Teólogo, jurista, filósofo, psicólogo y místico, Gazali creció en una familia con inquietud intelectual, lo que facilitó que se convirtiera en erudito. Fue profesor en la madraza de Bagdad, pero unos años después sufrió una crisis personal que le hizo apartarse de su familia y emprender un viaje espiritual por diversas ciudades. Su abundante obra abarca especialmente la filosofía y la religión. Es considerado uno de más grandes teólogos, filósofos y místicos del Islam, y su papel espiritual en el Islam ha sido comparado con el de San Agustín, de hecho también compuso unas "Confesiones" como aquél, con el título de <i>al-Munqidh min al-dala</i> (El que libra del error). Sus trabajos más importantes son: <i>Ihiya al-Ulum al-Din</i> que él mismo tradujo al persa con el título de <i>Kimiya-ye-Sa'dat</i> (La Alquimia de la felicidad); <i>Al-Basit</i>, sobre la doctrina shafeí; <i>Tahafut al-Falasifa</i> (Destrucción de los filósofos) en la que ataca encarnizadamente a los filósofos en general y a Avicena en particular, obra que fue refutada más tarde línea a línea por Averroes en su obra <i>Tahafut al-Tahafut</i> (Destrucción de la Destrucción); <i>Mustazhari</i> donde refuta a los esotéricos o batiníes; <i> Hujjat al-Islam</i> (Prueba del islam), una defensa del mismo en cuarenta libros; un tratado antifilosófico en dos partes: <i>Maqasid al falasifa</i> ("Las intenciones de los filósofos"), parte expositiva traducida por Domingo Gundisalvo, y <i>La incoherencia de los filósofos</i>, parte crítica. Al-Gazali sirvió como transmisor de la obra de Aristóteles y comentarista de sus seguidores musulmanes Avicena y Alfarabi. Como teólogo que inspiró a los Almohades, pero no a los Almorávides, a comienzos del siglo XII el emir almorávide Alí ben Yúsuf ordenó, aconsejado por ciertos alfaquíes, que se quemaran sus obras.