5.ª Por el M.º Sebastian de Messa, Cura de Sant Justo y Pastor de la villa de Madrid y comissario de el S.º Offi.º de dicha Villa. Van en ellas las vidas de los preclaros varones que contienen. Año de 1626. (Ms. 10.179 de la Biblioteca Nacional.)

«Quarta invectiva.»

«Veo, Padres conscriptos, que todos tenéis puestos los ojos [p. 388] en mí, y que con atención me queréis oyr. Veo que no solamente estáis solícitos por nuestro peligro y por el de la República...»

«Esta quinta invectiua de Cicerón contra Catilina, aunque es quinta en número, no lo es en orden, porque se hizo estando Catilina en Roma, y según esto, con más razón auía de ser la primera o la segunda.

«Ya no es tiempo de estar ociosos, Padres Conscriptos, no es tiempo de dilaziones. En Italia está la pestilencia, y en la ciudad se fermenta el incendio que la consume, cada día creze y cobra mayores fuerzas, y si presto no se apaga, no digo yo a la ciudad, sino a todo el mundo abrasará Catilina...»

Van intercalados en el comentario de la cuarta invectiva los discursos de César y Catón en el Senado sobre los cómplices de Catilina, y las biografías de los dos Scipiones, de Aníbal, de Paulo Emilio, de Pompeyo y alguna otra, escritas con extensión y siguiendo por lo general el texto de Plutarco.

Ms, de 480 hojas sin foliar, letra del siglo XVII.

Tercera parte en que se contienen las Respuestas que dio Catilina a las invectiuas que contra él hizo Ciceron. Traducidas de latin en castellano por el M.º Sebastian de Mesa, cura de sant Justo y Pastor de la villa de Madrid, y comiss.º de el S.º Offi.º Anno de 1626. (De otra letra: «Y las de Salustio contra Cicerón, y Cicerón contra Salustio.»)

Ms. 10.720 de la Biblioteca Nacional.

Prólogo a las dos respuestas que Catilina dió a las inuectiuas que contra él hizo Ciceron.

Comienza la primera Respuesta de Catilina, a las Inuectivas que contra él hizo Çiçeron.

«Si con cuydado los circunstantes quisieren sauer qué es la contienda de el presente Autor, fácilmente entenderán que entre nosotros ay otra contienda a la que ante el león tuvo la zorra con el cordero...»

Respuesta segunda de Catilina a las inuectiuas de Çiceron.

«A todos los hombres que viuen en altíssimas Dignidades y Principados, o con su consejo vuieron negocios públicos o particulares, ante todas cosas conuiene mirar mucho, que temerariamente no se rindan a algún deleyte... [p. 389] »Aquí hacen fin las inuectivas en 20 de Julio de 1625 años.»

Inuectiua que hizo Salustio contra Marco Tulio Çiceron.—Prólogo del Intérprete.

Comiença la inuectiua de Salustio contra Çiçeron.

«Pesadamente y con ánimo aduerso, o Marco Tulio, sufriera las injurias que me diçes si entendiera que esta tu desvergüenza estriuaba en libre Juizio y no ánimo ciego con inuidia y rancor...»

Comienza la respuesta de Ciceron a la inuectiua de Salustio.

«Ciertamente, Cayo Salustio, que cada uno se huelga de hablar como viue, y pues tu uida es conforme a tus palabras, síguese que no diçes cosa tan torpe que no la pongas por obra, porque sin dubda alguna dende el principio de tu niñez te has empleado en todo género de maldad...»

Interpoladas con el texto van largas biografías de Marco Antonio y Cicerón.

Ms. en 4.º de 75 hojas útiles.

CCXXXIII. ANÓNIMO.—¿Siglo XVII? (En Nicolás Antonio.)

Las Questiones Tusculanas de Ciceron, traducidas en lengua Castellana.

Ms. citado por D. Nicolás Antonio (Biblioteca Hispana Nova, II, pág. 399), con referencia al Catálogo de la biblioteca del Conde de Villaumbrosa.

CCXXXIV. OLIVER, Fr. Antonio de, de la Orden de San Francisco.—Antes de 1751.

Las Selectas de Ciceron, traducidas al Castellano.

Ms. que existía en la biblioteca del convento de San Francisco de Asís de Palma de Mallorca.

(Bovér, Escritores Baleares, II, pág. 26.)

CCXXV. LÓPEZ, P. Isidro, S. I.—Burgos, 1755.

Cartas escogidas de M. T. Ciceron, traducidas de latin en Castellano, entresacadas de sus Epístolas Familiares, repartidas en varias classes, e ilustradas con algunas notas para el uso de los [p. 390] principiantes en las Escuelas de Gramatica de la Compañia de Jesus. Con Privilegio. Impresso en Burgos en la Imprenta de la Santa Iglesia, siendo su Administrador D. Martin de Ojeda y Salazar, año de 1755.

8.º, 14 hojas sin foliar de prels. y 322 de texto.

Facultas Provincialis (lo era de Castilla el P. Salvador Osorio). Facultatem facio, ut liber compositus à Patre quodam nostrae Societatis... et ejusdem Societatis gravium, doctorumque hominum judicio approbatus, typis mandetur... In hoc nostrae Societatis Legionensi Collegio die xxiii Octobris anno Dñi. millesimo septingentesimo quinquagesimo quarto.

Aprobacion del R. P. Juan Antonio de Cossio. Presentado de Justicia de los diez y ocho del Número, Regente de Estudios, Examinador Synodal del Arzobispado de Burgos, Visitador General de Provincia y Ministro del Real Convento de la Santissima Trinidad, Redempcion de Cautivos, extra-Muros de la Ciudad de Burgos...

«La versión de estas Epístolas escogidas no puede ser ni más castiza ni más acomodada a la inteligencia de los niños; y espero que con ella conseguirán sin tanto trabajo los Discípplos y los Maestros el fruto que pretende con esta bella industria la Compañía.»

(Burgos, enero 24 de 1755.)

Licencia del Ordinario (Burgos, 17 de enero de 1755).

Censura del Doctor D. Pedro Theran Rubín y Primo, Colegial en el de San Xavier, y Real de oposición en el mas antiguo de San Ildefonso de la Ciudad de Mexico, Graduado en las Facultades de Philosophia, Theologia, Canones y Leyes, Opositor a las Cathedras de dichas Facultades en aquella Vniversidad, y su Cathedratico substituto de la Prima de Canones y Leyes, Abogado de la Real Audiencia de Mexico, del Santo Tribunal de la Inquisicion, y de los Reales Consejos; Colegial en el Mayor del Arzobispo de la Universidad de Salamanca, en ella Cathedratico substituto de Decretales mayores y Prima de Leyes; y al presente Canonigo Penitenciario en la Sta. Iglesia Metropolitana de Burgos, Examinador Synodal de su Arzobispado, Arcediano y Señor de Valpuesta.

(¡Cuánto estrépito para tan poca cosa como una aprobación de dos páginas!)

[p. 391] «Bien sé que entre las flores de este género de letras, sea por inadvertencia, o por malicia, no pocas veces se pueden esconder y ocultar Aspides, que sin sentir introducen no poco de su veneno en los ánimos incautos de la tierna juventud. Mas desde el punto que tuve noticia de esta Obra me persuadí que estaría (como de hecho lo está) muy lexos, y muy agena de estas cosas, siendo su Autor un individuo de la Sagrada Religión de la Compañía de Jesús.»

Licencia del Juez Subdelegado de Imprentas D. Alonso Calderón de la Barca (27 de enero de 1757)

Fe de erratas.—Suma del Privilegio.

Prólogo.

«La edición que seguimos es la que escogió para su traducción Prévost, que se arregló a la de Grevio y a la de Olivet. Esto no quita el que quando tal vez nos ha parecido más conveniente, no hayamos seguido a Cornelio Schrevelio, a Paulo Manucio, u otro; pues cada uno tiene cosas muy apreciables, y es dificultoso el empeñarse en que uno haya de ser siempre preferido en todo a los demás...

»Se han dividido las Epístolas de Cicerón en varias classes como Nunciatorias, Comendatorias, etc., para que de esta manera se acostumbren más fácilmente los niños a imitar las determinadas especies de Cartas...

»Se ha puesto también a estas Epístolas el título de Escogidas. No pretendemos por esto, que las que damos al público, sean las mejores. Lo único que pretendemos es que hemos escogido éstas como las más proporcionadas a los Principiantes.

»Todas las Epístolas van traducidas en Castellano. Bien sabemos que la traducción no debe ser muy literal para que sea buena. Este es aviso del mismo Cicerón: nec tamen exprimi verbum è verbo necesse erit, ut interpretes indiserti solent. (De finib., lib. 3, c. 4.) No obstante, aunque en la traducción que se da al publico no incurre el vicio de ser servilmente literal, confessamos que pudiera ser mucho más airosa y elegante. Pero nos ha parecido justo el sacrificar esta tal qual gloria a la utilidad de los niños, los quales, por no saber todavía en su corta edad la lengua natural, piden como de justicia el que la traducción se aparte poco de lo literal [p. 392] de el texto, para que assí se hagan más fácilmente cargo de la significación de las palabras latinas...

»A esta traducción hemos añadido algunas notas para dar luz a aquellos lugares en que más se podía tropezar. Para estas notas nos hemos valido principalmente de las de Prévost en su traducción de las epístolas familiares de la edición de París del año de 1743. También nos ha servido de mucho socorro la historia de Cicerón, sacada de sus escritos, y de los monumentos de su siglo, escrita en inglés por M. Middleton, y traducida al francés por el mismo M. Prévost: su edición en París año de 1749. No ha sido nuestro asunto el hacer muchas notas. Pues los que ya más adelantados buscasen más profunda erudición, la hallarán copiosamente, entre otros muchos autores, en Olivet, que ha recogido mucho de bueno en la edición intitulada M. T. Ciceronis opera cum delectu Commentariorum in usum Serenissimi Delphini...

»No son pocos, especialmente en nuestra España, los que tienen no solo por inútiles, sino aun por perniciosas las traducciones de los autores latinos, quando éstas se ponen en manos de los niños... (Las defiende con la autoridad de Simón Abril, y con las propias razones que éste alega en los prólogos a sus versiones de Cicerón y Terencio.)

»Pero porque ya diximos que no queríamos disputar aquí largamente sobre la utilidad de las traducciones, sólo nos queda que avisar que uno de los fines para que se dan a luz estas Epístolas Escogidas de Cicerón, es para que los niños, no solo las construyan, sino también las aprehendan de memoria por vía de lección... Muchos que de niños aprehendieron de memoria Autores de la latinidad del siglo de oro, se hallan quando grandes tan dueños de la lengua latina, que más parecen hombres de aquel siglo, que de el nuestro. Y a la verdad el que de niño aprenhendió de memoria trozos escogidos de Cicerón, de Phedro, y de Virgilio tiene mucho andado, no sólo para hablar corriente el latín, sino también para empezar desde luego a saber aplicar a otras cosas que se ofrezcan lo que le quedó tan impresso de sus escogidos ejemplares...»

Las Epístolas son sesenta, divididas en seis clases: «Epístolas comendatorias, de acción de gracias, consolatorias, exhortatorias, nunciatorias, gratulatorias y jocosas.»

[p. 393] Texto latino y castellano en planas alternadas.

Las notas son breves y oportunas, y la traducción cumple perfectamente el modesto fin que su autor se propuso. Debió de ser libro muy útil en la enseñanza del latín, como lo prueban las varias reimpresiones que de él se hicieron.

Declara el nombre del traductor el P. Eugenio de Uriarte (pág. 115) con referencia a los apuntes manuscritos del P. Diosdado Caballero, que dice del P. López: «Epistolas Selectas Ciceronis hispanicè convertit, et annotatiunculis illustravit.»

CCXXXVI. LÓPEZ, P. Isidoro, S. J.—Burgos, 1758.

Cartas escogidas de M. T. Ciceron, traducidas de Latin en Castellano, entresacadas de sus Epistolas familiares, repartidas en varias clases, e ilustradas con algunas notas, para el uso de los principiantes en las Escuelas de Gramática de la Compañía de Jesus, por un Padre de la misma Compañia. Con licencia. Reimpreso en Burgos en la Imprenta de la Santa Iglesia, siendo su Administrador D. Martin de Ojeda y Salazar, año de 1758.

8.º, 12 hojas prels. y 325 págs.

Es reimpresión a plana y renglón de la de 1755.

CCXXXVII. LÓPEZ, P. Isidoro, S. J.—Madrid, 1816.

Cartas escogidas de M. T. Ciceron, traducidas del Latin al Castellano, entresacadas de sus Epístolas familiares, repartidas en varias clases, e ilustradas con algunas notas. Para el uso de los principiantes en las Escuelas de Gramática de la Compañia de Jesus. Madrid: MDCCCXVI. En la oficina de Dávila, impresor de Cámara de S. M.

8.º, X + 251 págs. y dos hojas más, sin foliar, de índice.

Conserva el prólogo, pero no los demás preliminares de la edición de Burgos.

CCXXXVIII. LÓPEZ, P. Isidoro, S. J.—Madrid, 1817.

Cartas de M. T. Ciceron, traducidas de Latin en Castellano, escogidas de sus Epistolas familiares, repartidas en varias clases, [p. 394] e ilustradas con algunas notas, para el uso de los principiantes en las Escuelas de Gramática de la Compañia de Jesus, por un Padre de la misma. Madrid, 1817. Imprenta de la Viuda de Vallin. Con licencia.

8.º, X + 220 págs. Texto latino y castellano, en páginas alternadas.

Conserva el prólogo, pero no los demás preliminares de la edición de Burgos.

CCXXXIX. SOLER, Pedro.—Salamanca, 1774.

Rhetoricae Theses, simul cum versione hispana Orationis Primae M. T. Ciceronis in Lucium Catilinam quas Salmanticae defendebat Petrus Soler, Rhetoric. et Jur. Civil Profes. Patrono Francisco Sanpere, Cervariensi Philosoph. Doct. et Iur. Civ. Licent. Salmantinae Universitatis Rhetorices Regio Antecessore, et in Iure Canonico Doctoratus laurea insignito, VIII. Cal. Iulii anni Dni. M.DCC.LXX.IV. Manè hora VIII. Pro Universitate et Cathedra. Con licencia: En Salamanca, en la oficina de la Santa Cruz por Domingo Casero.

4.º, dos hojas sin foliar y 34 págs.

Dedicatoria al Infante D. Antonio Pascual.— Prolegomena.—Oración Primera de Marco Tulio Cicerón contra Lucio Sergio Catilina, traducida del latín al castellano por Pedro Soler, Profesor de Leyes en la Universidad de Salamanca.— Argumento.—Texto latino y castellano, a dos columnas.

«Nota.— Para esta traducción he tenido presente la que hizo el Doctor Andrés Laguna, Médico de Julio Tercero. El curioso podrá cotejarlas, y graduar el mérito de esta mía. Las licencias que he tomado son muy pocas, procurando ceñirme a lo literal, siempre que lo permitía nuestro idioma.»

(Ejemplar de la Biblioteca Mayansiana. Pertenece hoy a don José Enrique Serrano Morales, en Valencia.)

CCXL. VALBUENA, Manuel.—Madrid, 1777.

Los Oficios de Ciceron, con los Dialogos de la Vejez, de la Amistad, las Paradoxas, y el Sueño de Escipion: traducidos en castellano [p. 395] por D. Manuel Blanco Valbuena, Catedratico de Poética, y Retórica del Real Seminario de Nobles de esta Corte.

Madrid. MDCCLXXVII (1777). Por D. Joachin Ibarra, Impresor de Cámara de S. M. Con las Licencias necesarias.

8.º Tomo I, XXIV + 596.

(Contiene los tres libros De officiis.)

Tomo II, 423 págs.

Contiene los demás Tratados que en la portada se anuncian, y al fin Índice de las cosas notables.

Dedicatoria a Su Alteza Real el Serenísimo Señor Infante Don Gabriel.

«Con justo título la traducción Castellana de los Oficios de Cicerón, el mejor de los Oradores latinos, se dedica a V. A., el mejor alumno que ha logrado España en este siglo, del estudio de las Humanidades: tanto por haber sido esta obra tan estimada en todos tiempos por el fruto más sazonado de la vejez de Cicerón... como porque todo lo que ella enseña, así de erudición, y buen gusto en la literatura, como de las obligaciones de los hombres en orden a Dios, en orden a sí mismos y en orden a los otros hombres, se ve cumplidamente en V. A. quedando en duda a qual de sus grandes prendas somos más deudores de inmortales alabanzas; si a la constante regla, que nos propone a todos su exemplo, en la exactitud con que guarda V. A. las obligaciones de su estado, o a la estimación y aprecio con que honrando a un tiempo estos estudios, y mirando por el esplendor y gloria de nuestra Patria, nos ha enseñado el camino verdadero de cumplir con nuestra obligación a todos los que de veras la amamos.»

Prólogo.

«Entre todos los libros que nos quedan de los antiguos, apenas se podrá señalar otros más útil para enseñanza de los jóvenes que se dedican al estudio de la lengua latina, que este de los Oficios de Cicerón, así por la propiedad y elegancia de su estilo, como por la doctrina que enseña de las obligaciones que constituyen a los hombres buenos ciudadanos. Esta opinión... es la que principalmente me ha movido a traducirle, junto con la necesidad, que reconozco, de que se trasladen a nuestra lengua los originales de los Romanos para perfeccionar la propia, y facilitar al mismo tiempo la inteligencia de la latina. Mas porque no solo en [p. 396] este Tratado de los Oficios, sino tambien en las otras obras filosóficas, critican algunos la inconstancia de Cicerón, su poca exactitud, y alguna obscuridad en sus opiniones; me ha parecido conveniente entresacar, como introducción a la obra, algunas noticias relativas a su Filosofía, de la vida que escribió de nuestro Autor Conyers Middleton, muy a propósito para informar a los lectores del estado en que estaba la Filosofía en Roma, en tiempo de Ciceron, y del sistema que adoptó y siguió constantemente en todos sus escritos.»

(sigue el extracto de Middleton.)

«El sistema ordenado de esta ley, que profesó, y exercitó Cicerón, fué sin duda el más completo que el mundo pagano llegó a conocer, y el último esfuerzo que podía hacer la naturaleza humana para llegar a su verdadero fin, o a aquel supremo bien, para que el Criador la ha destinado.

»En quanto a mi traduccion, el Lector juzgará si tiene algun mérito. Lo que yo puedo asegurar es, que he procurado poner en castellano el libro de los Oficios de Cicerón, con la propiedad, y pureza que me ha sido posible. Bien conozco que el llevar al cabo mi deseo, era empeño de más delicada pluma: pero tengo por obligación de mi empleo contribuir quanto esté de mi parte a facilitar a los jóvenes el estudio de las Humanidades, y continuaré, si no llego a conocer que esta traducción ha sido despreciable, en dar al público otras, que considero necesarias para hacer señalados progresos en este género de estudios. La traducción de esta misma obra hecha por Francisco de Tamara, y Juan de Xaraba, que se publicó en Valencia el año pasado de 1774 por Benito Monfort, no niego que merece su estimación, especialmente los Oficios de Tamara, atendiendo al tiempo en que se hizo, y confieso que me ha servido para inteligencia de muchos pasages; pero algunos modos de hablar de aquel tiempo, aunque muy sencillos y claros no están ya en uso en estos días: ni parece que es a propósito para nuestros fines una traducción tan atada a la letra como la de Tamara; pero así en esto como en todo lo demás, yo espero el juicio del público por cuya utilidad escribo.»

CCXLI. VALBUENA, Manuel de.—Madrid, 1788.

Los Oficios de Ciceron, con los Dialogos de la Vejez, de la Amistad, las Paradoxas, y el Sueño de Escipion: traducidos en castellano [p. 397] por Don Manuel de Valbuena, Catedrático de Poética y Retórica del Real Seminario de Nobles de esta Corte. Segunda Edición. Madrid: En la Imprenta Real. 1788.

Dos tomos 8.º prolongado, el primero de XXVIII + 325 páginas, el segundo de IX + 243 págs., comprendiendo las veinte últimas el Índice de las cosas notables.

Esta segunda edición va dedicada, como la primera, aunque en distintos términos, al Infante D. Gabriel

El texto latino se halla al pie de las páginas.

Ignoramos por qué motivo suprimió el traductor en esta reimpresión, y en todos los libros que publicó después, su primer apellido Blanco.

CCXLII. VALBUENA, Manuel de.—Madrid, 1818.

Los Oficios de Ciceron, con los diálogos de la vejez, de la amistad, las paradojas y el sueño de Scipion; traducidos por D. Manuel de Valbuena, de las reales academias latina matritense y española. Tercera edición Madrid, 1818, imp Real.

Dos tomos 8.º mayor.

Reimpresión, a plana y renglón, de la de 1788.

La traducción de Valbuena goza de justo aprecio por el esmero y conciencia con que está generalmente interpretada la letra del original, pero el estilo, aunque limpio y decoroso, no es muy ciceroniano: carece de nervio y elocuencia, de armonía y majestad, y sobre todo de aquel indefinible encanto de aticismo y gracia urbana que tienen los escritos didácticos de Marco Tulio. En el diálogo de la amistad es enorme la ventaja que lleva a Valbuena el Doctor D. Fernando Casas, que es de todos nuestros intérpretes, el que mejor ha penetrado los secretos del estilo de Cicerón.

Han sido reimpresas las traducciones de Valbuena en el Cicerón completo de la Biblioteca Clásica, que se describirá más adelante.

CCXLIII. MERINO DE JESUCRISTO, P. Antonio.—Madrid, 1776-1781.

Oraciones Selectas de Ciceron, traducidas por el P. Andres de Jesu-Christo, Religioso Sacerdote de la Sagrada Religion de las [p. 398] Escuelas Pias. Madrid, año de 1776. En la imprenta de Ulloa y a su costa. Se hallará en sus librerias, calle de la Concepcion Geronyma . (Es tomo I, aunque la portada no lo dice.)

8.º, ocho hojas prels., sin foliar, y 446 págs.

Advertencia:

«Se están imprimiendo las demás oraciones de Cicerón, y saldrán primero las que se dan más frecuentes en las Escuelas, y después seguirán las demás.»

Prólogo:

«No sé la causa, Amigo Lector, de haver emprendido esta tradución, porque es trabajo que aborrezco mucho, y no se puede ganar en él otra cosa que descrédito, y mayormente quando se trata de las Oraciones de Cicerón, de las que los Gramáticos jamás encuentran expresiones que puedan dar a entender, ni lo alto de sus conceptos, ni la hermosura de su colocación, ni que respondan con igualdad a su aloquencia, y puede ser que ésta fuese la causa de que nuestros Antiguos, haviéndose aplicado a traducir Griegos y Latinos, sólo anduvieron, o parcos, o tímidos en las Oraciones de Cicerón...

»Hemos traducido las veinte Selectas, que son las que tienen más aceptación en las Escuelas, para las que... tomé este trabajo...

»Ahora, por quanto el Lector, podría extrañar algunas cosas que se hallan en la tradución, y no en el Autor, le daré en breve la razón: Encontrará que todos los vocativos llevan algún epíteto ilustre, que no hay en el original; esto lo hice, pareciéndome, como lo es, que en nuestro idioma no sería buena locución el poner el vocativo desnudo, como «oh Juez, oh Pontífices»; y por eso le añadí el dictado que pareció más natural, como esclarecidos Jueces, Pontífices sagrados. Nos hemos atenido siempre a la letra, ajustando las palabras Castellanas con las Latinas lo posible, y sólo en lances precisos hemos usado de perífrasis, porque mi intento es que esta traducción pueda aprovechar a los principiantes y servirles de guía, aunque al mismo tiempo se ha procurado conservar la magestad, fuerza y elegancia del original...

»No me pareció justo molestar al Lector con notas, quando el texto está manifiesto; pero algunas pocas han sido precisas, por razón de las materias que se tratan, que hoy día son cosas desconocidas y sin uso.»

[p. 399] Oracion en favor de Publio Quincio.

Oracion en favor de Roscio Amerino.

Texto latino y castellano en dos columnas, lo mismo que en los tomos restantes.

—Tomo II. Madrid, año de 1776. (Portada idéntica.)

Dos hojas prels. y 359 págs.

Oracion contra Cayo Verres, llamada comunmente de Divinacion. Proemio de la Primera Accion contra Verres. Oracion en defensa de la Ley Manilla.

—Tomo III. Madrid, año de 1776. (Portada idéntica.)

Dos hojas prels. y 435 págs.

Oracion contra Publio Rulo sobre la Ley Agraria. (Es la primera.)

Oracion contra Lucio Catilina. (Es la primera.)

Oracion en favor de Aulo Licinio Archias.

—Tomo IV. Madrid, año de 1777. (En lo demás, idéntica la portada.)

Dos hojas prels. y 484 págs.

Oracion a los Romanos despues de su vuelta del destierro. (Es la oración post reditum ad Quirites.)

Oracion a los Pontifices en defensa de su Casa.

—Tomo V. Madrid, año de 1781.

Dos hojas prels. y 439 págs.

Oracion en favor de Gneo Plancio.

Oracion contra Lucio Pison.

—Tomo VI. Madrid, año de 1784.

Dos hojas prels. y 361 págs.

Oracion en defensa de T. Annio Milon.

Oracion en defensa de Marco Marcelo.

Oracion en defensa de Quinto Ligario.

[p. 400] —Tomo VII. Madrid, año de 1781.

Cuatro hojas prels. y 430 págs.

Oracion en defensa del Rey Deyotaro.

Oracion contra Marco Antonio Philipphica II.

Oracion contra Marco Antonio Philippica III.

Versión excesivamente literal (salvo la extravagancia de íntroducir epítetos ilustres después de cada vocativo), pero apreciable por su fidelidad y buen lenguaje. A pesar de ser obra moderna, es difícil reunir los siete tomitos de que consta. La Biblioteca Nacional sólo posee tres, y yo he tardado bastantes años en completar el ejemplar que tengo.

El traductor pensó, sin duda, en extender su trabajo a todas las Oraciones de Cicerón, pero al fin hubo de limitarse a éstas, que eran las de uso más frecuente en las escuelas.

CCLXIV. MERINO DE JESUCRISTO, P. Antonio.—(Biblioteca Nacional. Ms. 5.515.)

Oraciones Selectas de Ciceron, traducidas por el Padre Andrés de Jesu-Christo, Religioso Sacerdote de la Sagrada Religion de las Escuelas Pias.

Fol. 2. Oraciones contenidas en este primer tomo:

Pro Publio Quincio.

P-yo Sextio Roscio Amerino.

Divinatio in Caium Verrem.

Proemio contra Caio Verres.

Por la Ley Manilia.

La Agraria dicha al Pueblo.

Contra Lucio Catilina I.ª

Contra Lucio Catilina 2.

En defensa de Archias Poeta.

Post reditum ad Quirites.

Post reditum in Senatu.

Es el original autógrafo con muchas enmiendas, rubricado en todas las hojas para la impresión.

[p. 401] CCXLV. OVIEDO, Rodrigo de.—Madrid, 1783.

Oraciones escogidas de M. T. Ciceron, traducidas del latín al castellano por Don Rodrigo de Oviedo, Cathedratico de Buena Versión, y Propiedad Latina, en los Reales Estudios de Madrid. En dos tomos. Con licencia. En Madrid: por don Antonio de Sancha. Año M.DCC.LXXXIII. Se hallará en su Librería en la Aduana vieja.

2 hojas 8.º, el primero de VIII + 346 págs. y una de índice, el segundo de 399 págs. y una de índice.

Texto latino y castellano, en páginas alternadas.

Las oraciones traducidas son:

—Tomo I.—Oracion en favor de la ley Manilia.

Oracion I. contra L. Catilina.

Oracion II. contra L. Catilina.

Oracion en defensa de A. Licinio.

Oracion despues de la vuelta, al pueblo.

Oracion despues de la vuelta, al Senado.

—Tomo II.— Oracion en defensa de Milon.

Oracion por la vuelta de M. Marcelo.

Oracion en defensa de Q. Ligario.

Oracion en defensa del rey Deyotaro.

Oracion I. contra M. Antonio.

Oracion IX contra M. Antonio.

No tiene más preliminares que el prólogo y la dedicatoria a Campomanes, que por haber sido omitidos en varias reimpresiones de este libro, tan popular en nuestras escuelas, juzgo oportuno extractar:

Al Excmo. Señor D. Pedro Rodríguez Campomanes, Conde de Campomanes, Gran Cruz de la Real distinguida Orden de Carlos III, Director de la Academia de la Historia, y Gobernador del Supremo Consejo de Castilla.

(Curiosa y adulatoria comparación entre Campomanes y Marco Tulio.)

[p. 402] «Acaso no se hizo jamás dedicatoria con más justos títulos, que la presente se hace a V. E. Esta es obra del hombre más eloqüente, que tuvo el imperio Romano, de un famoso jurisconsulto, gran Filósofo, político consumado, y sugeto de una vasta erudición y sublime sabiduría. ¿Quán justamente, pues, se dedicará a V. E. cuya eloqüencia tanto ha lucido, y luce en el teatro más respetable del vasto imperio Español; cuyos dictámenes en la jurisprudencia han merecido siempre la aprobación, y aprecio del más grave senado del orbe; cuya política manifestada así en los dictámenes particulares, como en las obras impresas, es capaz de hacer feliz a toda la nación, y para cuyo elevado ingenio no hay materia forastera?

»El autor de estas oraciones, habiendo nacido en el orden de los caballeros, ilustró su nacimiento, haciéndose acreedor por sus méritos a los más distinguidos puestos de su República. V. E. igualmente por sus elevadas prendas, habiendo nacido caballero, dió nuevos brillos a su nacimiento, haciéndose digno de los más altos empleos de la carrera...

»Hace más notable esta comparación, que voy siguiendo, el observar que, así como Cicerón empleaba en escribir los ratos, que el cuidado de la república le dexaba libres, V. E. también incesantemente ocupado en el del bien público, en los cortos ratos, que le quedan para el desahogo preciso del ánimo, ha dado a la prensa obras, que acreditan su sublime talento, su afán incansable, y su extraordinario zelo por el bien de la patria, que deberá a las sabias máximas de V. E. si se llegaren a poner en práctica, verse próspera y feliz sobre todas las naciones.

»Y si por parte del Autor de estas oraciones, a quien V. E. es tan semejante, hay tanto motivo para dedicárselas, por parte del Traductor no le hay menos poderoso: pues es el único medio con que puede dexar eternizado su sumo agradecimiento a tantos beneficios como ha recibido de la benéfica y liberal mano de V. E. a quien mira, y mirará siempre, como a señor en la estimación, y respeto, y como a padre en el amor.»

Prólogo.

«Las ventajas, amigo Lector, que las traducciones traen para aprender con más perfección, gusto, y brevedad las lenguas, las expuse a la larga en el prólogo de la que publiqué de Cornelio [p. 403] Nepote. Allí las puedes ver, sin que yo tenga la molestia de repetirlas aquí.

»Solo sí debo decir en particular de la de las oraciones, que la tengo por tan necesaria, que sin ella se saldrán de las aulas de Gramática los más de los estudiantes sin entenderlas bien, y por consiguiente incapaces de hacer uso del bello Latín, en que están escritas.

»Aunque ha salido poco ha otra traducción de ellas, [1] no me ha detenido eso para publicar ésta: porque la otra, como más costosa, no la puede comprar la mayor parte de los estudiantes, y a parte de esto yo no me he atado tanto a la letra como el otro traductor (a quien convenía esto para el fin que él se proponía), y conduce que haya diversas traducciones, mas y menos libres, de un mismo autor.»

Es traducción escolar, pero apreciable en su línea, y cómoda para los principiantes, lo cual explica la boga que obtuvo y las varias ediciones que de ella se hicieron.

CCXLVI. OVIEDO, Rodrigo de.—Madrid, 1789.

Oraciones Escogidas de M. T. Ciceron, traducidas del latin al Castellano por D. Rodrigo de Obiedo (sic.), Catedratico de Buena-Version, y Propiedad Latina, en los Reales Estudios de Madrid. En dos tomos. Con licencia. En Madrid: por D. Antonio de Sancha. Año de M.DCC.LXXXIX.

Dos tomos en 8.º, el primero de VIII + 348 págs. y dos hojas de índice y erratas; el segundo de 399 págs. y una de índice.

CCXLVII. OVIEDO, Rodrigo de.—Madrid, 1806.

Oraciones escogidas de M. T. Ciceron, traducidas al castellano por Don Rodrigo de Oviedo, Teniente del Real Cuerpo de Ingenieros Cosmógrafos reformado, Profesor de Matemáticas en el Observatorio Astronómico antes de la reforma, y Catedrático de Buena-Version, y Propiedad latina de los Reales Estudios de Madrid... [p. 404] Con licencia. En Madrid: en la imprenta de Sancha. Año de M.DCCC.VI. Se hallará en su librería, calle del Lobo.

He visto el primer tomo, 8.º, 340 págs.

CCXLVIII. OVIEDO, Rodrigo de.—Barcelona, 1808.

Oraciones Escogidas de M. T. Ciceron, traducidas del Latín al Castellano por Don Rodrigo de Oviedo, Teniente del Real Cuerpo de Ingenieros Cosmógrafos reformado, Profesor de Matemáticas en el Observatorio Astronómico antes de la reforma, y Catedrático de Buena-Version, y Propiedad latina de los Reales Estudios de Madrid. En dos tomos.

Con licencia. Barcelona: en la Imprenta de Sastres. Año de M.DCCC.VIII (1808).

Texto latino y castellano en páginas alternadas.

He visto el primer tomo, 8.º, VIII + 348 págs. y una más con un catálogo de libros que se vendían en la misma oficina.

CCXLIX. OVIEDO, Rodrigo de.—Barcelona, (Sin año.)

Oraciones Escogidas de Marco Tulio Ciceron. Barcelona. En la Imprenta de la Viuda e Hijos de D. Antonio Brusi.

8.º, 380 págs. y una de índice.

La traducción y las notas son puntualmente las mismas de Oviedo, aunque el impresor catalán tuvo por conveniente omitir su nombre. Suprimió además el texto latino, y por mostrar negligencia en todo, hasta se olvidó de poner el año de la edición, que por su aspecto debe de ser de hacia 1820.

CCL. OVIEDO, Rodrigo de.—Valencia, 1828.

Oraciones escogidas de M. Tulio Ciceron, traducidas al castellano por D. Rodrigo de Oviedo, teniente del real cuerpo de ingenieros cosmógrafos reformado, profesor de matemáticas en el Observatorio astronómico antes de la reforma, y catedrático de Buena-Version y propiedad latina de los reales estudios de Madrid. Valencia, 1829, imprenta de J. Jimeno. (Librería de Cabrerizo.)

Dos tomos 8.º He visto el segundo, 343 págs.

[p. 405] CCLI. OVIEDO, Rodrigo de.—Madrid, 1832.

Oraciones Escogidas de M. T. Ciceron. Texto latino, y traducción de Don Rodrigo de Oviedo, Catedrático que fué de Buena-Version, y Propiedad de los Reales Estudios de Madrid. Con licencia. Madrid: Imprenta de I. Sancha. Abril de 1832.

Dos tomos 8.º El primero de IV + 351 págs.; el segundo de 397.

CCLII. OVIEDO, Rodrigo de.—París, 1836.

Oraciones Escogidas de M. T. Ciceron, traducidas del latín al castellano por Don Rodrigo de Oviedo, Teniente del Real Cuerpo de Ingenieros Cosmógrafos reformado, Profesor de Matemáticas en el Observatorio Astronómico antes de la reforma, y Catedrático de Buena-Version y Propiedad Latina, de los Reales Estudios de Madrid. Segunda edición. Revista y corregida con mucho esmero, sobre las mejores ediciones de clásicos. Paris, Libreria de Rosa (Versalles, Imprenta de Malin), 1836.

Dos tomos 8.º prolongado. El primero de VIII + 347 págs. y el segundo de 389.

Texto latino y castellano en páginas alternadas.

Contiene la dedicatoria a Campomanes, suprimida en casi todas las reimpresiones del libro de Oviedo.

CCLIII. OVIEDO, Rodrigo de.—París, 1843.

Oraciones escogidas de M. T. Ciceron. Traducidas del latín al castellano, por D. Rodrigo de Oviedo. Tercera edición (sic) . Paris 1843, imprenta de Schneider, libreria de Rosa.

Dos tomos 12.º

CCLIV. CARRASCO, Francisco, Marqués de la Corona. (En Semanario Pintoresco ).—Madrid, 1857.

Oracion de Ciceron a Cesar por Ligario, traducida por D. Francisco Carrasco, marqués de la Corona, oidor de la Audiencia de [p. 406] Zaragoza y fiscal del Supremo Consejo de Hacienda en tiempo de Cárlos III.

Semanario Pintoresco Español. Tomo correspondiente al año de 1857. Págs. 37-40.

Del hallazgo de esta traducción da noticia una carta preliminar del Dr. D. Alfredo Adolfo Camús al director del Semanario (págs. 30-31), la cual reproducimos íntegra, siguiendo nuestro propósito de salvar los opúsculos dispersos de aquel benemérito humanista e inolvidable maestro.

EPÍSTOLA A DON MANUEL DE ASSAS

Sr. Director del Semanario Pintoresco Español

Los que como V. somos aficionados a librajos y papeles viejos, solemos experimentar de vez en cuando algo de esa alegría y emoción inefables que sintieron nuestros esforzados navegantes al descubrir por vez primera las playas del Nuevo Mundo. ¿No es verdad, amigo mío, que cuando por acaso, en medio de un montón de inepcias condenadas al nacer a rodar por baratillos, a ser pasto de ratones o a envolver cominos, tropezamos con un ALDO MANUCIO, un GRYPHIO, un PLANTINO apud Moretum, un CAXTON, un FROBEN, un ESTEBAN (Roberto o Enrique), o con alguno de esos incomparables y codiciados ELZEVIRIOS, nobilísima familia, que nace en Leyden con Buenaventura y Abraham y termina en Amsterdan con Daniel, el último pero también el más correcto, delicado y artista de tan gloriosos progenitores, gozamos de una felicidad suprema, que comparada con esas grandes pasiones destinadas a satisfacer algunas raras veces y por breve momento el corazón humano, excede de todo un cielo a los goces del amor, de la ambición y de la avaricia?—Cierto es que para el verdadero bibliófilo (que no se confunde nunca con el falso, el pseudo-bibliófilo, el coleccionador que sólo busca y colecciona por el gusto de atesorar, que en medio de su espléndida biblioteca se parece al eunuco entre las odaliscas de un haren; el mercachifle literario que adquiere para revender y lucrar; el tonto, pues de todo hay, que tiene libros por aparecer discreto); para el bibliófilo auténtico, para el amateur pur-sang, como dicen [p. 407] los franceses, el hallazgo de un libro raro o de un manuscrito curioso es superior a cuantos juguetes y brillantes señuelos se han inventado para entretener y atraer y fascinar las miradas de esa caterva de niños grandes que se agita y afana en este pícaro mundo; el que, dicho sea de paso, sería una trastienda del infierno, si no hubiera libros.

Hace algún tiempo que en cierto puesto de esta corte, en donde solían entrar los libros a carretadas para volver a salir en pocos días a espuertas y por arrobas, vi vender para cartón una abundante colección de manuscritos de la pertenencia de un varón insigne, una de las glorias de la magistratura y de la administración española, D. FRANCISCO CARRASCO, marqués de la Corona. Allí descubrí en revuelta confusión dictámenes fiscales, informes evacuados en voluminosos in folios, muchos de ellos de la propia mano del ilustre Marqués, pues su firma y rúbrica con frecuencia repetidas al pie de muchos documentos de interés público, de minutas de cartas a varios ministros del reinado del Señor Carlos III, no dejaban lugar a duda sobre el particular.

Mientras cargaban los mozos aquel inmenso fárrago de manuscritos ya pesados y vendidos, fárrago que representaba tantas noches de vigilia, tantos años de trabajo consagrados al servicio de la patria, ya en importantes cargos judiciales, ya en los consejos supremos del Soberano, hubo de anublárseme el alma y entristecérseme el corazón.—Si hubiera visto quemar los huesos del noble repúblico para hacer betún de botas, no me hubiera afligido tan profundamente como con esa profanación de sus escritos comprados y vendidos para hacer cartón. Salíame de casa del librero para irme a meditar a mis anchas sobre la ingratitud de los hombres y la indiferencia de las naciones, cuando al pasar por la puerta tropecé con el robusto astur que cargaba con las últimas espuertas de papeles; y entonces, como si el ánima del muerto agradecida de mi piadosa aflicción (las almas de los muertos han sido siempre más propensas a la gratitud que las de los vivos), deseando quizás dejarme una fineza o un recuerdo, lo hiciera de intento, se desprendió del copete de la espuerta un cuaderno doblado en dos. Como ya el mozo iba trotando por la calle, alarguéselo al fabricante de cartones, que estaba pagando en calderilla al librero el importe de su compra, de la que parecía [p. 408] estar satisfecho.—Caballero, le dije, esto se ha caído del último viaje.—Gracias, me contestó contando los cuartos, eso no vale nada.—¡Que no vale nada! repetí indignado al reconocer la letra.—¿Sabe V. que es un autógrafo del marqués de la Corona, oidor de la Audiencia de Zaragoza, fiscal del Supremo Consejo de Hacienda en tiempo de...?—No prosiga V., me interrumpió diciendo el honrado menestral; no soy mas que un fabricante de cartones, y no me ocupo de leer los papeles que van a parar a mis tinas, sino del peso de la pasta que contienen; pero ya que se ha caído, y a V. le gusta, quédeselo, y buen provecho le haga.—Mucho estimo, caballero, contesté, su fina atención; pero...—Ya entiendo, dijo riendo aquel buen hombre, no se atreve V. a recibir de quien no conoce, un regalo de tanto valor. Y viendo que se me iban subiendo los colores al rostro, añadió, lanzando una franca y estrepitosa carcajada: eche usted tres piezas de a dos cuartos en ese montón para completar la cuenta, y hago un negocio loco.—Saqué mis seis cuartos, que puse sobre el mostrador, apreté con efusión la mano del fabricante de cartones y me salí a devorar mi manuscrito, mío por la cantidad de 24 maravedís, un cuarto más de lo que debió costar el papel en blanco, porque el cuaderno tiene cabales seis pliegos de marca mayor.

El manuscrito salvado como por milagro de los reactivos de la fábrica de cartones era nada menos que una traducción hecha de mano maestra, como usted verá, de la célebre «Oración de Cicerón a César por Ligario».

En esa sublime epopeya llamada Historia romana, y que no es sino la Historia del mundo, en ese radiante Olimpo de imponentes figuras no hay ninguna, hasta el Cristianismo, que viene luego a eclipsarlo completándolo, que brille con más refulgente luz, coronada de más augusta majestad que la del orador romano. Me parece que ni Plutarco, ni Middleton han sabido poner suficientemente de relieve el rasgo más característico de aquella alma honrada y generosa. Colocado, por desgracia, en medio de la lucha ardiente y sangrienta de los partidos extremos que se disputan, no la gloria de salvar la patria, sino la lucrativa administración del mundo vencido, intenta Marco Tulio un imposible; cuando Roma se divide en dos bandos acaudillados por César y por Pompeyo, quiere el virtuoso ciudadano ser del partido [p. 409] de la patria, que en cierto día supremo de su consulado se vió salvada por él, cuando las madres romanas, estrechando en sus brazos sus hijuelos, lo apellidaron Padre, Pater Patriae, título glorioso que luego, agravándose los tiempos y perdida la libertad para siempre, los cortesanos del imperio, gliscente adulatione como dice Tácito con su severa concisión, adjudicaron a las fieras coronadas que soportó el arte con asombro.

Hay, sin embargo, horas tan aciagas para las naciones, en que no es a nadie lícito permanecer alejado de la arena fratricida. Entre Pompeyo, Capitán afortunado, a quien la caprichosa victoria se ha empeñado en coronar de laureles, de intención recta pero limitada, amando la libertad a su manera, vano y sensible en demasía a las lisonjas de sus parciales que lo dominan como a un niño; y Julio César, descendiente de Vénus por Eneas, padre del pueblo romano según las tradiciones poéticas de su abolengo, versado en las letras como un griego del tiempo de Pericles, más disoluto que Alcibiades, adorado de las mujeres por su afeminada elegancia, su prodigalidad y lujo sin freno, querido del pueblo, que piensa reconocer en sus elocuentes palabras el eco de la voz de Graco, admirado del soldado que primero respeta en él al sobrino de Mario, vencedor de los cimbrios, y luego al infatigable caudillo, al hábil negociador, al pacificador de las Galias, al perfumado Pontífice, débil, al parecer, de cuerpo y de ánimo, que se pasea con la túnica negligentemente desceñida por los pórticos del Campo de Marte o tendido sobre los pulvinares de su litera de marfil como una mujer por la vía Apia; pero que en los campamentos ciñe su cabeza calva con la galea y viste el sagum como un centurión, esgrime la espada como un gladiador, arroja el venablo como un Sármata, maneja la honda como un Balear, salva los torrentes como un Picto, soporta el frío y las nieves como un Germano, el hambre y la sed como el último de sus legionarios; y después de esas marchas por montes y pantanos, cuya rapidez admiran todavía los hombres de guerra de los tiempos modernos, rapidez que constituye la base esencial de la nueva táctica creada por él, aún tiene fuerzas, mientras sus soldados duermen rendidos de fatiga, para dictar a su escriba los inmortales comentarios, memorias sublimes por su sencillez elegante, su militar franqueza, su profundo estudio de la religión, leyes, [p. 410] costumbres, situación de los pueblos bárbaros entre quienes vive; que más parecen compuestas en su palacio pontifical de la vía Sacra, que escritas a la luz de una lámpara de campaña, tan grande es la serenidad verdaderamente romana que reina en esas narraciones tan llenas de interés y de vida, tan limadas en el estilo como acabadas en los detalles de los hombres y de las cosas que refieren. Pero César, adornado de tantas cualidades esclarecidas, es un monstruo de insaciable ambición; su portentosa superioridad en vicios y virtudes es un pedestal tan alto en medio del pueblo romano, es tan simpático su carácter aun a los ojos de sus enemigos, que el sagacísimo Cicerón, defensor desinteresado de las venerandas leyes de Roma, custodio ferviente de la libertad republicana, comprendió muy luego que en la persona de Julio se escondían, no cien Marios, como había anunciado Sila antes de morir, sino la humillación del Senado, el aniquilamiento de las franquicias del pueblo y la esclavitud para todos.

El horror a la autocracia imperial, que iba a derrocar una constitución que por espacio de tantos siglos había sido el orgullo y la fuerza de los romanos, que iba a sellar para siempre la urna electoral en los comicios, a imponer un silencio de muerte a los Rostros, desde cuya altura la voz omnipotente de Roma se hacía oir hasta los últimos confines del mundo, que iba en fin a sustituir a la voluntad de un gran pueblo el capricho de un tirano: este horror legítimo en quien se sentía el primer hombre de estado de su siglo y el más grande orador de su patria, lanzó a Cicerón a los campos de Farsalia. Después de la vergonzosa derrota de Pompeyo, vencido en aquella famosa jornada sin haber combatido, humillado por el altivo perdón que le concede el vencedor, la vida política del ilustre orador parece terminada para siempre. Sin embargo, aquí empieza una de las páginas más interesantes y tiernas de Marco Tulio, y que, como yo extrañaba hace poco, no habían señalado bastante cuantos han tratado de escribir la vida de tan grande varón. Desde este momento su voz elocuente, que no volverá a vibrar en defensa de la libertad que ha muerto para no resucitar jamás, se alzará en adelante para implorar del dictador el perdón de los vencidos, para demandar la vuelta a la patria de tantos nobles ciudadanos, que lloran en tierras extrañas la muerte de sus amigos y parientes, la pérdida de sus haciendas [p. 411] confiscadas, la ruina de sus casas. Todos son sus compañeros de infortunio; pero él, más inocente o menos peligroso que todos ellos, ha merecido de la altanera benevolencia de César ocupar su puesto en el Senado. Cualquiera otro menos entero o menos generoso hubiera enmudecido bajo el peso de tanta humillación; pero Cicerón, que nos dice en sus Oficios y sus inmortales Tusculanas que no es lícito al varón de ánimo esforzado y justo abandonar la causa del oprimido, aun cuando sea preciso para defenderlo arriesgar la vida o la honra, no podía ni debía callar por mucho tiempo. «Diuturni silentii (exclama en su oración pro Marcello, que es la primera de sus defensas políticas después del triunfo de César), quo eram his temporibus usus, non timore aliquo, sed partim dolore, partim verecundia, finem hodiernus dies attulit; idemque initium, quæ vellem, quæque sentirem, meo pristino more dicendi.»—Alentado por el éxito de esta primera tentativa, que no le valió al generoso defensor sino el desprecio y el insulto del defendido, intenta Cicerón la defensa de Quinto Ligario a instancias de su familia, Pansa y otros varios senadores. Pero el dictador que se había manifestado clemente para con los que habían combatido en Farsalia por Pompeyo, permanecía inflexible para con aquellos que se habían unido con Metelo, Escipión, Varo y Iuba, Rey de Mauritania, para hacerle la guerra en África. Cuantas súplicas privadas se le habían dirigido habían quedado sin respuesta, cuando Tuberón, enemigo personal de Ligario, por sugestión quizás del mismo dictador le acusa públicamente en las formas ordinarias de haber encendido la guerra en África, y lo denuncia como culpable de traición y reo de estado. Acuerda César que esta causa se decida en el foro, reservándose el derecho de pronunciar la sentencia. La elocuencia de Cicerón arrancó del dictador la gracia de uno de sus más odiados enemigos: el discurso religiosamente copiado por los taquígrafos, fué publicado inmediatamente, y su primer traslado quiso conservarlo el dictador para leerlo y meditarlo a solas.

Fué pronunciada esta célebre oración a fines del año 707 cuando Cicerón contaba sesenta y uno de edad, esto es, tres antes de su desastrada muerte a manos de los sicarios de Antonio y de la hermosa Fulvia su mujer, de aquella tigre sin vergüenza y sin entrañas, que se entretuvo, dice la historia, en picar con la aguja [p. 412] de oro de su tocado la yerta lengua de aquella ensangrentada cabeza, que clavada en los Rostros que tantas veces había iluminado con palabra soberana, parecía recordar a los romanos la libertad perdida en las saturnales del Triunvirato.

Tal es, como saben todos, esta célebre defensa por Quinto Ligario, cuya traducción acometió y llevó a cabo nuestro laborioso y docto Marqués de la Corona, la que como llevo referido he tenido la buena suerte de salvar: EL SEMANARIO PINTORESCO, que hoy dirige usted con tanto celo como patriotismo, que lleva ya conservados en sus antiguas columnas tantos y tan buenos recuerdos de nuestras cosas, que tal vez sin él se hubieran olvidado o perdido, es el que debe también, en mi opinión, conservar esta traducción, siquiera como un recuerdo del varón ilustre que la hizo, como un tributo de gratitud por sus largos y útiles servicios prestados a la patria.—ALFREDO A. CAMÚS.

CCLV. GIL DE TABOADA, Felipe.—1782. (En POU, Specimen).

De Natura Deorum-De Legibus.

«He deseado mucho que este joven nobilísimo (era colegial de San Clemente de Bolonia) tomase a su cuenta el traducir en Castellano los libros de las Leyes y de la Naturaleza de los Dioses de Marco Tulio Cicerón. Me movía a ello el claro ingenio, el juicio bien puesto, la crítica exacta, y la afición continua al estudio de la filosofía de aquel caballero español, cuya traducción castellana del Derecho Público de Vattel, que tuvo la bondad de dejarme leer, me daba una cierta confianza en que el Cicerón de la pluma de D. Felipe no dejaría de ser Cicerón español. Si mi deseo logra tener efecto, me lisongearé de haber en algo contribuído a la gloria del traductor y a la utilidad de la patria.»

P. Pou, Specimen; apud Bovér, Escritores Baleares, II, 146.

CCLVI. TORIO DE LA RIVA, Torcuato.—Madrid, 1787.

Pensamientos de Cicerón, o discursos filosófico morales, vertidos del Idioma Latino al Frances por Mr. l'Abbé de Olivet, y traducidos de esta lengua a la Española, según la sexta edición de Aviñón de [p. 413] 1763, por D. Torquato Torio de la Riva. Madrid, por Benito Cano, 1787 .—8.º 252 págs.

Contienen once discursos que versan:

1.º Sobre la religión.

2.º Sobre el hombre.

3.º Sobre la conciencia.

4.º Sobre las pasiones.

5.º Sobre la sabiduría.

6.º Sobre la probidad.

7.º Sobre la elocuencia.

8.º Sobre la amistad.

9.º Sobre la vejez.

10. Sobre la muerte.

11. Sueño de Escipión.

El traductor conserva las notas de Olivet.

CCLVII. AZARA, José Nicolás de.—Madrid, 1790.

En la Historia de la Vida de Marco Tulio Ciceron, de Conyers Middleton, que Azara puso tan magistralmente en castellano (V. Biografías y estudios críticos), ocurren a cada momento versiones ocasionales de pasajes de Cicerón, los cuales Azara vuelve a traducir al castellano, ateniéndose al texto original, y prescindiendo de la versión inglesa. Estos fragmentos son en general muy cortos, y por eso no haremos capítulo especial de los que pertenecen a las oraciones y a los tratados didácticos (retóricos o filosóficos), bastando advertir que en ellos se cumple de excelente modo el sistema de traducir que Azara expuso en su prólogo; y que son, por tanto, más fieles al espíritu que a la letra del original. Pero por lo que toca a las cartas de Cicerón y de sus corresponsales, siendo piezas íntegras, aunque de corta extensión, conviene enumerarlas aquí por el mismo orden con que en el Cicerón de Azara aparecen.

—Tomo II.

Págs. 6-11.— Cicerón a Q. Metelo Celer, Procónsul (Ep. ad fam., 5, 2)

[p. 414] Págs. 11-13.— Cicerón a Cn. Pompeyo Magno, Emperador (E. f., 5, 7).

Págs. 39-44.— Cicerón a Pomponio Atico (Ad. Att., I, 17).

Págs. 152-154.— Cicerón a Terencia (Ad. fam., 14, 2) .

Págs. 161-163.— Cicerón a Atico (3, 24).

Págs. 215-216.— Cicerón a Galo (Ad. fam., 7, 26).

Págs. 285-287.— Cicerón a César (Ad. fam., 7, 5).

Págs. 330-332.— Cicerón a Curión (Ad. fam., 2, 6).

—Tomo III.

Págs. 5-6.— Cicerón a Attico (10, 5).

Págs. 10-11.— Cicerón a Trebacio (Ad. fam., 7-12).

Págs. 11-13.— Celio a Cicerón (Ad. fam., 8, 1).

Págs. 13-15.— Cicerón a Celio (Ad. fam., 8, 2).

Págs. 33-35.— Catón a Cicerón (Ad. fam., 15, 6).

Págs. 38-39.— Cicerón a Atico (6, 2).

Págs. 41-44.— Cicerón a Apio (Ad. fam., 3, 7).

Págs. 63-65.— Cicerón a Tirón (Ad. fam., 16-1).

Págs. 94-99.— César a Cicerón (Ad. Atticum, 8, 9).

Pompeyo a Cicerón (Ad. Att., 8, 11).

Cicerón a Pompeyo (Ad. Att., 8, 11).

Págs. 101-102. Balbo a Cicerón (Ad. Att., 8, 15).

Págs. 103-105.— César a Cicerón (Ad. Att., 9, 6).

Cicerón a César (Ad. Att., 9, 11).

Págs. 106-109.— Balbo y Apio a Cicerón (Ad. Att., 9, 8).

Balbo a Cicerón (Ad. Att., 9, 8).

Págs. 112-113.— César a Cicerón (Ad. Att., 10, 8).

Págs. 113-114.— Antonio a Cicerón (Ad. Att., 10, 2).

Págs. 114-116.— Celio a Cicerón (Ad. Att., 10, 2).

Págs. 196-198.— Cicerón a Ligario (Ad. fam., 6, 14).

Págs. 209-214.— Servio Sulpicio a Cicerón (Ad. fam., 4, 5).

Págs. 221-223.— Servio Sulpicio a Cicerón (Ad. fam., 4, 12).

Págs. 249-250.— Cicerón a Curión (Ad. fam., 7, 30).

Págs. 304-307.— Cicerón a Dolabela (Ad. fam., 9, 14).

Págs. 319-323.— Macio a Cicerón (Ad. fam., 11, 28).

Págs. 328-329.— Bruto y Casio a Marco Antonio (Ad. fam., 11, 2)

Págs. 338-339.— Hircio a Cicerón (Ad. Att., 15, 6).

[p. 415] Págs. 370-373.— Bruto y Casio a Marco Antonio (Ad. fam., 11, 3)

—Tomo IV.

Págs. 58-59.— Cicerón a Casio (Ad. fam., 12, 7).

Págs. 68-72 .—Marco Antonio a Hircio y César (Philipp., 13, 10)

Págs. 78-79.— Cicerón a Lépido.

Págs. 79-80.— Cicerón a Planco.

Págs. 81-83.— Cicerón a Bruto (Ad. Brut., 2, 5).

Págs. 86-87.— Cicerón a Planco (Ad. fam., 10, 10).

Págs. 87-90.— Cicerón a Planco (Ad. fam., 10, 12).

Págs. 90-91.— Planco a Cicerón (Ad. fam., 10, 9).

Págs. 94-96.— Cicerón a Bruto (Ad. Brutum, 2, 2).

Págs. 96-98.— Casio a Cicerón (Ad. fam., 12, 12).

Págs. 102-105.— Galba a Cicerón (Ad. fam., 10, 30).

Págs. 133-135.— Cicerón a Bruto (Ad. Brutum, 9).

Págs. 139-141.— Planco a Cicerón (Ad. fam., 10, 15).

Págs. 143-145.— Planco a Cicerón (Ad. fam., 10, 24).

Págs. 146-148.— Cicerón a Bruto (Ad. Brut., 12).

Pág. 155.— Décimo Bruto a Cicerón (Ad. fam., 11, 20).

Págs. 155-156.— Cicerón a Décimo Bruto (Ad. fam., 11, 21).

Págs. 161-163.— Cicerón a M. Bruto (Ad. Brut., 18).

Págs. 173-181.— Cicerón a Bruto (Ad. Brut., 15).

Págs. 182-189.— Bruto a Cicerón (Ad. Brut., 16).

Págs. 296-299.— Cicerón a Tirón (Ad. fam., 17-21).

CCLVIII. MUNÁRRIZ, José Luis.—Madrid, 1798.

Análisis de la Oración de Cicerón por Cluencio.

Este análisis es la lección XXV del Curso de Retórica y Bellas Letras, de Hugo Blair, traducido por D. José Luis Munárriz (Madrid, Ibarra, 1798, tomo III).

Contiene en latín y en castellano los principales trozos de la oración, hábilmente comentados bajo el aspecto retórico. Otros breves pasajes de Cicerón bien traducidos hay en el mismo Blair castellano, por ejemplo, la relación del suplicio de Gabio en la última de las Verrinas: Caedebatur virgis in foro Messanae civis romanus (Tomo III, págs. 131-135).

[p. 416] CCLIX. JOVELLANOS, Gaspar Melchor de.—1801.

Resumen del Tratado de las obligaciones del hombre, de Cicerón (De Officiis), acabado en 4 de septiembre de 1801, en la Cartuja de Valdemuza.

«Copiado del original por D. Juan Junquera Huergo, director que fué del Instituto de Gijón. Fué encontrada entre sus papeles esta copia por su hermano político D. Teodoro Cuesta, el poeta.

»Estos papeles deben formar parte de los embargados a Jovellanos en el registro practicado en sus habitaciones de Bellver el día 18 de octubre de 1802, según expresa el Sr. D. Gregorio Pereña en su artículo Jove Llanos en las Baleares (Ilustración Gallega y Asturiana, 1881, tomo III, pág. 302), y en los siguientes términos: «once pliegos sueltos y sin ordenar de varias apuntaciones sobre las ventajas de vivir en sociedad, teniendo por principios la virtud y la justicia que forman la base de la fortaleza de las obligaciones del ciudadano para su conservación, y de las causas que para ello le son necesarias.»

Oportuna creemos aquí la reproducción de la nota a al apéndice XXVI de la Memoria en defensa de la Junta Central:

«Cicerón (dice Jove Llanos) es el autor que más frecuentemente y con más placer he leído de los antiguos, el que más me ha consolado y confortado en la adversidad, casi el único que por favor de un amigo tengo a la mano al presente, en que estoy despojado de todos mis libros; y, en fin, el que he preferido siempre, no solo como al más elocuente de los hombres, sino como al más puro y juicioso de los filósofos: Quem quadam admiratione commotus, saepius fortasse laudavi, quam paresset, como él decía de Platón (libro III De Legibus). »

Inventario de un Jovellanista... por D. Julio Somoza de Montsoriu, obra premiada por la Biblioteca Nacional... Madrid, 1901, pág. 195.

CCLX. ANÓNIMO. (L. C. J.)—Madrid, 1807.

Pensamientos de Cirerón, traducidos al castellano para instrucción de la juventud, con el texto latino y la vida del autor, por L. C. J., [p. 417] profesor de latinidad en esta corte. Madrid, 1807, imprenta de la calle de la Greda.

8.º, con el retrato de Cicerón, XIX + 304 págs.

Texto latino y castellano.

Compendio de la vida de Marco Tulio Cicerón.—Prólogo en el cual se advierte que esta colección es la misma que formó el abate Olivet, con el título de M. Tullii Ciceronis Eclog æ , pero que la traducción es nueva, y directa del original latino.

«Por lo que hace a esta mi traducción solo debo decir que, conservando los mismos trozos y lugares que escogió y entresacó Olivet, por haber examinado ser ciertamente los más propios, y estar hecha con mucho juicio y solidez la elección, he traducido el mismo texto original latino, movido de dos razones muy poderosas en mi concepto. La primera, porque habiéndose de poner esta obrita en manos de los jóvenes, como tan propia para las aulas de Humanidades, y con el original al lado, convenía darles la traducción del mismo texto latino para su ejercicio, sin paráfrasis, rodeo o largas explicaciones, las que deberá hacer el maestro en los lugares que lo necesita; y siendo la lengua castellana tan armoniosa para explicar los pensamientos, y teniendo tanta analogía con la latina, como hija de aquélla, me pareció más propia esta idea que la de traducir la versión francesa de Olivet, que aunque muy apreciable, parafrasea demasiado los pensamientos. A esta primera razón se agrega la segunda, de no menor peso: porque siendo una verdad constante que toda traducción por regla general pierda de la gracia, energía y hermosura de su original, aun cuando se haga por una mano diestra, si mi traducción lo fuera de otra traducción, cotejada con el original, perdería aún muchísimo más, y no se parecería a aquel en nada: verdad que es fácil comprobar con alguna traducción que corre hecha en esta forma.»

Alude sin duda a la anterior de D. Torquato Torío de la Riva.

CCLXI. CASAS, Fernando.—Cádiz, 1841.

Lelio o Dialogo de Marco Tulio Ciceron sobre la Amistad. Nueva traducción con el testo latino y notas. Seguida de algunos [p. 418] fragmentos de Seneca sobre la amistad, recien descubiertos en Roma por M. Niebuhr; y de la refutación que hace Tulio en el libro de Finibus de la doctrina de Epicuro, aplicada a la amistad. Por Don Fernando Casas, doctor en Medicina y Cirugia. Cadiz, 1841. Imprenta de la «Revista Médica», calle de la Torre, esquina a la del Jardinillo.

8.º, XXIV + 244 págs.

Dedicatoria al Sr. D. Juan Redondo, primer Profesor de Medicina y Cirugía de la Armada Nacional (Chiclana, 1.º de marzo de 1841).

«El libro que a ruegos de Atico, escribió Tulio sobre la amistad, y yo, por complacer a los tuyos, he trasladado a nuestra lengua, he resuelto al fin enviártelo, no porque necesites de ejemplos ni consejos para ser dechado de buenos amigos, sino para que veas confirmada en él la conducta de toda tu vida, y elogiada dignamente en la persona de Lelio la fineza de tu amistad.»

Introducción...

«Si alguna lengua hay entre las modernas que pueda hacer relucir las galas del orador romano, que se adapte mejor al número y extensión de sus períodos, y siga más de cerca la fluidez, la abundancia, el torrente de su armoniosa elocución, es, sin disputa, la nuestra, por más que a favor de la suya abogue el docto Rollin, y la crea, en no pocas ocasiones, superior a las lenguas griega y latina. Vae obcaecatis!...

»Vergonzoso es que mientras los franceses publican, casi a un tiempo, tres distintas traducciones de las obras completas de Tulio, una de ellas ya terminada, gracias al celo, laboriosidad y suma erudición de M. Victor Le Clerc, apenas podamos nosotros presentar traducidos a nuestra lengua más que uno u otro, de los innumerables escritos de este hombre insigne. Y es esto tanto más vergonzoso, por cuanto habiendo sido nuestros padres casi los primeros que abrieron este camino de la antigüedad, y tal vez los que con más gloria lo recorrieron, parecía razonable que, así como nos dejaron obligados con su ejemplo, trabajásemos con mayor diligencia en imitarlos.

»De las traducciones que tenemos de Tulio, he visto varias, incluso una de las dos que se citan sobre el Diálogo de la Amistad. En todas, si bien se halla pureza de dicción, inteligencia del texto, [p. 419] exactitud en expresarlo, prendas que recomiendan el mérito de sus autores, y yo sea el primero en apreciarlas y admirarlas; con todo no sabré decir lo que siento al leer muchas de ellas. Me sucede a veces esclamar casi en los mismos términos de César, cuando soltaba de las manos las comedias de Terencio:

            Utimamque adjuncta foret vis
       Comica...

»Bien, me digo. La versión es literal, el pensamiento bien entendido, la frase la más castiza. ¿Pero dónde está Tulio? ¿dónde su elegancia, su suave armonía y todas las gracias que en él se elogian?

»Mas no es mi ánimo censurar a los que nos han precedido. Harta gloria es la suya con haber sido los primeros. Y si tuvieron defectos, también tuvieron virtudes, que quizá no nos sea dado sobrepujar nunca. Al fin eran hombres, aunque muy esclarecidos. Summi sunt, sed homines tamen (Quint.).

»Para que no se quede en mera arrogancia lo que se ha dicho del mérito de nuestro idioma en la versión de los antiguos, especialmente de Tulio, voy a presentar un pasaje de sus tratados filosóficos, traducido al francés y al castellano. Del simple cotejo de estas dos traducciones se vendrá en conocimiento de si lleva o no ventajas a la lengua francesa la española, cuando la manejan escritores del gusto e ingenio de nuestro Fr. Luis de Granada.»

Pone en cotejo la bellísima traducción ocasional que hizo el Venerable Granada en su Introducción al Símbolo de la Fe, de un pasaje del libro II de Natura Deorum, con el mismo pasaje traducido al francés por el Abate D'Olivet.

Argumento.

Texto latino y castellano del diálogo en páginas alternadas.

Pág. 170. De finibus bonorum et malorum (capítulos XX del libro I y XXIV del libro II, que contienen el razonamierdo del epicúreo Torquato sobre la Amistad y su refutación por Marco Tulio.

Pág. 197. Notas al Diálogo de la Amistad. (En una de estas notas, págs. 199-200, se encuentran los fragmentos de Séneca [p. 420] sobre la amistad, encontrados por Niebuhr en un palimpsesto de Roma.)

Pág. 203. Algunas máximas sobre la Amistad. Hay bastantes anónimas que acaso sean del traductor, y las demás pertenecen a autores tan diversos como Horacio, Bacon, Voltaire, Teognis, Vauvenargues, Nieremberg y Larochefoucauld.

En el ejemplar de esta traducción, existente en la Biblioteca Provincial de Cádiz, a la cual fué regalado por su antiguo bibliotecario D. Luis Igartuburu, se lee esta dedicatoria latina del Doctor Casas:

«Ludovico Igartuburu | Suavitate morum, vitaeque integritate | Satis cognito, perspecto: | Mihique, et jucundo, et caro, et vetustate amicitiae conjunctissimo. | In mei erga eum amoris pignus. Ferdinandus Casas.»

Sobre el Lelio del Dr. Casas publicó un artículo en la Revista Andaluza, tomo II, Sevilla, 1841, págs. 88-90, D. Tomás García Luna, conocido expositor de la filosofía ecléctica. De él entresacamos los párrafos siguientes:

«El traductor, entendido como pocos en la lengua del célebre orador romano, y no menos en la nuestra, ha conseguido, a mi ver, trasladar al castellano con fidelidad el testo de Cicerón. La propiedad y pureza de su dicción recuerdan los tiempos en que nuestra lengua contaba tantos insignes escritores que la diesen lustre; sin que el deseo de hablar bien le haya inducido al vicio de amaneramiento en que suelen incurrir los que quieren desviarse de la moderna gerigonza. Las locuciones de que usa conservan la índole especial del idioma; y al mismo tiempo son tan naturales, que ninguna estrañeza causan; el haber sabido apartarse de ambos extremos es uno de los muchos méritos de la tarea del Dr. Casas.

»Una versión hecha en castellano en los tiempos que corren es un suceso memorable, porque sale del orden establecido; la inundación de barbarie en este punto es tal que en breve no habrá quien entienda el idioma de Garcilaso y de Cervantes; bajo este aspecto ha de ser muy plausible para los literatos el que haya todavía en nuestros tiempos quien no desdeñe el estudio de la gramática, y muestre en su modo de escribir, que su gusto se ha formado con la lectura de libros por desgracia casi olvidados.

»Finalmente, para el hombre reflexivo... ha de ser objeto de [p. 421] graves meditaciones el observar como las verdades morales del diálogo de Cicerón, después de haber sido algún tiempo desconocidas por la filosofía de los sentidos, se reproducen a la sazón en los libros de los pensadores más eminentes.»

En corroboración de esta idea, publicó García Luna en el mismo tomo II de la Revista Andaluza (págs. 104-124) un largo y erudito artículo Reflexiones acerca de la sabiduría antigua, comparada con la de los modernos, a propósito de una nueva traducción del Lelio o diálogo de la amistad, hecha por el Dr. D. Fernando Casas. De él extractaremos sólo la parte concerniente a España.

«El rey D. Alfonso dedicó todo el título 27 de la Partida 4.ª a tratar de la amistad; en las siete leyes que contiene se reproducen las doctrinas de Aristóteles y Marco Tulio: «amistad es cosa que ayunta los corazones de los homes para amarse mucho; ningunt home que haya bondat en sí no quiere vivir en este mundo sin amigos; magüer fuese abundado de todos los otros bienes que en él son..., la amistad non puede durar sino entre aquellos que han bondat en sí»; por último, en la ley 6.ª se refiere el suceso de Pilades y Orestes citado por Tulio, y repetido tantas veces después como ejemplo insigne de fidelidad entre amigos. Puede decirse que el Rey Sabio, del mismo modo que de las Decretales, Digesto y Código de Justiniano tomó la sustancia legal de su obra, se valió para la parte moral de los libros de los filósofos antiguos, que merced a su vasta erudición le eran tan familiares y conocidos. La doctrina de esta Partida, esceptuando alguna cita de San Agustín y del Eclesiástico, es casi toda de Aristóteles y de Cicerón.

»D. Francisco de Castilla, en la Teórica de virtudes en coplas, libro compuesto en 1594, incluyó un tratado de la amistad en que se observa lo propio: la define de este modo:

              Virtud amicicia que nace d'amor
              Es benivolencia de dos conmutada

»Profesa la máxima de Cicerón: «non nisi inter bonos amicitia»:

       Honesta amicicia conversa en varones
       Honestos: que siendo del vicio enemigos,
        [p. 422] Por fin que contempla virtud sus amigos
       Y aquella es la causa de sus afecciones.

»También la de que sea entre pocos; y la de que no se rompa de pronto. Por fin es el Lelio rimado, y no otra cosa.

»En los Proverbios morales de Alonso de Barros, impresos en 1598, se encuentran asimismo varios principios de los de Tulio:

       Ni amistad por interés
       Que pueda mucho durar.

       Ni el amigo lisonjero
       Lo será en fortuna adversa.

       Ni con costumbres contrarias
       El amistad se conserva.

       No hay fin propio de amistad,
       Como el hacer de dos uno.

»Tenemos también en castellano un Tratado de la verdadera amistad christiana, escrito por D. Juan de Arellano en 1684. El autor en un tomo en 4.º de más de quinientas páginas, amplifica la doctrina del diálogo de la amistad con numerosas citas de filósofos antiguos, de las Sagradas Escrituras, de los Santos Padres y de poetas y historiadores de todos tiempos; más bien que lo que ofrece su título, debe reputarse el libro por una obra de moral: porque apropósito de los deberes de los amigos, apenas hay vicio o virtud de que no hable. No obstante su extensión, no hay idea alguna añadida a las del orador romano. Tanto en la obra del Rey Sabio como en las otras que acabo de citar, se repiten como oráculos de sabiduría, las máximas de los antiguos; pero en ninguna hay la originalidad del pensador, que guiado por sus propias reflexiones, llega a las verdades que otros antes que él habían descubierto. La moral de la Partida 27, la del tratado de Francisco de Castilla, la de Alonso de Barros y la de Arellano, apropósito de la amistad, es puramente tradicional; son sus libros otros tantos ecos de los griegos y romanos.»

Gran parte de este artículo se dedica a probar que el germen de las ideas de Marco Tulio sobre la Amistad está en el Lisias, de Platón, y a impugnar las opiniones epicúreas y utilitarias acerca de la amistad.

[p. 423] D. Bartolomé José Gallardo, que era hombre de pocos amigos, lo fué muy íntimo del Dr. Casas, cuyo saber en humanidades estimaba mucho, y con quien llegaba hasta el punto de generosidad, en él inverosímil, de prestarle y aun regalarle libros. Todo ello consta en los siguientes párrafos de una carta familiar, fecha en Cádiz a 16 de febrero de 1844, que se publicó en El Ateneo, revista de Sevilla (núm. 6.º, febrero de 1875), conforme al original autógrafo que posee D. Mariano Pardo de Figueroa en Medina Sidonia. Corrijo algunas erratas con que salió en el periódico, valiéndome de la copia de los opúsculos de Gallardo, que hizo D. Cayetano Alberto de la Barrera.

Aconseja Gallardo a Casas «meterse de codos en la traducción de la República, de Zizerón (sic) », y añade con su peculiar ortografía:

«Esta no conozco yo en España quien sea capaz de desempeñarla con el lucimiento que Vd., porque no sé de ninguno que, amén de otras prendas que felizmente concurren en V. le tenga tan bebido el espíritu a Zizeron. Zizeron es entre los Clásicos Latinos en prosa el idolillo de V., como nuestro Séneca es el mío. Este, bien sea por propio, bien porqe su estilo agudo i conzeptuoso frisa más con el de sus conterráneos, a echo más fortuna en España; la mayor parte de sus obras las tenemos ya traduzidas, i aun impresas desde el primer siglo de la imprenta.

»Zizeron no ha sido entre nosotros tan afortunado. Sin embargo, ya dije a V. qe yo poseo impreso en fo. letra qe llaman gótica, i traduzido por un ilustre Jerezano Andaluz [1] su famoso Tratado de las obligaciones del ombre, qe por pereza o por torpeza de malas traduzideras llaman comunmente de los Ofizios cual si se tratase de los de Sastre o Zapatero. (Este rarísimo libro, i los demás qe tengo del mismo Autor en Castellano, están a la disposicion de V.)

»Pero volvamos a su Rep. El ejemplar con el testo latino resien-descubierto por el Bibliotecario Mai, con la traduczion franzesa [p. 424] i las ilustraciones de Vilman, qe dejé a V. ai a mi venida, qede-se V. con él como suyo para el efecto insinuado; qe para eso se le llevé; i en recambio espero, en su dia, un ejemplar de la versión qe V. aga. (Ijo no tenemos i nombre le ponemos.)

»I para que V. se paladee la lengua con leyendas castellanas castizas, puesto qe picando por lo divino, me pide V. sermonarios antiguos nuestros, allá van los adjuntos qe tengo aqí a mano, para qe los disfrute en mi nombre; (i perdone V. la cortedad).»

CCLXII. PÉREZ Y GARCÍA, Antonio.—Madrid, 1848.

La República de Ciceron, conforme al testo inedito recientemente descubierto y comentado por Mr. Angel Mai, bibliotecario del Vaticano, con el discurso preliminar y las disertaciones históricas de Mr. Villemain, de la Academia Francesa, y con la traduccion castellana de Don Antonio Perez y Garcia. Madrid. Imprenta de Repullés. 1848.— 4.º, 416 págs.

Discurso Preliminar (es el de Villemain).—Texto latino y castellano en páginas alternadas (págs. 45-249) con las disertaciones de Villemain al principio de cada libro.—Notas latinas de Angelo Mai (págs. 251-416).

CCLXIII. FERNÁNDEZ CUESTA, Nemesio.—Madrid, 1858.

Segunda Filipica de Ciceron.

Análisis extenso, o más bien traducción abreviada.

Historia Universal, por César Cantú, traducida directamente del italiano con arreglo a la sétima edición de Turin, anotada por don Nemesio Fernández Cuesta... Madrid, imp. de Gaspar y Roig, editores, 1858. Tomo IX. Documentos. Filosofía y Literatura. (Páginas 446-450)

CCLXIV. HIDALGO, D. F. de P., y FONTÁN Y MERA, Vicente.—Cádiz, 1859.

M. T. Cicerón. Cartas escogidas. Traducción literal con el texto latino al frente, arreglado a las colecciones de autores latinos que se [p. 425] usan en los institutos, colegios y demás establecimientos de segunda enseñanza del reino, anotada con observaciones gramaticales por los directores de la biblioteca de autores griegos y latinos. Cádiz, 1859. Círculo Científico y Literario. (A la vuelta: Imprenta de la Paz, a cargo de don Manuel María de Luque.)

8.º mayor, 24 págs.

Texto latino y castellano, en páginas alternadas. Las cartas traducidas no pasan de diez y siete.

CCLXV. HIDALGO, F. de P.—Cádiz, 1859.

M. T. Cicerón. Oración primera contra L. Catilina. Traducción literal con el texto latino al frente, arreglada a la colección de autores selectos latinos, aprobada por el Gobierno, para uso de los institutos, colegios y demás establecimientos de segunda enseñanza del reino. Con notas por D. F. de P. Hidalgo. Cádiz, 1859. Círculo Científico y Literario. (A la vuelta: imp. y lib. de la Revista Médica, a cargo de D. Juan B. de Gaona.

8.º mayor, 32 págs.

Pertenece a la Biblioteca de AA. Griegos y Latinos.

CCLXVI. CASAS, Fernando.—Cádiz, 1862.

Curso de Elocuencia compuesto en la parte teórica, de los tres libros del Orador que escribió M. T. Cicerón, y en la práctica de varios de sus discursos, de los que se dijeron en el Senado contra los cómplices de Catilina, y del que hizo Demóstenes en defensa de la Corona. Traducidas en Castellano: con el texto latino, por D. Fernando Casas, Doctor en Medicina y Cirugía. «Sed est elocuentiae, sicut reliquarum rerum, fundamentum Sapientia. Cic.» Cádiz: 1862. Imprenta y Litografía de la Revista Médica, a cargo de D. Federico Joly y Velasco, calle de la Bomba, núm. 1.

4.º, dos tomos: el primero de LV + 453 págs.; el segundo de 509.

Dedicatoria al Excmo. Sr. D. Manuel de Sierra y Moya.

Prólogo.

... «Si esta traducción, especialmente la de los diálogos, es deseada de nuestros sabios y eruditos, no podré decirlo en verdad, [p. 426] pero estoy seguro que ninguno de ellos la prometió, ni mucho menos la ha emprendido. Confieso que yo me he arrojado a hacerlo, no confiado en mis fuerzas, que harto conozco su debilidad, ni menos en el buen desempeño, porque ¿quién se creerá capaz de trasladar a nuestras lenguas vulgares la elegancia, fluidez y armonía de Tulio? Sino antes movido del deseo laudable de llenar, si me era posible, un vacío que notaba en nuestra literatura, viendo que carecía de una obra en que el orador más perfecto, que hubo tal vez entre los hombres, se dignó enseñarnos los verdaderos principios de la elocuencia. Porque me parecía vergonzoso que, cuando las demás naciones, y especialmente los franceses, publican distintas traducciones, así de estos diálogos como de las otras obras de Tulio, no pudiésemos nosotros presentar trasladados a nuestra lengua más que uno u otro de los innumerables escritos de este hombre eminente. A la verdad, ¿qué otro mayor bien puede hacerse hoy a nuestros jóvenes, que poner en sus manos, no ya uno de esos tratados erizados de preceptos prolijos y enredosos, sino estos inmortales escritos, que dictó Tulio a los treinta años de experiencia y triunfos en el arte de mover y persuadir a los hombres? Llamados muchos de los nuestros a tomar parte algún día en los negocios de Estado, o a defender la vida y los bienes de sus conciudadanos, ¿dónde mejor que en estos diálogos y discursos aprenderán a desempeñar con honor y lucimiento cargos tan graves e importantes? Porque hallarán en ellos no sólo dechados de elocuencia, sino admirables máximas de filosofía moral y buen gusto...»

Respuesta a Mr. Mury, preceptor de Retórica (se trata de una diatriba contra la persona moral y las obras de Cicerón, escrita por monsieur Mury, preceptor del Seminario de Strasburgo, y traducida en el periódico sevillano La Cruz, núm. de 19 de octubre de 1858. El doctor Casas la rebate con nervio y gracia.

Texto latino y castellano de los tres diálogos del Orador, admirablemente traducidos.

CCXLVII. CASAS, Fernando.—Cádiz, 1862.

Curso de elocuencia... Tomo II. Cádiz, 1862. Imprenta de la Revista Médica.

[p. 427] 4.º, VII + 509 Págs.

Contiene de Cicerón:

Discurso en defensa de la ley Manilia (págs. 11-64)

Discurso de Marco Tulio Cicerón contra los cómplices de la conjuración de Catilina (es la Catilinaria 4.ª, págs. 89-111).

Discurso contra Q. Cecilio (págs. 117-157).

Discurso contra C. Verres. Intitúlase de los suplicios (páginas 173-319).

Filípica Segunda (págs. 325-410)

CCLXVIII. PARRAL Y CRISTÓBAL, Luis.—Castellón de la Plana, 1883.

Biblioteca Forense. Colección de los mejores discursos de oradores notables antiguos y modernos, traducidos por D. Luis Parral Cristóbal, Catedrático, Doctor en Filosofía y Letras y Licenciado en Derecho Civil y Canónico. Cicerón. Defensa de Publio Quincio. (Contiene, además, aunque la portada no lo expresa, la defensa del rey Deyotaro.) Castellón. La Asociación Tipográfica, 1883.

8.º pequeño, 208 págs. y 2 hoj. más sin numerar, de notas e índice.

Prólogo.—Vida de Cicerón.—Cronología de los Discursos.—Discurso de Marco Tulio Cicerón en defensa de Publio Quincio (págs. 17 a 144).— Discurso de Marco Tulio Çicerón en defensa del rey Deyotaro (págs. 149-208).

El texto latino va al pie de las páginas.

CCLXIX. ZOZAYA, Antonio.—Madrid, 1885.

Biblioteca Económica Filosófica. Volumen XX. M. T. Ciceron. De la República. Traducción directa de Antonio Zozaya. Madrid, 1885. Imprenta de Manuel Minuesa de los Ríos.

8.º, 155 págs. y una de índice.

Lleva al fin unas ligeras consideraciones del traductor sobre Cicerón.

[p. 428] CCLXX. VARIOS TRADUCTORES.—Madrid, 1879-1898. (En Biblioteca Clásica.)

Obras completas de Marco Tulio Cicerón, publicadas en la Biblioteca Clásica del editor D. Luis Navarro. Diez y siete tomos en 8.º, 1879-1898.

A continuación especificamos el contenido de cada tomo:

a) Obras completas de Marco Tulio Ciceron. Versión castellana de D. Marcelino Menéndez y Pelayo. Tomo I. De la Invencion Retórica.—Retórica a Cayo Herennio.—Tópicos a Cayo Trebacio.—Particiones Oratorias.—Del mejor género de oradores. Madrid, Imprenta Central a cargo de Victor Sáiz, Colegiata, núm. 6. 1879.—A los que leerán (XXVII págs.) .—Texto (283 págs.).

b) Obras... (ut supra).— Diálogos del Orador.—Bruto o de los ilustres oradores.—El Orador, a Marco Bruto. Madrid... (en la misma imprenta). 1880 (880 págs.).

c) Obras... (ut supra).— Obras filosóficas: De la Naturaleza de los Dioses.—Del Sumo Bien y del Sumo Mal. Madrid, Luis Navarro, editor, Colegiata, núm. 6. 1883. (359 págs.)

d) Obras completas de Marco Tulio Cicerón, versión castellana de D. Manuel de Valbuena. Tomo IV. Obras filosóficas: Los Oficios.—Diálogo de la Vejez y de la Amistad.—Las Paradojas. Madrid, Luis Navarro. Editor, Colegiata, núm. 6. 1883. (355 págs.)

Conserva las notas, pero no los prólogos de las anteriores ediciones de la traducción de Valbuena.

e) Obras completas de Marco Tulio Cicerón, versión castellana de D. Marcelino Menéndez y Pelayo. Tomo V. Obras filosóficas. Cuestiones Tusculanas.—De la Adivinación.—Del Hado. Madrid, Luis Navarro, editor... (ut supra), 1884. (347 págs.)

En este tomo sólo me pertenece la versión de las Cuestiones Tusculanas, y con ella terminó mi colaboración en esta empresa, para la cual traduje las obras retóricas y parte de las filosóficas. Este trabajo de mi juventud, que fué casi improvisado, requiere hoy minuciosa revisión y enmienda, que algún día pienso dedicarle, si trabajos más originales me lo consienten.

Pág. 205.—Tratado de la Adivinación, traducido del latín por [p. 429] D. Francisco Navarro y Calvo, canónigo de la Metropolitana de Granada.

Pág. 326.— Del Hado, traducido del latín por D. Francisco Navarro y Calvo, &.

f) Obras completas de Marco Tulio Cicerón. Versión castellana de D. Francisco Navarro y Calvo, canónigo de la Metropolitana de Granada. Tomo VI. Obras filosóficas (La República.—Las Leyes). Madrid... (ut supra), 1884. XVI + 351 págs. Con prólogos y notas en cada tratado.

g) Obras completas... Epístolas Familiares. Tomo I. Versión castellana de Pedro Simón Abril Tomo VII. Madrid... (ut supra), 1884. (360 págs.)

h) Obras completas... Epístolas Familiares. Tomo II. Versión castellana de Pedro Simón Abril. Tomo VIII. Madrid... 1885. (403 págs)

i) Obras completas... Cartas Políticas. Tomo I. Versión castellana de D. Francisco Navarro y Calvo... Madrid... 1885. (408 páginas. Contiene los nueve primeros libros de las Cartas a Atico.)

j) Obras... Cartas Políticas. Tomo II. Versión castellana de D. Francisco Navarro y Calvo. Tomo X. Madrid. 1885 . (459 páginas. Contiene los últimos libros de las Cartas a Atico, las dirigidas a Quinto Cicerón y las de Cicerón y Bruto.)

l) Obras completas de Marco Tulio Cicerón. Tomo XI. Vida y Discursos, traducción de los señores Díaz Tendero, Fernández Llera y Calvo. Tomo I. Madrid, Librería de Hernando y Companía, calle del Arenal, núm. II. 1897.

XXVI págs. de prólogo (anónimo) y 345 de texto.

Contiene las siguientes Oraciones:

Discurso en defensa de Publio Quintio, versión castellana de D. Sandalio Díaz Tendero y Merchán, Doctor en Derecho, Filosofía y Letras, abogado del Ilustre Colegio de Madrid.

Discurso en defensa de Sexto Roscio Amerino, traducido al castellano por D. Víctor Fernández Llera, Catedrático de Latín en el Instituto de Murcia.

Discurso en defensa de Quinto Roscio, el Cómico, traducido por el Sr. Fernández Llera.

Discurso contra Quinto Cecilio, traducido al castellano por don [p. 430] Juan Bautista Calvo (creo que era seudónimo o más bien segundo nombre y segundo apellido del mismo editor D. Luis Navarro).

Proceso de Verres. Primera Acusacion. Proemio. Traducción de D. Víctor Fernández Llera.

Proceso de Verres. II. De su pretura en Roma. Versión de don Juan Bautista Calvo.

La vida de Cicerón, que va interpolada con las oraciones, es un extracto de la de Middleton-Azara.

m) Obras completas... Tomo XII. Vida y Discursos. Traducción de los señores Díaz Tendero, Fernández Llera y Calvo. Tomo II. Madrid, Librería de Hernando... 1898 (358 págs.).

Proceso de Verres. III. De su Pretura en Sicilia. IV. De los Trigos. V. De las estatuas.

Traducidas todas (y muy bien) por D. Víctor Fernández Llera, catedrático de Latín en el Instituto de Murcia.

n) Obras... Tomo XIII. Vida y discursos, traducción de los señores Díaz Tendero, Fernández Llera y Calvo. Tomo III. Madrid. Librería de Hernando, 1898 (382 págs.).

Proceso de Verres. VI. De los Suplicios, versión castellana de D. Juan Bautista Calvo.

Discurso en defensa de Fonteio, íd.

Discurso en defensa de Aulo Cecina, íd.

Discurso en defensa de la Ley Manilia, íd.

Discurso en defensa de Aulo Cluencio, íd.

Primer discurso sobre la Ley Agraria, traducido y anotado por D. Sandalio Díaz Tendero y Merchán.

o) Obras completas... Tomo XIV. Vida y Discursos, traducción de los señores Díaz Tendero, Fernández Llera y Calvo. Tomo IV. Madrid... Librería de Hernando, 1898 (410 págs.).

Segundo y tercer discurso sobre la Ley Agraria, traducidos y anotados por D. Sandalio Díaz Tendero y Merchán.

Discurso en defensa de Cayo Rabirio.

Las cuatro Catilinarias.

Discurso en defensa de Murena.

Discurso en defensa de P. Sila.

Discurso en defensa del poeta Archias.

Discurso en defensa de Lucio Flacco.

Traducidos todos por D. Juan Bautista Calvo.

[p. 431] p) Obras... Tomo XV. Vida y Discursos, traducción de los señores Díaz Tendero, Fernández Llera y Calvo. Tomo V. Madrid. Hernando, 1899 (377 págs.).

Discurso de Cicerón al Senado, cuando volvió del destierro.

Discurso al pueblo, cuando volvió del destierro

Discurso por su casa, pronunciado ante los pontífices.

Defensa de Publio Sextio.

Discurso contra P. Vatinio.

Discurso sobre la respuesta de los arúspices.

Discurso relativo a las provincias consulares.

Defensa de Lucio Cornelio Balbo.

El único traductor de todas estas oraciones es el llamado D. Juan Bautista Calvo.

q) Obras... Tomo XVI. Vida y Discursos, traducción de los señores Díaz Tendero, Fernández Llera y Calvo. Madrid... Hernando, 1900 (393 págs.).

Discurso en defensa de M. Celio.

Discurso contra L. Calpurnio Pisón.

Defensa de Cneo Plancio.

Defensa de T. A. Milón.

Discurso dando gracias a César por la repatriación de Marcelo.

Discurso de Q. Ligario.

A pesar de lo que se dice en la portada, no aparece en este tomo más traductor que D. Juan Bautista Calvo.

r) Obras... Tomo XVII. Vida y Discursos, traducción de los señores... (ut supra). Tomo VII. Madrid, Hernando, 1901 (518 páginas).

Contiene la defensa del rey Deyotaro y las veinticuatro Filípicas, traducidas por D. Juan Bautista Calvo.

Aunque esta traducción se titula completa, no lo es en rigor, puesto que faltan las Cuestiones Académicas, además de las poesías y los fragmentos en prosa.

Los números de orden que tienen estos volúmencs en la Biblioteca Clásica, son los siguientes: XIV, XXVI, LIX, LX, LXXIII, LXXV, LXXVII, LXXIX, LXXXIII, LXXXVI, CCII, CCIII, CCIV, CCVI, CCVII, CCX, CCXII.

Notas

[p. 237]. [1] . Debe de haber error material en esto, pues todas las señas que se dan del códice, indican que es del siglo XV, y escrito en Italia, como la mayor parte de 109 que se encuentran en España.

[p. 238]. [1] . Desapareció, como todas las bibliotecas monásticas, en 1837. Ignoro el paradero actual de este códice.

[p. 239]. [2] . La rica biblioteca de los Carmelitas de Barcelona fué destruída en parto, y en parte saqueada, en el movimiento revolucionario de 1835. Algunos de sus códices fueron recogidos en la Biblioteca provincial de Barcelona.

[p. 244]. [1] . Estas ediciones quedaron en proyecto, pero la Imprenta Real publicó textos muy correctos de César, Salustio, Tácito y otros clásicos latinos, acompañando a las traducciones castellanas de estos autores, según puede verse en los lugares correspondientes de esta bibliografía.

[p. 250]. [1] . No es fácil adivinar hoy quienes eran estos seis sujetos. Probablemente figurarían entre ellos, D. Leandro Moratín, D. Juan Pablo Forner, los PP. Estala y Navarrete, de las Escuelas Pías, que eran entonces inseparables compañeros de Melón. Acaso los otros dos serían los Catedráticos de Humanidades, D. Santos Diez González y D. Manuel de Valbuena, que estaban en relaciones cordiales con este grupo literario.

[p. 261]. [1] . Es notable tal penuria de caracteres griegos en Salamanca a mediados del siglo XVI. Alcalá de Henares y Valencia estaban mejor en esta parte.

[p. 266]. [1] . ¡Qué estúpido y vano ejercicio de memoria! ¡Cómo empezaban a olvidarse, aun en la misma Valencia, las sabias enseñanzas de Luis Vives! Y, sin embargo, Andrés Sempere era un humanista de mucho mérito, como lo prueban su Gramática y sus elegantes prelecciones.

[p. 274]. [1] . Los libros impresos en Cerdeña durante la dominación española pertenecen a nuestra bibliografía más que a la italiana, puesto que el castellano fué lengua oficial de la isla hasta muy entrado el siglo XVIII, y el catalán sigue hablándose en Alguer y otras localidades.

[p. 280]. [1] . Inclúyese aquí, por ser reproducción de una edición española, hecha para nuestros colegios de la Compañía de Jesús.

[p. 303]. [1] . Éralo, a la sazón, D. Pedro José Pidal.

[p. 309]. [1] . La Retórica vieja llamaban entonces a los dos libros De Inventione . La Retórica nueva a la Retórica a Herennio . El Orador son los tres libros de oratore , el Orador menor es el Orator ad M. Brutum , y el de la muy buena manera de los oradores , el De Optimo genere dicendi . Nada hay que advertir en cuanto a la Tópica.

 

[p. 357]. [1] . Debe decir ad Atticum.

[p. 380]. [1] . Esta excelente traducción de Simón Abril ha sido reimpresa en el Cicerón completo de la «Biblioteca Clásica», que se citará más adelante.

[p. 384]. [1] . Procuró hacerla el erudito D. Francisco Cerdá y Rico, y hay algunas noticias de este proyecto en su correspondencia con los hermanos Mayáns, que ha comenzado a publicarse en la REVISTA DE ARCHIVOS.

[p. 403]. [1] . Alude a la del P. Andrés Merino de Jesucristo.

[p. 423]. [1] . No sé a qué traducción puede referirse Gallardo. No se trata seguramente de la de D. Alonso de Cartagena, que era burgalés. Ignoro la patria de Támara, cuya primera edición de los Oficios es también en letra gótica. Acaso Gallardo tendría algún dato para estimarle jerezano andaluz (es decir, de Jerez de la Frontera, en oposición a Jerez de los Caballeros, en Extremadura).