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Obras completas de Menéndez... > BIBLIOTECA DE TRADUCTORES... > IV : (OLIVER-VIVES) > TRIGUEROS

Datos del fragmento

Texto

[p. 294]

Las Fábulas de Conón Aheniense, Traducidas de la Lengua Griega por D. Cándido M. Trigueros, de la Academia de Buenas Letras de Sevilla, 1768. [1]

Cuaderno en 8.º de 152 pp. (autógrafo).

Es traducción del extracto de Phocio. (Bibl. cod. 186.)

Lleva algunas notas muy breves.

Es trabajo útil y que debiera imprimirse.

Tratado del gobierno de las cosas del campo, por Lucio Junio Moderato Columela, traducido por D. Cándido M.ª Trigueros, de la R. Ac. de B. L. de Sev. el qual añadió notas para su mejor inteligencia, 1777.

Prólogo a Publio Silvino. «Oigo frecuentemente a nuestros más principales cuidadanos, que se quexan de que ya la esterilidad de los campos, ya la intemperie del aire causa mucho tiempo hace graves perjuicios a los frutos de la tierra: oigo también a varios que por mitigar estas quexas con alguna razón especiosa, alegan que fatigado y agotado el terreno con la grande fertilidad de los primeros tiempos no puede ya proveer de alimentos a los mortales con la misma prodigalidad que antes lo hacía...»

Las notas van al margen y son muy extensas. La traducción está llena de enmiendas.

Sólo hay nueve capítulos del primer libro: el último no completo.

Se conservan entre los papeles de Trigueros varias cartas de amigos suyos relativas a esta versión.

Las hay de D. Juan Nepomuceno González de León, de don Francisco de Bruna (14 de setiembre de 1778), J. A. de Araujo.

González de León comunica a Trigueros noticia de las ediciones de los geopónicos, existentes en la Biblioteca del Cabildo de Sevilla.

El marqués de Villafranca invita a Trigueros a leer su versión en juntas de la Academia de Sevilla «y leída, procuraremos darla al público» (Sevilla, 17 de enero de 1778).

[p. 295] Bruna escribe en enero de 1778: «Me parece una empresa muy digna la traducción de Columela, y para ponerle las notas es preciso que usted vea mucho, porque es materia muy vasta: incluyo la lista de lo que tengo, y si algo sirviese lo remitiré: el Goesio y el Rigalcio son admirables; el Agustín Gallo italiano es bien raro; en él encontré el arado de ruedas en el idéntico modo que lo publicaron como invención suya Tul y Duhamel, y por el que injustamente se les han dado tantos elogios, siendo un plagio.»

La Ilíada... de García Malo... (art. crítico, que ignoramos si fué publicado). Tacha a García Malo de haber ignorado dos traducciones anteriores de la Ilíada: la de Lebrixa Cano («se prepara para publicarse en Madrid»), la del propio Trigueros.

«El estilo (de García Malo), es regular, aunque se pudiera limar un poco y purgarle de alguna expresión o palabra extraña.»

Eneida. Libro V.

Entretanto ya Eneas en alta mar estava,
Y las olas que el cierzo pone oscuras, cortaba:
Vuelve a Cartago el rostro: la grave llama mira:
Ignora los motivos que encendieron tal pira.
.................................................

Hay también un fragmento del libro 4.º

Ya a Eneas muestra el muro soberbio que fabrica:
Ya el Sidonio tesoro: ya el pueblo que edifica:
Comienza a declararse, y a seguir no se atreve:
Al espirar el día, nuevos banquetes mueve...
..................................................

Borrador anónimo en que se lee lo siguiente: «Once años que tengo o padezco y desecho la tentación de traducir a Columela. Con esto vengo a reconocer la importancia de que se lea en español la utilísima obra de este paisano mío. Me consuela de mi desconfianza la noticia de que ese caballero amigo de usted (circunstancia que me basta para inferir de ella su instrucción y suficiencia para el desempeño) trabaxa en ese gran proyecto. Feliz yo si en la más ligera parte pudiera contribuir a sobrellevar tan pesada carga...

Borrador de una carta de Trigueros a Jovellanos, a 10 de [p. 296] febrero de 1781. Se refiere a la traducción de Columela, pide el Plinio de Harduino, habla del verdadero significado de lahidra &. &.

Oratio pro Q. Ligario (trad. cast.).

Un nuevo delito, C. César, y hasta ese día nunca oído te ha traído mi pariente Q. Tuberón: que Q. Ligario estuvo en África... (completa). No parece de Trigueros.

Oratio pro A. Licinio Archia Poeta (trad. castellana). No parece de Trigueros. Al margen dice «Josephus Antonius Echezával», que quizá sea el traductor.

Inc. «Oh juezes, si hay en mí algún ingenio, el qual veo cuán corto sea, o si algún modo de perorar, en que confieso averme medianamente exercitado, o algún méthodo aprendido en los estudios y disciplinas de las buenas artes, en que confiese haber empleado toda mi vida...»

Apuntamientos para el señor Cavanilles. Es muy curioso y puede considerarse como el bosquejo de una apología de España.

Curiosa alusión a Olavide: «No me paro a decir una palabra, sobre el erudito refugiado de que habla Mr. Masson (esto es, de D. Pablo Olavide), si no para advertir que los españoles conocen i aprecian lo que tienen bueno, pero ciertas prendas que tiene, en algo parecidas a las que muestra Mr. Masson, forzaron a los españoles mismos a imponerle un castigo que las leyes hacían forzoso, y que le impusieron mal de su grado, no obstante que fué mucho menor que hubiera sido en otros tiempos. Conste que el Inquisidor General no quiso asistir al Consejo en que fué sentenciado y al qual le conduxo su imprudencia y su confianza. Dexémonos de Filosofías sofísticas: en el país donde no se admite más que una sola Religión y un solo culto es preciso que haya leyes y tribunales (tengan el nombre que tuvieren) que cuiden de la pureza en este punto: si no, habría mil desórdenes que aun civilmente fueran muy perniciosos: la libertad del particular que puede dañar al común debe ser coercida por la legislación... No podemos dudar que D. Pablo Olavide fué verdaderamente infractor de esta máxima, sin hacer un notorio ultrage e injusticia a un Consejo Supremo, que averigua las cosas con la maior exactitud y escrupulosidad, con que fué justamente castigado, en despecho de la lástima que le tenían sus mismos jueces que conocían las prendas que tenía buenas. ¡Cuántos avisos tuvo de su riesgo! ¡Cuánto duró [p. 297] la causa antes que le prendiesen! ¿Por qué no precavió el daño con la delación voluntaria y con la enmienda? España le estimara aún, como le estimaba antes, si le viera que al tiempo que se esmeraba en los adelantamientos políticos de la nación apreciaba en otros puntos las máximas de los Santos más que las de Voltaire y Rousseau. Al fin, si acaso quería ser naturalista o Deísta, fuéralo dentro dél, o fuérase a serlo de otro modo, en países donde no fuera un crimen de estado el faltar a la Religión establecida, aun en la cosa más tenue: estudiara lo que hablaba, y no forzase a sus compatriotas a escandalizarse y castigarle, no obstante que le estimaban. La imprudencia de estimar por el lado que no lo merecen a los que se llaman filósofos: la tontería de no mirar por sí en tiempo, le pusieron en el lance que le sonrojó: los bienes que se hallaron fueron dados a su Muger cuyos eran: en su persona no se tocó. ¿De qué, pues, puede quexarse sino de sí mismo, cuando fué tratado con la mayor benignidad? ¿Y por ventura hubiera podido refugiarse en Francia, si no le hubieran tratado con esta benignidad? Francia le aprecia: más le apreció España, que le dió tan buenos empleos, no obstante los pleitos y cuentos que le trajeron de Lima: España le castigó porque lo merecía. Francia le recogió por el derecho de refugio común a todos, y porque el artículo en que había delinquido, en Francia es menos grave y reparable, por ser comunísimo.»

Sobre la muerte de Lucrecia (declamación retórica). «Lucrecia vituperada en su suicidio, cuando fué forzada por Sexto Terquinio.»

Cartas sobre la Rima. (No hay más que la 29.)

Una especie de ópera, cuyo asunto es el rapto de Ganimedes.

Notas

[p. 294]. [1] . Papeles de Trigueros que posee D. Emilio Cotarelo y Mori.