Latin is a classical language belonging to the Italic branch of the Indo-European languages. Latin was originally spoken in the area around Rome, known as Latium. Through the power of the Roman Republic, it became the dominant language in Italy, and subsequently throughout the western Roman Empire. Latin has contributed many words to the English language. In particular, Latin (and Ancient Greek) roots are used in English descriptions of theology, the sciences, medicine, and law. It is the official language in the Holy See (Vatican City). By the late Roman Republic (75 BC), Old Latin had been standardised into Classical Latin. Vulgar Latin was the colloquial form spoken during the same time and attested in inscriptions and the works of comic playwrights like Plautus and Terence and author Petronius. Late Latin is the written language from the 3rd century; its colloquial form Vulgar Latin developed in the 6th to 9th centuries into the Romance languages, such as Italian, Sardinian, Venetian, Neapolitan, Sicilian, Piedmontese, Lombard, French, Franco-Provení§al, Occitan, Corsican, Ladin, Friulan, Romansh, Catalan/Valencian, Aragonese, Spanish, Asturian, Galician, and Portuguese. Medieval Latin was used as a literary language from the 9th century to the Renaissance which used Renaissance Latin. Later, Early Modern Latin and New Latin evolved. Latin was the language of international communication, scholarship and science until well into the 18th century, when vernaculars (including the Romance languages) supplanted it. Ecclesiastical Latin remains the official language of the Holy See and the Roman Rite of the Catholic Church. Latin is a highly inflected language, with three distinct genders, six or seven noun cases, five declensions, four verb conjugations, six tenses, three persons, three moods, two voices, two or three aspects and two numbers. The Latin alphabet is derived from the Etruscan and Greek alphabets and ultimately from the Phoenician alphabet.
El latín es una lengua de la rama de lenguas itálicas de la familia lingí¼ística del indoeuropeo que fue hablada en la Antigua Roma y, posteriormente durante la Edad Media y la Edad Moderna, y llegó a la Edad Contemporánea, pues se mantuvo como lengua científica hasta el siglo XIX. Su nombre deriva de una zona geográfica de la península itálica donde se desarrolló Roma, el Lacio (en latín, Latium). Adquirió gran importancia con la expansión de Roma, y fue lengua oficial del imperio en gran parte de Europa y África septentrional, junto con el griego. Como las demás lenguas indoeuropeas en general, el latín era una lengua flexiva de tipo fusional con un mayor grado de síntesis nominal que las actuales lenguas romances, en la cual dominaba la flexión mediante sufijos, combinada en determinadas veces con el uso de las preposiciones, mientras que en las lenguas modernas derivadas dominan las construcciones analíticas con preposiciones, mientras que se ha reducido la flexión nominal a marcar solo el género y el número, conservando los casos de declinación solo en los pronombres personales (estos tienen, además, un orden fijo en los sintagmas verbales). El latín originó un gran número de lenguas europeas, denominadas lenguas romances, como el aragonés, el arrumano, el asturleonés, el catalán, el corso, el emiliano-romañol, el español, el francés, el franco-provenzal, el friulano, el gallego, el istriano, el istrorrumano, el italiano, el ladino, el ligur, el lombardo, el meglenorrumano, el napolitano, el occitano, el piamontés, el portugués, el romanche, el rumano, el sardo, el siciliano, el valón, el véneto, y otros ya extinctos, como el dalmático. También ha influido en las palabras de las lenguas modernas debido a que durante muchos siglos, después de la caída del Imperio romano, continuó usándose en toda Europa como lingua franca para las ciencias y la política, sin ser seriamente amenazada en esa función por otras lenguas en auge (como el castellano en el siglo XVII o el francés en el siglo XVIII), hasta prácticamente el siglo XIX. La Iglesia católica lo usa como lengua litúrgica oficial (sea en el rito romano sea en los otros ritos latinos), aunque desde el Concilio Vaticano II se permiten además las lenguas vernáculas. También se usa para los nombres binarios de la clasificación científica de los reinos animal y vegetal, para denominar figuras o instituciones del mundo del Derecho, como lengua de redacción del Corpus Inscriptionum Latinarum, y en artículos de revistas científicas publicadas total o parcialmente en esta lengua. El estudio del latín, junto con el del griego clásico, es parte de los llamados estudios clásicos, y aproximadamente hasta los años 1960 fue estudio casi imprescindible en las humanidades. El alfabeto latino, derivado del alfabeto griego, es ampliamente el alfabeto más usado del mundo con diversas variantes de una lengua a otra.