Introducción a la Biblioteca Virtual de Comentaristas de Aristóteles

Aristóteles, atribuído a Berruguete.

Salvador Rus Rufino
Universidad de León


Estudio general

Justificación del proyecto

Utilidad del proyecto

La tradición aristotélica

Reflexiones sobre el progreso en la filosofía


 

Justificación del proyecto

La justificación básica, abundando en lo anterior, se centra y tiene su objetivo en poner a disposición de los investigadores, de los preocupados por los problemas de la Filosofía práctica, una selección completa de la tradición filosófica que comentó las obras de Aristóteles citadas desde la Edad Media hasta el advenimiento de la Filosofía Kantiana. Esta Biblioteca Virtual ayudará al investigador a profundizar en la comprensión del pasado con el fin de construir el presente y tratar de mejorar el futuro de una sociedad sometida a variaciones de dientes de sierra. En definitiva, realizar el ideal humano: llegar a vivir en una sociedad justa regida por un Derecho justo y unas relaciones humanas armónicas y equitativas. Todo esto lo estudió Aristóteles y trataron de desarrollarlo y ponerlo en práctica sus comentaristas en diferentes momentos históricos y en distintos estados y organizaciones políticas, y desde muy diversos puntos de vista.

No es fácil comenzar a escribir cuando se trata de Aristóteles. Es sabido que sus obras fueron leídas –todavía hoy lo son– a lo largo de la Historia por pensadores importantes, que sobre él se ha dicho todo o casi todo. Por sus textos han pasado los ojos miles de lectores, investigadores y profesores, sus teorías han servido para configurar Estados o desmontarlos, justificar o criticar sistemas y regímenes políticos. Ha sido un pensador amado y odiado. Ensalzado y vituperado.

En Europa se perdió desde principios del siglo XIX con la irrupción y el dominio de la Filosofía Práctica Kantiana y volvió a ser considerado dos siglos después gracias a la tarea que se impusieron los filólogos clásicos: recuperar y editar las obras de los autores griegos y latinos, porque todas constituían el sustrato cultural e intelectual del mundo occidental, de nuestro mundo y de nuestra historia. Por otra parte, las lecturas de Aristóteles han sido múltiples. Quizá sea ésta la única forma de conseguir la comprensión de un pensador genial que intentó reflexionar sobre problemas profundamente humanos. Y es precisamente este su gran valor: el haber estudiado y pensado con profundidad, rigor y coherencia las constantes que afectan al modo de ser hombre para llegar a darle una solución, o al menos intentar comprenderlas mejor. Aristóteles sobre todo afrontó la tarea de unificar los saberes, las ciencias humanas, pues el futuro del pensamiento estaba precisamente en la solución de los problemas que plantea la incomunicación de los especialistas, algo tan actual en un mundo que pretende ser globalizado.

Aristóteles, como filósofo, se encontraba ante una situación crítica: ¿se puede restaurar el pensar teórico sobre los problemas humanos de una forma integral? Esta pregunta era acuciante porque, a pesar de los grandes esfuerzos de Platón (dicho sea de paso no fue bien entendido por sus discípulos de la Academia), la Filosofía no gozaba de buena salud, porque se había aislado al prescindir de no pocos ámbitos del conocimiento de la realidad. En este hecho radican los problemas más importantes. Curiosamente, toda situación crítica humana se define como un aumento de Retórica y un aminoramiento de la Filosofía, esto es, una desconexión entre el lenguaje y la realidad. Como es sabido, la sofística dejó este problema sin resolver, o no quiso resolverlo, o no pudo. Platón lo intentó, pero tampoco tuvo fortuna, y Aristóteles acertó a solucionarlo mediante una reposición de un pensamiento auténticamente filosófico. El hilo de Ariadna que engarza y une firmemente las piezas de este proyecto de investigación y edición es mostrar cómo la Filosofía Práctica –Política, Ética y Retórica– de Aristóteles aportó una autentica solución viable y realista a los problemas políticos teóricos –y en parte práctico, pero ahí no se va a entrar– de la Grecia del siglo IV a. c. que se veía avocada al imperialismo macedónico.

Aristóteles vivió en el momento en que la política había perdido su razón de ser, cuando ésta había dejado paso a la cruda praxis, a la acción política que buscaba sólo resultados inmediatos sin considerar que el futuro hay que articularlo mediante una reflexión profunda de los problemas que afectan a la convivencia humana en sociedad. En esta encrucijada, uno de los factores más importantes que afectan de lleno a la vida del hombre es el Derecho como elemento vertebrador, ordenador y garantizador de la tendencia natural del hombre a vivir y desarrollarse en sociedad. Precisamente por proclamar la exigencia natural de la sociabilidad en el hombre,aristóteles estaba en condiciones óptimas para considerar el derecho como un instrumento relativo, nunca absoluto, y mutable, capaz para hacer realidad –que no construir– la exigencia del modo de ser del hombre: vivir en sociedad en paz y armonía, esto es, como él mismo dice, no vivir, sino realizar el ideal de bien vivir. Uno de los aspectos más importantes de la Filosofía Política aristotélica es el desarrollo de la koinonía, esto es, la capacidad del hombre para vivir con otros y participar o aportar su concurso para el mantenimiento y desarrollo de la sociedad. Una consecuencia natural y derivada de esta situación es la participación del hombre en el gobierno de la ciudad.

De ahí que merezca la pena estudiar la Filosofía del Derecho y del Estado en Aristóteles como un resumen muy acertado de su Filosofía Práctica, pues en ella encontramos problemas relacionados con la Política –legitimidad de formas de estado y de gobierno, capacidad para otorgar leyes, etc.–, la Ética –virtudes públicas, modos de comportamiento, etc.– y Retórica –argumentación jurídica, centrando la atención en la Política, la Ética a Nicómaco y la Retórica, como obras claves para entender este problema.