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Obras completas de Menéndez... > BIBLIOGRAFÍA HISPANO-LATINA... > I : ACCIO-CATÓN > BOECIO

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Códices

I. OVIEDO. Siglo X.

En el Inventarium librorum de la Iglesia de Oviedo (era 920).

N.º 25. Liber ugemetricae(sic) artis.

[p. 275] No parece que esta geometría pudiese ser otra que la de Boecio.

Risco, España Sagrada, tomo 37 (1789), cap. VII, pág. 313.

Es de sospechar que fuese también de Boecio la Geometría latina que figura en el inventario del Rey D. Martín de Aragón.

240. Lib. de jeometría L.

Apud Milá, Trovadores, 488-91 (1 a . edición).

II. ESCORIAL. Siglo XI.-(Haenel, Catálogo.)

Merece, entre los códices de Boecio que hoy existen en España, el primer lugar por el mérito y la antigüedad el Escurialense e-II-I, que parece haber sido escrito en Inglaterra, y contiene muchas glosas y escolios. Códice membranáceo. Fol. menor, 117 hojas.

Fol. 3. Boetius de consolatione philosophiae: in nomine summi tonantis incipit prologus libri boetii. Quaeri a nonnullis solet (contiene una explanación de los metros usados por Boecio).

Fol. 8. Incipit liber anicii manlii severini boetii ex cons. ord. patrum de consolatione philosophiae. Carmina quid quondam.

La obra queda bruscamente interrumpida en el folio 117, sin terminar el libro V.

Descrito por Rodolfo Beer apud Loewe y Hartel, Bibliotheca Patrum Latinorum Hispaniensis, t. 1 .º, págs. 164-65.

Citado antes por Haenel ( Catalogus librorum manuscriptorum qui in Bibliothecis Galliae, Helvetiae, Britanniae M. Hispaniae, Lusitaniae asservantur, nunc primum editi a D. Gustavo Haenel. Lipsiae, sumtibus I. C, Hinrichs, 1830, pág. 941).

Knust, Reise, S. 813.

Haenel le supone del siglo XI.

III. RIPOLL.-Villanueva. Viaje Lit.)

Códice del tratado de Música, n. 103 de la biblioteca de Ripoll. Al folio 5 se halla este prólogo del monje Oliva explicando los ocho tonos musicales:

Maiores tropos veteres dixere quaternos
Omnibus ac proprios istis posuere minores.
[p. 276] Tertius al quartum fert primus iure secundum,
Sextum nam quintus, octavum septimus ambit.
Maior in ascensu cordas sibi vendicat octo
Finali a propria, et quinis descendit ab ipsa.

Al fin de la obra se leen estos otros versos del monje Oliva:

Iam nunc, Petre, tibi placeant versus monocordii,
Quos prece multimoda monachus tibi fecit Oliva.
Hic, Petre, mente pia frater te poscit Oliva
Emendes recte, quod videris esse necesse.

(Villanueva, Viaje Literario a las Iglesias de España, Valencia, 1821, tomo VIII, pág. 58.)

Como las palabras del P. Villanueva no son bastante precisas, han creído algunos, y entre ellos Amador de los Ríos (Historia Crítica de la literatura española, II, 239), que el poema de la Musica, de Oliva, era cosa de más importancia, y distinta del prólogo que puso al tratado de Boecio. Pero a mi ver, del texto de Villanueva se deduce lo contrario, pues sólo indica que después del prólogo (que es de Oliva) y de la obrilla de música (que es la de Boecio), se encuentran varias hojas misceláneas, y al fin esta especie de suscripción, de la cual legítimamente sólo puede inferirse que Oliva fué el copiante del tratado de Boecio, por orden de otro Oliva famosísimo, Obispo de Vich, a quien algunos han confundido con el nuestro, hasta que Villanueva los distinguió:

Sede sedens diva comes, abbas, praesul Oliva
Rimans cum studio quid musicet eufona Clio,
Me fore delegit, Arnaldus jussa peregit,
Qui jussus peragit quidquid laudabile sentit.
Gualterus vero de fonte regressus ibero,
Formis signavit, numeris signata probavit.

Si no lo entiendo mal, esto parece indicar que un tal Gualtero trazó las figuras geométricas que sin duda tendría el códice, y puso, además, la notación musical.

IV. RIPOLL.-(Villanueva, Viaje Lit.)

En el inventario de los libros de Sta. María de Ripoll (Villanueva, Viaje Literario, VIII, 35).

N.º 163. Quaterniones de Boeci, de Juvenal, de Atanasio.

[p. 277] N.º 192. Boecius.

Acaso sea el mismo que hoy existe en el Archivo de la Corona de Aragón con este título: Boecii de consolatione philosophica, quam explicationem assumpsit manibus Johannis Terrat studentis die martis 30 decembris, 1478.

(Corminas, Suplemento a Torres Amát, 316.)

V. SILOS.-(Cód. Bib. Nac.)

Estos son los libros menudos,,,, 89. Boecius de consolatione..., 113. Liber Boecii.

Consta así en un catálogo manuscrito de los libros que había en la Abadía de Silos, contenido en el códice. 2.169 del fondo latino (nuevas adquisiciones) de la Biblioteca Nacional de París, folio 16.

VI . URGEL.-(Beer, Handschriftenschatze.)

N.º 88. Volumen ms. in pergamento exaratu 60 foliis vel circa insertum, principio carens... Titulus talis est: Incipit Liber Anicii Manlii Severini exconsulis viri illustris, ordinarii, de consolatione philosophiae... Inc. Vita. Tempore Theoderici Regis insignis auctor Boetius claruit...

«Breve Summarium librorum Antichorum manuscriptorum in Archivio publico Domus Capitularis admodum illustris Capituli Sedis Urgellitanae reconditorum et per me fratrem Gulllermum Costa presbiterum et Monachum moñrii. S. Michaelis de Cuxano, Priorem B.ae Mariae de Riquens extractorum, die 2.a aprilis 1660.»

Apud Beer (Rudolph) Handschriftenschatze Spaniens... Viena, 1894, p. 508.

VII. MADRID. Siglo XII (principios).

Biblioteca Nacional A a 53 (hoy 9.088), 149 folios. En las cubiertas dice Plasencia Boethius de Arithmetica et Musica. Tiene muchos escolios y figuras.

Está detalladamente descrito en Loewe y Hartel, Bibliotheca Patrum Latinorum Hispaniensis, I, 365-367.

[p. 278] Además de la Aritmética y la Música, contiene también los cuatro libros de la Geometría de Boecio (fol. 138, «explicit lib tcius incip lib quartus anicii manilii seuerini boecii ab euclide translatus») y varios tratados de Gerberto y otros.

Es códice de gran importancia científica.

VIII. MALLORCA. Siglo XIII.-(Arch. L. Salvador. Die Balear.)

En la Biblioteca Provincial de Mallorca (Biblioteca de Montesión) hay un códice palimpsesto del Boecio de Consolatione, siglo XIII.

Archiduque Luis Salvador, Die Balearen in Wort und Bild, t. IV, pág. 236.

IX. NÁJERA.-(Licin. Sáez, Mon. de Enrique III.)

Carta recibo de Alfonso el Sabio al Monasterio de Nájera:

«Sepan quantos esta carta vieren, como yo D. Alfonso, por la gracia de Dios Rey de Castilla... otorgo que tengo de vos el prior e convento de Santa María de Nájera quince libros de letura antigua que me emprestastes, e los libros son aquestos. Las editiones (?) de Donato. Statio de Tobas (Thebas). El Catalogo de los Reyes Godos. El libro juzgo de ellos. Boecio de consolación. Un libro de justicia. Prudencio. Georgicas de Vergilio. Ovidio epístolas. La historia de los Reyes de Isidro el menor. Donato, el Barbarisio (Barbarismo). Vocólicas de Vergilio. Liber illustrium virorum. Preciano maior. Boecio sobre los diez predicamentos. El comento de Ciceron sobre el sueño de Scipion.

Dada en Santo Domingo de la Calzada, veinte e cinco dias de febrero, era de mill e trescientos e ocho años.»

Mondéjar, Memorias históricas de Alonso el Sabio, 1777, página 452.

Fr. Liciniano Sáez, Monedas de D. Enrique III, 1796, pág. 371.

X. MONDÉJAR.-( Memor. de Alf. el Sabio.)

Recibo otorgado por Alfonso el Sabio a 29 de febrero de la era 1308 (1270) al Monasterio de Santa María de Nájera:

[p. 279] «Otorgo que tengo de vos, el prior y convento de Sancta María de Nágera prestados estos libros: las Adiciones de Donato, Estacio de Thebas, el Catálogo de los Reyes Godos. el Libro Juzgo de ellos, Boecio De Consolatione. un libro de Justicia, Prudencio, Geórgicas de Virgilio, Epistolas de Ovidio, la Historia de los Reyes, Isidoro el Menor, Donato, el Barbarismo, el comento de Cicerón sobre el Sueño de Scipión; et otorgándolos embiar tanto que los fagamos escreuir.»

(Mondéjar, Memorias históricas del rey don Alonso, 452-53.)

XI. Siglo XII.-(Cód. Bib Nacional.)

Biblioteca Nacional, L-50 antiguo, 3.443 moderno.

Códice membranáceo en 8.º que contiene varios tratados lógicos, encabezados con la Isagoge de Porfirio.

Fol. 23, vto.: Incipit topica Boecii.

Fol. 42: Hic incipit liber sex principiorum.

XII. Siglo XIII.-(Bibliot. Escurialense.)

Boethius de Aritmetica (Biblioteca Escurialense, a IV-13).

Citado por H. F. Knust Reise nach Frankreich und Spanien in den Jahren 1839-41, en el Archiv der Gesellschaft für altere deutsche Geschicite. VIII, S. 818.

Descrito nuevamente, conforme a la revisión de Rodolfo Beer, en la Bibliotheca Patrum Latinorum Hispaniensis de Hartel (Viena, 1887), tomo I, pág. 157.

No contiene este códice más que la Aritmética de Boecio.

Inc. Fol. 1: «In dandis accipiendisque muneribus.»

Fin. Fol. 80: «Continetur integritas.» Con figuras matemáticas.

Haenel (p. 930) cita otros dos ejemplares de la Aritmética, al parecer del mismo siglo (g-II-15, 2-III-8).

XIII. Siglo XIII.-(Martínez Marina, Ensayo.)

En el «inventario de las alhajas, muebles y libros» del obispo de Cuenca D. Gonzalo Palomeque (1273).

[p. 280] «N.º 22. Aritmética de Boecio, Macrobio, Platón, Marciano Capella, Trimegisto, todos en un volumen.»

Apud Martínez Marina, Ensayo histórico-crítico sobre la legislación (1834), I, 8, not.

XIV. Siglo XIV.-(Bibliot. Escurialense.)

Biblioteca Escurialense. P-III-9. 4.º menor.

Folios 1-18: Tabula super boetium de consolacione philosophie edita a fratre Ioanne de fayt prius monachi Sancti amandi in pabula, postmodum vero abbate sancti bauois gaudensis tornacen dyocesis.

Fol. 19: Ex Bibliotheca Jo. Jac. Chiffletii.

Incipit liber boecii primus de consolatione anicii malii torquati seuerini boetii consulis ordinarii et patricii. Carmina qui...

Fol. 98: almifici deo laudes referimus. Explicit liber boecii de consolatione philosophie. Finis hic est summe laudes tibi xpe resumme | Qui degis solio cum patre perpetuo. | Sit pax scribenti uita salusque legenti. | Lector amore dei sepe memento mei.

Luego esta apostilla de letra del siglo XIV: liber boecii seuerini precii unius ducati et dimidii.

Por otras inscripciones del libro algo posteriores (¿siglo XV?) se deduce que perteneció a varios frailes de la orden de Predicadores: Detur fri. guillo burgen(si) actu blico (biblico) in conventu pisien (parisiensi) ord. frm. predicatorum.

Iste liber est mei fris. (fratris) Iohis... de Luca ordinis predicatorum.

Hartel, Bibliotheca Patrum Latinorum Hispaniensis, I, 213-14.

Haenel, 939.

XV. Siglo XIV.-(Bibliot. Escurialense, III-T-23.

Severini Boetii topica; Cicero de inventione et de claris oratoribus.

Membranáceo, en 4.º

Haenel, 939.

[p. 281] XVI. Siglo XIV.-(Bibliot. Escurialense, f-III-18.)

Membranáceo, en 4.º

Haenel, 939.

XVII. Siglo XIV.-(Bibliot. Escurialense, S-II-22.)

De 61 folios.

Bohethius de consolatione philosophiae, con extensos comentarios (de Fr. Nicolás de Treveth, según Haenel, 939).

En la hoja preliminar: Anicii manlii seuerini boetii exconsulis ordinarii patricii de cosolacioe phie liber pim incipit.

(Hartel, 233-34.)

Otro ejemplar, con el mismo comentario (F. I-3).

Haenel, 939.

XVIII. Siglo XV.-(Bibliot. Escurialense, L-II-19.)

En papel, folio menor.

Haenel, 939.

XIX. Siglo XV, 1484.-(Bibliot. Nacional, A.-84. Hoy 438.)

Códice de 80 folios, con escolios marginales interlineares.

Fol. I: Carmina qui quondam...

Fol. 80: Cuncta cernentis.

Fol. 80, vto.: Explicit quintus liber de consolacione in quo tractatum (sic) est de prouidencia diuina | laus tibi sit xpe | qm liber split (sic) iste | grarum aciones | Altisimo trado huius ob operis finem | perfectus fuit liber iste | secundo die agusti | d. 4.º nonas sextilis anno natalis christi 1484. hic liber scriptus est (se repite en griego la fecha).

Hartel, 336.

Hay en la misma Biblioteca otro Boecio, de consolatione, del siglo XIV (Aa-22, actualmente 9.019), con muchas glosas y [p. 282] escolios marginales; y uno del XV (P-77, actualmente 3.638), de escritura italiana, fina y elegante.

Del XV es también, y de escritura análoga, aunque de mayor lujo caligráfico, el 8.211 (antes V-22). Lleva una glosa anónima interpolada con los versos, y escolios al margen. Tiene 132 folios, bastantes de ellos en vitela.

XX. Siglo XV.-(Bibliot. Cated. de León.)

De consolatione.

Biblioteca de la Santa Iglesia Catedral de León. Núm. 31.

Ms. en papel, 135 hojas a una columna, de 15 líneas, en 8.º Letra minúscula del siglo XV. Encuadernación en madera cubierta de cuero.

Fol. I. Introducción sobre la vida y escritos de Boecio: Hic Severinus Boecius qui floruit temporibus Anastasii imperatoris et composuit librum de trinitate.

Empieza el texto: Carmina qui quondam studio florente peregi... con glosas marginales e interlineales.

Copia incompleta del libro de la Consolación.

(Noticias bibliográficas y catálogo de los códices de la Santa Iglesia Catedral de León, por Rodolfo Beer y J. Eloy Díaz Jiménez. León, 1888, p. 33.)

XXI. (Corminas, Suplem. Torres Amat.)

Un códice con el título de Boecii de consolatione philosophica, quam explicationem assumpsit manibus Johannis Terrat Studentis die Martis 30 Decembris 1478.

Archivo de la Corona de Aragón. Procedente del Monasterio de San Cugat del Vallés.

Hay otro códice de la misma procedencia que contiene algunos tratados lógicos de Boecio, con otros de Porfirio, Egidio Romano, etc.

Corminas, Suplemento a la Biblioteca de Escritores Catalanes, de Torres Amat, p. 316.

[p. 283] Extractos latinos

XXII. Siglo XV.-(Mss. Bibliot. Nacional.)

Hay en la Biblioteca Nacional (L-42, hoy 3.057), un curioso manuscrito en papel, del siglo XV, que contiene excerptas, o como el autor las llama, actoritates, de los libros filosóficos más en boga (Averroes, de Situ orbis, Alfarabi, Liber de causis, que atribuye a Boecio, Séneca, Platón, in Timaeo, Porfirio, Gilberto Porretano, etc.). Entre estos extractos los hay de las siguientes obras de Boecio: de Consolatione philosophiae, de scholastica deciplina (sic), liber divisionum, libri topicorum.

XXIII. CÓRDOBA (Biblioteca del Cabildo).

Pergamino. Códice miscelánea de muy diversas manos, unas del siglo XIII, otras del XV. Contiene fragmentos de Boecio, Liber topicorum et cathegoriae, juntamente con otros escritos dialécticos.

Catálogo de Heine en el Serapeum VII (1846), 200-203.

XXIV. Siglo XV.-(Beer, Handschr).

60. En pergamino.

Manlii Severini Boetii super praedicamentis. Inc.: Expeditis hisque ad praedicamenta Aristotelis.

Ibídem.

Apud Beer, 141.

Códice griego

(XXV. Biblioteca Escurialense, Σ - III- II.)

Folio, en papel de algodón, de 70 hojas.

Códice del siglo XIV. Contiene en los 58 primeros folios la traducción griega del tratado de Boecio sobre la Consolación de la filosofía, con los escolios de Máximo Planudes.

(Miller, Catalogue des manuscrits grecs de la bibliothèque de l'Escurial. París, 1848, p. 99.)

[p. 284] Códices en lenguas vulgares

XXVI. Siglo XV.-(Eguren, Archiv. Ecles.)

Carta dotal de Doña Constanza de Anglesola. 1403. Archivo Histórico Nacional.

-Boeçi en lati ab cubertes vermelles.

-Boeci arromançat (probablemente en catalán) en paper scrit de ma nostra.

Es notable que hubiese dos Boecios en una colección cuyo número total de libros no pasa de 16.

Apud Eguren, Memoria sobre los códices de los archivos eclesiásticos, pág. LXXXIII.

XXVII. (Bib. del Condest. D. Pedro de Port.)

El Condestable Don Pedro de Portugal poseía un Boecio traducido al castellano. Es el número 39 del inventario de sus libros:

«Item un altre libre de forma petita, scrit en pergamins, ab posts de fust cubertes de cuyro vermell empremptades, ab dos gaffets fets a forma de ma, e dos scudets tot dargent, intitulat en la cuberta ab letres vermelles, Boecio de consolación. Scrit en vulgar castellá, e feneix en la penultima pagina ea cierta. Sta reservat en una cuberta de cuyro vermell.»

XXVIII. (Balaguer y Merino, D. Pedro el Cond.)

N.º 84 de la biblioteca del Condestable de Portugal D. Pedro:

«Item un libre de forma menor de full, scrit en pergamí, posts cubertes de cuyro vermell ab armes reals al mig, dos gaffets e dos scudets de leuto ab parxes de seda burella, intitulat en la cuberta Boecius de consolatione in latino, feneix en la penultima carta que presencia deus. Sta reservat en una cuberta de drap burell.»

En el margen se lee: «Tel lo bisbe», es decir, «lo tiene el obispo», seguramente el de Vich, que tuvo prestados o en depósito otros libros del Condestable, según resulta de una carta real de [p. 285] 29 de marzo de 1466 (Arch. de la Corona de Aragón) publicada por el Sr. Balaguer y Merino en su precioso opúsculo D. Pedro el Condestable de Portugal (Gerona, 1881):

«Primo namque restituistis, tradidistis et realiter atque de facto nobis tornastis omnes libros nostros tam de theologia, Strologia, philosophia et poesia quam de istoriis vulgaribus in cathalana, francigena aut portugalensi vel latina aut aliis quibusvis linguis descriptos et continuatos.»

XXIX. Siglo XV.-(Bibliot. del Príncipe de Viana.)

-Un libre de Boece en francés.

Tasado en 3 libras.

XXX. (Milá, Los Trov.)

Boeci de consolació L. N.º 122 del Catálogo de la biblioteca del Rey D. Martín de Aragón.

Existe el original de este inventario en el Archivo de la Corona de Aragón (Reg. 2.326).

Apud Milá y Fontanals, De los Trovadores en España, Barcelona, 1861. 488-91.

XXXI. (Lib del Conde de Benavente.)

«Boecio de Consolación en papel toledano con tablas de papel cubiertas de cuero blanco

N.º 24 del Catálogo de la librería del Conde de Benavente D. Rodrigo Alfonso Pimentel (1440).

No consta en qué lengua estaba, pero probablemente sería en castellano, como casi todos los de esta colección.

Apud Fr. Liciniano Sáez, Demostración histórica del verdadero valor de todas las monedas que corrían en Castilla durante el reynado del señor don Enrique III... (Madrid, 1796. not. XIII, páginas 375-379).

[p. 286] N.º 110 del mismo inventario:

«Un libro de Boaecio (sic) de consolación, en pergamino, con tablas de madera cubierto de cuero colorado.»

XXXII. (Biblioteca Colombina).

Biblioteca Colombina. Además del códice catalán (¡que ahora está en París!) cita Haenel uno castellano, en pergamino, con la signatura z-137-17.

XXXIII. (Lib. Marqués de Santillana).

«El Marqués de Santillana poseía en un hermoso códice folio mayor, vitela, escrito en una sola columna, los cinco libros De Consolatione en lengua toscana.»

Amador de los Ríos, Obras del Marqués de Santillana, 597 .

Este códice es el que hoy lleva en la Biblioteca Nacional la signatura 10.194.

De su curioso frontispicio da idea el adjunto fotograbado. [1]

A pesar de lo que dice Amador, el texto está escrito a dos columnas. Consta de 48 folios útiles, en vitela, con orlas elegantísimas en oro y colores al principio de cada libro.

XXXIV. (Biblioteca de Felipe II).

Boecio. De Consolation, escrito en francés, en folio, en pergamino, encuadernado en cartones y terciopelo carmesí. Tasado en 20 reales.

(Libros de diversas facultades de la testamentaría de Felipe II. Archivo del Palacio Real de Madrid.)

Tomo 68 de Documentos inéditos para la Historia de España, 485 .

Este códice fué uno de los entregados a Hernando de Espejo para la almoneda.

-Boecio, de consolación, en pergamino, de mano, con cubierta de terciopelo azul y dos manos de plata.

Es el n.º 71 del Inventario.

[p. 287] (Biblioteca del Escorial. Catálogo de los libros de su magestad que se hallaron en poder de Serojas a.. de marzo de 1574.)

Documento publicado por Rodolfo Beer.

N.º 77 de la misma lista.

-Otro Boecio, de consolación, en pergamino, con cubierta de terciopelo carmesí.

En francés ambos códices.

Traducción hebrea de un judío español

XXXV. BONPOSCH BOFILL, Azarias.

De Consolatione.

Dice Pérez Bayer en sus adiciones a la Bibliotheca Vetus de N. Antonio, tomo II, lib. X, cap. 16, pág. 355 nota, que poseía un códice del siglo XV, que contenía (traducidas al hebreo por dicho rabino, natural de Barcelona) la obra de Boecio De Consolatione philosophiae, con un copiosísimo comentario; las fábulas de Esopo, la Patología e Higiene de Galeno y algunos libros de Hipócrates. Es de suponer que estas últimas obras estuviesen traducidas del árabe.

Comentarios

XXXVI. CIRUELO, Pedro.-1526.

Cursus quatuor Mathematicarum Artium Liberalium: quas collegit atque correxit magister Petrus Ciruelus Darocensis, Theologus simul et philosophus, 1526. (El escudo que va en la hoja final, sin foliatura, es el de Arnao Guillén de Brocar, y no hay duda que el libro fué impreso en Alcalá.

Esta compilación de tratados matemáticos comprende seis, de los cuales el primero es una paráfrasis de la Aritmética de Boecio hecha por Pedro Ciruelo, con cuestiones previas del mismo, y el sexto los Elementa Musicae de Jacobo Fabro Stapulense (Le Fevre des Étaples), que son un comentario de los de Boecio, con un breve prólogo original del Maestro Ciruelo, en que trata [p. 288] de discernir el puesto que corresponde a la Música en la clasificación de las Ciencias.

En la dedicatoria expone así  Pedro Ciruelo el plan de su enciclopedia matemática:

«Ego itaque omnium hic (en Alcalá) recte philosophantium infimus cogitavi, ut vel modulo meo tam praeclarae Universitati quoquo modo deservirem, si in doctrinas Mathematicas (quas omnes rationes numerorum vocavit beatus Augustinus et theologis necessarias praedicavit) breves introductiones, tum ab aliis, tum et a me aeditas in unum corpus recolligerem emendatissimas, quinque videlicet numero: paraphrases duas de quantitate discreta in opera divi Severini Boetii: quarum alteram in arithmeticam, alteram in musicam eius introducit. Brevia quoque duo compendia de quantitate continua, quasi praegustamenta duarum aliarum scientiarum. Alterum geometriae Euclidis, et alterum perspectivae Alacen. Quinta quoque erit introductio astrologica: quam in sphaericum opusculum olim condideram correspondentem Almagesto Claudii Ptholomei clarissimi: et Almanach perpetuo Zacuti Salmanticensis: cum nostro iudiciario quadripartito ac centilogio. Accipite ergo laeto animo hanc tantae utilitatis aeditionem: quae ad utriusque philosophiae plenam intelligentiam erit munimentum quam iucundissimum.»

a-IV-vto. Ejusdem Petri Cirueli Darocesis Paraphrasis in Arithmetica speculative diui Seuerini Boetii: clarius et certius aedita qua olim a thoma Brauardino.

Cada uno de los tratados lleva signaturas especiales. Al frente del de Música, que es el último, hallamos

Petri Cirueli Darocesis quaestiucula previa in Musicam speculatiuam Divi Seuerini Boetii.

Traducciones

XXXVII. ANÓNIMO.-Siglo XIV.

Poseo un manuscrito en folio, papel, escrito a dos columnas, letra del siglo XV, en 80 hojas.

Principia:

Aqui comiença el libro de boecio seuerino senador de Roma el [p. 289] qual fizo estando preso por mandado de Theodorico rrey de los godos, y es llamado este libro de consolación y fue declarado por un doctor en la santa Theologia que uuo nobre frey nicholau trebet de la orden de los frayles de santo domingo. (Está rúbrica de letra roja, como también las capitales y las rúbricas de capítulos en toda la obra.)

«Yo frey nicolas trebet maestro humilde en la sancta scriptura con reuerencia soy atreuido a declarar el libro de boecio llamado de consolacio por obedescer a madamietos de algunos fayles mys hermanos segund que so tenudo por la professio que fize en la orden de ser obediente a mayores e menores. Los quales por algunas cossas que parescian ser obscuras en el dicho me costriñero devota mete que trabajasse de lo declarar recontando assy la ystoria del rey theodorico de los godos como todas las otras cossas que a la dicha ystoria pertenescen del dicho libro segud que mejor e mas complidamente lo pude recoger de otras ystorias que ley e oy...»

Sigue con la vida de Boecio.

Fol. 3 empieza la traducción:

«Aqui comiença el libro de anicio manlio torquato seuerino boecio romano fuera de consul ordinario patricio de consolación filosofia.»

La glosa va entremezclada con el texto.

Es seguramente la versión a que se refiere el buen condestable Ruy López de Avalos, y por consiguiente ha de ser anterior a la del Canciller Ayala.

Amador de los Ríos (Historia crítica de la literatura española, t. V, pág. 112) cita otro ejemplar de esta versión, existente en el Escorial (h. ij, 16).

Debe advertirse que el Nicolás de Treveth que suena en estos códices, el «famoso maestro Nicolás» de que habla Ruy López en su carta, no es el traductor castellano, sino el autor de la glosa latina que acompaña a esta versión.

Fr. Nicolás de Treveth, o Triveth, era inglés, como puede verse en Fabricio (Bib. med et infimae latinitatis, ed. Mansi, Pádua, 1754, t. V, p. 1333, art. Nicolaus Trivettus). Murió en 1328. Y entre sus numerosas obras figura un comentario In Boethium de Consolatione Philosophiae.

[p. 290] Knust (Reise. S. 814) cita un códice del Escorial en pergamino, fecha de 1425 (f-I-3), que contiene:

Trevethi expositio Boetii, eiusdem Theoderici Gothorum in Italia regis historia pro uberiore captu nonnullorum quae in Boethio videbantur obscura.

-Boecio de Consolación; escrito de mano por capítulos en cinco libros.

Seis hojas que contienen la Tabla de capítulos; otras dos en blanco.

Fol. 1.º (Rúbrica.)

«Aqui comiença el libro de boecio seuerino senador de rroma el qual fizo estando preso por mandado de theodorico rrey de los godos e es llamado este libro de conssolaçion e fue declarado por un doctor en ssanta theologia que ouo nombre fray nicolas trebet de la orden de los frayres de Santo Domingo.

Yo fray nicolás de trebet maestro humilde en la ssanta escriptura en rreverencia sso atreuido a declarar este libro de boecio... recontando assi la ystoria de theodorico rey de los godos como todas las otras cosas que a la dicha ystoria perteneciessen.»

Tiene duplicado el folio 92, arrancados los folios 135 a 139, ambos inclusive, y termina incompleto en el folio 153 con los principios del capítulo IX del libro V.

Letra del siglo XV. A dos columnas. Rúbricas y capitales de rojo.

B. Nacional. Este códice procede de la del Conde de Haro, fundada en 1455.

Vid. Paz y Melia (D. Antonio), Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, julio de 1902, p. 53.

XXXVIII. LÓPEZ DE AYALA, Pedro.-Siglo XIV.

Hablando del Gran Canciller dice Fernán Pérez de Guzmán en su libro de las Generaciones y Semblanzas (capítulo VII):

«Por causa dél son conoscidos algunos libros en Castilla que antes no lo eran, ansi como el Tito Livio, que es la más noble Historia Romana; las Caidas de los Príncipes; los Morales de San Gregorio; el Isidoro de Summo Bono; el Boecio; la Historia de Troya.»

[p. 291] De estas palabras se infiere que Pero López de Ayala hizo o mandó hacer una traducción castellana de Boecio. Pero ¿cuál es ésta entre las dos que de aquel tiempo nos quedan? Amador de los Ríos, en su estudio sobre la biblioteca del Marqués de Santillana (Obras de Don Iñigo López de Mendoza, 597), se inclina a atribuirle la que poseía aquel magnate, y se conserva entre los restos de su insigne librería.

«Traducción castellana hecha verso a verso, con el siguiente título: Libro de la consolaçion natural de Boeçio romano: e comiença una carta de Ruy Lopez de Ávalos al que lo romanço.

Como se advierte por estas palabras, debió hacerse esta versión antes de la caída del buen Condestable, o acaso durante el tiempo de su privanza con don Enrique III, tiempo en que tanta protección hallaron en él las letras y sus cultivadores. Según se nota en la citada carta, exigió Ruy López Dávalos al traductor que le conservase el texto desembarazado de las notas con que los doctos abrumaban el libro de Boecio, lo cual verificó, poniendo las glosas a las márgenes y al pie de la traducción. Es posible que el Marqués adquiriese este apreciable Ms. en el secuestro de los bienes del buen Condestable decretado en 1423, si antes no le facilitó aquel desgraciado magnate alguna copia. El libro De Consolatione se leía en lengua castellana ya desde el siglo XIII (?); y como Ruy López Dédalos menciona esta versión en su carta, y consta que el gran canciller don Pero López de Ayala romanzó el Boecio, no falta razón para suponer que esta es la traducción de Ayala, la cual se ha sospechado perdida. Así lo persuade también el lenguaje respetuoso que usa el favorito de Enrique III diciendo: «Pensé con singular afection rogar a vos que trabajásedes en traer a nuestra lengua vulgar la Consolacion del Santo doctor Severino, que por nombre propio es clamado Boecio... etc.» El códice a que nos referimos tiene la marca Plut. V. lit. N. núm. 29 ant. en la biblioteca de Osuna, y lo citó don Íñigo López de Mendoza, cuarto duque del Infantado, en su Memorial de cosas notables.»

En la Historia de la literatura española (tomo V, 112) añade:

«Conveniente parece observar que (esta traducción) es muy distinta de otra hecha anteriormente, de la cual decía el condestable López Dáva.los: «Como quier que yo he leydo este libro [p. 292] romanzado por el famoso maestro Nicolás, non es de my entendido ansy como queria: et creo que sea esto por falta de ingenio, e aun pienso faserme algun estorbo estar mezclado el texto con glosas, lo qual me trae una gran escuridat.»

El códice mencionado por Amador de los Ríos tiene ahora en la Biblioteca Nacional el núm. 10.220. La carta de Ruy López Dávalos dice así:

«Muchas vezes pienso, o mi verdadero amigo, quan gran don es otorgado a los enseñados de la sabiduría. E no solamente a aquellos mas aun a los deseantes della. E yo disciplo pequeño de los que dessean saber, venido novicio al estudio, soy encendido a dessear el socorro de aquellos que ante destos nuestros tiempos en las Ciencias fueron conplidos, de cuya doctrina no solo a mi, mas a los que mucho saben grande pro et claridat se siguen. Por esto pensé con singular affection rogar a vos que trabaiasades en traer a nuestra lengua vulgar la consolación del Sancto doctor Severino que por su nombre propio es llamado Boecio, el qual yo creo aver declarado cosas de muy grande provecho. E como quier que yo he leydo este libro romanceado por el ffamoso maestro Nicolas, no es de mi entendido ansi como queria. E creo que sea esto por falta de mi ingenio. Y aun pienso fazerme algun estorvo estar mesclados el texto con glosas, lo qual me trae una grand escuridat. E abria en especial gracia me fuesse por vos declarado en tal manera que mejor lo podiesse entender, guardando las palabras con que el actor se rrasona, señalando en la margen lo que vuestro ingenio podiere para que yo syn compañero el texto pueda entender. E fasiendolo ansi rescebire de vos el mayor beneficio que un amigo de otro puede rescebir, porque las cosas tocantes al saber mayores son que todas las otras del mundo. Ansy lo dixo el monarcha de la sabiduria, que maior es la scientia que toda riqueza, e alguna joya no se egualará con ella. Mas si mi flaca razon no da logar a saber tanto como pido, y a vuestro trabajo no conseguirie el fructo que meresce, podrés muy bien desir que no quedó por vos de enseñar... commo respondio Platon al rey Rofusta quando era maestro de su hijo. Ansy, mi buen amigo, fasiendo aquesto por mi tanto rrogado, podrés aver gloria de bien enseñar, e a mi queda del cargo del poco aprender.»

[p. 293] Acabosse esta carta e comiença otra en su respuesta.

«Si alguna, virtuoso caballero señor mio, es la differencia entre rogar e mandar de los amigos, por cierto non la siento. Que si vuestras palabras conmigo oviessen logar de ruego, como pidaes lo que no puedo bien conplir, seyendo negado abriades muy justa respuesta, membrandovos aquello que dise Seneca en el libro de los beneficios: que no haber dado la cosa es mucho menos grave que haberla dado mal. Mas como al mandado vuestro no pueda yo rrefuyr, postpuesta mi inhabilidat, acordé seguir lo que mandastes, e queriendo llegar a la obra manifestabasse a mi mayor difficultad de lo acabar, tanto que ya dexaba de mirar al su comienço. E segun escrive Dante fingiendo los espantos de la entrada infernal, «ansy como aquel que desquiere lo que quiere e por nuevo pensamiento trueca lo propuesto, ansy que del començamiento todo se quita», tal me sentía yo en esto que propusiera. Empero la obediencia que mucho me apremiaba, fazia dubdoso mi corazón. E commo dize Terencio: «quando el coraçon está en dubda, con poco movimiento es lançado acá e allá», fuy determinado a seguir la parte mas grave, por aquella doctrina de Tullio en las obras virtuosas, donde muestra que si alguna ves nos troxiere la nescessidat a aquellas cosas que no son de nuestro ingenio, es de poner todo cuydado pensamiento e diligencia porque si no las podieremos fazer fermosamente, a lo menos las fagamos lo menos feo que podieremos. Por tanto, señor, si no acabare esso que mandaes, bastame remidar a ello para ser quitado de culpa, y aunque no a vuestro desseo satisfaré a vuestro mandato. Semeiando a los niños que cotdiciando executar todo lo que les mandan, tambien lo imposible, con la usada obediencia descubren la inocente simpleza que faze a su intención no solo sin culpa mas aun merescedora de gradescimiento. E commo quier que al comienço de toda translaçion se deva anteponer algo para meior entender la cosa de que se tracta, paresceme sobrado faserlo yo aquí, porque vos, señor, habiendo leydo assas aquesta obra habrés mejor sabido la intención de su actor. E para sentir mas puro el dulçor de sus rrasones, pues deseaes gostar syn mescla el sabor de su fablar, commo sea muchas vezes que por la diversidat de las lenguas se fallen algunas palabras que no son mudables sin gran daño suyo, contesciendoles como a las [p. 294] plantas nascidas en un escogido logar que mudadas a otro pierden lo mas de su fuerça y aun a veses se secan: donde tal diccion fallare, quedará en su proprio vocablo o se trocará por el más cercano que en nuestro vulgar yo fallare, poniendo de fuera otros en su favor que al poder mio sostengan su misma fuerça. E donde se tracta de fiction o ystoria que no sea muy usada, reduzirsela ha brevemente no para vuestra enseñanza. Ca aviando vos grande noticia de muchas leturas mejor podés dezirlo que inclinar vos a lo oyr. Mas servirá a vuestra memoria que instruyda de cosas diversas, seyendo de algo olvidada menbrarseleha mas de ligero. E fallando alguna razon que paresca dubdosa en sentencia, serale puesta adicion de las que el nombrado maestro en su letura ha declarado solo tocante a la letra. E porque los titulos son claridad a la via del proceder, y no se entreponga al texto cosa agena, en comienço de cada libro se forma una relación o argumento que señale algo de lo contenido en sus versos e prosas. Agora con la voluntad del guiador soberano, vengamos al siguiente argumento, que es de la intención de aqueste libro primero.»

Códice del siglo XV en papel, 150 folios útiles.

-Otro códice, al parecer más antiguo, de la misma traducción, precedida de las dos cartas, se halla en la Biblioteca Nacional (Ff. 155 antiguo, 9.897 moderno) procedente de la de don Fernando José de Velasco, cuyo sello tiene al fin. Consta de 95 folios útiles en papel.

Lleva esta nota en la primera página:

«En la villa de Cazorla a 11 dias del mes de Diciembre de 1539 años, yo el Maestro D. Geronimo de Medrano por comision del Sr. Comisario del Santo Officio desta dicha villa corregí este libro segun el expurgatorio del Sr. Cardenal Zapata. El Maestro Medrano.»

Inc.: Libro de la consolacion natural de boecio rromano. E comiença una carta de rruy lopes de (sic) davalos al que lo rromanço.

-Otro códice de la misma traducción, falto de las cartas de Ruy López Dávalos y del traductor se halla en la misma Biblioteca (número 174 actual, A-136 del índice antiguo). Es en 8.º menor y consta de 183 hojas útiles interfoliadas de papel y [p. 295] vitela. El texto de Boecio acaba en la 160, llenando lo restante del volumen un índice de los Morales de San Gregorio.

Vol. I. Inc.

«In nomine domini nostri Jesu Christi. Aquí comiença el libro de la consolación natural de Anicio manlio torquato Severino boecio, romano, extra consul ordinario, patricio.»

El autor de esta traducción, sea Ayala o cualquier otro, traslada los versos en prosa, pero conserva la división en líneas tal como están en el original.

XXXIX. SAPLANA, Fr. Pedro.-Siglo XIV (antes de 1375, fecha en que murió el Infante de Mallorca, a quien está dedicado el libro).

Es el verdadero autor de la traducción catalana de los libros De Consolatione dedicada al Infante de Mallorca D. Jayme, la cual se ha venido atribuyendo a Fr. Antonio de Ginebreda, que fué meramente el que la adicionó. Débese el descubrimiento del autor verdadero al Padre Fr. Jaime Villanueva (Viaje literario a las Iglesias de España, XVIII, 206) refiriéndose a un códice de Montserrat cuyo actual paradero ignoramos. Dice así, después de haber descrito el códice de Barcelona:

«He hallado en la biblioteca de aquel monasterio otro códice igual aun en la antigüedad al que acabo de describir, con la misma dedicatoria a la letra; mas al principio de ella se lee este epígrafe:

«Prolech de frare Pere Saplana, del orde de Preycadors, conventual de Terragona, qui esplana aquest libre de latí en romanç, segons lo coment é glosa de Sent Tomas: lo qual tremis al Infant en Jacme, fill del Rey de Mallorca, lo qual Infant era desheretat é tingut pres en la ciutat de Barchalona per lo molt alt Senyor Rey en Pere d'Aragó.»

Esto solo destruye cuanto se ha dicho atribuyendo esta versión a Genebreda, y nos deja en no poca duda, puesto que tanta fe merece un códice como otro. Una cosa me ocurre y es que los libros de Consolatione serán traducidos por Saplana y la dedicatoria tambien obra suya; no teniendo Genebreda otra parte en ello que la versión del proemio en que Boecio compendió la historia de Teodorico, Rey de los Godos. Muéveme a pensar esto [p. 296] el ver que en el epígrafe de dicho proemio se dice expresamente que fué arromançat per frase Anthoni de Genebreda: nota que parecía superflua si hubiese traducido toda la obra. Esta misma nota pudo engañar al que tradujo esta obra catalana al castellano, y la imprimió en 1491 y 1511, atribuyendo toda la versión a quien no tenía sino esta pequeña parte en ella. Quede esto así hasta que Dios nos depare más.»

El otro códice descrito por el P. Villanueva estaba en su tiempo en la biblioteca de los Dominicos de Barcelona, y está hoy en la provincial y universitaria de aquella ciudad. Es el que ha servido de texto para la edición de Aguiló, que citaré en seguida. Es del siglo XV, en papel a dos columnas. Todos los bibliógrafos anteriores al P. Villanueva (Nicolás Antonio, Echard, Pérez Bayer) se habían equivocado en suponer que la traducción llamada de Ginebreda había sido primitivamente castellana.

Un tercer manuscrito de esta traducción, robado hacia 1885 de la Biblioteca Colombina de Sevilla, [1] fué adquirido por la Nacional de París, y figura hoy con el núm. 638 en el Supplément au Catalogue des manuscrits espagnols de la Bibliothèque Nationale (París, 1892, pág. 353), que lo describe así:

«Traducción catalana de la Consolación de la Filosofía de Boecio.»

Inc.: «Per ço que lo libre seguent, lo qual feu lo glorios doctor Boeci, sia mils entes...»

Faltan a este manuscrito cinco hojas (aunque la foliación actual está seguida), y además, el folio 111 está colocado después del 119.

Además está incompleto al fin. El texto termina con estas palabras del libro V:

«Empero per le nostra vista nos muda lur condicio naturall. Tot axi le sciencia divinall no mude ne torbe les condicions de les coses que sap per be que sian denant el present ans...»

Papel. 119 hojas. Siglo XV.

Del códice de Barcelona procede la siguiente edición, cuyo título entresacamos de las cubiertas, por no tener portada ni [p. 297] preliminares aún, como todos los demás volúmenes de la preciosa colección de que forma parte:

«Llibre de Consolació de Philosophia, transladat en romanç catalanesch é endreçat a l'alt Infant En Jacme de Malorcha...

Barcelona. Llibreria d'Alvar Verdaguer... Any MCCCLXXVII.»

(En la Biblioteca Catalana de les mes principals y eletes obres en nostra llengua materna, escrites axi en est Principat com en los antichs realmes de Mallorca y Valencia, fetes estampar ab gran esment per amadors de les lletres de la terra.)

8.º, 328 págs. El Boecio (incluyendo la Taula) llega hasta la página 273. Luego se leen otros tratados morales que no tienen relación alguna con éste.

-Libre de Consolacio de Philosophia, lo qual feu en latí lo glorios doctor Boeci, transladat en romanç catalanesch, seguint la exposicio del beneuyrat doctor Sent Thomas Daqui, e endreçat a lalt infant en Jacme de Malorcha.

«Molt alt e poderos e carament amable senyor infant en Jacme de Malorcha: yo servidor vostre desijant que pogues esser present ab vos per ço queus consolas en vostres tribulacions, la qual cosa no mes leguda, em pensat que en absencia vos servescha per honesta scriptura en la qual vos puxats consolar. On pensant mi en aquesta cosa, ço es, quina scriptura vos poria trametre, vench me a les mans lo scrit lo qual Sent Thomas Daqui del orde dels preycadors, doctor molt excellent, cosi vostre, la doctrina del qual es molt comuna e sens tota error, feu sobre lo libre de Boeci de Consolacio, en lo qual quant hagui legit viu manifestament que era obra couinent per a vos, senyor, e per a tota persona que en semblant tribulacio sia; e fuy molt induit a transladar lo dit libre en romanç catalanesch per alscunes nobles persones de Cathalunya que han del vostro dampnatge gran desplaer, que sabien la condicio del dit libre, e conexien que seria a gran consolacio de vos, senyor, per que volgren e desijauen que jol transladas: les voluntats dels quals axi com la vostra mateixa, senyor, es a mi e deu esser a tot frayre preycador manament. On per les dites rahons mogut he transladat lo dit libre seguint la exposicio del dit beneuyrat doctor ab gran affany; car lo dit Boeci posa lo dit libre molt scurament e ab latins fort stranys e ab rahons totes [p. 298] philosoficals. Empero, senyor, lo dit affany es stat a mi consolacio per amor vostra quant me pensaua que aci poriets consolar vos mateix, axi com lo dit Boeci. Per que, senyor, supplich humilment a la vostra altea que vullats legir e entendre e saber lo dit libre, car aqui porets conexer manifestament lo departiment qui es entre los bens vertaders e los monsonaguers, e als quals devets endreçar lo vostro coratge, e en quina manera ne deuets usar; e porets saber moltes coses les quals son couinents de esser sabudes per tota nobla persona. E seriem semblant, senyor, que vos qui sabets be la art de trobar vos occupassets en lo dit libre de fer lo en rimes, per ço que fos pus plasent de legir e que mils ne passassets vostre temps. E placia, senyor, a la vostra altea que prengats aquest petit servey del vostre servent, lo qual se comana humilment en gracia vostra, e prega per vos Ihesuchrist queus do endreçament a tots vostres affers, e finalment si mateix ab clara conexença.»

Aci comença lo prolech del libre appellat Boeci de Consolacio, en lo qual proemi se conte la istoria de Theodorich rey dels Gots, lo qual fo arromançat per frare Anthoni Genebreda de la orde dels Frares Preycadors.

«Per ço que lo libre seguent, lo qual feu lo glorios doctor Boeci, sia mils entes com la major raho quel hom ha de planyer sa miseria es com sens colp ha hom tribulacio, per tal cove posar aci la istoria de Theodorich rey dels Gots, lo qual per la sua gran iniquitat feu metre en preso e puys ociure aquest doctor.»

«E per ço deuets saber, que segons que recita Freculphus bisbe de Lexouia en lo cinque libre de les sues estories...»

La exposición de Santo Tomás va mezclada con el texto de Boecio. Los versos están traducidos en prosa como todo lo demás.

Esta traducción tiene grande importancia como texto de lengua catalana en su mejor tiempo.

-En un códice del monasterio de Ripoll (hoy del Archivo general del Reino de Aragón), que lleva el título de Vida y milagros de Santos, núm. 113, fol. 141 y siguientes, hay un fragmento del libro I de esta traducción, que fué impreso en la Colección de Documentos inéditos del Archivo general de la Corona de Aragón, publicada de Real orden por su Cronista D. Próspero de Bofarull [p. 299] y Mascaró. Tomo XIII (Barcelona, 1857, Documentos literarios en antigua lengua catalana, siglos XIV y XV, páginas 395-413). Era lo único que de esta versión se conocía antes del correctísimo texto publicado por Aguiló. Pero conviene advertir que en los Documentos Inéditos nada se dice acerca del traductor ni de la procedencia de la versión, lo cual debe tenerse presente para no creerla distinta.

XL. LIBRERÍA DE D.a MARÍA DE ARAGÓN.

Núm. 34 del inventario de los libros de la reina doña María de Aragón, mujer de Alfonso V (1458).

Item vn altre libre appellat Boeci de contemplacio (sic, por de consolacio) en romanç scrit en pregamins ab posts cubertes ab aluda vermella, ab dos gafets dargent daurats que comença: Al molt alt e molt rreduptable princep & e feneix ab rubrica vermella: Açi feneix lo libre ...

Sería probablemente la traducción vulgarmente llamada de Ginebreda.

Núm. 63.

-Item un altre libre appellat Boeci de consolacio scrit en paper a corondells ab cubertes engrutades ab aluda vermella; comença: Al molt alt, poderos e carament amable... e feneix en xxxxiij cartes a nostre senyor Deu axi con aquell.

Al parecer, era traducción diversa de la anterior.

XLI. TRADUCCIÓN CASTELLANA ANÓNIMA.-1430.

Ms. 10.193 de la Biblioteca Nacional (fol. 35 del índice antiguo).

Comienza con un índice de capítulos:

«En el primero capitulo se contiene quien fue Boecio e porque e por quien fue perseguido e donde fue encarcerado e porque fizo él aqueste libro e por qual rrason ha nonbre de consolacion. En el començamiento de aqueste capitulo es la estoria Malli torcat...»

Consta de 83 folios numerados, el último en blanco. Al fin [p. 300] del 82 se halla esta nota que no sabemos si alude al traductor o al copista:

«Este libro fizo Pedro de Valladolid criado del señor Rey de Navarra e oficial suyo de pararle su tabla en que comiese e las cortinas en que oya missa, e fisolo en la villa de alcannis en el año de mili e quatroçientos e treynta e seys años en el mes de Setienbre ha veynte e un día andados, e este dicho dia era san lucas evangelista e habia de descendir el señor rey ha oyr missa a la yglesia mayor por la dicha fiesta e por los grandes aferes que ovo no descendio e oyo missa en el castillo do posaba.»

Esta traducción es diversa de la hecha a instancias de Ruy López Dávalos y de la que lleva la glosa de Fr. Nicolás Treveth. En cambio parece tener relaciones bastante estrechas con la catalana de Fr. Pedro Saplana. A lo menos he advertido en ella bastantes catalanismos.

XLII. TRADUCCIÓN ANÓNIMA DEL SIGLO XV, HECHA SOBRE LA CATALANA QUE LLEVA EL NOMBRE DE FR. ANTONIO DE GINEBREDA.-1488, Tolosa de Francia.

(Portada.)

Boeçio de consolacio tornado de latin en | Rromançe por el muy Rreueredo padre fray | Anto ginebreda Maestro en la sata The | ologia de la orde | de los pedricadores de bar | çelona.

En la hoja siguiente comienza el Prohemio que, con la tabla de los cinco libros, ocupa ocho hojas. A la vuelta de esta última, que es la novena del libro, hay un grabado en madera que representa al autor ofreciendo su libro a un monarca sentado en su trono (Vid. la lámina adjunta). [1] Debajo de las figuras del rey y del filósofo se leen estas dos leyendas:

Alto principe excelente
Rey poderoso Señor
Tomad pequeño presente
De pequeño seruidor.
De vos doctor muy prudente
Muy sotil muy inuentor
Quiero muy de buenamente
Recebille con amor.
[p. 301] El texto de la obra De Consolatione termina en el folio 74 vuelto, con esta suscripción final:

Aqui feneçe el libro de consolaci | on de Boeçio | el qual fue ynpresso | en Tolosa de francia | por maestro | Enrrique mayer aliman | e acabo | se a quatro dias del mes de Jul | lio. Año del nascimiento de nro se | ñor ihu Xpo | de Mill | e quatroçientos | et ochenta | e ocho años.

Fol. Let. gót. A dos columnas. Sin reclamos, pero con foliatura romana, y signaturas. Las nueve primeras hojas no están foliadas, y su signatura es continuación de la del texto. Los folios están equivocados, pues pasa del 1 al 3 y pone XV en vez de XIII.

Tiene, en todo, 83 hojas de papel fuerte.

Salvá, al describir su ejemplar (núm. 3.854 de su Catálogo), dice que ni Pánzer, ni La Serna Santander, ni Pellicer, ni Brunet, ni Méndez conocieron esta edición, que es muy importante porque resuelve la controversia sobre los libros impresos por Meyer, que evidentemente pertenecen a la ciudad de Tolosa de Francia, y no a la modesta villa guipuzcoana del mismo nombre, la cual ni entonces ni mucho después tuvo imprenta.

Pero la verdad es que en las copiosas adiciones que lleva la segunda edición de la Tipografía del P. Méndez, hecha en 1861 por Dionisio Hidalgo, y de la cual sistemáticamente prescinde Salvá, se encuentra perfecta y menudamente descrito (por el Sr. Sancho Rayón) el ejemplar de la Biblioteca del Ministerio de Fomento, que había pertenecido antes a D. Jacobo M.a de Parga. Este hermoso ejemplar se guarda hoy en la Biblioteca Nacional, donde también se conserva otro procedente de la de D. Agustín Durán, pero menos estimable por carecer de portada y primer folio, y también de la última hoja de tabla, a cuyo respaldo está el grabado.

XLIII. TRADUCCIÓN ANÓNIMA HECHA SOBRE LA CATALANA DE FR. ANTONIO DE GINEBREDA.-1493.

Es muy dudosa la existencia de esta edición que sólo trae Hain en su Repertorium Bibliographicum, tomo I, pág. 642, en estos términos:

Boethius de consolatione Philosophie hispanice versus ab Antonio de Ginebreda Barcinonensi ex Ordin. Praedicat. 1493. Fol.

[p. 302] XLIV. TRADUCCIÓN CASTELLANA ANÓNIMA HECHA SOBRE LA CATALANA QUE LLEVA EL NOMBRE DE FR. ANTONIO DE GINEBREDA.-Sevilla, 1497.

De Consolatione.

Boecio de cosolacion e vergel de consolación.

(Esta portada en grandes letras monacales.)

(Colof. Acabada y enprimida la presente obra | del Boecio e la muy noble et muy leal cib | dad de Seuilla por Meynardo Vngut | aleman: et Lançalao polono copañeros | a diez y ocho dias del mes de Hebrero de | Mill. ccccxcvij años.

Fol. Gót. A dos columnas. Sin reclamos ni foliación. Con signaturas (a-g 4).

Inc.: «Comiença el libro de | Boecio: de la, consolacio philosofical.»

«Porque el libro de Boecio de consolacion es muy necessario a recrear los ommes que son en tribolacion: e a exercitarlos en devoción: e a entender la alteza de los secretos divinales. Por tanto algunos han fecho todo su poderio de romanzar el dicho libro, a instruction de los que no saben sciencia, e entre los otros ovo uno el qual lo enderesza al Infante de Mallorca.»

«E por quanto en la dicha exposicion havia algunos desfallimientos: especialmente porque el dicho exponedor dexó del quinto libro la quarta e la quinta prosa: et el tercero e quarto metros. E eso mesmo por quanto en el començamiento del dicho libro no fuesse la estoria de Theodoric, ni la persecución de Boecio, ni el titulo del dicho libro...

«Por ende En Bernat Juán Doncel, habitador de la cibdad de Valencia: rogó a mí Fr. Antonio de Ginebreda, de la órden de los Predicadores de Barcelona, que por quanto él avia grand affection de aver la dicha obra complida: que yo quisiese suplir los dichos desfallimientos: porque obra tan solene no remaniese imperfecta.

E yo queriendo obedeçer a sus rogarias: e porque la dicha obra fuese en la perfection escogida e debida, segund la flaqueza del mi engenio, he suplido segund que pude los dichos desfallimientos, rogando a aquellos que la dicha obra leerán: que si cosa [p. 303] fallaren de desfallimiento en ella que benignamente lo quieran corregir e pensar. Cá los ommes son desfallientes...»

Traducción en prosa.

Precede al libro la Tabla.

Describe esta edición el P. Méndez con presencia de un ejemplar de la librería de D. Fernando José de Velasco, y la citan, con menos pormenores, Diosdado Caballero (núm. 99), La Serna Santander (núm. 319) y Pellicer en el Ensayo de una biblioteca de traductores. El ejemplar de la Biblioteca Nacional (fondo antiguo) carece de portada.

El Vergel de Consolación, obra enteramente ajena a Boecio y que parece ser del dominico Fr. Jacobo de Benavente (siglo XIV), tiene un segundo colofón que dice así:

Acabada y imprimída fue la presente | obra del Vergel de Consolacio: en la muy | noble et muy leal Cibdad de Seuilla por | Meynardo ungut aleman: et Stanislao | Polono copañeros a xxj dias del mes de | Hebrero de mill cccc. xcvij años.

XLV. VERSIÓN ANÓNIMA HECHA SOBRE LA CATALANA QUE LLEVA EL NOMBRE DE GINEBREDA.

4.a edición.-Sevilla, 1499.

Boecio de cosolacion. et

Vergel de consolacion.

Nada más que esto contiene la portada grabada en madera, con grandes letras monacales. La página del dorso está en blanco. En la sign. aij se halla el Prólogo, y a continuación de él varias noticias, para inteligencia del libro, y una tabla de las prosas y metros en que está dividido. Estos principios llegan hasta la hoja 7 de la signatura a, al fin de la columna primera.

En el reverso de la cuarta hoja de la signatura gl (cuya segunda columna queda en blanco), consta la suscripción final en esta forma:

«Acabada y emprimida la presente obra del Boecio e la muy noble et muy leal cibdad de Seuilla por Meynardo vngut aleman: et Lançalao polono copañeros a quatorze dias del mes de Octubre de Mill. ccccxcix. años.»

[p. 304] Fól. Gót. Sin foliatura. Signaturas a-g, todas de 8 hojas, menos la f que es de 6 y la g de 4. A dos columnas, de a 45 líneas cada una. Sin reclamos: pocas abreviaturas. Va unido casi siempre al Vergel de consolacion, que tiene foliatura (44 bs.), signaturas distintas A-E y colofón propio, que dice así:

Acabada e imprimida fue la presente | obra del Vergel de consolacio: en la muy | noble   muy leal cibdad de Seuilla por | Meynardo vngut aleman: z Stanislao | polono copayeros: a espesa de guido d'la- | vezaris z jua de porras z lazaro de gaza- | nis mercaderos copañeros. a xxiiij dias | d'l mes de Octubrè demill. cccc. xcix años. Sigue en hoja suelta la tabla del Vergel: la vuelta en blanco.

Ejemplar que fué de Salvá (núm. 3.855 de su Catálogo) y luego de Heredia.

Otro ejemplar de la Biblioteca del Ministerio de Fomento, procedente de la de Mr. Ternaux Compans, cuyas iniciales y armas tiene esculpidas en las tapas, pertenece hoy a la Biblioteca Nacional.

XLVI. TRADUCCIÓN ANÓNIMA FUNDADA EN LA CATALANA DE GINEBREDA.-Sevilla, 1511.

Boecio de consolacion y Uergel de consolacion, en Romance.

A la vuelta de la portada se halla el Prólogo, al cual siguen la La hystoria de Theodoric, los siete nombres de Boecio, y la Tabla. Comienza la obra en el reverso del fólio 5.º y concluye a la vuelta del 13.

El Vergel tiene distinta paginación, y llena otros 29 folios.

Colof. Acabada y empmida fue la psente obra del Boecio: e Uergel de (sic) cosolacion por Jua Varela de Salamaca: vezino de Seuilla a. xv. dias de Octubre: año d' mill z. d. xj. años.

Fól. Gót. 42 hojas, inclusos portada y preliminares para el Boecio, y 29 para el Vergel.

La edición de este Boecio que D. Vicente de los Ríos, en sus Memorias de la vida y escritos de D. Esteban Manuel de Villegas, cita como de Sevilla, 1611 (sin duda, por errata tipográfica) es seguramente ésta de 1511, que es muy probable que fuese también la última, puesto que la publicación de la de Fr. Alberto de [p. 305] Aguayo en 1521, hizo caer en olvido la vetusta, ruda y no directa versión que lleva el nombre de Ginebreda.

XLVII. AGUAYO, Fr. Alberto de.-1518.-Sevilla.

Libro de boecio severino inti- | tulado dela cosolacion dela | philosophia: agora nue- | uamente traduzido de | lati en castellano por | estilo nuca ante vi | sto e España. va | el metro e co- | plas y la pro | sa por me- | dida.

(Frontis grabado que representa a un maestro explicando en clase a sus discípulos, sentados en bancos a uno y otro lado de la cátedra, salvo uno que está en medio. Puede verse reproducido este grabadito en Salvá n.º 467.)

A la Vuelta.

Prologo. Comiença el libro d' boecio seuerino cauallero y senador romano intitulado dela cosolacio natural: traducido d' latin en castellano por fray alberto de aguayo frayle dela orde de los predicadores, dirigido al illustre z muy magnifico señor el señor don juan tellez giron conde de vreña: señor de peñafiel &.

A la vuelta del folio 68:

«Fin del quinto z ultimo libro de boecio seuerino cauallero y senador romano dela cosolacion natural, deo gratias. Anno domini vniversalis redeptoris. M. d. xvj, xx iulij etatis mee. xlvij.

EL INTÉRPRETE AL LIBRO
Pues estas ya trasladado
O boecio seuerino
Corre toma tu camino
Mira no pierdas el tino
Ve do estas ya dedicado
y si fueres preguntado
por carta palabra o seña
a do vas encaminado
di que a ser examinado
del señor conde de ureña.

Fue impreso el psente libro de boecio seuerino por Jacobo croberger aleman en la muy noble y opuletissima cibdad de Seuilla: en el mes de junio . Año del señor de. M. D. xviij.

4.º gót. 68 pp. dobles inclusa la portada.

[p. 306] El artificio, asaz fastidioso, que el autor de esta traducción, por otra parte fiel y elegante, llama medida de la prosa, consiste en que toda ella puede dividirse en versos octosílabos, aunque el autor no marca la división, v. g.

«Estando en esta congoxa-pensando de escribir-mis tristes quexas llorando-ví que estaba vna mujer-encima de mi cabeza-de muy reverendo gesto-los ojos muy encendidos-y en mirar tan virtuosos-que veia mucho más-que comunmente ninguno-de cuantos viven alcance.»

No sé si había reparado en esta circunstancia (que no hubiera podido menos de desazonar su acreditado buen gusto), Juan de Valdés, que en el Diálogo de la lengua (edición de Usoz, pág. 176) elogia esta traducción como una de las mejores que en castellano había hasta su tiempo. Las palabras son estas:

«Cuanto a la prosa digo: que de los que han romanzado, hé leído poco: porque corno entiendo el Latín, i el Italiano; no curo de ir al Romance. D 'eso poco que he leido, me pareze haber visto dos librillos, [1] que me contentan, así en el estilo, el cual tengo por puro Castellano; como en el exprimir mui gentilmente, i por muy propios vocablos castellanos, lo que hallaban escrito en latín. El uno d' estos es Boezio, de consolazión: i porque hai dos traduziones, [2] parád mientes, que la que yo os alabo, es una que tiene el metro en metro, i la prosa en prosa, i está dirijido al conde de Ureña.

Martio. ¿Cómo se llama el autor?

Valdés. No me acuerdo, por mi fé,

pero seos dezir, que a mi ver, era hombre de vivo ingenio, y claro juizio.»

También Ambrosio de Morales en el Discurso sobre la lengua castellana que antepuso en 1535 a las obras de su tío el Maestro Hernán Pérez de Oliva, habla con especial aprecio de esta traducción.

«Mas ha de cinquenta años que se imprimieron en Castellano los libros de Boecio Severino del Consuelo de la Philosophia en [p. 307] un tan buen estilo, que qualquiera que tuviere buen voto, juzgará cómo estava mejor en nuestra lengua que en la Latina.»

El parecer de tan calificados jueces indica ya las ventajas que esta traducción hecha en siglo de mayor cultura lleva a las de la Edad Media, de las cuales dice el P. Aguayo que

«No fué tan maltratado Boecio de sus enemigos, quanto su libro de sus intérpretes.»

Tan satisfecho estaba el P. Aguayo de su nuevo sistema de prosa medida, que puso en esta forma hasta la dedicatoria al Conde de Ureña:

«Como las inclinaciones-e cuidados de los hombres-muy magnifico Señor,-sean muy diferenciados,-en mano de cada uno-está el exercicio e obras-en que quisiere ocuparse...»

Otras obras se compusieron después con el mismo artificio, siendo la más importante la Suma de Philosophia Natural de Alonso de Fuentes (Sevilla, por Juan de León, 1547), diálogo entre un italiano y un andaluz, el primero de los cuales, Etrusco, habla siempre en endecasílabos, y el otro, Vandalio, en octosílabos.

Pellicer (Biblioteca de traductores, 5), menciona también un extravagante libro en dos tomos en folio, de D. Fernando Matute y Acevedo, impreso en Nápoles, 1632, por Lázaro Scorigio, donde todo está en versos de romance, hasta la portada: «El triunfo del desengaño-contra el engaño y astucia-de las edades del mundo-para todas profesiones-y para todos estados,-compuesto en esta ocasión-de ausencia y de ociosidad-por Don Fernando Matute-consultor de los Virreyes,-Protector del Patrimonio-en el Reyno de Sicilia,-que va dirigido a Job-como a ejemplar de paciencia,-y padre del desengaño...

Los versos en que el P. Aguayo traduce los metros de Boecio pertenecen al género de los antiguos Cancioneros y no se recomiendan ni por la fidelidad de la traducción ni por la fluidez del estilo, como puede verse en las siguientes muestras:

METRO III DE LA PROSA V
¿Quién puso diversidad
Entre dos cosas probadas,
Que siendo entramas verdad,
Providencia y libertad
Rehuyan de ser juntadas?
O no tienen diferencia,
[p. 308] Que bien se pueden juntar;
Mas nuestra pequeña sciencia,
Nuestra flaca experiencia,
No las sabe conchavar.
   ¿Qué ansias tan desmedidas
Nos fuerzan a estudiar
Las verdades ascondidas?
Si las tenemos sabidas
¿Qué queremos más mirar?
    Mas si esto que queremos
Y procuramos saber,
De cierto no lo sabemos,
Yo no sé cómo podemos
Desear sin conocer.
    Pues aquel que anda a buscar
La verdad sin conocella
¿Cómo la podrá hallar?
¿Qué sabrá, dó suele estar,
Ni, si la topa, si es ella?
   ¿O si en tanto quanto vimos
Aquella luz divinal,
Todas las ciencias sopimos,
Aunque despues las perdimos
En la carcer corporal?
    Vimos en aquel estado
La suma con lo menudo:
Lo menudo se ha olvidado:
Háse la suma pegado
Al juicio como engrudo.
    Pues el hombre comedido
Que estudia la diligencia,
Nunca aprende lo sabido,
Sinó de lo conocido
En suma busca otra sciencia.

           METRO V DE LA MISMA PROSA

   Vemos que fueron criados
Infinitos animales;
Y aunque son diferenciados,
Todos andan inclinados
A las cosas terrenales:
   Unos andan arrastrando
Por tierra, piedras y peñas;
Otros se mueven volando,
Otros caminan, andando
Encorvados por las breñas.
   Mas el linaje humanal
Tiene alta el estatura,
Porque aprenda cada qual
Desechar lo terrenal,
Y ordenarse a aquel altura:
   Pues será desventurado
El hombre descomedido,
Que tiene el cuerpo elevado,
Y el pensamiento pesado
Baxo la tierra metido.

XLVIII. AGUAYO, Fr Alberto de.-Sevilla, 1521.

De Consolatione. 2.a edición.

INC.

Libro de boecio severino inti- | tulado de la cosolacio de la phi- | losophia: agora nueuamente | traduzido de latin en castella- | no por estilo nunca ante visto e | españa. Va el metro en coplas y | la prosa por medida.

FINIT.

Fin del quito z ultimo libro de Boecio... & Anno Domini universalis Redemptoris. | M. D. xvj. xv Julii. | etatis meae xlvij... Fue impresso el presente libro d'boecio seuerino por | Jacobo [p. 309] Cromberger alema en la muy noble y opule | tissima ciudad de Sevilla: en el mes de Agosto. Año del Señor de M.D.XXI.

4.º Gót. 68 folios.

XLIX. AGUAYO, Fr Alberto de. -Sevilla, 1530.

De Consolatione. 3.a edición.

Libro de Boecio Severino, intitulado de la consolacion de la philosophia.

En Sevilla, en casa de Juan Varela. Año de 1530.

4.º Gót.

(Pellicer. Ensayo de una biblioteca de traductores. p. 3.)

L. AGUAYO, Fr. Alberto de.-Medina del Campo, 1542.

-libro de | Boecio seuerino: intitulado de | la consolacio de la philosophia | agora nueuamente traduzi- | do de latin en castellano: por estilo nunca ante vi- | sto en España. Va el | Metro en coplas: y la prosa por me- | dida. Año d'mil z quinientos y qta | y dos. (Este título dentro de una orla, y al pie el escudo del impresor.)

(Al fin.)

Fue impreso el presente libro de Boecio Se- | uerino. Intitulado de la consolacion: en la | muy noble villa de Medina del Cam- | po por Pedro de Castro impressor | de libros. A costa de Juan de Es- | pinosa mercader de libros. Aca- | bose a doze dias del mes de | Diziembre. Año de nue- | stro Redemptor Jesu | Christo de mil z quinientos y | quarenta y | dos A- | ños.

A la vuelta de la portada empieza el prólogo del traductor:

Comiença el libro de boecio seuerino cauallero y senador romano intitulado de la consolacion natural: traduzido de latin en castellano por fray Alberto de Aguayo frayle de la orden de los predicadores. Diregido al illustre y muy magnifico señor el señor don Juan Tellez Giron Conde de Ureña: señor de Peñafiel &.

Argumento en todo el libro...

«He lo vuelto de latin en castellano no palabra de palabra: mas sentencia de sentencia, no tirando alguna suya ni poniendo [p. 310] cosa mía. Porque en trasladar los libros no se han de dar las palabras por cuenta: mas las sentencias por peso. Y aunque este libro haya sido otras veces trasladado en castellano, quien quiera que cotejare mi traducción con los otras, verá que no fue supérfluo el trabajo que tomé. Porque no fue tan maltratado Boecio de sus enemigos, quanto su libro de sus intérpretes. E si alguno juzgare por liviandad escreuir cosa trobada, porque muchos reprehenden las cosas que menos saben, sepa que en esta manera escribió y habló Moysén, David, Salomon y muchos de los profetas.»

Al final del texto, el editor de Medina alteró caprichosamente la suscripción final del traductor que llevan las ediciones anteriores, en la cual consta que terminó la versión en 20 de Julio de 1516, año 47 de su edad; y puso Anno Domini universalis redemptoris M. d. xlij, sin duda para hacer creer con esta superchería que el libro se imprimía entonces por primera vez.

LI. ZURITA, Jerónimo de.

El consuelo de la filosofía, de Severino Boecio, traducido al español. Su original estuvo en la librería del Conde de San Clemente.

Así Latassa, Biblioteca Aragonesa, 2.a edición. III, 421.

Noticia tomada seguramente de Dormér, Progresos de la historia en el reino de Aragón (Zaragoza, 1680), pág. 264 de la reimpresión hecha en la Biblioteca de Escritores Aragoneses, Zaragoza, 1878:

«Tradujo en español el consuelo de la Filosofía de Severino Boecio, y guarda este original en su librería el Conde de San Clemente, con que cesa el sentimiento que mostró por su pérdida Lupercio Leonardo de Argensola.»

LII. VIANA, Dr. Pedro Sáinz o Sánchez de.-Fines del siglo XVI.

Comienza la traducción de los libros «De Consolatione» de Boecio hecho por el Dr. Viana. Libro Primero de la Consolación filosófica de Boecio.

[p. 311] Inc.:

   Yo que en la mocedad alegre canto
Compuse, miserable viejo agora
Endechas de dolor (¡ay de mí!) canto.
   Las Musas laceradas cada hora
Me dictan los acentos que aquí escribo,
Negando el rostro lo que el alma llora.

Acabados los cinco libros de Boecio, traducidos en verso y prosa, síguense Anotaciones sobre los libros de la consolación natural del Santo Boecio por el Dr. Pedro Sainz de Viana.

Prólogo (al margen esta nota):

«Este prólogo ha de estar antes de los versos al principio del libro.»

El prólogo es una biografía de Boecio, y análisis de su obra De Consolatione. Van a continuación unas extensas anotaciones semejantes a las que el mismo Dr. Viana puso en su versión de las Metamorfoses de Ovidio.

Manuscrito P-97 de la Biblioteca Nacional (hoy 1.577). En 4.º

Como muestra de esta versión inédita y desconocida, copiaré la rima séptima y última del libro primero:

Si el aire se cubre
De obscuro nublado,
El cielo estrellado
Sus luces encubre:
Si el túrbido viento
Al mar inquieta,
El agua quieta
Se turba al momento,
Y la que al sereno
Y más claro día
Parescer solía,
La enturbia su cieno.
Arroyo que baje
Del monte más alto
Retuerce su salto
Si hay quien le ataje
También tú procura,
Si la verdad quieres
Seguir cuando fueres
Por senda segura,
Hallarte desnudo
Del gozo que encanta
Y miedo que espanta
Al torpe y al rudo.
Desecha y alanza
De tu fuerte pecho
Como hombre de hecho
Dolor y esperanza:
Si en estos la palma
Del gobierno queda,
En lazos se enreda
Y oscurece el alma.

LIII. PÉREZ, Fr. Agustín.-Valladolid, 1604.

Boecio de Consolación. Traduzido y comentado por el Padre Fr. Agustin Lopez, monje de nuestra Señora S. María de Valbuena, [p. 312] de la Orden de S. Bernardo: y enriquecido con advertencias senteciosas, y tratados espirituales, a propósito de lo que enseña Boecio. Obra util y provechosa para toda suerte de personas: señaladamente para Principes y cabeças de las Repúblicas. y para los que han de enseñar a otros. Dirigida al Rey Don Philippe III. nuestro Señor. Con Privilegio. Impresso en Valladolid por Iuan de Bostillo, en la calle de Samano. Año de 1604. Vendese en casa de Antonio Cuello.

Fol. 14 hs. sin foliar (inclusa la portada), y 362 páginas, con más la Tabla general de las cosas notables que contiene este libro, que ocupa 17 hojas, quedando en blanco la última.

El texto va en letra mayor ocupando el centro de las páginas, y en las dos columnas laterales se ponen los comentarios y glosas.

Erratas.-Tassa.-Privilegio.-Aprobación (del P. Fr. Hernando de Tovar).-Licencia del General de la Orden de San Bernardo.-Aprobación (por el Consejo) de Fr. Gregorio Ruiz, Lector jubilado.-Soneto del Licenciado D. Alvaro Núñez Daza, Capellán de honor de Su Magestad, y Prior en la Sagrada Religión de San Juan:

Del gran Bernardo imitador divino
En los sagrados campos de Valbuena,
De tus acentos salga en hora buena
El eco resonante y peregrino,
Goze ya el mundo (si es que el mundo es digno)
De la voz sonorosa de tu avena
Y gózela Philipo, pues que sueña
Entre el ciprés frondoso y verde pino.
Y pues que con valor y amor profundo
Huyendo deste mundo y de su escoria,
Burlaste dél y de su ciego engaño,
Será tu libro nuevo exemplo al mundo,
Gloria a Bernardo, y a tu patria gloria,
Doctrina al orbe, y nuevo desengaño.

Del Dr. Agustín de Texada (soneto):

Con ojos como estrellas de luz pura
Con que penetra un pecho diamantino,
La alta Philosophia a Severino
Miró, con que su sabia lengua apura.
Nunca conoció Atenas tal dulzura,
[p. 313] Aun en los labios de Platón divino,
Qual muestra aqueste Sócrates latino
Quando consuela en la aflicción más dura.
La misma alta Matrona venerable
Atenta os contemplo, y de vos pagada
Quiere hoy hablar por vuestra lengua sola.
Y porque nuevamente Boecio hable,
Ella os dará (sic: probablemente da) su elegancia celebrada,
Y vos al gran Boecio la Española,

Del Licenciado Francisco Sánchez de Villanueva (cinco décimas).

Del Licenciado Andrés Ferrer de Ayala (soneto).

Dedicatoria al Rey D. Felipe III:

«Despues que Vuestra Magestad comenzó a frequentar este valle ameno de Nuestra Señora de Santa María de Valbuena, y a ilustrar con su real presencia los secretos de nuestra soledad y recogimiento, procuré de componer este pequeño don, que humildemente ofrezco y dedico a Vuestra Magestad: para que los primeros sudores de mi ingenio en vez de los que restan (dándome Dios vida y salud) testificasen la reverencia y acatamiento que los súbditos naturales por todo derecho deben a su natural Rey y Señor...»

Declaración del titulo:

«Compaso estos libros de la consolación natural de la Philosophia contra la mutabilidad de la fortuna, en forma de diálogo. En los quales la Philosophia consuela a Boecio con razones tan altas y tan dignas y tan graves, que ha dado en que entender con ellas a grandes ingenios que las han comentado: como es el del Angélico Doctor Sto. Thomás (si es que es suyo el comento) y el de Dionysio Cartuxano, y de otros gravissimos Doctores. Y lo que me suspende en admiración es que, como al texto sagrado, assi dan diferentes sentidos al de Boecio en estos mysteriosos libros, unas veces literales, otras vezes misticos y espirituales. No lo apruevo: pero admírome de la preñez y magostad de la doctrina. Sacó sancto Thomas de estos libros, como de una fuente lucidissima conclusiones y razones agudissimas: con que adornó todas sus obras. Todos los articulos de la questión 116 de la primera parte no son otra cosa sino otras tantas conclusiones y [p. 314] razones de Boecio sacadas del libro 4 prosa 6, hasta traer sus propias palabras.

Usa Boecio en este libro de metros y prosas. En las prosas trae la Philosophia doctrina y razones con que prueva claramente como no se ha de recibir dolor de la pérdida de las cosas de esta vida: y con los metros, versos y consonancia de ellos, destierra la tristeza y melancolía.

Trátase en estos libros por extenso como los bienes corporales son transitorios y perecederos: y como en ellos no consiste la bienaventuranza del hombre, y por consiguiente que no se debe contristar con su presencia, ni se ha de levantar con las cosas prósperas, ni dexarse caer con las adversas. Trátase demas de esso de qual sea el summo bien, y donde esté: y como se camine para él. Muestrase otrosi con gran primor como los buenos siempre son poderosos, y los malos siempre flacos: aunque en la apariencia representen summo poder: y como el peccado y el poder peccar es nada. Despues se trata de la providencia, del hado y del libre alvedrío y de otras preciosissimas cosas, como se yrán descubriendo.

La Philosophia y Boecio (que son los interlocutores) no son dos personas distintas: sino los dos hombres que se hallauan en Boecio, y los ay en todos los hombres: conviene a saber, el hom bre interior y el exterior. Debajo del nombre de Boecio representa y habla el hombre exterior y la sensualidad dolorida con la calamidad y tristeza. Y debajo del nombre de Philosophia habla el hombre interior y razon superior que consuela en virtud de la sabiduría divina, y razones eternas. Por esta causa Boecio, que representa la sensualidad atribulada y triste, dize algunas cosas fuera de razón: y la Philosophia lo va reduziendo a ella redarguyéndole y consolándole poco a poco: hasta hazerle perder de vista la tierra y sus acaescimientos: y engolfalle en el abismo del summo bien y último fin que es Dios.»

Vida de Boecio Severino Philosopho, como la escrivió Juan Tritentemio Abbad Spanhemense.

Prólogo al Lector...

«Deseoso, pues, del bien comun de toda suerte de personas de nuestra nación Española, tomé a pechos traduzir estos libros, y ponellos en romance con la brevedad que Boecio guarda: y [p. 315] sacarlos de las tinieblas en que estavan, no sin grande trabajo mio, porque mi ingenio y fuerzas son pocas para tantas y tan grandes difficultades como son traduzir unos libros tan obscuros, y ponerlos en tal stylo y claridad que no tengan necessidad de los comentos que en su lengua tenian y demas de esto sembrar las márgenes de advertencias y authoridades de la divina escriptura, de los Sanctos, de Philosophos y poetas, de Apothegmas, proverbios, similes y versos, a propósito de tanta variedad de cosas como va enseñando Boecio.

Confieso de mí verdaderamente que si supiera lo que emprendia quando lo comencé, no fuera posible persuadirme a tomar trabajo tan grande: pues con otro menor uviera compuesto tres libros propios mayores que este: aunque no tan graves y provechosos. Si el Reverendissimo y devotissimo P. Fr. Luys de Granada, antorcha del mundo, sentia tanta difficultad en la traduction llana de S. Juan Clímaco (con no ser tan difficultoso como nuestro Boecio) que le pesava de averlo comenzado (o da muestras de ello) ¿cómo no he de gemir yo (que soy un gusanillo en comparación de este gigante) debajo de mayor carga? Aunque todo lo doy por bien empleado, a trueque de publicar al mundo tan alta y tan excellente doctrina.

El modo de traduction de obra tan difficultosa, no puede ser contando las palabras, sino pesando las sentencias: que es el modo que guardaron Ciceron y Sant Hieronymo en todas sus traductiones. La expressa translacion a la letra siendo de una lengua en otra escurece las sentencias. Porque como en las monedas una vale por muchas, y muchas valen por una: assi en los idiomas differentes, una palabra de una lengua equivale a muchas de otra, y muchas a una. Mayormente siendo las propriedades de las lenguas tambien differentes. Tienese por cosa difficultosa echar una línea que siga a las agenas, sin discrepar a una o a otra parte: y assi lo es (y no acertada) trasladar algun author queriendo guardar el stylo y orden agena, no siendo la misma lengua y aunque lo sea. Porque si alguno quisiesse reduzir a prosa los versos de Homero en Griego (que es la lengua en que él compuso) sin escusar o añadir alguna palabra, daria materia de risa, y haria que el poeta eloquentissimo pareciesse no aver hablado. Por esta causa se dava de mano a la translación que Achila hizo de la [p. 316] divina escriptura: en la qual atendia hasta la ethymologia de los vocablos. En lugar de pan y vino y azeyte ponia fusión, pomacion y esplendencia.» [1]

A mis manos vino una traduction antigua de los libros de Boecio en nuestro castellano: que guarda assi en los metros como en las prosas el rigor que Achila en la suya, y por esta razon no es cosa que se puede leer . [2] Traduziendo el metro 9 de el libro tercero, dize estas palabras: «Tú ayuntas la anima medio de triple moviente todas las cosas, pártesla por consonos miembros: la qual siguiendo movimiento se ayunta en dos redondezes: traspassa para tornar en si misma, e cerca la mente profunda, e convierte el cielo con semejable imagen. Con causas yguales levantas los ánimos e las vidas menores, aparejando las nobles en ligeros carros. Siémbraslas en el cielo y en la tierra. Las quales con ley benigna concertadas, hazes tornen a tí con reduzible fuego.» Por no provocar a risa (que es muy fuera de mi intento) no traygo otras clausulas semejantes a estas.

Para que nuestro trabajo, pues, sea de provecho, y no cayga mas en los yerros que acabamos de condenar, procuraré captivar el sentido de Boecio en nuestra lengua Española: y sacalle de las tinieblas en que le tiene escondido la latina. Y si algunas vezes fuere necessario... de mas del officio de traductor, lo haré tambien de intérprete o paraphraste: pues (como la Philosophia dice a Boecio en el libro I, prosa 6) las sentencias de los libros son las que se estiman, no el adorno de los libros, o el lenguaje que las encierra.

Los metros de Boecio no se convierten en metros castellanos, de consejo de hombres graves: por ser mas grave la prosa en estos siglos: y supplirse este defecto con poner los metros de Boecio en latin a la margen, para que los que avian de gustar de la consonancia, arte y primor de los Castellanos (que de ordinario son personas que entienden latin) se maravillen del ingenio deste sancto, y bevan en la fuente el agua de su espíritu y sabiduría. A hombres doctissimos he visto saber de memoria y referir estos [p. 317] metros. Y seria razon los aprendiesen los que estudian, a los principios, pues (como diximos) en lo que es metro no es inferior Boecio a Virgilio, y excédele en la doctrina. Porque la de Boecio es celestial, y trata de componer las costumbres (que las fábulas puras de los poetas estragan) y demás de esto tiene mas differencias de composición que Virgilio y otros poetas que por nuestros peccados se nos han entrado (como las plagas de Egypto) en la yglesia de Dios...

Ya que se ponen los metros de Boecio a vna margen, avrémos de poner en latin todo lo que en esta márgen se advirtiere acerca de las prosas: y en la otra márgen yrá todo en Romance, para que el libro aproveche a todo género de personas. Mi intento ha sido poner una mesa con muchas differencias de manjares variamente aderezados, pero todos substanciales y provechosos para las almas... Por esta causa me determiné de interpretar a Boecio tan abundante de variedad y de doctrina: y traygo en su confirmacion tantos authores y advertencias. En los tratados que añado, en partes me aprovecho de sola la escriptura divina, y en partes de la eloquencia y espíritu de los sanctos: para que por todas vias la variedad deleite, y deleytando aproveche.

La razon y la passion me hacen echar mano de Séneca antes que de otros Philosophos: por ser prodigio y assombro del mundo en cosas morales, y por ser natural de nuestra España, de donde los Romanos le llevaron captivo con su primo Lucano... Y si es verdad que antiguamente se leían sus obras en los claustros de los monjes, no creo dañarán ahora a monjes ni a seglares.»

Texto de los cuatro primeros libros de la Consolación de Boecio (folios 1-299), terminando con esta advertencia:

Dexase de traducir y interpretar el libro quinto, porque trata de concordar el libre alveario con la divina providencia, y de otras cosas que pertenecen mas para la especulacion de las escuelas de los Theologos, que para la reformacion de costumbres y desengaño del mundo (que es lo que yo pretendo).»

Tratado primero, de algunos exemplos de la divina Escriptura y de los Sanctos, que persuaden mas efficazmente la fortaleza que los passados (301-332).

Tratado segundo, de los peligros de las dignidades y de los daños de la ambición (333-362).

[p. 318] Ambos tratados son originales de Fr. Agustín López, que prometió publicar otros análogos.

Tabla general de las cosas notables que contiene este libro.

Extrañamente intercalado entre los libros II y III de Boecio (páginas 110-127) aparece (y quizá fué esta su primera edición) el célebre poemita místico Estímulo del Divino Amor, con este encabezamiento:

«Porque la charidad es vínculo de la perfection, me pareció poner en medio de los libros de Boecio (después del Metro que la Philosophia cantó del Amor divino) estas redondillas que compuso un Religioso devoto y docto al mismo propósito, intitulándole Estímulo de Amor. No quiso el Autor que se supiesse su nombre: pero tengo por cierto, que es Religioso de la sanctissima Religion de la Compañía de Iesus, donde fuy criado desde mi niñez, y a quien devo y tengo particular afficion y respecto, Contienen ternissimas razones y motivos encendidissimos de el Amor de Dios.»

Esta traducción tiene buen lenguaje, y aunque las glosas son algo pesadas e impertinentes, y de más edificación que literatura, no creo que el trabajo del P. López merece el desdén con que habló de él D. Esteban Manuel de Villegas diciendo:

«Que era libro de poco adorno y mucho volumen, y así no hizo ruido; antes dexó a muchos descontentos, y al Autor con poco crédito de los Romancistas.»

Aunque Fr. Agustín López tradujo en prosa todos los versos de Boecio, hizo una excepción respecto del metro IV del libro I: Quisquis composito serenus aevo:

«Donde enseña la Philosophia como se ha de aver el hombre en las persecuciones para que no le empezcan.»

Aquel que resplandece
Con la virtud, y tiene
Su vida en Dios compuesta y ordenada,
Jamás le desvanece
La turbación que viene
Por cosas de la tierra fabricada
Y no se le da cada
Al hombre de tal vida
Que la fortuna venga
Adversa, ni que tenga
[p. 319] Su rueda en los favores detenida,
Teniendo el bien y daño
Un mismo proceder y desengaño.
No pueden empecerle
Del mar las turbaciones,
Sus olas importunas y rabiosas:
Ni bastan a vencerle
Con sus alteraciones
Sus fluxos y sus aguas espumosas:
No le son enojosas
Las furias encendidas:
Las lumbres y hogueras
Que salen tan ligeras
Por el Vesevo monte repartidas,
Abriendo por el llano
Las lóbregas ventanas del Vulcano.
Ni el rayo que desciende
Del cielo tremolado
Y baxa por el ayre presuroso,
Aunque las torres hiende,
Jamás hizo turbado
Al hombre sosegado y virtuoso:
Y el Príncipe furioso
No pudo deshazerse
Que al fin el más estable
Es hombre miserable,
Y queda el justo libre de temerle:
Es hombre el Rey mas fuerte
Subjecto a la mudanza y a la muerte.
Tomad, pues, mi consejo,
Y no temais los Reyes,
Ni en, ellos espereis, ni en su privanza;
Huyendo el triste dexo
Del gusto de sus leyes,
Su ira venceréis y su pujanza.
Mas quien no se abalanza,
Y las adversidades
No vence como fuerte,
Y espera que a su suerte
Se han siempre de seguir prosperidades,
Será vano y mudable,
Captivo, triste, ciego y miserable.
Echó de sí el escudo
De su segura vida,
Movióse del lugar de su firmeza.
Quedarase desnudo
[p. 320] Fuera de su guarida,
Ordena su cadena de tristeza,
Sus passos endereza
Siguiendo sus antojos,
Y como van guiados
Y así desordenados,
No miran su prisión sus tristes ojos,
Y corren desta suerte
Al golfo del dolor y de la muerte.

LIV. VILLEGAS, Esteban Manuel de.-Madrid, 1663.

Los cinco Libros de la Consolacion que compuso Seuerino Boecio, Varon Consular, y Patricio Romano. Traducidos en lengua Castellana, por Don Esteuan Manuel de Villegas. Dedicado a los Excelentissimos Señores, Conde de la Reuilla, Duque de Náxara, Marqués de Belmonte, Padre y Hijo Ilustrissimos. Con las vidas del missmo Boecio, y del Rey Theodorico, y vn apoyo de la Philosophia en Tercetos. Con licencia. En Madrid, por Andrés García de la Iglesia. año de 1663.

8.º, 16 hs. de prels. y 108 páginas dobles de texto: la vuelta de la última está en blanco.

Dedicatoria a los Mecenates del traductor.

«Debia estar, Excelentissimos Señores, escrito este libro en letras de oro: y juntamente impresso en la memoria de los que desean seguir la verdadera senda: porque sin argumentos Lógicos nos declara lo más acendrado de la Philosophia: que fue la causa que me animó a sacarle de su domicilio, y darle a nuestra lengua, y principalmente por dedicarle a V. E.a y pagar, si pudiesse, tantas mercedes como de sus liberalidades he recibido. Reconozco por grandissima el averme permitido su mesa el tiempo que he estado en esta Corte, reconociendo tambien ser la mayor haber caido en un vasallo, que tan cortos servicios les ha hecho, y seria yo ingratissimo a tantos beneficios, sino lo hubiese dias ha declarado a boca, y por libros impresos. Pero todo esto no equivale a tantas obligaciones, ni mi peculio puede satisfacer a la menor de ellas. Y así para descargarme de tanto peso, he traido por mi fiador y llano pagador al insigne Boecio...»

Licencia del Vicario de Madrid D. García de Velasco (16 de Octubre de 1664).

[p. 321] Aprobación del Reverendo P. Manuel de Náxera, S. J., Predicador de S. M. (15 de Octubre de 1665).

«...Y siendo tan dificil igualar la traducion en otra lengua, si Severino Boecio pudo reconocer algunas ventajas, las tiene en lo traducido; sin faltar propiedad ninguna del exemplar, es tan claro y cristalino este espejo que se le recrecen realces: la obra es muy digna de su Autor, que supo mezclar utilidad y dulzura, y quantos comenzaren a leerle se verán suavemente violentados a proseguirle: todos sus documentos son mejoras de costumbres sin que tenga en que no pecar la emulacion mas escrupulosa...»

Aprobación de Mateo de Moya (24 de octubre de 1664).

«Por mandado de V. A. he visto dos libros escritos por D. Esteban Manuel de Villegas, que el uno se intitula Los cinco libros de la Consolacion que compuso Severino Boecio, traducidos en lengua castellana, y el otro Antiteatro contra el abuso de las Comedias, [1] y en ninguno dellos he hallado cosa que se oponga a nuestra Santa Fé, ni a la pureza de las costumbres; antes uno y otro se ordenan a componerlas, pues en el uno traduce en lengua natural con toda propiedad y elegancia, para utilidad común, la obra más célebre que reconocen los varones espirituales, de que no todos podian antes participar, y en el otro solicita el destierro de las comedias por el abuso dellas, en que el zelo de muchos hombres grandes se ha empleado. Y no sin particular providencia saca su Autor a luz estos dos libros a un mismo tiempo, para que no llegue antes la herida que el remedio; pues con el vn assumpto consuela a los que con el otro aflige; este es mi parecer.»

Licencia del Ordinario.

Suma del Privilegio.

Fe de erratas.

Tasa.

Prólogo a la obra.

«Estos Libros de la Consolacion que compuso Boecio, no solo le sirvieron para su consuelo, sino que quiso que todos se aprovechasen de ellos, los afligidos para su alivio, y los demás para su aviso: porque por vía filosófica nos dá a entender en ellos como la Fortuna, si la sabemos despreciar, tiene en nosotros muy poca [p. 322] parte. Muestranos junto con esto como solos los buenos son los libres y los viciosos los siervos... De estos dos puntos podemos sacar dotrina para desechar el miedo que nos causan los pode rosos y no hacer caso de los calumniadores, y mucho menos de los tormentos: porque estos tan comunes son a todos, como en el cuerpo humano las enfermedades. Yo he alcanzado en mi edad dos Reyes muertos a puñaladas, y otro ajusticiado. [1] Y este arancel tiene colgado en sus pórticos la fortuna, para mientras hubiere hombres en esta humana bola.

El remedio para estas calamidades es no tenerle miedo, y saber que ninguno puede forzarnos la voluntad, porque ésta solo es nuestra. Las demás cosas a quien aplicamos propriedad, están fuera de nosotros, como son el cuerpo, la vida, la muger, los hijos, los amigos, la nobleza, la hacienda, la libertad, y las demas cosas que no nos tocan.

A la verdad no son nuestras; porque si lo fueran. nadie nos las forzara contra nuestra voluntad: pero sentimos en grande manera quando las perdemos; y es porque las juzgamos por nuestras: si las reputasemos como agenas, no les tendríamos tanto cariño, no haríamos tanto esfuerzo en su defensa. [2]

Este libro fue en tiempos pasados traducido, pero con poco adorno y mucho volumen; y así no hizo ruido; antes dexó a muchos descontentos, y al Autor con poco crédito de los Romancistas: que fue causa que me animase a ponerle en mejores paños; y no cayó mal la suerte, porque salió la traducción de tan buen ayre, que no tienen que envidiar los legos que esta mi traduccion leyeren, a los que saben Latin, y entienden con ventajas el texto: porque los versos, donde está la mayor dificultad, van vestidos de tan lustrosos paños que pueden correr plaza mas de compuestos que de traducidos, [3] y sin las borlas de D. Diego de Mendoza, que decía que las traduciones eran de la condición de los tapices vueltos al revés, que descubrían las figuras, pero llenas de borlas [p. 323] y de hilachas. Conócese en que de las que hasta hoy han corrido son raras las que pueden satisfacer a los rigurosos y mal contentos. Y es tan apretante este modo de composición, que si se quieren ajustar al texto, se han de salir de su lenguaje, y con modos mezquinos explicarse...»

Vida de Boecio. (Niega con buen criterio que Boecio fuese mártir santo, y que Teodorico persiguiese a los católicos.)

Relación breve de la vida del Rey Teodorico.

Discurso en apoyo de la Filosofía (es una larga epístola moral en tercetos: original de Villegas: bastante floja y pedantesca).

Siguen los cinco libros de la Consolación, pero Villegas dejó de traducir, por escrúpulos teológicos, o quizá por no tener nuevas cuentas con la Inquisición, que poco antes le había formado proceso, [1] la mayor parte del libro V, suspendiendo su trabajo en el metro segundo. Sobre esto hace la siguiente advertencia en la pág. 97:

«Había traducido más de la mitad de esta tercer prosa, y viendo que trata una materia peligrosa, porque trata del libre albedrío confusa e indecisamente, me pareció que era mejor dexarlo así, y proseguir lo que falta en Latin, para que vayan enteros los cinco libros.»

Juzgando esta labor de Villegas, dijo el docto académico y cultísimo artillero D. Vicente de los Ríos en sus Memorias de la vida y escritos de aquel ingenio riojano, que preceden a la reimpresión de sus Eróticas, hecha en 1774:

«La traduccion, sin embargo de uno u otro descuido, es excelente, sobre todo en la Poesía, que en algunos lugares excede a la de Boecio. Si es verdad que el numen poético es tan inseparable de la juventud como la hermosura... será preciso confesar que las Musas dispensaron esta ley en favor de nuestro Villegas. Los versos de la traduccion de Boecio compuestos en su vejez, son tan buenos como los que hizo a la edad de catorce años: tan sonoros, tan naturales, tan suaves, e igualmente dulces como los de sus Eróticas; sin que olvidara el metro latino, a que era tan aficionado.» (Pág. XXXIII.)

[p. 324] No se conformó del todo con este juicio D. Francisco Cerdá y Rico en las notas que puso al  Discurso de Ambrosio de Morales sobre la lengua castellana, [1] donde hablando de algunas traducciones castellanas de Boecio dice:

«La de Villegas es elegante, y merecería mayor aprecio, si fuera más exacta, especialmente en los metros.»

Los versos están, en efecto, traducidos con demasiada libertad, o más bien son una mera paráfrasis, pero son versos de poeta, calidad en que ciertamente aventajaba Villegas, no menos que en la de humanista, a todos los que antes de él se habían empeñado en la misma tarea. Las traducciones de la Edad Media son rudos calcos, y alguna de ellas ni del original siquiera: en muchos casos apenas puede adivinarse el sentido. La del P. Aguayo es mejor, pero los versos son bastante flojos, y la prosa, aunque sana y castiza, deja en el oído una impresión monótona, por el extravagante empeño de haber querido sujetarla al número octosilábico. La de Fr. Agustín López, hecha con fin más piadoso que literario, tampoco es de muy apacible lectura. Villegas pudo lucirse, pues, sin grande esfuerzo, en un trabajo que para él era relativamente fácil, y que tomó por solaz de otros más árduos como sus Disertaciones filológicas, o quizá por lenitivo y consolación de amarguras y contratiempos que le aquejaron en los postreros años de su vida. Ni en la prosa ni en los versos hay vestigio apenas del mal gusto reinante en la segunda mitad del siglo decimoséptimo, con llevar el libro la avanzada fecha de 1667 y haberse mostrado Villegas tan propenso a todo género de aberraciones de estilo en algunos versos de las Eróticas, parto de su primera mocedad. Es cierto que no se encuentran en los versos del Boecio (ni lo permitían las canas del autor y la índole grave del autor traducido) aquella vivacidad, ligereza y gracia, aquel halago y suave cadencia que tanto nos enamora en las versiones que Villegas hizo, cuando muchacho, de los monóstrofes de Anacreonte, y en algunas de sus propias Delicias o cantilenas, pero tampoco nos ofenden los rasgos de pedantesco y depravado gusto que a cada momento afean sus idilios y elegías y las más de sus odas.

[p. 325] En cuanto a la prosa, ha de advertirse que es correcta, noble y robusta, y que algunos trozos pueden citarse como muestra feliz de lenguaje filosófico castellano.

En el metro usó gran variedad, como puede juzgarse por el siguiente cuadro:

Estancias largas de canción toscana (Lib. I, met. I).

Romance octosilábico (Lib. I. met. II; Lib. II, mets. III, V, y VIII; Lib. III, mets, I, II IV, VI, VIII, XI y XII; Lib. IV, mets. II y VI; Lib. V, met. II).

Romance heptasilábico (Lib. I, met. VI; Lib. II, met. I; Lib. II, met. IV y VI; Lib. III, met. III y V; Lib. IV, met. I y V; Lib. V, met I).

Estrofas líricas de cuatro versos (Lib. I, met. III).

Estrofas de siete versos a modo de lira (Lib. I, met. IV).

Liras propiamente dichas (Lib. II, met. II y VII).

Otra estrofa lírica de seis versos con diversa combinación (Lib. IV, met. IV).

Décimas (Lib. I, met. V).

Cierta manera de seguidillas (Lib. I, met. VII), de este modo:

Huye el contento,
Y haz que se aparten
El miedo y la esperanza
Cort el dolor cobarde:
Que donde reynan
Afectos tales,
La mente se oscurece,
Y al freno atada yace...

También en el metro VII del libro III:

Todo deleyte
Tiene este achaque,
Que a los que le poseen
Aflige con pesares.
Y es a la abeja
Muy semejante,
Que en haciendo las mieles
Se ahuyenta y va a otra parte;
Y juntamente
[p. 326] Al ahuyentarse,
Dexa en los corazones
Dolor que sana tarde.

Hexámetros castellanos (Lib. III, met. IX):

#
Tú que en perpetua razón el mundo gobiernas...

Octavas reales (Lib. III. met. X; Lib. IV. met. VII).

LV. VILLEGAS, Esteban Manuel de.-Madrid, 1774.

Las Eróticas y traducción de Boecio de Don Estevan Manuel de Villegas. Tomo II. Con licencia de los Superiores. En Madrid. Por D. Antonio de Sancha. Año de M. DCC. LXXIV. Se hallará en su Librería en la Aduana vieja.

Portada grabada en los dos tomos.

Este tomo II de las obras de Villegas (12 hojas sin foliar de preliminares, y 224 páginas) contiene la traducción de los cinco libros de la Consolación Filosófica, pero al reimprimirla se suprimieron casi todos los preliminares de la edición antigua, entre ellos la Vida de Boecio y la Relación breve de la vida del rey Teodorico, que había puesto Villegas, sustituyendo estas piezas con una Vida de Boecio y noticia de la edad en que floreció, extractada principalmente de la Historia Literaria de Italia, de Tiraboschi.

En el libro 5.º se suplió la parte que dejó de traducir Villegas, tomándola de la versión de Fr. Alberto de Aguayo.

Cuidó de esta esmerada y elegante reimpresión D. Vicente de los Ríos, de quien son las Memorias sobre la vida y escritos de Villegas, que anteceden al tomo primero.

Hay ejemplares en papel fuerte azulado.

1797.

Las Eróticas y traducción de Boecio de Don Estevan Manuel de Villegas. Segunda edición. Madrid, Sancha, M. DCC. XCVII. 2 tomos, 8.º mayor.

Reimpresión, a plana renglón, de la anterior.

[p. 327] LVI. JESUS Y MARÍA , Fr. Antonio. Carmelita descalzo.  hacia 1681.

El Boecio de Consolación.

«D.. Nicolás Antonio comunicó con este Religioso, y dice que vió en su poder esta traducción que se estaba ya imprimiendo. [1] El manuscrito de esta obra, que comprehende los cinco libros del Consuelo de la Filosofía del Cónsul Severino Boecio, y que acaso es el mismo que vió Don Nicolás Antonio, hemos tenido tambien nosotros presente. Poseele Don Gaspar de Montoya, Caballero del Hábito de Alcántara, Académico de la Real Academia de la Lengua Española, y de conocida literatura. Es un códice en 4.º, falto de los principios, y como de unas cinco hojas del Libro I, y así empieza en la Prosa V, y en el metro VI. Está dedicado a la Señora Doña Mariana de Austria madre de Carlos II, Rey de España. Consta del texto latino, y de la traducción castellana, uno enfrente de otro. Este texto es estimable, porque el Autor se propuso corregirle después del trabajo que habían hecho en él otros críticos. La versión sigue el método del Latín, y así las prosas se traducen en prosa, y los versos en verso; pero uno y otro con bastante elegancia. En los versos procede por lo comun el Intérprete con demasiada libertad. Por las márgenes hay esparcidas algunas notas en latín y en castellano, que contribuyen a la mayor explicación de Boecio. Al fin se lee un Indice de las Cosas Notables, y un Orden alfabético de los Metros también en ambas lenguas. Este manuscrito es el exemplar por donde el Consejo Real mandó que se hiciese la impresión, y así está todo rubricado de Gabriel de Aresti que firma en la ultima hoja. Este Aresti era el Escribano de Cámara, y se llamaba Gabriel de Aresti y Larrazabal, como consta de la Tasa certificada por él a 18 de Enero de 1680 para la Vida del Sr. Moscoso (obra tambien de Fr. Antonio de Jesús y María). El códice de que hablamos es original, y se comprueba de que su letra es la misma que la de dos cartas que hemos visto, escritas por nuestro Padre Fr. [p. 328] Antonio desde Toledo año de 1681, la una a 4 de Agosto, la otra a 11 de Noviembre. El contexto de ambas supone que esta obra Latino-Hispana se estaba imprimiendo en Madrid por Bernardo de Villadiego, impresor de la referida Vida del Señor Moscoso, y que estaba ya impresa la prosa IV del libro I. De donde inferimos que en este estado se interrumpió la edición, o por la muerte del intérprete, o por otra causa, y que las hojas que faltan al principio son las que sirvieron para la imprenta. Así se acredita la verdad con que afirmó D. Nicolás Antonio que este Boecio se estaba ya dando a la prensa.»

Pellicer, Biblioteca de Traductores, 20-21.

LVII. Traducción anónima y de tiempo desconocido.

En las notas que puso D. Francisco Cerdá y Rico a las Obras de Francisco Cervantes de Salazar en la reimpresión de Sancha, 1722 (pág. 24), dice, hablando de las traducciones castellanas de la Consolación.

«Tengo una Ms. en 4.º sin nombre de traductor, digníssima de ver la luz pública.»

¿Sería la de Fr. Antonio de Jesús y María? (vide).

LVIII. PÉREZ RAMÍREZ, Antonio.-Valladolid, 1698.

Armas contra la Fortuna, Fábula temida de los hombres. Máximas políticas y morales sobre Boethio «de Consolatione Philosophica»: Idea de toda rectitud y prudencia. Repartido en metro y prosa: sirviendo de norte Boethio, a quien traducido se aplican varias digresiones. Compuesto por Antonio Pérez Ramírez, Racionero en la Insigne Collegial de Ampudia. Quien lo dedica al Ex.mo Señor Duque, Duque (sic), Marqués del Zenete & su Señor. Año 1698. Con Privilegio. En Valladolid: por Antonio Rodríguez Figueroa, Impressor de la Real Universidad.

4.º 10 hojas preliminares, 583 págs. y 6 más con el Índice de los exemplos, y algunas cosas essenciales del libro.

Dedicatoria.

Aprobación y censura del Doctor D. Ginés Miralles Marín, [p. 329] Abbad de Santa Pía, Capellán de honor y Predicador de S. M. (Madrid, 6 de Noviembre de 1697.)

Licencia de los señores del Real Consejo.

Aprobación y censura de D. Joseph Francisco Bermúdez de Mandia, Colegial Theólogo mayor de Santa Cruz. (Valladolid, 6 de Mayo de 1698)

Licencia del Ordinario (en la misma fecha).

Erratas, Tassa.

Prólogo y advertencias al lector:

«Novedad te hará (Lector amigo) el que en un siglo tan copioso de acertados escritos, me arroje yo a escribir, siendo un hombre illiterato y no conocido... Algunas veces me dediqué a actos por sí laudables, y el haber conseguido aprobaciones, fueron antes favores de la popular gracia que méritos de mi industria...»

Se queja de la envidia de sus émulos, y prosigue:

«Estudié desagraviarme con una inculpable venganza... Tuve prudente duda sobre la elección de materia... No obstante, trabé de Boethio, para que me sirviese de texto a algunos discursos: hallé en los Consuelos de este Author, y en su vida alguna similitud con mi fortuna, porque depende, como la suya, de vna misma causa. Omito el representarte aquí su vida, porque me han prevenido en esta diligencia el P. Causino de la Compañía de Iesús en su sexto tomo de la Corte Santa, donde larga y políticamente describe la vida de este insigne varón; el P. Fr. Agustín Lopez, Monge de N. S. Santa María de Balbuena del Orden de San Bernardo; y tambien D. Estéban Manuel de Villegas. Estos dos últimos tienen tambien traducido en nuestro idioma a Boethio; habiéndome preocupado el dictamen, me fué forzoso añadir algo a la traducción: para ser esta sola, buscara otro rumbo, pues ya estos varones la habían logrado con tanto acierto. Determiné por esto añadir a Boethio las presentes digresiones, que se pueden dezir la principal materia, porque Boethio solo nos sirve de guia. Las diggresiones suelen ser largas, y muchas aun sobre solo vn metro o vna prosa: causa para que haya llegado a justo cuerpo el volumen con las que hemos hecho solo sobre el primero libro; es verdad que algo de propósito detuve aquí el curso, porque si acaso fuere desayre de tanto varón el desfigurar yo con mi desacertada versión la originaria hermosura, sea menos lo que le agravio [p. 330] en lo menos que le traduzgo; si por ventura tuviere la dicha de agradar, tiempo resta (Dios delante) para proseguir...

En las epígraphes de las diggresiones atiendo a lo principal que en ellas se trata, para llamarlas políticas o morales, pero si se mira a algunos documentos que en ellas se incluyen, hay muchas morales que participan de lo político, y políticas que tienen algo de moral. En orden al estilo me llevo antes del genio que del artificio: mi fin es la perspicuidad, para que quien no lo entendiere culpe a su ignorancia, y no a defecto de claridad. Los discursos van con acoluthia y distinción de paragraphos, solicitando una trabazón de conceptos, y no un montón de centones. Las citas margenales para los exemplos de la Prosa faltan, mas se ponen en el índice, donde es facil hallarlas, si es cosa de importancia inquirir en esto la legalidad.»

Como se ve, esta traducción comprende sólo el primer libro, abrumado por un enorme e impertinente comentario. No sé si llegó a publicarse algo más: yo sólo conozco este primero y grueso volumen.

La traducción está como el original, en verso y prosa, menos campanudos y gongorinos de lo que solía estilarse en las postrimerías del siglo XVII. Las combinaciones métricas, empleadas por el traductor, son: octavas reales, estrofas líricas de seis versos, sonetos, décimas, romance endecasílabo, endechas, romance eptasílabo.

En las Digressiones van traducidos ocasionalmente muchos pasajes de poetas latinos antiguos y modernos. Registramos en sus respectivos lugares los que pertenecen a la literatura clásica.

Como muestra de la traducción de los metros de Boecio, transcribiré el 4.º del libro primero:

Quien compusiere la vida
En inalterable estado,
Tendrá dominio en el hado,
Sin que la quietud le impida:
De ambas suertes la avenida
Quien viere con rostro igual,
Gozará quietud cabal,
Sin, temor de algún vaivén,
Cuando no le alegra el bien,
Ni le desazona el mal.
No de la envidia la rabia,
Que a inquietar al mundo aspira,
La amenaza de la ira,
Ni la soberbia le agravia.
Cuerda la razón y sabia
Desprecia todo poder,
Sin que la pueda offender,
Grande, rico o poderoso,
Porque la rige el reposo
De un impenetrable sér.
[p. 331] ¿Por qué tanto la maldad
Del tyrano al pobre espanta,
Cuando no es su fuerza tanta
Que se iguale a su impiedad?
Desarmará la crueldad
De la potestad severa,
El que en un sér persevera,
Y sus deseos acorta,
Porque el mundo nada importa
Al que no teme ni espera.
Mas quien con afán pretende
No tiene estabilidad,
Y pierde la libertad,
Pues de ageno gusto pende:
Escudo que nos defiende
Es de este mundo el despego,
Mas dexa este escudo, ciego,
Quien busca dicha terrena;
Y aprisiona en la cadena
De pasiones su sosiego.

LIX. LÓPEZ DE RETA, Agustín.-Madrid, 1805.

Los Cinco libros del Consuelo de la Filosofía de Anicio Manlio Severino Boecio, traducidos en prosa y verso por don Agustín López de Reta, caballero navarro, natural de la villa de Artajona: Publicalos Don Vicente Rodríguez de Arellano. Madrid: Por Gómez Fuentenebro y Compañía. 1805.

8.º XXIV + 231 págs.

Prólogo del editor:

«Adquirí este precioso manuscrito de mi íntimo amigo y compañero Don Alexandro Dolarea y Nieva, actualmente dignísimo Síndico del Reino de Navarra: lo leí y lo admiré: pero siendo mis conocimientos en orden a la bella literatura tan limitados, no me atreví a hacer uso de tan acertada traducción, como justamente desconfiado de mi propio concepto, y la he tenido muchos años sin publicar, hasta que consultándola con personas de la mayor instrucción, y del gusto más delicado, me aconsejaron que no defraudase a la República de las letras de tan sabio trabajo, ni a Don Agustín de esta confirmación de su mérito, ni a mi patria de la gloria que justamente debe resultarle. Muchas traducciones se han hecho de los cinco libros De Consolatione Philosophiae... pero entre todas la que hasta aquí ha corrido y corre con el mayor crédito es la que hizo el famoso D. Esteban Manuel de Villegas, que en el Parnaso Español obtiene uno de los lugares más distinguidos; pero salva la buena memoria de tan insigne varón, me parece (y son muchos de mi dictamen) que la traducción de Don Agustin es mucho mejor que la de aquel, particularmente en la parte poética, en la que parece que Villegas debiera [p. 332] ser más sobresaliente, atendidos los muchos testimonios de su acierto que nos han quedado en sus obras.»

En el resto del prólogo procura el editor Arellano justificar la preferencia que concede a López de Reta sobre Villegas, presentando juntos varios trozos de ambos y cotejándolos con el original latino.

«Yo por lo menos (añade) hallo en Don Agustin mas bien entendido el original, más bien expresados los conceptos, más estilo poético, más claridad, más pureza de dicción, más igualdad, más dulzura, y al mismo tiempo mucha más elevación.»

Florecía D. Agustín López de Reta a fines del siglo XVII, puesto que en 1680 publicó en Pamplona su continuación de la Vida de la Virgen de D. Antonio de Mendoza. Es de admirar, por consiguiente, que su estilo, ni en verso ni en prosa, adolezca de la corrupción literaria de su siglo. Acaso retocaría algo (quizá mucho), la traducción el propio Rodríguez de Arellano, que era poeta lírico y dramático no vulgar, como lo acredita su comedia El Pintor Fingido, su refundición de Lo Cierto por lo Dudoso, y algún romance morisco en que imitó felizmente la mejor manera de Góngora, aciertos que bastan para compensar las mil traducciones y compilaciones mercantiles en que vivió atareado casi toda su vida.

López de Reta empleó todavía mayor variedad que Villegas en la versión de los metros de Boecio, como puede juzgarse por el siguiente cuadro:

Estrofas líricas de seis versos, diversamente combinados (Lib. I, mets. I y II; Lib, II, mets. IV y VIII; Lib. III, mets. IV y VIII).

Silva (Lib. I. mets. III y VI; Lib. III, met. I; Lib. V, met. IV).

Romance octosílabo (Lib. I, met. IV; Lib. III, met. X; Lib. IV, metros III y VII).

Romance heptasílabo (Lib. I, met. V; Lib. III, met. II; Lib. V, metro I).

Romances compuestos de versos de ocho y diez sílabas (Lib. IV, met. I).

Romancillo de seis sílabas (Lib. I, met. VII; Lib. V, met. III).

Sonetos (Lib. II. met. I; Lib. IV, mets. II y IV; Lib. V, met. II, este último con finales agudos).

[p. 333] Quintillas (Lib. II, met. II).

Redondillas de octosílabos (Lib. II, met. III).

Redondillas de versos de seis sílabas (Lib. II, met. VI).

Décimas (Lib. II, met. V; Lib. III, met. IV).

Coplas de pie quebrado (Lib. II, met. VII; Lib. IV, met. V).

Sáficos-adónicos (Lib. III, met. III).

Octavas reales (Lib. III, mets. V y XII).

Tercetos (Lib. III, met. IX).

Estancias de a cuatro versos decasílabos y dodecasílabos de esta manera:

Quien con sabio discurso investiga
Lo más verdadero en cualquiera opinión,
Y no quiere engañarse con tantas
Como ha introducido en el mundo el error...

(Lib. III, met. XI.)

Endecasílabos con rimas intercalares, de esta suerte:

Si quieres ver con claridad el modo
Con que lo rige todo, y lo gobierna
La providencia eterna...

Endechas (Lib. V, met. V).

Esta traducción es, para mi gusto, la mejor que tenemos de Boecio, aunque por ventura sea la menos conocida y celebrada. Los versos están interpretados con mucha más fidelidad que en Villegas, y no con menos gala. Citaré, por la singularidad del ritmo (aunque no sea de las composiciones en que López de Reta anduvo más feliz), el metro VII del libro II que puso en coplas de Jorge Manrique, sin duda porque le saltó a los ojos el parentesco y semejanza entre ambos trozos poéticos:

Quien guiado de su error
Siente en su ambición profana
Tanta guerra,
Que piensa que el bien mayor
Consiste en la gloria vana
De la tierra;
Cuando este afecto le mueve,
Consideren advertidos
Sus desvelos,
De la tierra el sitio breve,
Y los anchos y extendidos
De esos cielos.
Y que su nombre aborrezca,
Si lo imagina despacio,
Es forzoso;
Viendo que no es, aunque crezca,
A llenar tan corto espacio
Poderoso.
[p. 334] ¿Pues de qué sirve estimaros,
Y blasonar de esa suerte
Que os inflama?
¿Pensais que podrá libraros
De los triunfos de la muerte
Vuestra fama?
Que aunque sus lenguas publiquen
En los pueblos más distantes
Gran nobleza,
Y en su solar califiquen
Los títulos arrogantes
Su grandeza;
De la muerte el señorío
Desprecia lo sublimado
De esa gloria,
Y le postran a su brío
Lo abatido y estimado
Igual victoria.
¿Dónde está la estimación
De aquel Fabricio fiel?
¿Qué es de Bruto?
¿Qué se hizo el recto Catón?
Todos del hado cruel
Son tribuno.
Póstuma la fama leve
De algunos inscribe ahora
El vano nombre,
¿Mas de qué aprovecha el breve
Epitafio, si se ignora
Ya aquel hombre?
Luego, aunque os quede escul
En el túmulo el renombre [pido
Celebrado,
Quedaréis en el olvido,
Pues solo se verá el nombre,
No el nombrado.
Y si pensais extender
Mas la vida con gozar
De esa suerte,
Cuando la hayais de perder,
Aun os resta que pasar
Otra muerte.

En el Diario de las Musas, números de 22 de diciembre de 1790 y 7 de enero de 1791, se habían insertado algunas muestras de los versos de esta traducción (metro I del libro I, metro III del libro II, metro II del libro III). Parece que Ramírez de Arellano dirigía aquella publicación, o a lo menos allí se publicaron muchos versos suyos con el seudónimo de Silvio del Arga.

LX. ¿GONZÁLEZ CARVAJAL, Tomás José?-Sevilla, 1803-1804.

Traducción del metro IV, libro II, De Consolatione, de Severino Boecio: Quicunque vult perennem

El hombre prevenido,
Que sin temor los silvos oir quiera
Del Euro enfurecido
En mansión duradera,
Y burlarse del mar quando se altera,
Huya del empinado
Cerro donde con fuerza incontrastable
Combate el austro airado:
Y de la arena instable,
[p. 335] Huya el asiento flaco y deleznable.
Huya del sitio ameno
Que está tal vez a un tiempo de frescura
Y de peligros lleno:
Y plante en la llanura
Firme edificio sobre piedra dura.
Y siquiera los vientos,
Resonando con truenos espantosos,
Turben los elementos;
Y siquiera furiosos
Revuelvan en los mares espumosos:
Tú feliz, guarecido
De humilde y segurísimo vallado,
Oirás el ruido
Con rostro sosegado,
Riéndote de ver el cielo airado.

Correo de Sevilla, tomo I, núm. II, correspondiente al sábado 5 de noviembre de 1803.

Firmado con las iniciales S. Ph. (¿Silvino Philomelos?), que son las mismas que usó González Carvajal en una oda al Niño Dios presentado en el templo, inserta en el segundo tomo del Correo, y en otra al mismo asunto publicada en las Variedades de Ciencias, Literatura y Artes (marzo de 1805). Tal circunstancia, unida a la pureza de lenguaje y sencillez de estilo, evidentemente imitado del de Fr. Luis de León, me inducen a atribuir al famoso intérprete de los Salmos esta y las demás traducciones de fragmentos de Boecio que con las mismas iniciales salieron a luz en el Correo de Sevilla.

Traducción del metro VII, libro IV, de Boecio:

Con diez años de guerra
Agamenón glorioso
El violado lecho del hermano
Vengó, y echó por tierra
El muro poderoso,
Y la ciudad del pérfido Troyano.
Y porque el soberano
Eólo niega el viento
A la ya presta armada,
Él, de la hija amada,
Olvidando de padre el sentimiento,
Triste al cuchillo ofrece
El cuello, y con su sangre el viento crece.
[p. 336] Con doloroso extremo
Lloró los devorados
Socios Ulyses, en la inmensa cueva
Dó echado Polyfemo,
Y trinchando a bocados
Los miembros medio exánimes, con nueva
Voracidad los lleva
Al vientre insaciable.
Pero de su sangriento
Placer, el escarmiento
Probó, quando con pena intolerable
Y furor impaciente
Sintió horadada y ciega la alta frente,
Fuertes y claros hechos
Hicieron al Tebano
Hércules inmortal y glorioso.
Vencidos y deshechos
Del suelo Tesaliano
Arrojó los Centauros victorioso.
Del león espantoso
Se trajo por trofeo
La piel, y con sus flechas
Certeras y derechas
Derribó al lago pestilente y feo
De Stynfale las aves,
Que nublaban el sol, a Arcadia graves.
Encadenó al Cerbero
Trifauce, que ladraba
En las cavernas del eterno lloro.
Quitóle al dragón fiero
Que atento los estaba
Guardando, qual riquísimo tesoro,
Las manzanas de oro,
El cuerpo de Diomédes
Arrojó a los caballos
Que, en agenos vasallos
Cebados, encerraban sus paredes,
Y la hidra horrorosa
Rindió al fuego su rabia venenosa.
Achelóo corrido,
Desarmada la frente,
El rostro esconde entre las ondas frías.
Yace Anteón rendido
Sobre la arena ardiente,
Caco a Evandro pagó sus raterías.
[p. 337] Las agudas encías
Del javalí cerdoso
Que defenderse intenta,
Con espuma sangrienta
Señalaron el hombro valeroso
Del que un día en el suelo
Sustentará con él el alto cielo.
Esta postrer hazaña
Quando con firme cuello
Sostuvo en peso la celeste esfera,
De gloria eterna baña
Su nombre, y al más bello
Premio, a la bienandanza verdadera,
Al cielo lo subiera.
Pues, oh fuertes varones,
¿En qué estáis detenidos?
Por los pasos seguidos
Id, que os han señalado estas acciones
La tierra despreciada
Os dará asiento en celestial morada.
S. Ph.

Correo Literario y Económico de Sevilla, tomo II, núm. 42, correspondiente al Miércoles 22 de Febrero de 1804, págs. 51-53.

Traducciones ocasionales

LXI. MAL-LARA, Juan de.-Sevilla, 1568.

«De esta honra o gloria vana dice bien Boecio en el metro séptimo, lib. 2 de consolación en estas palabras:

Quien pide con fervor de alma la gloria,
Y cree ser lo último,
Los ojos alce al cielo, y mire el sitio
De las tierras certísimo,
Y se avergonzará de la soberbia,
Que no hinche sus términos.»

Philosophia Vulgar, fol. 27.

[p. 338] LXII. CARO, Rodrigo.-1604.

«Y así de ellos (los metales) dice con filosófico sentimiento divinamente Boecio, en el libro De Consolacion:

Heu! primus quis fuit ille
Auri qui pondera latere volentis
Pretiosa pericula fodit?
EN CASTELLANO
¡Ay! ¿Quién fué aquel atrevido
que sacó primeramente
Cargas de oro reluciente
Queriendo estar abscondido?
¿Quién (dice el sabio Boecio)
Las perlas a luz sacó,
Y al mundo incauto vendió
Peligros de tanto precio?»

Memorial de la villa de Utrera. pág. 134.

LXIII. CASCALES, Licdo. Francisco.-Murcia, 1614.

En los Discursos históricos de Murcia y su Reyno, pág. 349 de la segunda edición.

«Oh qué bien cierra esta clausula, a mi parecer, Boecio Severino, en aquellos versos que encomendó a la inmortalidad, probando que todos son nobles, sino los viciosos:

Todo el linage humano se levanta,
Y nace de un principio semejante,
Porque uno es el padre de las cosas,
Uno todas las cosas administra.
Él dió rayos a Phebo, y a la Luna
Dió cuernos, dió los hombres a la tierra
Y dió también al cielo las estrellas.
Él encerró las almas descendientes
Del alto Cielo, en los humanos miembros.
Luego todos los hombres traen su casta
De este pimpollo noble soberano.
[p. 339] Si esto es así, ¿qué blasonais gloriosos
Contando agüelos, y linaje antiguo?
Que si atentos mirais vuestros principios,
Y al Autor de las cosas Dios inmenso,
Y que ese es vuestro Padre: quién no es noble?
Ninguno, sino quien con torpes vicios
Desampara tan alto nacimiento.»

LXIV. LUGO Y DÁVILA, Francisco.-Madrid, 1622.

«No es poder el que no puede dar de mano a los cuidados con la prudencia, como lo enseñó elegantísimamente Boecio en estos versos:

Aquel que poderoso
Quiere ser de sí mismo,
Sus pasiones feroces avasalle;
No al deleite engañoso
Sujeto el cuello halle,
Con las riendas del fiero barbarismo;
Que aunque lícito sea
Que de tu ley el Indo temeroso
Esté en tierra apartada,
Y aunque la última Tile a ti se vea
Rendida y humillada,
Con todo, el que no puede
Despedir el cuidado fatigoso
Que el alma le atormenta,
Y las querellas miseras no avienta,
A su poder, poder no se concede.»

Teatro Popular: Novelas Morales para mostrar los géneros de vidas del pueblo, y afectos, costumbres, y pasiones del animo, con aprovechamiento para todas personas... Por D. Francisco de Lugo y Davila. En Madrid. Por la viuda de Fernando Correa Montenegro. Año 1622. A costa de Alvaro Perez. 8.º

(Fol. 101 vto. y 102.)

Raro y curiosísimo libro que debiera reimprimirse, por ser de los más entretenidos y originales de su género, aunque excesivamente picante.

Tiene alguna otra reminiscencia de Boecio, que pudiera [p. 340] parecer el autor más ageno de la desenvuelta musa de D. Francisco de Lugo:

P. 26:

«Assi me valgo de la doctrina de Boecio, que dize:

Aquella no es potencia,
que huir no sabe las querellas míseras...»

Comentarios

LXV. HERRERA, Fr. Diego, de la Orden de S. Jerónimo.

Glossa seu declaratio libri Boetii de Consolatione Philosophiae.

(Vid. P. Sigüenza, lib. I, cap. XLVI, y lib. II, cap. XXIII. N. Antonio)

Imitaciones

LXVI. PORTUGAL, Infante D. Pedro de.

Tragedia de la Muerte de la Reina Doña Isabel.

LXVII. ANÓNIMO.-Valencia, 1799.

O felix hominum genus,
Si vestros animos amor
Quo coelum regitur, regat.
Do fixa, desgraciado
Tu amor su domicilio?
¿Hallar piensas reposo
Fuera del Ser divino?
La idólatra belleza
Que te roba el cariño;
¿No la encuentras mil veces
Causa de tu martirio?
Las riquezas que anhelas
Y allegas de continuo,
¿Con la sed no acrecientan
Tiranas su suplicio?
La dignidad honrosa
[p. 341] Con que eres distinguido,
¿Para subir más alto
No lleva tus suspiros?
La posesión lograda
Que habías pretendido
¿Colmó tus esperanzas?
¿Hace tu bien cumplido?
Esas pasiones locas,
Que con furor dañino
Te acosan y persiguen,
¿Acaso hallan alivio
Por más que tú entregado
Al fiero despotismo,
Las hartes sin medida
Por tan varios caminos?
Cuando más las halagas,
Más ellas a su arbitrio
Tu pecho despedazan,
Verdugos de ti mismo.
No cosas de la tierra,
Grandezas ni dominios,
Pueden llenar el alma
Del que a más es nacido.
Poner su amor en ellas
¿No será, pues, delirio,
Y procurar crueles
Nuestro propio exterminio?
El amor con que el cielo
Se ve siempre regido,
Sea, ¡oh felices hombres!
Del vuestro el incentivo.
Sea vuestro amor éste,
El amor peregrino,
Que nunca desfallece,
Pues siempre se halla activo.
En quien nunca hay mudanza,
Vicisitud ni olvido;
Y que todas las dichas
Las conduce consigo.
Con tal amor dichosos
Serán vuestros principios:
Los progresos felices,
Cual felice el destino.

Diario de Valencia, 28 de agosto de 1799.

[p. 342] Biografía

LXVIII. MONCADA, Francisco de.-Francfort, 1642.

Vida de Annizio, Manlio Torquato Severino Boecio. Escritta (sic) por D. Francisco de Moncada Marqués de Aytona, Conde de Ossona, Vizconde de Cabrera y Bas, gran Senescal de los Reynos de Aragón. Que fue Embajador de Alemania, General de la Armada de Dunkerke, Gobernador y Capp.n General de los Payses Vajos y de Borgonna, del consejo de estado de Su Magestad, y Mayordomo Mayor, del Serenissimo Sennor Infante Don Fernando de gloriosa memoria. Francoforti. Apud Gasparum Rotelium.

Sin año (1642). Linda impresión de gusto elzeviriano.

16.º 137 págs. y dos más con las Erratas, que son muchas, como al principio se advierte:

«Este libro por falta de Corrector salió con tantos yerros en muchas partes... con que se confunde la pronunciación. Olvidáronse las márgenes en que iban notados los lugares de Tácito y Patérculo, van señaladas las erratas que se han podido advertir.»

A la vuelta de la portada un escudo, lindamente grabado, que es el del Conde D. Bernardino de Rebolledo, mecenas de esta edición, según se infiere de la dedicatoria siguiente, que comienza en la página 3 y llega a la 45:

«Dirigióla el licenciado Isidro Flores de Laviada, natural de la Ciudad de Leon, a D. Bernardino de Rebolledo, Señor de Irían, Conde del Sacro Imperio, Cavallero de la orden de Sant Iago, Comendador y Alcayde de Villa nueva de Alcardete (sic), y la Puebla de D. Fadrique, Maestre del Campo de Infantería española, y gobernador del Palatinado inferior.

«En un discurso de los escritores de este tiempo y la diferencia de estilos oí alabar a V. S. la Vida de Boecio escrita por el señor Marqués de Aytona: hallé en ella quanto me prometía, y lastimándome que en siglo que tanto sirve a la lisonja la elegancia no saliese a más luz elogio tan digno y tan merecido de los defensores de la verdad, me resolví a evitarle el riesgo de que le aparte de su intento la atención de los que le retiran, el descuydo de los que le trasladan, o que mayor ambición le publique por suyo.»

[p. 343] Todo lo restante de este larguísimo prólogo fechado en 1.º de Diciembre de 1640, es una biografía apologética de Rebolledo, o más bien la transcripción de su hoja de servicios militares. De Moncada no se dice una palabra.

Más explícita en este punto es la advertencia Al letor, donde se copian algunos renglones de una carta que el Conde de Rebolledo escribió a D.a Catalina de Moncada con ocasión de la muerte de D. Francisco:

«La pérdida ha sido tan general que los exércitos y las Provincias que le tenían por padre, le lloran con ternura de verdaderos hijos. Hará al servicio del Rey no menor falta que a su casa. Solo para sí murió en buena sazón, habiendo defendido tantas veces estos estados de la opresión de los enemigos, facilitando la paz de Alemania con la impresa de Tréveris, y prisión del elector, domado el orgullo de dos tan poderosos exércitos, victoriosos ya de una batalla, echádolos vergonzosamente de Brabante, encerrándolos en sus riberas, ganándoles el fuerte del Eschenck, plaza de tanta consideración, y pasado la guerra al corazón de su Pays; estos son los estados que añadió a su casa, y esta la mayor herencia que deja a V. S.»

Licencia del Comisario General de la Librería Juan Ludovico de Hagen para que se imprima el libro de Moncada «ab expertis in lingua jussu nostro revisum». (10 de Abril de 1642.)

Aprobación del Reverendo Padre Rudolpho Teutoburgo Guardián del Convento de Capuchinos de Winphen, Predicador y residente en Franckenthal. (15 de Diciembre de 1641.)

La Vida de Boecio está muy bien escrita, como podía esperarse de D. Francisco de Moncada, pero en un estilo enteramente diverso del de su Expedición de catalanes y aragoneses. Los 53 brevísimos capitulos, o más bien párrafos del Boecio, pertenecen a aquella escuela aforística y sentenciosa que habían puesto en moda los imitadores de Tácito, y que está representada en Italia por el Rómulo y el Tarquino del Marqués Virgilio Malvezzi, y en España por el Marco Bruto de Quevedo.

Este librillo de Moncada debía reimprimirse, no sólo por el nombre de su autor, sino por lo mucho que en sí vale. La edición antigua es rara, y ademas está plagada de erratas.

[p. 344] De esta biografía de Boecio por Moncada hay varias copias antiguas en la Biblioteca Nacional (6.449, 9.069...).

LXIX. Influencia de Boecio en la literatura española.

Boecio, el último de los Romanos, fué uno de los autores que más influyeron en la educación literaria de la Edad Media, ya como intérprete de los libros aristotélicos de Lógica, ya como tratadista de matemáticas y de música, ya principalmente como filósofo moralista en su visión alegórica De Consolatione Philosophiae, de la cual se encuentran traducciones e imitaciones, algunas de ellas antiquísimas, en todas las literaturas de Europa. Una anglo-sajona se remonta a los tiempos de Alfredo el Grande (900), y uno de los más antiguos documentos conocidos en lengua romance es un incompleto poema provenzal sobre Boecio, cuya composición se atribuye generalmente al siglo X.

Las estrechas relaciones entre el reino ostrogodo de Italia y el de los visigodos de España, ocasionaron que desde muy antiguo fuesen conocidos e imitados los libros de Boecio en nuestra literatura latino-eclesiástica. Las traducciones y los comentarios de Boecio fueron la vía principal, ya que no única (puesto que también tomó mucho de Casiodoro, S. Agustín, Marciano Capella y otros), por donde llegaron a noticia de San Isidoro los rudimentos de dialéctica peripatética que expone en el libro segundo de sus Etimologías (cap. XXV De Isagogis Porphyrii- cap . XXVI, De Categoriis Aristotelis- cap. XXVII, De Perihermeneiis- capí tulo XXVIII, De Syllogismis dialecticis- cap. XXIX, De Divisione definitionum ex Marii Victorini libro abbreviata- cap. XXX, De Topicis- cap. XXXI, De oppositis). Proceden también de Boecio, y en la mayor parte de los casos están reproducidas a la letra, las nociones de Aritmética, Geometría y Música, contenidas en el libro III de la gran compilación isidoriana (de quatuor disciplinis mathematicis). Hay además una singular producción del metropolitano de Sevilla, Synonyma de lamentatione animae peccatricis, en que se revela el deliberado propósito de imitar en fondo y forma el tratado de la Consolación puesto que con artificio cuasi dramático se introducen las figuras del Hombre y la Razón, lamentándose el primero de las miserias de la vida, [p. 345] consolándole la segunda con la esperanza de la eterna felicidad, y exhortándole a la práctica de las virtudes cristianas, como único camino para llegar a ella. El abuso de sinónimos que en esta obra se observa (sin duda porque el Santo Doctor la compuso principalmente como ejercicio gramatical), explica el título que lleva, y dió margen a un procedimiento literario de mal gusto que fué seguido por otros padres visigodos, especialmente por San Ildefonso en el libro de Perpetua Virginitate.

Incorporado, por decirlo así, Boecio en el cuerpo de la tradición isidoriana, no es maravilla que sus libros se encuentren con frecuencia en los inventarios de las bibliotecas de la Edad Media, y que diera lugar, a mediados del siglo XII, a una imitación importante, cual es la obra De Consolatione Rationis, compuesta en dos libros mezclados de prosa y verso por el Maestro Pedro Compostelano que la dedicó a su obispo Berenguer (¿1140 a 1157?). [1] Esta obra todavía inédita se halla en un códice de la Biblioteca del Escorial (R-ij-14, fols. 34 a 54), y han dado de ella noticias más o menos extensas, Rodríguez de Castro (II, 486-488), Pérez Bayer en sus notas a Nicolás Antonio (II, 121) y Amador de los Ríos (II, 244 a 249). Los metros son diecinueve, abundando en ellos las rimas perfectas e imperfectas, así finales como intercalares, las aliteraciones, paranonomásias y otros artificios retóricos y métricos. La traza del libro recuerda punto por punto la de Boecio, puesto que también a Pedro Compostelano se le aparecen en sueños varias figuras alegóricas talos como el Mundo y la Naturaleza, a quienes la Razón ahuyenta de su lado, presentándose además un conflicto entre las virtudes y los vicios análogo al de la Psycomachia de Prudencio. Conviene transcribir íntegro el excelente análisis que de este ms. hizo Pérez Bayer:

«Operis autem argumentum allegoria est perelegans, in qua inducitur Mundus sub pulchræ puellae specie Auctori per somnium obversatus, qui ipsum multiplici lenocinio ad mundanarum rerum studium pellicere satagit. Cumque ipse nutans et jamjam eam [p. 346] sectaturus alinquantisper hæreat: supervenit puella alia pulchrior, scilicet Natura, mediamque sese inter priorem illam et Auctorem ingerens, eximie se ipsam commendat a pulchritudine elementorum, de quibus ea occasione agit; necnon de animalibus quae gignit ac nutrit; mox de plantis atque herbis quarum nomina, virtutes et efficacitatem indicat: hinc de avibus quarum item recenset nomina, cantumque et vocum discrimina numerat. Iis autem interea colloquentibus supervenit puella alia longe prioribus elegantior, scilicet Ratio, easque torve intuens. «Quid hic, inquit, adstant scenulæ meretrices, adulationis artifices, figuli falsitatis, cordis aucupes imperiti, quæ sub hostili amicitia, tanquam Sirenes melodiam præ se ferentes ad mortis perducunt excidium?» «Et ad me, pergit Auctor, vultum convertens ait: cur a tui memoria mei sinis peregrinari notitiam, in quo mea munera me loquuntur?» Et continuo de Grammatice, Rhetorice et Logice disserit, quas sub trium virginum ipsi ancillantium habitu depingit. Hinc ad Arithmeticen, Musicen, Geometriam et Astronomiam procedit, eas sub quatuor item puellarum specie describens, quibus totidem germanas virgines adiungit, virtutes scilicet cardinales, ternasque alias seu Theologicas, quas Auctori unice sectandas proponit. Dolet Auctor interea quod Mundus et Natura ipsi relinquenda sunt, atque ita Rationem affatur: «Tu quidem tuarum decentia puellarum omne decus excedis terrenum, maiestate excelsior; sed illud est non mediocri admiratione stupendum, quod ab illis puellis illustribus (Mundo scilicet et Natura) modis me averti [debere] pronuntias: quod extremæ dementiæ est; cum nullum sit tam asperum pectus, tam immite, quod non oblectamentorum talium teneatur affectu.» Tunc Ratio: hoc quidem, pergit, quod oculorum nutu spondebat proprio sermone confirmans. Nigromanticorum velut deliramentis circumventum Auctorem deplorat, qui superficie rerum, id est dealbatorum sepulcrorum specie se patiatur abripi, ac subiratior ita Auctorem alloquitur:

O iuvenis captusque catenis carnis obesæ
Te laesæ, cor habes? tabes. Scis quod morieris
Et Superis cariturus eris, si verba puelloe
Belloe corde tuo fatue sectaberis? Illa
Stilla manu, quamvis pravis blanditur ocellis
[p. 347] Cum mellis calice inversa vice dando venenum
Sirenum
modulis rapiens, capiens cor...

pergitque salutaribus monitis Auctorem informando. Insurgunt tamen ex adverso caro, avaritia, gula cæteraque vitia ad suas partes ipsum pertrahere studentia, fitque vitiorum virtutumque conflictus maximus, arbitra tamen Ratione quæ nunquam Auctorem deserit; is autem aliquantum confortatus, atque a terrenarum rerum desiderio tantisper adultus, cælestium gustum percipere incipit; cumque ex intervallo carnis illecebræ et mundana desideria animo recursent, ob quæ Rationi subtristis moerensque sistitur: ab eadem rursus erigitur ac recreatur novis atque exquisitis narratiunculis de paradisi gaudiis: de beatitudine electorum: de laudibus Dei ac Beatissimæ Virginis: de præcipuis Ejusdem et Iesu Christi mysteriis; de infirma atque imbecilla hominis conditione: de poenis inferni, ac de eiusmodi aliis: quorum occasione Auctor varias Rationi explicandas quæstiones proponit, cum Philosophicas tum etiam et præcipue Theologicas: de arbitrii libertate: de beatitudine: de peccatis: de peccato originali: de conceptione Christi et Beatæ Mariæ: de unione hypostatica: quibus a Ratione clare ac disserte expositis Auctor demum ad se rediens, nihilque iam terrena curans, ad coelestia intendit animum, desinitque moestus esse; atque hinc operi, Consolatio Rationis appositum scilicet argumento nomen factum. Prodit autem se illico Auctor physices ac naturæ arcanorum, necnon Theologicæ atque universalis eruditionis, quam enciclopædiam vocant, non vulgariter gnarum: quod ineunte XIV quo floruit sæculo non modo apud nos, sed et in Galliis, ipsaque etiam altrice ingeniorum Italia rarum et mirabili loco habendum. Atque utinam non ille impeditissimum planeque puerile rhytmi genus in versibus consectatus fuisset. Haberemus profecto venam uberem, lacteam, sponte fluentem ad numeros, cuiusque sententia, nunc subobscura, Lectores parum attentos occupasset. Sed is erat ubivis eius ævi malus genius... Inviti ab huius codicis descriptione recedimus.»

Basta esta rápida, pero muy nutrida descripción, para comprender que el De Consolatione Rationis de Pedro Compostelano, a pesar de su originalidad relativa y del carácter enciclopédico que ostenta, depende en gran parte del De Consolatione [p. 348] Philosophiae de Boecio, y puede estimarse como su mejor imitación en nuestra literatura latino-eclesiástica de los tiempos medios.

Tampoco le faltaron imitadores en lengua vulgar, entre los cuales merece el primer puesto, tanto por la dignidad y nombradía de su persona como por las raras circunstancias que en su libro concurren, el antipapa Benedicto XIII (D. Pedro de Luna), que primeramente había compuesto en lengua latina el libro intitulado Vitae humanare adversus omnes casus consolationes. Parece averiguado que el texto original de este libro es el que existe en el códice 4.853 de la Biblioteca Vaticana (V.N. Antonio, B. V. II. 211), al fin del cual se lee esta nota: Explicit liber de consolatione Theologiae, alias, vitae humanae: quem compilavit Sanctissimus pater D. Petrus de Luna, quondam Papa, aut propter ipsum compilatus est.

El mismo Luna, o algún familiar o allegado y paisano suyo (como lo prueban los frecuentes aragonesismos del texto), puso en nuestro romance este libro. Se conocen dos códices de esta versión: entrambos de la primera mitad del siglo XV. Uno de ellos es el de la Biblioteca del Escorial (Y-III-7) descrito por Pérez Bayer, Amador de los Ríos y otros. El segundo para hoy en mi biblioteca particular: es también del siglo XV, escrito en papel a dos columnas en folio, y comprende en 259 hojas, además del libro de las Consolaciones, el Oracional de Fernan Péres, de don Alonso de Cartagena, y un tratado suyo de contemplación sobre el salmo Judica me Deus. Todas las señas de este ms. coinciden con el que D. Pascual de Gayangos tuvo presente para la edición que hizo del libro del Papa Luna en el tomo LV de la Biblioteca de autores españoles (Escritores en prosa anteriores al siglo XV, páginas 593-602).

El encabezamiento de este tratado en el códice que yo poseo dice así:

«Aqui comieça el prologo del libro de las consolaciones de la vida humana. El ql conpuso el papa benedito treseno decimo q fue llamado don Pedro de luna antes del sumo pontificado. El qual libro contiene cosolaciones y remedios para cotra qualesqer tribulaciones tristesas angustias y adversidades q los omes por qualqer causa o raso pueda venir en tato q morara en aqste miserable valle de miserias y tbajos.»

[p. 349] Quizá por una errada inteligencia de las palabras «antes del sumo pontificado», que recaen sobre la persona de D. Pedro de Luna, y no sobre la situación en que se hallaba al escribir este libro, han supuesto algunos (A. de los Ríos, Historia crítica, t. V, pág. 234) que esta obra había sido compuesta por el antipapa antes de recibir la mitra y aun el capelo. Pero tal conjetura no puede prevalecer ante las palabras terminantes así del texto latino como del castellano, que bien claramente indican que la obra fué labor de sus últimos años para buscar algún género de consuelo en sus tribulaciones:

«Sic et ego ab impugnantibus justitiam pariter et obedientiam Romanae Ecclesiae a propriae mansionis loco eiectus, quandam exsilii speciem retinens, praefatum opus aggresus, ipsum ut legentibus placeret, De Consolatione Theologiae appellandum iudicavi.»

Y en la versión castellana:

«Ansi nos, lanzado de nuestra propia silla e mansion por los rebeldes a la fe apostólica, e impugnantes a la justicia e obediencia de la Iglesia Romana, sufriendo mas alegre que justamente esta especie de manera de destierro, pensamos de componer aquesta obra, la cual si pluguiere a los leyentes será llamada: Libro consolatorio para las tribulaciones que a los hommes mortales venir pueden.»

Que tuvo muy presente la Consolación de Boecio se infiere no solamente del contexto del libro, sino de estas terminantes palabras del prólogo que preceden a las anteriormente citadas:

«Onde bien ansí como antiguamente el noble e constante varon Boecio fué enviado en perpétuo destierro e cárcel cruel, por no querer favorescer la tiranía del rey Teodorico, ansí nos, etc.»

Pero aunque Boecio haya dado quizá el pensamiento de estas Consolaciones, y sea uno de los moralistas de quienes va tomando sentencias el Papa Luna, la forma literaria es enteramente diversa, puesto que los quince libros, o más bien capítulos, en que su obra se distribuye, no conservan el menor rastro de alegoría ni controversia, sino que son una serie de lugares comunes para prevenir el alma contra los golpes de la fortuna, valiéndose para el caso de numerosos testimonios de la Escritura, de los Santos Padres y escritores eclesiásticos, y también de algunas máximas [p. 350] de los filósofos antiguos, especialmente de Séneca, así en sus libros auténticos como en el apócrifo De remediis fortuitorum, que algunos atribuyen al Petrarca.

«E si por ventura en esta obra (dice en el prólogo) mezclamos algunos exemplos e abtoridades de los antiguos filósofos e oradores gentiles, fecímoslo con aquella entención que el glorioso doctor Santo Agustin, tovo en sus obras donde dice: «Si algunas cosas los gentiles filósofos dijieron verdaderas e conformes a la católica verdat, debémoslas haber e recobrar e traer a nuestros usos como de injustos poseedores.»

Por ende, en este libro cualquier persona turbada o triste por cualquier causa o ocasión fallará aparejada consolación. Et porque en cierto lugar más ligeramente la pueda fallar, queriendo proceder desde las cosas más comunes fasta las cosas mas especiales, partimos e distinguimos este libro en quince particulares libros e trabtados, ansi como quince son las causas e ocasiones de todas las turbaciones e tristezas que los homes han.»

La intempestiva abundancia de citas y la vulgaridad de la doctrina amenguan en gran manera el mérito de este libro, que sólo tiene importancia bajo el aspecto del lenguaje.

Crece la afición a Boecio en los moralistas del siglo XV. Por ejemplo, D. Enrique de Villena le cita expresamente en su Consolatoria a Johan Ferrandez de Valera. Pero no son imitaciones del senador romano todas las que lo parecen. Así, la Vita Beata del protonotario Juan de Lucena no es, como creyó Ticknor, una imitación lisa y llana de los libros de Consolatione, sino una traducción algo libre y muy hábil del Dialogus de felicítate vitoe del humanista Bartolomé Fazzio, como ha demostrado el señor Paz y Melia.

Tanto y más que entre los prosistas se discierne la influencia de Boecio en los poetas de aquella edad, que eran muy dados a moralidades sentenciosas. El Marqués de Santillana, que poseía en toscano y en castellano los libros de la Consolación, parece acordarse de ellos en el diálogo de Bías contra fortuna. Gómez Manrique le tenía entre sus pocos libros. Pero el más insigne homenaje que la musa castellana tributó a Boecio en el siglo XV, es la evidente imitación que de algunos conceptos suyos hizo Jorge Manrique en sus coplas inmortales. La obra de [p. 351] Consolatione, y especialmente los metros intercalados en ella, que son el último eco de la lírica horaciana, y el principal, aunque indirecto camino por donde su noticia hubo de trasmitirse a los tiempos medios, parecen haber sido objeto de la constante y asídua meditación de nuestro poeta. Hay en las coplas algunos pensamientos de los que son más comunes en las odas morales de Horacio, pero no creo que vengan de allí directamente, sino a través de la imitación de Boecio. Por ejemplo, el allegados son iguales... no procede del Pallida mors, ni del Omnes una manet mors, et calcanda semel via letho, sino del metro VII, libro II de Boecio, donde también se encuentra la interrogación famosa:

Mors spernit altam gloriam:
Involvit humile pariter et celsum caput,
Equatque summis infima.
Ubi nunc fidelis ossa Fabricii manent?
Quid Brutus aut rigidus Cato?

Pueden añadirse otras reminiscencias más o menos importantes:

«Haec nostra vis es: hunc continuum ludum ludimos, rotam volubili orbe versamus (Lib. II, prosa II):

Que bienes son de fortuna
Que se vuelven con su rueda
Presurosa.

Defunctumque leves non comitantur opes»(Lib. III, metro II):

Pero digo que acompañen
Y lleguen hasta el sepulcro
Con su dueño.

Después de tan alto ejemplo creo inútil rebuscar otras huellas de la influencia de Boecio en la poesía castellana de fines del siglo XV, por ejemplo los dos libros del cordobés Juan de Narváez, titulados: el uno de la Partida del Ánima, y el otro Valencianas lamentaciones, así llamadas por haber sido compuestas en Valencia. Uno y otro son poemas de filosofía moral, escritos con notable fluidez, naturalidad y soltura, en octavilla de versos cortos. La Partida del Ánima está en forma de diálogo entre el Ánima [p. 352] y la Razón, y puede considerarse como una exposición popular y sencilla de los principales temas de la psicología escolástica, insistiendo principalmente en la demostración de la espiritualidad e inmortalidad del alma racional. Las Valencianas Lamentaciones son también un diálogo entre el autor dolorido y quejumbroso por la desestimación que de su libro había hecho el Conde de Oliva, y la Razón, que le conforta trayéndole a la memoria los infinitos trabajos y sinsabores que cercan y atribulan al hombre en todos los estados de la vida, sin perdonar a los poderosos monarcas, ni a los caudillos invencibles, ni a los magnates opulentos, ni a los que están constituídos en los más altos grados de la jerarquía eclesiástica. De este modo la obra se convierte en un largo sermón que recuerda el Rimado de Palacio del canciller Ayala, y que va como él entreverado de rasgos de sátira más amarga que festiva, si bien el efecto total de la obra es de resignación y conformidad con los decretos de la Providencia. Existe el manuscrito de estos poemas en la Biblioteca Colombina, y ha sido impreso en Sevilla, 1889, en tirada de cortísimo número de ejemplares.

Pero el gran monumento de la imitación boeciana en España (siglo XV), si bien mezclada con otros elementos, por ejemplo la novela filológica de Marciano Capella, es la grande alegoría filosófica del Bachiller Alfonso de la Torre, titulada Visión delectable de la filosofía y artes liberales, compuesta para la educación del Príncipe de Viana. Aun en las doctrinas de este libro relativas a la Lógica y a la Música se nota la influencia de Boecio. En el libro del Bachiller la Torre aparecen personificados el Entendimiento, la Razón, la Naturaleza, las Siete Artes Liberales y las Cuatro Virtudes; pero el propósito de la obra es pedagógico y enciclopédico, y no puramente moral como en Boecio.

El considerable número de traducciones e imitaciones que en el cuerpo de esta bibliografía se citan son indicio de que Boecio continuó siendo uno de los autores más leídos en los siglos XVI y XVII, y no sería difícil encontrar rastros de él en los más insignes moralistas del XVII, como Quevedo (Providencia de Dios), Baltasar Gracián y el autor de la Epístola Moral a Fabio. Pero ya este culto era menos exclusivo que en la Edad Media, y cedía con mucho al de Séneca, verdadero ídolo literario de los [p. 353] escritores conceptuosos y aforísticos de este tiempo. La voz del estoicismo rígido sonaba mucho más alta que la del templado peripatetismo de Boecio, y se le atribuía mayor eficacia para preservar el alma contra los golpes de la adversa fortuna.

LXX. Nota adicional.

A la enumeración de los códices de Boecio existentes en España, debe añadirse el muy interesante manuscrito francés que a continuación se registra:

M. Ee-70 de la Biblioteca Nacional.

Ci commence le liure de boesce de consolacion. Le quel mestre Jehan de meun translata a la requeste de roy phelippe le quart Roy de France.

Fol. 49 fols. a dos columnas, vitela.

Precioso códice del siglo XV, con algunas miniaturas e iniciales en oro y colores.

Notas

[p. 274]. [1] . Aunque Boecio fué cristiano, y hasta se le veneró como mártir en la Edad Media, su literatura es enteramente clásica, y no sin razón se le ha llamado «el último de los Romanos». Por eso le incluímos en esta bibliografía, como hemos incluído a Ausonio, de cuyo cristianismo no puede dudarse, aunque en sus versos se conozca poco.

[p. 286]. [1] . Nota del Colector. No se imprimió el fotograbado a que se alude.

[p. 296]. [1] . H. Harrisse, Grandeur et décadence de la Colombine, París, 1885, página 42.

[p. 300]. [1] . Nota del Colector. No se insertó la lámina a que se alude.

[p. 306]. [1] . El otro que Valdés elogia es el Enquiridion del Arcediano de Alcor.

[p. 306]. [2] . La otra a que alude es la antigua que vulgarmente lleva el nombre de Ginebreda.

[p. 316]. [1] . Análogo era el procedimiento de traducción de nuestro hebraizante García Blanco.

[p. 316]. [2] . Esta traducción es, sin duda, la anónima que se deriva de la catalana de Ginebreda. No conoció el P. López la de Fr. Antonio de Aguayo

[p. 321]. [1] . Este Anfiteatro parece que no llegó a imprimirse, ni queda de él más noticia que esta.

[p. 322]. [1] . Enrique III y Enrique IV de Francia, y Carlos I de Inglaterra.

[p. 322]. [2] . Toda esta doctrina es de los Estoicos, y especialmente de Epicteto.

[p. 322]. [3] . Notable soberbia y desvanecimiento, muy propios del carácter de Villegas. Su traducción es ciertamente buena, pero dan ganas de encontrarla defectos, cuando se ve a su propio autor hablar de ella con tan candorosa petulancia.

[p. 323]. [1] . Vid. sobre esto la carta de D. Antonio Cánovas del Castillo en los apéndices del tomo III de mis Heterodoxos.

 

[p. 324]. [1] . En la reimpresión de las Obras de Francisco Cervantes de Salazar (Madrid, Sancha, 1772), página 24.

[p. 327]. [1] . Vidimus apud eum «El Boecio de Consolación», noviter e Latino conversum, qui typis jam commititur.

 

[p. 345]. [1] . No he de disimular que lo mismo Pérez Bayer que Rodríguez de Castro no asignan al códice más antigüedad que la del siglo XIV, y aun se inclinan a creer que de aquel tiempo debe de ser el autor. Amador opina que el códice, especialmente en la parte de los versos fué retocado en el siglo XIV, pero que es de fin del XII o principios del XIII.