Noble, clérigo y diplomático español, comenzó muy joven en la carrera militar. Entre 1606 y 1618 fue embajador de la República de Venecia, época en la que apareció la obra <i>Squitinio della libertá veneta</i> (1612). En 1619 viajó a los Países Bajos, donde permaneció también como embajador. Nombrado cardenal en 1622, se trasladó a Roma y se dedicó por completo a la carrera eclesiástica. Permaneció en la ciudad hasta que Felipe IV le concedió la silla espiscopal de Málaga. Falleció en esta ciudad en 1655.