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Obras completas de Menéndez... > ESTUDIOS Y DISCURSOS DE... > II : HUMANISTAS, LÍRICA,... > POESÍA LÍRICA > VERSOS DE ESPAÑOLES EN ITALIANO

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AGRUPAREMOS en este artículo algunos estudios italianos recientes que aportan nuevos datos y consideraciones sobre la historia de la lírica española del siglo de oro, y aun de tiempos anteriores.

El joven napolitano Benedetto Croce, cuyos primeros trabajos dimos a conocer a los lectores de La España Moderna, prosigue infatigable en la tarea de ilustrar las relaciones literarias entre Italia y España. Y a la vez que prepara una obra de conjunto sobre este riquísimo tema, da a luz, en forma de monografías sueltas, algunos de los resultados de sus investigaciones. A este género pertenecen los dos opúsculos, demasiado breves, cuyos títulos figuran a la cabeza de esta reseña.

Versa el primero sobre algunos españoles que compusieron versos en lengua italiana. El más antiguo de estos poetas bilingües se remontaría nada menos que al siglo XIII, y tendría un nombre de los más conocidos y famosos en la historia de las [p. 146] turbulencias políticas de su tiempo, si realmente fuese suya la canción que en el códice 3.793 de la Biblioteca Vaticana se le atribuye, y comienza:

       Allegremente, e con grande baldanza... [1]

El D. Arrigo di Castiglia, que suena como autor de esta composición, es indudablemente don Enrique el Senador hijo de San Fernando y hermano de Alfonso el Sabio. Y el sentido político de tales versos cuadra bien a un partidario de Corradino, como él empezaba a serlo en 1267, fecha probable de esta canción:

       Alto giardin di loco ciciliano
       Tal giardinero t'ha presso in condutto,
      ..........................................................
       E gran corona chiede da romano.

Pero como por entonces no llevaba don Enrique más que dos años de residencia en Italia, parece difícil admitir en él la pericia técnica que estos versos revelan, y por eso opinan algunos, entre ellos Farinelli, que la canción hubo de ser inspirada por el Infante y escrita quizá por él en su lengua nativa, y puesta luego en italiano por algún partidario suyo. Pero la verdad es que todo esto no pasa de conjetura más o menos plausible, y que el texto del códice de la Vaticana nos autoriza a tener por rimador italiano a don Enrique.

Desde estos remotísimos orígenes hay que dar un salto a la corte napolitana de Alfonso V de Aragón y al Cancionero de Stúñiga, donde se leen, aunque monstruosamente desfiguradas por el copista, dos breves poesías italianas, del llamado Carvajal o Carvajales, que es sin duda, el más fecundo e ingenioso de los poetas de dicho Cancionero.

Mucho mayor indicio de la creciente comunidad intelectual entre italianos y españoles nos lo da la aparición de un gran poeta, sin duda el más notable que Nápoles produjo en el siglo XV, y comparable con los mejores de otras partes de aquella península: poeta exclusivamente italiano por la lengua, pero español de [p. 147] nacimiento y de corazón, fidelísimo partidario de la casa aragonesa. Tal fué el barcelonés Benito Gareth (inexactamente llamado hasta ahora Carideu), que tradujo hasta su apellido, haciéndose llamar poéticamente Caritheo. El ejemplo del Caritheo (de cuyas Rimas debemos una reciente y bellísima edición al napolitano Pércopo), debe considerarse como aislado, si bien no creemos que fuese enteramente desconocido de su paisano Boscán, por donde indirectamente pudo ejercer alguna influencia en la literatura española. Pero ningún poeta castellano siguió a Gareth en lo de hacerse extranjero en la lengua, aunque muchos, por bizarría de ingenio y muestra de su admiración por la cultura italiana, que principalmente les servía de modelo, versificasen alguna vez en dicha lengua, especialmente los que hicieron larga residencia en Italia. Así Torres Naharro, además de hacer hablar en italiano a algunos personajes de sus comedias, nos dejó tres sonetos en aquella lengua, uno de ellos dirigido al Papa León X, y compuesto en 1515, según resulta de las investigaciones del señor Croce. Y es de advertir que nunca en los versos castellanos de su Propalladia había usado el endecasílabo Torres Naharro. Dábase, pues, el fenómeno, nada indiferente para la transformación de los metros líricos a principios del siglos XVI, de coexistir en un mismo poeta la escuela de los trovadores del siglo anterior cuando escribía en su lengua materna, y las formas del clasicismo italiano, cuando se ensayaba en la lengua extraña. No fué Torres Naharro el único de estos indirectos precursores de Boscán, puesto que en el Cancionero general se registran, por lo menos desde la edición de 1527, dieciocho sonetos religiosos en lengua toscana, de un cierto Bertomeu Gentil, que por su nombre, y aun por las rúbricas puestas a sus versos, parece catalán o valenciano. Uno de estos sonetos ha sido impreso modernamente en Italia, como obra del Tansillo, sobre la fe de un manuscrito de sus poemas líricos, pero Croce se inclina a creerle de B. Gentil, así por la semejanza de estilo que tiene con los quince restantes, al paso que no ofrece ninguna con el de las rimas de aquel poeta, cuanto por la fecha en que aparece impreso en el Cancionero, cuando el Tansillo, nacido en 1510, apenas comenzaba a darse a conocer como poeta.

Hay también en el Cancionero cinco composiciones italianas en tercetos, de un cierto Tapia, que es seguramente (como probó [p. 148] Amador de los Ríos) persona diversa del Juan de Tapia que trovó en la corte de Alfonso V. El Tapia del Cancionero, según se infiere de las alusiones de sus versos castellanos, vivió en tiempo de Carlos V. El quinto de sus capitoli no carece de valor poético, y para obra de un extranjero es realmente notable.

También en el Cancionero Musical de los siglos XV y XVI, que publicó nuestro inolvidable amigo Barbieri, hay algunas cancioncillas en italiano, y una mixta de italiano y latín; pero la letra no debe de ser de autor español, aunque sí la música Véase sobre ellas a Flamini, en el Giornale Storico della letteratura italiana, tomo 24, 245, n.

Prosiguiendo en sus investigaciones el señor Croce, tropezará, seguramente, con otros poetas bilingües del siglo XVI; por ejemplo, Francisco de Figueroa.

Notas

[p. 145]. [1] . Nota del Colector. - Dentro de la Sección General: Libros Extranjeros, de la Revista Crítica de Historia y Literatura Española, número de Marzo de 1895, pág. 12, se agruparon éstas y las dos notas bibliográficas de Menéndez Pelayo que insertamos a continuación. El estudio del Sr. Croce a que la presente se refiere lleva el siguiente título:

Di alcuni versi italiani di autori spagnuoli dei secoli XV e XVI, por Benedetto Croce. - Nápoles, 1894. (Extracto de la Rassegna Storica Napoletana de Lettere ed Arte).

No coleccionado hasta el presente en Estudios de Crítica Literaria.

[p. 146]. [1] . Vid. Le antiche rime volgari secondo la lezione del Codice Vaticano 3.793, ed. de Ancona y Comparetti, Bolonia, 1881.