Buscar: en esta colección | en esta obra
Obras completas de Menéndez... > ESTUDIOS SOBRE EL TEATRO DE... > I : AUTOS, COMEDIAS DE LA... > APÉNDICE

Datos del fragmento

Texto

ADICIONES A LA BIOGRAFÍA

DE

LOPE DE VEGA CARPIO

COMPUESTA POR

D. CAYETANO ALBERTO DE LA BARRERA Y LEIRADO

La biografía que acaba de leerse es, sin disputa, una de las más extensas y completas que de ningún autor castellano pueden hallarse; pero, como todos los trabajos de su género, no es ni puede ser definitivo. En los años que van transcurridos desde 1864, en que el Sr. La Barrera fechó su advertencia preliminar y presentó su libro al concurso de la Biblioteca Nacional, han aparecido algunos documentos nuevos de grande importancia que completan o rectifican el trabajo de aquel insigne erudito, en puntos muy sustanciales. A llenar estos vacíos va encaminado el presente apéndice, en que, ajustándonos estrictamente al método del señor La Barrera, hemos dejado que los documentos hablen por sí, limitándonos a muy breves comentarios.

[p. 340] Sobre el período más oscuro de la vida de Lope, es decir, sobre sus años juveniles, nada podemos añadir a los datos y conjeturas del diligente biógrafo. En vano hemos registrado los libros de matrículas y grados de la Universidad de Alcalá, desde 1572 a 1584. El nombre de Lope de Vega no aparece por ninguna parte, o a lo menos no hemos tenido la suerte de encontrarle. En vano hemos buscado en Alba de Tormes la partida de defunción de la primera mujer del esclarecido ingenio. El señor cura párroco de aquel pueblo, D. Juan Antonio Ricano, nos participa en atenta carta que, revisados escrupulosamente los libros de las diferentes parroquias que en aquella villa existían a fines del siglo XVI, en algunos de los cuales hay partidas muy anteriores a los años 1591 y 1592, no aparece en ninguno de ellos el nombre de Dª Isabel de Ampuero Urbina y Cortinas. Queda, por tanto, sin determinar la fecha precisa de la primera viudez de Lope.

Tampoco hemos podido descubrir el paradero de las dos causas formadas a Lope, la primera por amancebamiento, y la segunda por sátiras, en 1588 y 1598, causas que debían de contener tan preciosos datos sobre la juventud del inmortal ingenio y que probablemente no habrán desaparecido, puesto que los procesos anteriores a 1700, que existían en el archivo de la Sala de Alcaldes de Casa y Corte, no fueron destruídos en el siglo pasado, sino vendidos, y no es de suponer que nadie entregase al fuego papeles de tanta curiosidad y tanto precio. Finalmente, han sido hasta ahora inútiles las investigaciones practicadas en los archivos parroquiales de Madrid y de Toledo en demanda de las partidas de bautismo y defunción de algunas personas de la familia de Lope, repetidas veces mencionadas en esta biografía.

Pero aparte de estos desiderata que La Barrera dejó señalados y que se apuntan aquí como cebo para la curiosidad de futuros investigadores, la fortuna se nos ha mostrado favorable en cuanto al hallazgo de documentos pertenecientes a los últimos años de la vida del inmortal poeta; documentos que se enlazan admirablemente con los que La Barrera utilizó ya, y son complemento indispensable de su relato.

[p. 341] Antes de proceder a la inserción de estos preciosos documentos, la Academia Española cumple con el grato deber de hacer público su agradecimiento a las dos ilustrísimas personas que con ellos le han favorecido: el Excelentísimo Sr. D. Luis Pidal, Marqués de Pidal, individuo electo de nuestra Corporación, digno sucesor de las aficiones y estudios de su ilustre padre, cuyo nombre está tan hondamente grabado en la historia de nuestro siglo, y el insigne artista D. Francisco Asenjo Barbieri, en quien se unen dichosamente el espíritu de investigación literaria y el numen de la creación musical españolísima y castiza.

El tesoro que el Sr. Marqués de Pidal ha puesto generosamente a disposición de la Academia, consiste en 147 cartas autógrafas de Lope de Vega, no examinadas por el Sr. La Barrera, y que indisputablemente son continuación de los tres tomos que existieron en el archivo de la casa de Sessa y que sirvieron de base principal al trabajo de nuestro biógrafo. Aunque muchas de las cartas que posee el Sr. Pidal carecen de fecha (lo mismo que las restantes), de su contexto se infiere que casi todas son posteriores a 1620, habiendo algunas de las fechadas que alcazan a 1633. El extracto que de ellas vamos a hacer aun dentro de los estrictos límites a que forzosamente nos obligan las ya excesivas proporciones de este volumen, mostrará, sin necesidad de encarecimiento alguno, todo el interés que estas cartas encierran, no ya sólo para la biografía de Lope, sino también para la historia general de su tiempo. El tomo que las contiene lleva el rótulo de Cartas y villetes de Belardo a Lucilo sobre diversas materias; tomo IV.

* * *

1ª Empieza: No es para V. Exª muvho faborecer...
   Acaba:    Para que V. Exª sea servido en lo que tuviera gusto.
2ª E.:          La comedia Martiniana no se puede enbiar...
   A.:           No se escriven hasta saber que responden.

[p. 342] 3ª Empieza: Por tener el libro de la deffensa de D. Luis prestado.
    Acaba:    Dios guarde muchos al gran almirante de Nápoles.
5ª E.:          En mi vida agradecí a V. Exª merced...
    A.:          y ciento cincuenta varas de passamanos ysabeliticos.
6ª E.:          Señor, como mi vida corre ya por cuenta...
    A.:          que en Castilla llaman bayeta.
7ª E.:           Por hacer alguna junta de estos papelillos...
    A.:           ha de sufrir V. Exª y ser yo la causa.
10ª E.:         Estas cartas Señor Exº...
     A.:          porque quien le tiene es imposible que mienta.
11ª E.:         Estas cartas del Duque y de su Magd...
     A.:          en dándomelos, a V. Exª...
12ª E.:         Yo he estado con muchas calenturas...
     A.:          ni se el intento ni la calidad.
13ª E.:         A fe que anda bueno V. Exª...
     A.:          quatrocientas meriendas y cincuenta cucharones de plata.
14ª E.:         Yo yre a la hora, Señor, que V. Exª manda...
     A.:          Quedese V. Exª con Dios, que me estoy durmiendo.
15ª E.:          Habia salido Amarilis con un ramillete...
     A.:           temer algo que me advirtió V. Exª.
16ª E.:          Oy me dio Amarilis esos papeles...
     A.:           aquí están con el hombre que mas quiere a V. Exª y que mas le debe.
19ª E:           No le parezca V. Exª mal esta manera de respuesta...
     A.:           que es cosa de consideración este cuidado ocioso y esta humildad escusada.
20ª E.:          Si permitieran papel las cosas...
     A.:           el lo defenderá, o quedara por necio, para esto se vive.

[p. 343] 21ª Empieza: V. Exª, Señor, no descansa en faborecerme...
     Acaba:    pues es menor dar que onrrar a un generoso pecho.
22ª E:          Alla tiene V. Exª, Señor, el papel general...
     A.:          porque son mui humildes en el valor y mui cortos en los desseos.
23ª E.:         Extrañas son las nuevas y pesame, Señor...
     A.:          ni dexo de ser con el la condición de los hombres.
25ª E.:         Si V. Exª siente por molestia que le fatiguen en esta materia...
     A.:          Essa es mi juridicion.
26ª E.:         Señor, dizen que Su Magestad va a Guadalupe...
     A.:          quales yo las debo a V. Exª.
27ª E.:         Estas cartas que me envia V. Exª...
     A.:          Vea V. Exª la comedia que haze Vallejo mia y holgaráse mucho.
28ª E.:         Llevan los péssames, aunque yo más quisiera...
     A.:          que trae Morales guadejas, el se entiende.
29ª E.:         Señor, qué belicoso planeta reyna aora...
     A.:          que yo he dicho definiciones de Amor, y V. Exª de celos.
30ª E.:         Vere el papel de D. Juan...
     A.:          quando le ymaginaua en el Arenal de Sevilla.
31ª E.:         De la noche de Navidad me ha resultado...
     A.:          que bastaua para mayores culpas
32ª E.:         Señor mío, yo aguarde a V. Exª como estava advertido...
     A.:          y yo rogando a Dios que le guarde mas que a mi.
33ª E.:          Señor, oy acabare de escribir estas cartas...
     A.:          y a lo humano como los Señores a lo divino.
34ª E.:         Quien tiene peregrinando la mayor parte del alma...
     A.:          hasta la sentencia de apelación del Consejo no dizen que esta segura.

[p. 344] 35ª Empieza: No acerte anoche a besar a V. Exª la mano...
     Acaba:    de suerte que sera su dote hasta dos mil ducados.
37ª E.:         Los accidentes del tiempo, misas, reços...
     A.:          armadas en el mar, y Dios en el cielo.
38ª E.:         Dire a V. Exª en pocas palabras lo que yo se desto...
     A.:          pero la verdad es que el quiere que ella le sustente.
39ª E.:         No me responden del Andalucía...
     A.:          Dios se lo perdone y guarde a V. Exª muchos años.
40ª E.:         Señor Exmo.: no me parece a mi que esta carta del P. Juan de Mariana...
     A.:          sino señor discreto, como lo es, mas que quantos Dios hizo.
41ª E.:         Ayer fui a suplicar a Pº de Tapia...
     A.:          porque lo sabe todo, y es yndependiente.
42ª E.:         Señor, aquí andamos desde ayer tachando testigos...
     A.:          donde querría hallarme ya con quietud.
43ª E.:         Mañana es martes: suplico a V. Exª Señor...
     A.:          y con mayores obligaciones y cuidados.
44ª E.:         Besso mil vezes los pies de V. Exª Señor...
     A.:          Temo que perdamos lo ganado en la primera sentencia y que todo llueba sobre mi.
46ª E.:         Mi hija Feliciana...
     A.:          Esta mexor. Dios la guarde.
47ª E.:         Quiere mi hija, Señor Exmo. llebar una amiga...
     A.:           pero no lo puedo escusar.
48ª E.:         Tengo tan poca dicha, que quando estoy mas necesitado...
     A.:          que si por V. Exª no haze, sera como no tenerle.
49ª E.:         Mucho me ha pessado del accidente de mi señora Dña. Francisca...
     A.:          Quisiera ser el que fuera justo para pedírselo a Dios con sumo encarecimiento.

[p. 345] 50ª Empieza: Fuerte caso es que yo no sepa que se cassa el Conde...
      Acaba:   pienso que perdere la de Amarilis, y V. Exª los papeles, que ya están juntos.
51ª E.:         Yo no quise, Señor, ocupar a V. Exª aquel dia...
     A.:          sino que ya los tiene, pues están seguros.
53ª E.:         Pues porqué no le ha dicho el alma a V. Exª...
     A.:          por orden de frayles ynorantes y de alcaldes amigos?...
54ª E.:         En mi casa me dixeron que Roque Hernandez...
     A.:          Heme acordado de Agustín de Prado y sus gracias...
55ª E.:         Señor, esas cartas que he escrito servirán...
     A.:          pues mayores cosas se han acabado.
57ª E.:         Mucho me holgue, Señor, de ver esta carta...
     A.:          El pleyto va bien, quedara sin duda libre...
58ª E.:         Por hallarse el lacayo en la calle...
     A.:          por parecerle en la desconfianza, ya que no puede en la discreción.
59ª E.:         Despues que no estoy en su gracia...
     A.:          si culpan los unos, disculpan los otros.
60ª E.:         Señor, yo havia de yr a bessar la mano a V. Exª...
     A.:          pues antes que anochezca le tendrá V. Exª para yr al Prado.
61ª E.:         Las cartas de aquellas Comedias no podían dexar...
     A.:          Los otros yran mañana.
62ª E.:         Con pena he estado, Señor, de lo que V. Exª me dixo...
     A.:           siendo atomo de la Corte y del sol de aquella grandeza.
64ª E.:         Aquellas personas que V. Exª habra sabido...
     A.:          que es encarecimiento sin exemplo.
66ª E.:         Señor, a una huerta quieren yr mañana Marcelica y Amarilis...
     A.:          No tardara Francisco un ora.

[p. 346] 68ª Empieza: Guarde V. Exª, Señor esa carta del doctor Narbona...
     Acaba:    Tal fué la respuesta.
69ª E.:         De buen gusto le hallo a V. Exª la pluma...
     A.:          y haviendo estas cosas llegando a ser como amores platónicos.
71ª E.:         La indisposición de Amarilis me ha tenido...
     A.:          que usara desta descortesia con su dueño.
74ª E.:         Esa memoria me ha dado un amigo...
     A.:          Y guarde Dios la de V. Exª muchos años como desseo y he menester.
77ª E.:         La carta del Doctor buelbo...
     A.:          donde los ay tan grandes.
78ª E.:          V. Exª dize el castigo deste preso no sea afrentoso...
     A.:           desigualdades son de señores por no decir yngratitudes.
79ª E.:          No se puede tomar en la boca los desatinos destos dias...
     A.:           Que si el leon quiere sacar las uñas de solo Dios depende.
81ª E.:          No quiero persuadir a V. Exª Señor con los años que he servido...
     A.:           El puede y todos le desseamos. Hechura de V. Exª. Lope de Vega Carpio.
82ª E.:          Ese criado de Alonso Perez va por los paños...
     A.:           pues son dos solos para los balcones.
83ª E.:          Señor, olvidoseme la otro noche suplicar a V. Exª...
     A.:           que yo no he hecho mas de escribirlas.
84ª E.:          V. Exª me hizo la mayor merced que puedo encarecerle...
     A.:           que tanto se olvida de V. Exª en estas mudanzas como V. Exª de mi en estos
                         buenos desseos.
85ª E.:          Mire bien V. Exª ese papel; que le conffieso...
     A.:           V. Exª con su gran juicio no tiene necesidad de advertimientos.

[p. 347] 86ª Empieza: No llevan las cartas por no detener la respuesta...
      Acaba:   esta niña pide con lagrimas su soledad como otras su compañia.
90ª E.:         El romance es de los mexores que vi en mi vida...
      A.:         Quando ha oydo Vd. dezir que algun hombre se ha ydo xamas a holgar a
                         Navarra?
93ª E.:         Señor, yo confiesso a V. Exª que he huido por falta de animo...
      A.:         que con esto el tendra hijos, y V. Exª nietos y yo mas señores a que servir.
                         Lope de Vega.
94ª E.:         Oviedo, criado de mi señora Dña. Marta...
      A.:         si ha de venir por aquí esta tarde para hablar a Monseñor Nuncio, o gusta
                         que yo baya alla.
97ª E.:         Muchas merzedes y en muchas ocasiones he recivido de V. Exª..
       A.:        Hale dado Dios el sufrimiento con tanta paciencia que lastima mucho mas el oyrla
                         que el verla. El la remedie.
98ª E.:          V. Exª me onra y faborece en segura confianza...
       A.:         que pudiera recelar en sus acciones mismas.
100ª E.:        Señor, a 5 deste se cumple el censo...
       A.:          Señor mio, le pido remedio o consejo.
101ª E.:        Yo no entiendo la fortuna de V. Exª pues cuando parece...
       A.:         pues no puede haber otra mayor para conseguir cualquiera pretensión mia.
103ª E.:        Yo conozco, Señor Exmº, que no merezco que mis dichas permanezcan...
       A.:         Madrid 4 de Marzo de 1626. Lope de Vega Carpio.
104ª E.:        Señor. V. Exª me onrra siempre...
       A.:         y quando llego a esto no puedo mas, que ya V. Exª me conoce.
[p. 348] 106ª Empieza: El recaudador de la encomienda de Vª Exª se fué sin hablarme...
       Acaba:    porque yo ni aun la vida quiero, si le ha de tener V. Exª por mi.
109ª E.:          Lope recien venido de Ytalia va a besar la mano de V. Exª.
        A.:         y porque sepa que no ha de poder librarse de Lopes.
110ª E:          Yo pense (no sé si entro bien por yo pense)...
       A.:          Guarde Dios a V. S. muchos años como desseo. Capellan de V. S. Lope de
                           Vega Carpio.
111ª E.:          Creo de la merced que V. Exª haze y ha hecho siempre...
       A.:           menos considerados que fuera justo a tan debido respeto.
112ª E.:          Despues que V. Exª falta deste lugar...
       A.:           Madrid 20 de Set.e 1627. Capellan y esclavo de V. Exª Lope de Vega Carpio.
113ª E.:          Yo estoy tan arrepentido de haber enbiado aquel ombre a la encomienda de
                           V. Exª...
       A.:           De Madrid 6 de Diz.e de 1627. Esclavo de V. Exª Lope de Vega Carpio.
114ª E.:          Al Conde de Saldaña. Remite V. Exª por honrrarme, este juicio al mio,...
       A.:           De Madrid 9 de Noviembre 1608. Criado de V. Exª Lope de Vega Carpio.
                           (Hay una nota marginal que dice): Yo consulté el oráculo para responder a
                            V. Exª y me respondio asi:
                            E.: Salicio a Laura enamora,...
                            A.: Quien menos oflenda menos.
115ª E.:           Señor y dueño mio: yo he estado con notable pena de no haber visto...
       A.:            De Madrid 8 de Enero de 1628. Esclavo de V. Exª Lope de Vega Carpio.
                        [p. 349] (Hay una nota marginal que dice. de letra de mujer):
                            E.: Que cuando Dios castyga...
                          A.: porque nadye del cyelo se defiende.
116ª                   E.: Seyano, aleves culpas, graves penas,
                            A.: Cómo puede dezir que vive solo?
       Empieza: Asi pienso que estara V. Exª, Señor, porque verdaderamente no es soledad...
       Acaba:    pagando con ella alguna pequeña parte del amor que le devo.
                           E.: Paulo juriscolsulto soberano...
                           A.: Si menos que de Dios sentencia fuera.
       E.:           Cansada esta V. Exª y assí le suplico me perdone...
       A.:           De Madrid 14 de Febrero de 1628. Capellan y esclavo de V. Exª Lope de
                            Vega Carpio.
117ª E.:          Ayer fue la boda del Exmº Señor D. Diego Mexia...
       A.:            sin quitar nada al Señor D. Gonzalo, oy segundo Gran Capitan a su casa.
118ª E.:          Mucho senti que a tal hora me diesse D. Juan el pliego.
        A.:          Y Antoñica trahe una novena a Santa Lucia, que salud de tales ojos ángeles la
                            han de pedir a Dios.
119ª E.:           Son tales las merzedes y fabores que V. Exª me haze...
       A.:            y se la de a V. Exª con larga vida y mexor fortuna como yo desseo.
120ª E.:           El miercoles o el jueves es la fiesta de palacio...
       A.:            No quisiera cansar los ojos de V. Exª con mis desatinos.
121ª E.:           Señor, dan tanta pena los sucesos y disgustos de V. Exª...
       A.:            que estos males mios no me dexan estar baxado mucho tiempo.
[p. 350] 122ª Empieza: Ya tiene V. Exª, gracias a Dios, a Lope de Vega,...
       Acaba:   De Madrid 18 de Abril 1628.
123ª E.:         Mi combalescencia va tan despacio...
       A.:          De Madrid 25 de Abril de 1628.
124ª E.:         Halléme afligido porque el mismo dia que junté los quinientos ducados...
       A.:          Lástima tengo a los que gobiernan, cuyo zelo es santo y cuyo cuidado es
                           ynsufrible.
125ª E.:          Ley esta copia de aquella carta y a fee de criadode V. Exª...
        A.:           Dios lo remedie todo con su poderosa mano.
126ª E.:          Yo he escrito a V. Exª todos los ordinarios,...
       A.:           De Madrid. Mayo 30 de 1628.
127ª E.:          Viniendo de la Cruz donde con estas Señoras he estado 8 dias...
        A.:          con la cédula real entendida literalmente, aunque V. Exª le halla sentidos
                            alegóricos.
128ª E.:          Pienso que V. Exª, Señor, no está en Baena...
       A.:           De Madrid. 13 de Julio de 1628.
129ª E.:          Gran consuelo para mi fue esta carta de V. Exª que ya ni sabía...
        A.:          Cómo ha corrido no lo sé. V. Exª me conoce mi rezo, misa y librillos.
130ª E.:          Tarde vengo de hablar a Alonso de Vallejo...
       A.:           Dize que con sus dos niñas ruega y rogará siempre a Dios por la vida y
                            descanso de V. Exª.
131ª E.:           A la señora Dña. Ana María...
        A.:           A quien N. S. guarde con la felicidad que desseo que corresponda a sus
                              grandes méritos.
132ª E.:            Entristezióme sumamente la de V. Exª donde me pinta...
       A.:             De Madrid. 29 de Agosto 1628.
133ª E.:            Ya veo a V. Exª tan cuerdo y tan gran señor en este negocio...
        A.:            Madrid 5 de Setiembre de 1628.
[p. 351] 134ª Empieza: Acabando de escrivir esas dos cartas que V. Exª me manda...
       Acaba:    y que el diablo se ha ydo de Madrid, de miedo de tantas cruces.
136ª E.:         Oy havemos hablado en puridad Amarilis y yo...
       A.:          que sabe que no puede pasar de donde Dios le tiene mandado.
138ª E.:         Pienso que V. Exª viene caminando a Madrid...
       A.:          De Madrid último de Octubre de 1628.
139ª E.:         Ya tengo la Comedia del Hermoso Peligro...
       A.:          echándolo de ver en mi, y deseando todos que Dios guarde a V. Exª muchos
                        años.
140ª E.:          Las ollas y los ojos son desgraciados en esta casa...
       A.:           que tubiesen menos esperanzas, y tendrían mas de V. Exª.
141ª E.:          Amo y Señor mio: Yo había querido suplicar a V. Exª...
       A.:            ¿Mas cuando no la tuvieron los corderos de la hambre de los lobos?
142ª E.:          Amarilis dize que con queso y rábanos y Duque de Sesa...
       A.:           Dios guarde a V. Exª muchos años. Amén. Juan Latino.
143ª E.:          Señor: Soy de parecer que V. Exª admita los dos meses de tiempo...
       A.:           y en la Corte y en el mundo, tanto estiman un Señor quanto le ben balido.
144ª E.:          Nuevo le parecerá a V. Exª este pensamiento...
       A.:           Pidiendo perdon a V. Exª deste atrevimiento, que xamás se niega quando no se
                            acierta en lo que se pide.
145ª E.:           Lorenza me dice escriva a V. Exª...
       A.:            con la ocupación de otras cosas comunes.
[p. 352] 146ª   Empieza: Haré, amo y Señor mío, lo que V. Exª me manda...
          Acaba:    lea este soneto; y quédese con Dios que le guarde eternos siglos.
                              E.: Pululando de culto, Claudio amigo,...
                              A.: aplaude los que son Polifemescos.
147ª   E.:           Aquí llegó Amarilis con una loa soberbia en su alabança.
          A.:          De Madrid a 4 de Setiembre de 1633.

* * *

Según nos informa el eminente bibliógrafo, D. Pascual de Gayangos, en carta fecha en Londres, 16 de febrero de 1890, existe en el Museo Británico (N. 28.438) un tomo de cartas, con nota o indicación de segundo, del Duque de Sessa para diferentes personas. Los borradores están escritos todos de puño y letra de Lope, el cual se los remite al Duque con observaciones propias, y después los pone él mismo en limpio o los hace copiar. Este tomo será ampliamente descrito en el cuarto tomo del excelente catálogo de los Mss. españoles del Museo Británico en que trabaja el Sr. Gayangos; pero como quiera que este tomo no es aun del dominio público, insertamos a continuación el extracto de algunas cartas que con su habitual generosidad nos ha remitido el Sr. Gayangos.

* * *

Página 22. Empieza: A Sabedra.—He tenido por buen principio
                 Acaba:    al ygual de las que tengo en Italia.
Ídem  29. E.:           Al Conde-Duque.—Bien cierto estaba yo...
                 A.:          que le corra con los accidentes destos tiempos.
Ídem  62. E.:           A D. Gonzalo Fernández de Córdoua llama hermano en la 67 y en la
                                     siguiente 68 le recomienda a Uzeda diciendo es benemérito de cualquier
                                     officio militar pos sus muchos servicios y por el valor de su
                                 [p. 353] persona en tantas ocasiones. «La de agora es muy a propósito...
                 Acaba:    que pueden pretenderlos.
Página 71. Empieza: A Narbona Entre los frutos de su ingenio...
                 A.:          pues como dixo Juan de Vega las almas son de Dios y las haziendas del
                                     Rey.
Ídem 77.  E.:            Estoy muy a vuestro servicio y lo está mi cassa.
                 A.:          La misma desgracia dize su encarecimiento.

* * *

La Real Academia de la Historia posee dos cartas autógrafas de Lope, conservadas en la rica colección que el general D. Eduardo Fernández de San Román legó en su testamento a aquella Corporación literaria. Insertamos a continuación ambas epístolas. De la primera nos facilitó tiempo atrás, esmerada copia, el distinguido bibliófilo D. Manuel Remón Zarco del Valle. Posteriormente, el infatigable y benemérito historiógrafo D. Antonio Rodríguez Villa, oficial de la Biblioteca de aquella Academia, nos dió noticia de la existencia de la segunda carta, y aun tuvo la bondad de copiarla de su mano.

* * *

1ª  Empieza: Señor mío, ya que es cierta la nueua...
     Acaba:    El guarde a Vm. muchos años como yo deseo y le pido en el altar todos los días, y
                         lo haré mientras tubiere vida. Capellán de Vm. Frey Lope Félix de Vega Carpio.
2ª  E.:           Buelvo a Vm. su papel y muchas gracias por la que me hizo en enviármele...
     A.:           Otra vez pido perdón a Vm. Capellán de Vm. Lope Félix de Vega Carpio (al pie
                          del margen de la primera cara se lee: «Sor D. Antonio de Mendoza»).

* * *

[p. 354] Próxima a terminarse la impresión de este tomo, nos ha comunicado el ilustre académico y eminente crítico D. Leopoldo A. de Cueto, Marqués de Valmar, una nueva carta de Lope fechada en Lerma el 12 de octubre de 1613 y dirigida, según toda probabilidad al Duque de Sessa. Copió esta carta el Sr. Cueto en 31 de diciembre de 1869 del autógrafo que poseía el Vizconde de los Antrines. La carta lleva al margen el número 88, lo cual parece indicar que formó parte de algún tomo, correlativo quizás con los que existieron en el archivo de Sessa y con el que posee el señor Pidal.

Empieza: No puedo encarecer a V. Exª la merzed que con su carta me ha hecho...

Acaba:   Perdone V. Exª que no tengo en esta posada tixeras con que cortar esta carta (las barbas del papel), ni está en casa un vecino barbero que solía prestármelas.

* * *

Procedamos ahora a la inserción de la serie de documentos concernientes a Lope, descubiertos y, copiados por el Sr. Asenjo Barbieri, en el Archivo de Escrituras Públicas (Protocolo de Juan de Piña).

I

TESTAMENTO DE DOÑA JUANA DE GUARDO, SEGUNDA MUJER DE LOPE DE VEGA CARPIO.

II

CARTA DE PODER OTORGADA POR LOPE DE VEGA EN 16 DE OCTUBRE DE 1616.

III

ESCRITURA HECHA POR LOPE DE VEGA Y EL DUQUE DE SESSA SOBRE EL DOTE DE SOR MARCELA DE SAN FÉLIX CUANDO ENTRÓ EN RELIGIÓN (23 DE ENERO DE 1622).

[p. 355] IV

INSTRUMENTOS PÚBLICOS RELATIVOS A LA PROFESIÓN DE SOR MARCELA DE SAN FÉLIX (1622).

V

ESCRITURA DE VENTA E IMPOSICIÓN DE CENSO, OTORGADA POR LOPE DE VEGA EN 12 DE FEBRERO DE 1623, A FAVOR DE LAS MONJAS TRINITARIAS DESCALZAS.

VI

ESCRITURA DE PODER OTORGADA POR LOPE DE VEGA EN 12 DE FEBRERO DE 1623 A FAVOR DE CRISTÓBAL DE GUARDO Y ALONSO PÉREZ.

VII

PRIMER TESTAMENTO DE LOPE DE VEGA, 4 DE FEBRERO DE 1627.

VIII

CARTA DE PODER OTORGADA POR LOPE DE VEGA EN 27 DE ABRIL DE 1627, A FAVOR DE ANTONIO DE TORO, MERCADER DE LIBROS.

IX

INVENTARIO DE LOS BIENES DE LOPE DE VEGA CARPIO (5 DE FEBRERO DE 1627)

X

CARTA DE PAGO OTORGADA POR LOPE DE VEGA EN 25 DE ABRIL DE 1628 A FAVOR DEL DUQUE DE SESSA.

[p. 356] XI

CARTA DE PAGO OTORGADA POR LOPE DE VEGA, EN 30 DE AGOSTO DE 1628, A FAVOR DEL TESORERO DEL DUQUE DE SASSA.

XII

CARTA DE PODER OTORGADA POR LOPE DE VEGA EN 16 DE FEBRERO DE 1631 A FAVOR DE GIL DE VALENCIA.

XIII

PODER DADO POR LOPE DE VEGA COMO TESTAMENTARIO DE LICENCIADO MERIDOR A BLAS DE MESA EN 13 DE MARZO DE 1631.

XIV

CARTA DE PODER OTORGADA POR LOPE DE VEGA EN 24 DE MARZO DE 1631 A FAVOR DEL LICENCIADO MARTÍN DE DAMANSO.

XV

PODER DADO POR LOPE DE VEGA EN 9 DE AGOSTO DE 1631 A GASPAR ANTTONIO BOHORDO, VECINO DE ÁVILA.

XVI

PODER DADO POR LOPE DE VEGA EN 3 DE AGOSTO DE 1632 A JACINTO DEL ALCÁZAR.

XVII

CURADURIA AD LITEM DE DOÑA FELICIANA FÉLIX DE VEGA Y GUARDO.

[p. 357] XVIII

CAPITULACIONES MATRIMONIALES DE DOÑA FELICIANA DE VEGA Y LUIS DE USATEGUI (18 DE DICIEMBRE DE 1633).

En el largo período que ha transcurrido desde que la Biblioteca Nacional adquirió el precioso manuscrito del Sr. La Barrera, hasta el día presente, en que logramos verle impreso, han aparecido algunos libros de gran importancia que tienen datos o juicios acerca de la persona de Lope de Vega. Parte de los documentos en que la narración de estos libros va apoyada, fueron ya conocidos y utilizados por el diligente biógrafo; otros son nuevos y deben figurar aquí como apéndice a su trabajo.

El primero de estos libros es La Sepultura de Miguel de Cervantes, informe leído a la Real Academia Española en 1870 por el Marqués de Molíns, Director, en aquella fecha, de nuestra Corporación, que tanto enalteció aquel varón inolvidable con los frutos de su ameno ingenio y varia cultura. Quizá no pueda presentarse de su talento agudo, de su sagacidad inquisitiva y del arte que en tal alto grado poseyó de comunicar interés y gracia literaria a todo asunto, muestra más feliz que esta Memoria, al parecer de tema tan árido, y en realidad de lectura tan interesante y de tanto aprovechamiento para la historia de los mayores ingenios españoles: Cervantes, Lope de Vega, Calderón. Las referencias a Lope abundan y son enteramente nuevas algunas de las noticias pertenecientes a su hija doña Marcela del Carpio y Luján, llamada en religión Sor Marcela de San Félix. Tuvo a la vista el Marqués de Molíns, además de la presente biografía, entonces inédita, la copia de las cartas de Lope, existente en la Biblioteca Nacional; un códice de versos autógrafos del gran poeta que conserva el Sr. Pidal; la Crónica de los PP. Descalzos de la Santísima Trinidad, comenzada por Fray Diego de la Madre de Dios (1652) y terminada por Fray Alejandro de la Madre de Dios (1707), otros muchos libros y papeles que por ser [p. 358] más conocidos se omiten, y especialmente dos preciosos códices que piadosamente custodian las Descalzas Trinitarias. El primero contiene las biografías de varias religiosas, y el segundo las Poesías de la R. Madre Sor Marcela de San Félix (Mss. en 4º de 560 páginas).

Prescindiendo ahora de todo lo relativo a la sepultura de Cervantes y su hija que nunca fué monja en las Trinitarias ni en otro convento alguno, como han venido a probarlo, en contra de la antigua tradición, irrefragables documentos hallados después de la publicación del Marqués de Molíns, nos limitaremos a consignar los datos que la dilegencia del ilustre académico recogió acerca de Lope y su hija. Después de describir (pagina 75 y siguientes), con los versos del mismo Lope de Vega en la admirable epístola a D. Francisco de Herrera Maldonado, la profesión religiosa de Marcela, que naturalmente juzga Molíns con criterio muy diverso del que muestra e insinúa Barrera (cegado en esta parte, más de lo que debiera esperarse de su buen juicio, por preocupaciones de educación o de partido), empieza a darnos peregrinas noticias de la vida que en el claustro hizo Sor Marcela hasta edad avanzadísima, dividiendo sus horas entre los ejercicios de piedad y el cultivo de la poesía devota, en que se mostró digna heredera de su glorioso padre. Este talento poético no menos que el ejemplo de sus virtudes religiosas, le dieron en el claustro y aun fuera de él, grande autoridad y venerable fama. Por eso decía ella misma a las religiosas años adelante: «¡Pobre de mí que he venido a hacer más ruido que hacía en el mundo, donde era una desvalida que no merecía que me mirasen a la cara!» (Página 81.)

Cita el Marqués de Molíns, además de las poesías líricas de Sor Marcela, algunas pequeñas piezas dramáticas que compuso para ser representadas en su comunidad, especialmente con motivo de las profesiones de varias monjas, una de ellas la Hermana Isabel del Santísimo Sacramento. En esta loa, la misma Sor Marcela representó papel de escolar, comenzando con estos versos:

            [p. 359] Yo soy un pobre estudiante
       Tentado de ser poeta,
       Cosa que por mis pecados
       Me ha venido por herencia;
       Porque ello es que qualis pater
       Talis filius etcetera.

Pero no se crea (prosigue el Marqués de Molíns) que el secreto del nacimiento de Marcela era divulgado... (Continúa Menéndez Pelayo copiando al Marqués de Molíns y transcribe, entre otras más cortas, las siguientes composiciones de Lope tomadas del códice del Marqués de Pidal)

1ª   Empieza:    Niño, pastor soberano
      Acaba:       Quien tiene el mundo en la mano?
2ª   E.:               Cómo dejáis vuestra madre,...
      A.:               Las esposas de mi padre.
3ª   E.:              A buscar esposo viene...
      A.:               Le suple la que no tiene.
(Y el siguiente romance de Sor Marcela)
     
Empieza:     En la soledad se quitan...
      Acaba:        Será mujer encerrada.

En otro apéndice (el XXI) de su precioso trabajo, extracta el Marqués de Molíns un códice de la Biblioteca Nacional (procedente de la colección del Sr. Carderera), que se titula: Indice de las calles, casas de Madrid, corte de España. En esta Visita, que es de 1625, constan, entre otras mil curiosidades no pertenecientes a nuestro asunto, anotadas la casa de Lope en la calle de Francos y la de su última amiga en la calle del Infante:

»Una cassa de Lope de Vega Carpio que fue del capitán Villegas, tasada en 36 ducados.

»Una cassa de doña Marta de Nevares, que fue de Alonso Carrasco, escribano y se tasó en 30 ducados: se sube a 36.

[p. 360] Consta por el mismo documento que en la calle de la Verónica vivía Luis de Usátegui, yerno de Lope.

Por último apéndice de su Memoria, inserta el Marqués de Molíns tres poesías inéditas de Sor Marcela de San Félix.

Nosotros también nos complacemos en reproducirlas, no sólo para dar alguna muestra del talento y gusto poético de la santa religiosa, hija de Lope, sino para que el fervor espiritual y la pureza mística de estos versos temple y dulcifique la impresión penosa y amarga que no pueden menos de dejar en el espíritu algunos rasgos de la vida moral del Fénix de los Ingenios.

I

ROMANCE A UNA SOLEDAD

       Empieza:             En ti, Soledad amada,...
       Acaba:                Lo mucho que se ofrecía.

II

ROMANCE DE UN PECADOR ARREPENTIDO...

       E.:                        Si arrepentido y confuso...
       A.:                       Siendo en todo muy perfecto.

III

A UN EFECTO AMOROSO

       E.:                        Hermoso dueño mío...
       A.:                       Cuando el vencido ruega.

En 1871 salió de las prensas de Rivadeneyra un libro que es modelo de biografías literarias y espejo del buen decir castellano. Su autor, cuya reciente pérdida llora la Academia Española, que [p. 361] premió en público cértamen aquella obra suya, no igualada por otra ninguna de su género en nuestra lengua, y se honró luego contándole entre sus miembros más ilustres, era D. Luis Fernández Guerra y Orbe: el título del libro, D. Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, su materia, mucho más vasta de lo que tal título anuncia, puesto que en torno de la figura del insigne dramaturgo moralista, avivada y realzada por el Sr. Fernández Guerra con toques de pincel valentísimo, se desarrolla todo el cuadro de su época literaria, que el autor ha escudriñado con diligencia de erudito y reproducido con fantasía de poeta. Naturalmente, una de las principales figuras de este cuadro es la de Lope de Vega. El Sr. Fernández Guerra da continuas muestras de haber estudiado a fondo la correspondencia autógrafa del gran ingenio, y le juzga comúnmente con extraordinaria severidad desde el punto de vista moral, como si algo hubiese pasado al biógrafo, del espíritu de hostilidad que indudablemente reinó entre Lope de Vega y el glorioso corcovado mejicano.

Reservando para lugar más oportuno nuestra apreciación sobre el carácter moral de Lope, quizá demasiadamente vituperado en nuestros días, nos limitamos ahora a coleccionar fielmente todos los documentos y testimonios favorables y adversos a su persona; y no sólo por esto, sino también por añadir varias noticias inéditas y peregrinas, y principalmente por recrear el gusto de nuestros lectores con algunas muestras de la más bella prosa castellana que en nuestros tiempos hemos logrado, reproducimos a continuación los principales párrafos en que D. Luis Fernández Guerra habla de Lope de Vega.

(En las páginas 687, 88, 89, 90 y 91 se transcriben párrafos del libro de Fernández Guerra, después prosigue Menéndez Pelayo.)

Después de tantas y tan explícitas revelaciones como el libro de Alarcón encerraba sobre los puntos mas delicados de la vida de Lope, no hubo de producir grande escándalo la aparición, en 1876, de otro volumen en cuya portada se leía: Últimos Amores de Lope de Vega Carpio, revelados por él mismo en cuarenta y ocho cartas [p. 362] inéditas y varias poesías. Algunos, sin embargo, mostraron escandalizarse del contenido de tal libro, aunque, limitada la edición a reducidísimo número de ejemplares, de precio bastante elevado, difícilmente podría llegar a otras manos que a las de los bibliófilos de profesión, gente por lo común madura y curtida. Por otra parte, la historia tiene sus derechos, como espejo de la fiel e incorrupta verdad, y aun puede sostenerse que el conocimiento de las flaquezas de los grandes hombres, cuando el correr de los siglos las descubre, más tiene de lección moral que de piedra de escándalo, en cuanto sirve para impedir que la justa admiración degenere en sacrílega apoteosis. Puesto que han llegado a nosotros tan gran número de cartas de Lope, ¿quién hubiera sido osado a destruir papeles donde puso la mano el Fénix de los Ingenios? Y no destruyéndolos, ¿cómo era posible estorbar aun por medio de reservas y ocultaciones impropias de nuestro tiempo, que tarde o temprano, quizá en la forma más ruidosa por lo mismo que se había querido huir de la más natural y menos ocasionada a peligros, diera alguien razón del contenido de tales documentos? Así ha sucedido y así tenía fatalmente que suceder. ¿De qué han aprovechado a la buena fama de Cervantes misteriosas reticencias de aquellos biógrafos suyos (Navarrete, por ejemplo), que pasan como sobre ascuas por la causa de Valladolid y se resisten a dar extracto de ella? De ninguna otra cosa, sino de aguijonar la curiosidad malsana de los lectores que sin fundamento sólido se pierden en mil suposiciones absurdas, todas ellas menos honrosas para el inmortal ingenio que lo hubiera sido la publicación íntegra del proceso. Un caso semejante, si no idéntico, tenemos en las cartas de Lope. Abultado y exagerado por la malicia el hecho desgraciadamente cierto de haber puesto Lope su pluma y su divino ingenio al servicio de las pasiones del Duque de Sessa, escribiendo cartas y versos amatorios para que su hinchado protector se pavonease con plumas ajenas, se ha querido confundir esta especie de tercería literaria (que hoy ciertamente nos repugna, pero que en aquellos siglos no debía de pasar por grande ignominia, puesto que vemos que la ejercitó sin escrúpulo un tan principal [p. 363] y cumplido caballero como Garci-Lasso, escribiendo las bellísimas estrofas de la Flor de Gnido para rendir, por cuenta de Fabio Galeota, la esquivez de la hermosa napolitana doña Violante Sanseverino), se la ha querido confundir, decimos, con otras, más vulgares y deshonrosas tercerías, de las cuales en estas cartas ningún vestigio hemos podido encontrar, por lo que a Lope respecta. Al contrario, hemos visto muchas y claras pruebas de haber prestado al humilde poeta, en varias ocasiones, el encumbrado descendiente del Gran Capitán, ese género de equívocos servicios ya favoreciendo de mil modos las intimidades de Lope con Amarilis, ya prestándose a ser padrino de su hija adulterina y a dar todo género de pompa y esplendor a su bautizo; ya, finalmente, atizando el fuego de la discordia matrimonial entre Roque Hernández y su mujer, y amparando a ésta en su escandalosísimo pleito de divorcio, que terminó con irse ella a vivir a casa de su amante. Nada de esto se dice para atenuar, ni en parte mínima, la culpabilidad de Lope, sino para que nadie le suponga mejor ni peor de lo que fué, dada la moralidad corriente y harto laxa de su tiempo.

El ingenioso y castizo autor de los preliminares al tomo de los Últimos Amores, firmó con el anagrama perfecto de José Íbero Ribas y Canfranc, letras que no descifraremos por lo mismo que son un secreto a voces en el breve círculo de los bibliófilos españoles. El fondo del libro está constituido por 48 cartas de Lope de Vega al duque de Sessa, ya conocidas de nuestros lectores, puesto que Barrera las transcribe íntegras o en extracto, omitiendo sólo algunos pasajes demasiadamente libres que le parecieron no cuadrar al severo tono de un libro de erudición por grandes que sean los ensanches que a la erudición se concedan. Llenan el resto del tomo las poesías sueltas de Lope que más o menos directamente se refieren a sus devaneos con Amarilis, poesías que también utilizó nuestro biógrafo, y en las cuales no insistiremos por consiguiente.

Pero hay un punto en el libro de los Últimos Amores. completamente nuevo y de interes sobremanera novelesco, cual es el [p. 364] que se refiere a la desdichada suerte de la hija de Lope y de Amarilis, doña Antonia Clara de Nevares. En este punto conviene oír al ingenioso editor de las Cartas, el cual, apoyándose en ciertos datos históricos y en conjeturas cuyo valor apreciarán nuestros lectores, intenta llenar el vacío entre la muerte de doña Marta, en 1633, y la de Lope, en agosto de 1635.

Dijo el cronista Pellicer en la Urna Sacra que «hicieron oposición a las excelentes prendas de Lope algunos enemigos poderosos que le obligaron a naufragar peregrino varias veces», y más adelante añade que «estudió Lope en su misma paciencia grandes aforismos de constancia en las aflicciones que le contristaron antes y después del sacerdocio». Escribió Montalbán en la Fama Póstuma, que Lope había tenido en el último año de su vida «dos disgustos que le tenían casi rendido a una continua pasión melancólica, que ahora nuevamente se llama hipocondría». Uno de estos disgustos fué sin duda la muerte de Amarilis; ¿cuál podía ser el otro?

Consta por relación del mismo biógrafo y apasionado discípulo de Lope, que el accidente postrero acometió a Lope de Vega «en unas conclusiones de Medicina y Filosofía que defendió tres días el Dr. Fernando Cardoso, gran filósofo y muy noticioso de las buenas letras, en el Seminario de los Escoceses». Allí «le dió repentinamente un desmayo que obligó a llevarle entre dos de aquellos caballeros, a un cuarto del Dr. D. Sebastián Francisco de Medrano, muy amigo suyo, que está dentro del mismo Seminario, donde sosegó un poco, hasta que en una silla le trajeron a su casa».

El Dr. Cardoso a quien se alude, no es otro que el famoso judaizante e insigne filósofo Isaac Cardoso (llamado entre los cristianos Fernando), autor del libro de las Excelencias de los Hebreos, y más digno de memoria por la Philosophia Libera, que años adelante publicó en Venecia. Cardoso, pues, que todavía en 1635 se hacía pasar por cristiano y disfrutaba en la corte de Felipe IV gran crédito por sus muchas letras y su habilidad en la Medicina, compuso una Oración f'únebre en la muerte de Lope de Vega, y en ella confirma el relato de Montalbán: «Mas [p. 365] ponderemos su muerte, que también, como su vida, fué misteriosa. El día de S. Bartolomé, en que mi humildad pudo merecer lucimientos en conclusiones de cuatro días, de una y otra ciencia (Medicina y Filosofía), fué como ilustre oyente a honrarme en el gravísimo auditorio de erudición y grandeza; o por los olores de la iglesia o por la estrechez de la gente, se desmaya el varón insigne, y llevado a su casa, se muere al tercer día... a vista de príncipes comienza su enfermedad, y a vista de sabios, porque comience en todos el dolor de perderle.»

Un amigo de Lope, el Dr. Juan Antonio de la Peña, escribió una égloga elegíaca con los mismos consonantes que Lope había empleado en su égloga Filis, una de sus postreras composiciones poéticas. Fíjese la atención en estos pasajes:

           Setenta y tres caminos hizo en veces
       El rojo sol (si un año es un camino)
       Del término del Aries a los Peces,
           Cuando acabó Belardo su destino:
       Asaltóle la muerte en una fiesta
       Que hizo a Galeno el mayoral Felino.
           
Estaba la materia bien dispuesta,
       Y así en las conclusiones de aquel día
       Halló su vida conclusión honesta.
       .....................................................................
           Su humilde huerto flores no se viste,
       Antes más agostado sospechoso,
       Ni al sol se opone ni al calor resiste.
       .......................................................................
           ¡Oh cuánta ingratitud es fementida,
       Y más cuando el honor se confiaba
       De tigre que de oveja está vestida!
       ........................................................................
           Mas vuelvo a aquellas luces eclipsadas
       De nuestro buen Belardo que en sus penas,
       Aunque fueron por él tan bien lloradas
           No hallar satisfacción le heló las venas.

                     [p. 366] FLORIS

       ¿Tan mal su amada Filis respondía?

                    RISELO

       En abrojos trocó las azucenas,
           Volvió en amargo llanto la alegría.
       La ingratitud de su rigor condeno.

                    FLORIS

       .....................................................................
           Mas quisiera en Belardo ver incierta
       La fuerza de la muerte y que vencida
       Se viera castigada y descubierta
           La injuria que en su agravio prevenida
       Perdió a su cabañuela el fiel decoro,
       Última pena de su heroica vida.

                    FLORIS

           Como esas sinrazones causa el oro
       Y el ciego amor, pues por robar a Europa,
       Júpiter imitó forma de toro.»
       ....................................................................

Estas alusiones, a primera vista tan oscuras, reciben clarísima luz si las ponemos enfrente de algunos conceptos de Lope en la ya citada égloga Filis, que dedicó a la ilustre poetisa portuguesa doña Bernarda Ferreira de la Cerda.

(Transcribe a continuación Menéndez Pelayo en las páginas 694-695 una buena parte de la égloga Filis).

Larga ha sido la cita, pero la gallardía de los versos es tal, que fácilmente nos perdonarán esta prolijidad nuestros lectores. Constando por testimonios del íntimo amigo de Lope, Dr. Juan [p. 367] Antonio de la Peña, el carácter autobiográfico de este poema, donde el Fénix de los Ingenios se encubre con el pseudónimo de Eliso o de Elisio, que ya antes había usado en la égloga Amarilis, para referir, un tanto desfigurados sus amores con doña Marta, no hay más recurso que ver en Filis a la hija sacrílega y adulterina del poeta, y aceptar como histórica, a lo menos en sus rasgos esenciales, la tremenda y ejemplar historia de su seducción y abandono, que aceleró la muerte de Lope, y sirvió en esta vida de providencial castigo a sus extravíos como hombre y como sacerdote. «Era el año de 1634 (dice el autor de los Últimos Amores): Antonia Clara había cumplido en Agosto 17, cuando un rico galán (a quien disfraza Lope con el pseudónimo de Tirsi) la oyó cantar en una fiesta, y se enamoró de ella. Persiguióla recatándose, sobornó a una dueña o criada vieja que le cuidaba; Antonia se enamoró de él... y como Lope concibiera sospechas de la conducta de su hija, ésta, temerosa y desnaturalizada, huyó una noche de la casa paterna en compañía de la criada infiel, llevándose todo cuanto pudieran de la casa, y hasta el perro que la guardaba, para vivir a sus anchas, no como esposa, sino como manceba del poderoso Tirsi.» Hasta aquí lo que se deduce de la égloga y lo que en sustancia puede tenerse por realmente acaecido, salvo los colores y exornaciones poéticas con que Lope ha debido vestirlo. En cuanto al nombre del autor de su deshonra hace nuestro investigador algunas conjeturas muy ingeniosas, pero que naturalmente no pasan de tales conjeturas. Tirsi era sin duda un caballero muy principal de la corte de Felipe IV, y muy allegado a la persona del Rey, puesto que el Dr. Peña le llama Tirsi zagal del mayoral Felino. Las sospechas del Sr. Ibero Ribas y Canfranc recaen nada menos que sobre el yerno del Conde-Duque de Olivares, D. Ramiro Núñez Felípez de Guzmán, Marqués de Toral, Duque de Medina de las Torres, Gran Canciller de las Indias, Tesorero General de la Corona de Aragón, y por último Presidente del Consejo de Italia, mozo brillante y alentado, muy favorecedor de comediantes y poetas, especial Mecenas de D. Juan Ruiz de Alarcón, que tuvo con Lope de Vega enemistad notoria: [p. 368] célebre en sus mocedades por «haber sacado la moda de poner cristales en los coches», y célebre por menos frívolas razones en su edad madura, puesto que se mostró en más de una ocasión sagacísimo político. El cargo es ciertamente grave, y antes decolgar semejante milagro a persona por ventura inocente y que andando el tiempo llegó a ser tan respetable, serían precisos mayores indicios que los que pueden sacarse del pseudónimo de Tirsi o de las indicaciones sumamente vagas de Lope, que sin duda por ser realmente poderoso el enemigo de su honra, no se atrevió a designarle más claramente. [1]

* * *

Dos palabras acerca de la presente edición. Hemos seguido fielmente el texto de la biografía de La Barrera, absteniéndonos de corregir hasta algunos leves descuidos o incorrecciones que saltan a la vista, y que de seguro hubiera enmendado el autor si Dios le hubiera concedido vida para dirigir la impresión de su trabajo. Únicamente nos hemos permitido dividir el texto en capítulos, para facilitar su lectura, procurando que cada uno de estos capítulos comprendiese un período o fase entera de la vida de Lope, y señalándolos con números romanos y no con epígrafes, para evitar la intercalación de toda palabra extraña al texto del docto biógrafo. Hemos reducido al sistema de la Academia Española la ortografía un tanto singular que La Barrera usaba en sus manuscritos (aunque no en sus ediciones), ortografía idéntica en lo sustancial a la de su maestro D. Bartolomé José Gallardo. En el texto de las cartas de Lope y demás documentos inéditos que aquí se incluyen, hemos respetado, como lo hizo La Barrera, la escritura de los originales, por más que este sistema difiera del [p. 369] que ha de seguir luego la Academia en la reproducción de los escritos literarios de Lope.

El retrato grabado al agua fuerte, que acompaña a este primer tomo, es copia del famoso cuadro de Luis Tristán, existente en el Museo de San Petersburgo, y del cual ha logrado la Academia excelentes fotografías por mediación del Excmo. Sr. Marqués de Campo Sagrado, Embajador de España en Rusia. A la serie de retratos de Lope mencionados por La Barrera, hay que añadir otro de indisputable autenticidad, que posee el inteligente coleccionista brigadier D. Romualdo Nogués, y que había pertenecido antes a la rica galería del Sr. Carderera. Este retrato puesto generosamente por su actual poseedor a disposición de la Academia encabezará uno de los volúmenes siguientes.

Cumpliendo la voluntad del Sr. La Barrera, figura, como prólogo, al frente de su biografía, un artículo de D. Agustín Durán acerca de los caracteres del teatro de Lope. Se inserta también el índice analítico que el mismo La Barrera formó de su biografía, y se ha refundido y acrecentado considerablemente el de nombres propios y cosas memorables, incorporando en él las referencias de este apéndice.

Notas

[p. 339]. [1] . Nota del Colector.— Reproducimos solamente en resumen, por las razones que en la Advertencia que va al frente de este volumen se dan, las Adiciones a la Biografía de La Barrera que Menéndez Pelayo insertó al final del vol. I de la Edición Académica de las obras de Lope.

[p. 368]. [1] . Además de los estudios hasta aquí mencionados sobre Lope, merece citarse el ingenioso folleto acerca de La Dorotea, dado a luz en la Habana por el joven escritor don José de Armas y Cárdenas, que demuestra en él y en otros opúsculos análogos, notable aptitud para este género de investigaciones.