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Obras completas de Menéndez... > ESTUDIOS SOBRE EL TEATRO DE... > I : AUTOS, COMEDIAS DE LA... > III. COMEDIAS DE ASUNTOS DE... > VI.—LA MADRE DE LA MEJOR

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Texto

Seguimos el texto de la Parte 17ª de las Comedias, de Lope, publicada por él mismo en 1622.

Con el título de El Nacimiento del Alba anda en ediciones sueltas, y también en una Parte veintiseis, de Zaragoza, de las llamadas extravagantes, impresa en 1645 (si es que, como Barrera conjetura, no existe edición anterior de 1632 ó 1633), esta misma comedia con las dos primeras jornadas idénticas, salvo la omisión de algunos personajes y escenas, y una tercera enteramente nueva y muy bien escrita, de autor ignorado.

Esta comedia de Lope tuvo la rara fortuna de ser traducida a una de las lenguas indígenas de Méjico. Fué el traductor don Bartolomé de Alva, descendiente de los Reyes de Tezcuco, bachiller teólogo, cura y juez eclesiástico de Chapa de Mota en aquel arzobispado y peritísimo en su lengua natal. De la versión de esta comedia y de otras dos de Lope da cuenta Beristain en su Biblioteca Hispano-Americana Septentrional (Méjico, 1816), añadiendo que el manuscrito se guardaba en la biblioteca del Colegio de San Gregorio, de Méjico; que tenía la fecha de 1641, [p. 199] y que una de las comedias estaba dedicada al P. Horacio Carochi, jesuíta, gran maestro de la lengua mejicana.

En la dedicatoria al Obispo de Guadix y luego de Oviedo, Fray Plácido de Tosantos, hace constar Lope de Vega que «entre las comedias que había escrito de las Sagradas Historias, ésta había sido bien recebida». Y lo merecía, en efecto, pues aunque apenas puede ser calificada de comedia, por la sencillez de su acción reducida al nacimiento de la Santísima Virgen, el autor le dió toda la belleza de una égloga sacra, derramando a manos llenas tesoros de poesía descriptiva y efusiones de puros y castísimos afectos. La regalada armonía de las palabras arrulla blandamente el oído, mientras se insinúan en el alma conceptos de alegre e infantil devoción, semejante a la que reina en los autos del Nacimiento. A ellos se parece esta comedia, hasta en los estribillos y bailes de pastores, judíos, negros y gitanos. Los detalles de mal gusto son raros: apenas pueden citarse más que los juegos de letras. En cambio, hay mucho que admirar en el monólogo de Joaquín:

       ¿Adónde, claras fuentes...;

en la florida y amena descripción que para consolarle en su abatimiento le hacen sus pastores de las riquezas del campo:

       Alzad los ojos del suelo,
       Patriarca generoso...
       Volved los ojos a ver
       Montes, prados y rastrojos...;

en el diálogo honestísimo entre ambos esposos, y en todas las palabras que salen de los labios virginales de San José, cuando labra una cuna de madera de ciprés para que duerma la niña en el templo del Señor. Quien haya visto cuadros de Murillo, comprenderá el género de devoción peculiar de esta comedia.

Las tradiciones piadosas y antiguas, aunque no canónicas, que en ella se encuentran, se derivan del Protoevangelio de Santiago el Menor, que poseemos en su texto griego y en versiones árabes, sirias y coptas, [1] del Evangelio de la Natividad de Santa [p. 200] María, que falsamente se supone traducido por San Jerónimo, y que suele ir incorporado en sus obras precedido de dos cartas, evidentemente apócrifas, a los obispos Cromacio y Heliodoro. [1] No es preciso, ni verosímil tampoco, que Lope se remontase a estas primitivas fuentes, pero las leyendas que de ahí proceden habían sido ya poetizadas en la Edad Media. La célebre monja Hroswitha de Gandersheim las había puesto en versos exámetros leoninos en un poema que llamó Historia nativitatis et laudabilis conversationis intactae Dei Genitricis: están además en dos libros tan populares como la Legenda Aurea, de Jacobo de Voragine, y el Vita Christi, de Ludolfo Cartujano, tantas veces traducido a todas las lenguas de Europa, inclusas el castellano, el catalán y el portugués. El teatro francés del siglo XV posee un Mystère de la conception, nativité, mariage et annonciation de la benoiste Vierge Marie, que tiene nada menos que 11.000 versos y 92 personajes. Aunque este misterio se imprimió muchas veces suelto, es, en realidad, la primera parte de otra composición cíclica y monstruosa, El Misterio de la Pasión, de Arnoul Gréban, bachiller en Teología, donde los versos pasan de 34.000, y los personajes son 393. [2] Otras varias Pasiones de aquel siglo, y aun del XVI, son variantes, refundiciones o abreviaciones de ésta, y en casi todas suelen entrar las escenas relativas al nacimiento [p. 201] de la Virgen y a su presentación en el templo. No conozco auto castellano del mismo argumento, pero se puede afirmar que no dejaría de haberle, porque el drama religioso llevó en todas partes de Europa los mismos pasos y fué cumpliendo las mismas evoluciones.

Proceden, pues, aunque remotamente, de los dos Evangelios apócrifos ya citados, la presentación de las ofrendas de Joaquín en el templo, y el ser rechazado como estéril por el gran sacerdote Isacar (nombre que se encuentra en el Evangelio de la Natividad) o Rubén (nombre que le da el Protoevangelio). Lope acepta los dos nombres, y hace a Rubén escriba. Son también de ambos Evangelios el retorno de Joaquín a la sierra entre sus pastores, la aparición del ángel a ambos esposos, los prodigios que acompañaron al parto de Santa Ana, el ofrecimiento de la Virgen en el templo a los dos años, y los días que allí pasó «como una paloma, recibiendo el alimento de mano de los ángeles». [1] El discurso que el ángel dirige a San Joaquín en su primera aparición:

           Joaquín, no temas, yo soy
       Gabriel, de la jerarquía
       De aquellos que Dios envía,
       Y que en su servicio estoy,

es paráfrasis, o, mejor dicho, traducción libre, del que se lee en el capítulo III del Evangelio de la Natividad, e idéntico el signo que le da al fin:

       La señal desta verdad,
       Es que a la Puerta Dorada
       Hallarás tu esposa amada
       En la sagrada ciudad.

Notas

[p. 199]. [1] . Protevangelium Jacobi, ex codice ms. Venetiano descripsit, prolegomenis, varietate Iectionun, notis criticis instructum edidit C. A. Sukow (Breslau, 1841). Son preferibles las ediciones de J. Ch. Thilo (Codex Apocryphus Novi Testamenti, Leipzig, 1853) y de Tischendorf. Como ni una ni otra abundan en las bibliotecas españolas, puede recurrirse al Codex Apocryphus Novi Testamenti, de Fabricio (segunda edición, 1719-1743), o al Dictionnaire des Apocryphes, de G. Brunet, que forma parte de la conocida Enciclopedia teológica, de Migne. El protoevangelio de Santiago el Menor fué publicado primeramente en latín por G. Postel (1552), y después en griego por Neander (1564).

[p. 200]. [1] . Hay otra Historia de la Natividad de María y de la infancia del Salvador, que presenta resabios de gnosticismo, y que no debe confundirse con ésta. Thilo la publicó por primera vez.

[p. 200]. [2] . Le Mystère de la Pasion, d'Arnoul Gréban, publié d'après les manuscrits de Paris avec une introduction et un glossaire, par Gaston Paris et Gaston Raynaud. Paris, Vieweg, 1878.

[p. 201]. [1] . Palabras del Protoevangelio de Santiago (cap. VII). El Evangelio de la Natividad dice (cap. VII): «Todos los días la visitaban los ángeles y gozaba de la visión divina, que la preservaba de todos los males y la llenaba de todos los bienes.»