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Obras completas de Menéndez... > BIBLIOTECA DE TRADUCTORES... > II : (DOMENECH-LLODRÁ) > GRANADA, FR. LUIS DE

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[p. 191]

Para la breve noticia que de la vida de este varón venerable y elocuentísimo escritor ponemos a continuación, nos valemos especialmente de su Vida, escrita por el licenciado Luis Muñoz, que acompaña a casi todas las ediciones de sus obras desde principios del siglo pasado.

[p. 192] Nació Fr. Luis en Granada, el año 1504, de oscura y honrada familia. Su madre era lavandera del convento de dominicos. El despejo y dotes oratorias que manifestó Luis en una pendencia de muchachos, llamaron cierto día la atención del Conde de Tendilla, que le puso a su servicio y procuró darle la misma educación que a sus hijos. Con ellos estudió gramática latina el futuro autor de la Guía de Pecadores, que muy pronto se inclinó a la vida religiosa, y en 1524 entró de novicio en el convento de Predicadores de Santa Cruz, profesando en 15 de junio del año siguiente. En el mismo convento estudió Artes, y agraciado con una beca en el Colegio de San Gregorio de Valladolid, donde ingresó en II de junio de 1539 y dedicóse a la Teología así Escolástica como Mística. En la primera fué su maestro Fr. Diego de Astudillo, peripatético eminente. Salido de las aulas, fué lector de Teología y Filosofía en diferentes conventos de la provincia de Andalucía, obteniendo, merced a sus estudios y tareas en la enseñanza, el grado de maestro, que le otorgó, en 1538, el General de su Orden Fr. Vicente Justiniano, y confirmó el Capítulo General de Bolonia en 1564. Pero llevándole su inclinación más al púlpito que a la cátedra y abrasado por el celo de la conversión de las almas, dedicóse muy luego a sembrar la palabra divina con no poco fruto de las almas y admiración grande de sus contemporáneos. Por espacio de ocho años fué prior del convento de Scala Coeli (que él reedificó), en la sierra de Córdoba. Allí compuso el libro De la Oración y Meditación y otros escritos. Predicador más tarde en el palacio del Duque de Medinasidonia dejóle muy luego persuadido del poco fruto que hacían en aquel Grande y en su familia sus piadosas exhortaciones. En Badajoz fundó un convento de su Orden, y escribió allí la Guía de Pecadores. A petición del Cardenal Infante D. Enrique, Arzobispo de Évora, trasladóse a la provincia dominicana de Portugal con comisión e intentos de reforma. En 1557 fué elegido provincial en el capítulo de Batalha: cargo que aceptó con no poca repugnancia, y desempeñó con acierto y sabiduría grandísimos. Confesor de la Reina Gobernadora Doña Catalina, empeñóse ésta en darle la mitra de Braga, que él rechazó enérgicamente y que por orden suya, tras obstinada lucha y bajo pena de obediencia, hubo de ceñir otro venerable varón de su Orden, Fr. Bartolomé de los [p. 193] Mártires. Terminado el tiempo de su provincialato se retiró Fray Luis al convento de Santo Domingo, de Lisboa, y en religiosas prácticas y predicaciones pasó los últimos años de su vida, sólo turbada por el triste negocio de Sor María de la Visitación, en que de nuevo mostrase la humildad y virtud acrisolada de nuestro dominico. Murió en Lisboa a los ochenta y cuatro años, el 31 de diciembre de 1588.

Fué Fr. Luis de Granada el Cicerón castellano, el príncipe de nuestra elocuencia, el rey de nuestros ascéticos. Pocos le igualaron en grandeza ni en fervor, pocos manejaron como él la prosa castellana que con esmero indecible modeló sobre la latina, tendiendo a la imitación de los rotundos períodos ciceronianos. Cierto es que grandes escritores como Juan de Valdés, Boscán, en su versión de El Cortesano. Hernán Pérez de Oliva y algún otro le habían allanado el camino, pero no es menos indudable que si la prosa didáctica y la del diálogo eran adultas y casi perfectas, estaba aún por crear la prosa mística y oratoria, de la que sólo había dado muestras el Venerable Juan de Ávila, amigo y hasta cierto punto maestro de Granada.

La Guía de pecadores, el Símbolo de la Fe, el libro de la Oración y meditación, serán eternamente dechados de fácil, suelta y magnífica locución castellana. Y en cuanto a la grandeza de pensamientos, al calor continuo que anima estas obras, a la estructura interna del estilo, ¿qué podremos añadir a los elogios de tantos y tantos críticos, muchos de ellos no sospechosos de parcialidad, en pro de las doctrinas con tanto esplendor difundidas por la elocuente palabra y la áurea pluma del ilustre granadino?

No entraremos tampoco en la bibliografía de Fr. Luis de Granada, trabajo largo y difícil, aun no intentado que sepamos. Me limitaré a registrar los títulos de sus obras originales, añadiendo brevísimas noticias. Pueden dividirse las obras de Granada en latinas y castellanas. Las primeras son:

Concionum de tempore quatuor volumina. I. De adventu usque ad quadragesiman. II. De his quae quartis et terticiis feriis et diebus dominicis quadragesimae in Ecclessia haberi solent. III. De his quae a Paschate Resurrectionis usque ad festum Sanctissimi Corporis Christi... Al primer tomo acompaña una adición con el título de Conciones de poenitentia y a este tercero otra Variarum sententiarum de oratione, meditatione et contemplatione.

[p. 194] Nicolás Antonio cita ediciones de Lisboa, 1575 (tal vez la primera); Amberes, por Plantino, 1577, 1581, 1579 y 1582; de Milán, por A. Antonino, a solicitud de San Carlos Borromeo, 1585 y 1586; de París, 1585; de Lyon y Salamanca, 1578, y de Venecia, por Ferrari, 1580. El Sermón de judicio fué traducido al francés por S. Sacconai, y la colección entera al castellano, juntamente con los Sermones de Santos, en el siglo pasado.

Conciones de sanctis. Amberes, por Plantino, 1580.

Silva locorum qui frequenter in concionibus occurrere solent. Lyon, 1582, y Salamanca, por Matías Gast, 1586.

Rhetoricae Ecclesiasticae, sive de ratione concionandi. Lisboa, apud Lazarum Riverum, 1576; Colonia, 1578 y 1582, por los herederos de Arnoldo Byrcman; Milán, por Miguel Tini, 1585. Fué traducida al castellano, por orden del Obispo de Barcelona, Climent, y publicóse en 1778 con el título de Los seis libros de la Retórica Eclesiástica, o de la manera de predicar, traducción reimpresa a continuación de las obras castellanas de Fr. Luis de Granada en la Biblioteca de Rivadeneyra. Dedicó Fr. Luis su Retórica a la Universidad de Évora.

Collectanea Moralis Phitosophiae. París, por Guillermo Candière. Colonia, 1604, con título de Loci Comunes philosophiae moralis. Nicolás Antonio atribuye a Fr. Luis de Granada esta colección, que no hemos visto, y que según parece se compone de sentencias escogidas de Séneca y Plutarco y apotegmas de diversos personajes de la antigüedad, distribuidos en tres tomos.

De officio et moribus episcoporum. Lisboa, 1565. La mayor parte de las obras latinas de Fr. Luis de Granada se reimprimieron, con el mayor esmero, en Valencia, por Montfort, con eruditísimas ilustraciones de D. Juan Bautista Muñoz, en 1770.

Más conocidas, y quizá más notables, son las obras castellanas, a saber:

Guía de Pecadores. La primera edición de este precioso tratado, generalmente desconocida por los bibliógrafos, está descrita en el tomo XIX de los Reformistas, de Usoz y Río, de esta manera:

«Libro llamado Guía de pecadores, en el cual se enseña todo lo que el cristiano debe hacer, dende el principio de su conversión hasta el fin de la Perfección. Compuesto por el Reverendo Padre Frai Luis de Granada de la Orden de Sto. Domingo Impresso [p. 195] en Lisboa, en casa de Joannes Blavio, de Colonia, 1556. Con privilegio Real, por diez años.» 12.º, prolongado, 222 folios.

Con grandes alteraciones de lenguaje y aun de orden y método, pero considerablemente acrecentado, se reimprimió, en Salamanca, por Andrea de Portonariis, 1568, y por Foquel, en 1587. Las ediciones posteriores son innumerables y puede afirmarse que después del Kempis, la Guía de Pecadores ha sido el libro de devoción más popular en el mundo cristiano. Existen de él traducciones al latín (por Miguel de Isselt, Colonia, 1587 y 1590), al griego (publicada por la Congregación de Propaganda Fide), al italiano (Venecia, impreso por Gabriel Giolito, 1577), al francés (por Duperron y otros), al inglés (citada por Ticknor), etc., etc.

En las ediciones de Salamanca y en todas las posteriores; lleva un Prólogo Galeato o breve tratado del fructo de la buena doctrina. El libro está dedicado, en las dos primeras impresiones, a D.ª Elvira de Mendoza, dama portuguesa; en la de Foquel a Felipe II. Acompaña a la Guía una Carta de Eucherio, traducida por Fr. Juan de la Cruz (Vide su artículo).

Libro de la oración y meditación, dividido en tres partes: 1. De la materia de la consideración. 2. De la devoción. 3. De la oración, del ayuno y de la limosna. Salamanca, 1567. Medina del Campo, 1578, e infinitas veces después suelto y en colección. Tradújole al latín Miguel de Isselt, Colonia, 1586 y 1592, y al italiano, Juan Angellieri, 1601. Ticknor menciona una traducción inglesa publicada en los Estados Unidos.

Memorial de la vida cristiana. Divídese en dos partes y siete tratados 1.º En el cual se contiene una exhortación a bien vivir. 2.º De la penitencia y confesión. 3.º De la comunión. 4.º El cual contiene dos reglas principales de la vida cristiana. 5.º De la oración vocal. 6.º De la oración mental. 7.º Del amor de Dios.

Salamanca, y Alcalá, 1566; Amberes, 1572, por Plantino, Barcelona, 1614. Traducida al alemán por Dobernier; al francés, por Godofredo de Billy, 1575; al italiano, por autor anónimo.

Adiciones al Memorial de la vida cristiana, en las cuales se contienen dos tratados, uno de la perfección del Amor de Dios y otro de algunos principales misterios de la vida de nuestro Salvador. Por apéndice lleva la Filomena, de San Buenaventura (Vide infra). Salamanca, 1577.

[p. 196] Introducción al Símbolo de la Fe, dividido en cuatro partes. En la primera se trata De la creación del mundo para venir por las criaturas al conoscimiento del Criador y de sus divinas perfecciones. En la segunda, de las excelencias de nuestra Santíssima Fe y Religión Cristiana. En la tercera, De la redempción, materia que se prueba por diverso camino en la cuarta. Salamanca, por los herederos de Matías Gast, 1582. folio. Allí mismo, en 1585, añadiéndose una quinta parte, que sirve de sumario, y dedicó su autor al Archiduque Alberto, un Breve tratado en el cual se declara de la manera que se podrá proponer la fe a los infieles que desean convertirse a ella, y un sermón fundado sobre estas palabras del Apóstol: Quis infirmatur et ego non infirmor? Quis scandulizatur et ego non uror?, generalmente conocido por Sermón de las caídas públicas.

Las ediciones posteriores del Símbolo de la Fe son numerosas, y existen traducción italiana (Venecia, 1587, por Francisco de Franciscis, y 1590, por Damián Zenaro), latina, por Juan Pablo Galuzio (Venecia, 1587, y Colonia, 1589), etc. El primer libro suelto con el título de Philosophia Christiana, al latín, por Gaspar Manzio, y al japonés, por un jesuíta. Del Sermón de las caídas hizo una traducción italiana, con el título de Tratato dello Scandalo, Juan Domingo Florencio Bergomi (Roma, 1589; Venecia, 1593).

Del mismo Sermón hay edición suelta española de Amberes, 1590.

Compendio y explicación de la doctrina cristiana. Le escribió y dió a la estampa en portugués hacia 1560. Fué traducido al castellano por Fr. Enrique de Almeida, de la Orden de Predicadores e impresa en Madrid, 1595, con catorce sermones de las principales fiestas del año, sumamente breves pero no poco elocuentes, aunque reducidos a algunas consideraciones sobre el Evangelio del día. Los sermones son trece, pero se añade el De las caídas.

Breve memorial y guía de lo que debe hacer el cristiano. Ignoramos el año de impresión de este tratado que aparece incluído en las ediciones completas de nuestro autor.

Discurso del misterio de la encarnación del hijo de Dios por vía de diálogo entre St. Ambrosio y St. Augustín, recién convertido, [p. 197] Sácalo a luz el muy R. P. M. Fr. Francisco Diago, calificador del Sancto Oficio de Barcelona, de la Orden de Sto. Domingo.

Compendio de la doctrina espiritual. Cítase entre las ediciones de este librito una de Barcelona, 1650, por Tomás Vaniana.

Vida de Fr. Bartolomé de los Mártires, del Orden de Sto. Domingo, Arzobispo y Señor de Braga, en el reino de Portugal.

Vida del Venerable Maestro Juan de Ávila, Predicador apostólico del Andalucía.

Institución y regla de buen vivir para los que empiezan a servir a Dios, mayormente religiosos. Barcelona, por Claudio Bonardo, 1566; Madrid, por A. Porra, 1618.

Además de estas obras impresas, se atribuyen a Fr. Luis de Granada los opúsculos siguientes:

Sermón que predicó a los portugueses, persuadiéndoles que les estaba bien que Portugal se uniese con Castilla. Manuscrito citado por Tamayo de Vargas en la Junta de libros.

Vida de Milicia Fernández, portuguesa, gran sierra de Dios. Manuscrito que poseyó D. Fernando Albis de Castro, según Nicolás Antonio.

Vida de D.ª Elvira de Mendoza, viuda de D. Fernando Martínez Mascareñas, religiosa en el convento de la Anunciación de Nuestra Señora, de Montemor. Citado en la Historia de la Orden de Sto. Domingo, de Cacegas.

Una carta escrita al Ilustrísimo patriarcha de Antiochía y arzobispo de Valencia, en que se contiene la vida milagrosa de Sor María de la Visitación, etc. Este opúsculo, rarísimo, cuya falta nota Usoz en las ediciones de nuestro autor, fué impreso, a lo que parece, en Roma, y traducido después al italiano (Génova, por Juan Osmarini Giglioti, 1585).

Las colecciones de obras castellanas de Fr. Luis son muy numerosas. Unas contienen sólo los principales tratados (Guía de Pecadores, Oración y Meditación, Símbolo de la Fe, Memorial de la vida cristiana), otras encierran, además, buen numero de los tratados breves. Las más conocidas y estimables son la de los herederos de Matías Gast, Salamanca, 1583; la Plantiniana, en catorce volúmenes, en octavo, costeada por el Duque de Alba; las de Barcelona, 1600, y Gerona, 1622; la de 1679, hecha asimismo en Barcelona; la de Madrid, 1701; la de 1730, por [p. 198] Valverde, en que se agregó la vida escrita por Luis Muñoz, por primera vez impresa en 1639; la de 1768; la de Ibarra, de 1778; la de Sancha, publicada en competencia con la anterior; la de Rivadeneyra y otras que fuera prolijo y no parece necesario referir. Existen una traducción francesa de la mayor parte de estas obras hecha por Simón Martini e impresa en León de Francia, en 1660, y otra latina, de Andrés Scotto.

Traducciones

Libro de Sant Juan Clímaco llamado Escala Espiritual: en el qual se descriven treinta Escalones por donde pueden subir los hombres a la cumbre de la perfección. Agora nuevamente romanzado por el P. Fr. Luis de Granada y con Annotaciones suyas en los primeros cinco capítulos para la inteligencia dellos. En Salamanca, en casa de Andrea de Portonariis 1565 8.º Vió esta edición Lorga, el más antiguo de nuestros predecesores en esta tarea, y de él tomó la descripción Pellicer. Nosotros no hemos logrado comprobar ni aumentar esta nota, por no haber tenido a mano el libro impreso en Salamanca. Del privilegio que cita Lorga se deduce que el libro había sido impreso años antes en Portugal, y que antes de tornar a imprimirse en Castilla, lo corrigió, expurgando algunos lugares, Fr. Francisco Pacheco. No es fácil inferir qué pasajes serían los omitidos por los calificadores; quizá algunas frases que parecieron demasiado místicas para ir a oídos del ignorante vulgo. Los graves teólogos de su tiempo censuraban en Fr. Luis de Granada el que tratase materias tan altas en lengua vulgar; por esa razón algunos de sus libros más admirables figuran en los Índices Expurgatorios, y Melchor Cano llegó a calificarle de alumbrado.

Dedicó nuestro sabio dominico esta versión a la Reina de Portugal Doña Catalina. Hízola no del original, porque ignoraba el griego, sino de la traslación latina de Fr. Ambrosio Camaldulense. Versiones castellanas existían dos antes de la de Fr. Luis hechas asimismo por tabla. Él se propuso al comienzo reformar una hecha por un aragonés o valenciano, bárbara y poco elegante en el estilo como llena de frases y locuciones peregrinas, aparte de la escasa fidelidad con que al texto se ajustaba. Juzgó, pues, [p. 199] menor trabajo emprender de nuevo la traducción de la Escala e hízolo así en apacible estilo y dicción verdaderamente castellana. Alteró o tradujo libremente dos o tres pasajes (si es que no lo hizo por él el P. Pacheco) que pudieran suscitar dificultades; valióse, para la más perfecta inteligencia del libro, de los comentarios de Dionisio Cartujano; interpretó parafrásticamente ciertos períodos y añadió anotaciones en los cinco primeros capítulos y en el XXX, y encabezó el volumen con una Vida de San Juan Clímaco, y traducción de una carta a él dirigida por el abad de Raitu con su respuesta.

Acompaña la Escala a casi todas las colecciones de obras de nuestro Granada, y en la de Rivadeneyra puede verse, páginas 281 a 379 del tomo III.

Hay, además, varias ediciones sueltas y entre ellas se mencionan las de:

Salamanca, 1571, 8.º Mencionada por Fabricio en la Bibliotheca Graeca.

Alcalá de Henares, 1596. Citada por Echard (Scriptores ordinis Praedicatorum).

Madrid, por Juan de la Cuesta, 1612.

Salamanca. Sin 1. ni a. de impresión, pero es de 1727, según los preliminares, con un largo prólogo y nueva y extensa vida de San Juan Clímaco, por Fr. Narciso Herrero, Lector de Teología en San Basilio, de Salamanca.

Madrid, por Manuel Martín, 1769. 8.º Igual en todo a la anterior.

Libro del Menosprecio del Mundo, y de seguir a Christo, o Contemptus Mundi agora nuevamente romanzado por muy mejor y más apacible estilo que solía estar. En Lisbona, en Casa de Germán Gallarde. Acabósse a 5 días del mes de Enero, año de 1542, 8.º (Lorga).

Contemptus Mundi nuevamente romanzado con su tabla. Van añadidos cien Problemas de la Oración.

Colofón: Impresso en Alcalá , primero de Julio del Año M. D. XLVIII . Por Juan Brocar. 8.º (Pellicer).

Los Problemas son de Serafín de Fermo, fueron traducidos del italiano por un anónimo y prohibidos por la Inquisición.

[p. 200] Además de haber sido incluída esta versión del Kempis en las obras de Fr. Luis, se conocen, sueltas, las ediciones siguientes:

Madrid, 1567. Citada por Nicolás Antonio.

Valencia, por la viuda de Pedro de Huete, 1587.

Madrid, por Querino Geraldo, 1589. Mencionada por Echard.

Toledo, a costa de Pedro Damián, 1513 (errata por 1613).

Lérida, 1614.

Madrid, por Bernardo de Villadiego, 1677.

Madrid, por Juan García Infanzón, 1680.

La publicación del Kempis, de Nieremberg, en 1650, vino a poner término a las ediciones sueltas del de Fr. Luis de Granada, que ya sólo en colección fué reproducido.

Este libro, el primero que el Tulio español dió a la estampa, no es propiamente una traducción de su cosecha, sino un arreglo o refundición mejorada de otra anónima que antes corría. Retocó Fr. Luis su estilo con la maestría de que él solo era capaz, acercóla más al texto original, del cual en ocasiones andaba no poco desviada; quitó lo superfluo, añadió lo falto, y dió por tal modo nueva luz a aquel admirable librito, sin igual entre los libros humanos.

La Filomena de S. Buenaventura, vertida en prosa castellana. Acompaña, como ya advertimos, a las adiciones del Memorial de la vida cristiana, precedida de un muy breve prólogo. No la hizo en verso, según confiesa, por no tener facilidad de metrificar en lengua castellana, aunque lo hacía altamente en la latina.

Versos de M. Marulo, en que se tocan cuasi todas las materias contenidas en el tratado del Vita-Christi. preguntando el Christiano y respondiéndole Christo brevemente dende la Cruz. En prosa castellana. Después de las Adiciones.

Queja de nuestro Salvador contra los hombres, sacada de versos latinos (no dice cúyos) en romance. En el capítulo XV de las Adiciones al Memorial.

Diversas oraciones de San Buenaventura, Santo Tomás, etc., breves todas y esparcidas en el Memorial y en las Adiciones.

Muchos trozos de Salmos y otros libros de la Escritura, en prosa castellana, citados en diversos lugares de sus obras. [p. 201] Reuniendo estos Retazos y llenando los huecos, formó un Salterio a fines del siglo pasado el dominico segoviano Fr. Diego Fernández.

Trozos de Santos Padres y escritores eclesiásticos, dispersos asimismo en varias obras.

Santander, 17 de junio de 1876.

Notas