Introducción a la Biblioteca Virtual de Comentaristas de Aristóteles

Aristóteles, atribuído a Berruguete.

Salvador Rus Rufino
Universidad de León


Estudio general

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La tradición aristotélica

Reflexiones sobre el progreso en la filosofía


 

Reflexiones sobre el progreso en la filosofía

La Historia del Pensamiento Jurídico y Político tiene como objeto la exposición del conjunto de doctrinas que se han desarrollado a lo largo de la Historia con la pretensión de dar una explicación fundamental o radical del derecho, la sociedad y el Estado. La visión de conjunto de estas opiniones deberá ayudarnos a esclarecer lo que es el derecho, la Justicia y el contenido fundamental de la misma, las formas de estado y de gobierno, y cómo estas nociones han ido evolucionando en el tiempo.

La Filosofía práctica es un saber en el que los planteamientos pretéritos conservan una peculiar vigencia, que hace totalmente preciso su conocimiento para el que quiera hacerse cargo del contenido problemático de esta parcela de la Filosofía. Tanto para el filósofo y el investigador innovador como para el profesor o el estudiante el conocimiento de esta Historia es necesario.Y ello porque la problemática que se debate en este modo de saber es especialmente compleja, es de muy difícil compresión sin una perspectiva histórica. Cada nuevo planteamiento constituye una cierta innovación sobre el anterior, al menos en aspectos parciales. Pero es un avance que se efectúa no desde el punto en que los otros llegaron, sino desde el comienzo originario. Algo así como un camino que recorriesen distintos viajeros, sucesivamente, y en el que cada uno llegase a puntos distintos pero partiendo todos del mismo origen.

En este sentido se puede hablar de progreso en la Filosofía del Derecho, del Estado y de la Política. Pero se trata de un progreso lento, en el que los sistemas o explicaciones anteriores –sobre todo aquellos en los que el pensamiento de una Escuela, tendencia o época ha llegado a su máxima expresión–, sirven de medio para tender hacia el fin.

Es frecuente comprobar cómo muchas de las ideas de un sistema filosófico están pensadas en una determinada circunstancia o con intención de dar respuesta a un problema concreto. Rigurosamente hablando no hay ideas intemporales, ideas sin fecha. El momento cultural, económico, político, etc., pesa sobre el filósofo de la moral, de la política y del derecho que, más o menos conscientemente, refleja en su sistema el contexto mental en que ha surgido. Por supuesto que es muy problemático determinar, en cada caso, la exacta influencia del medio sobre un pensador determinado en un momento concreto. Pero sin este intento de intelección, la hermenéutica de un sistema corre siempre el peligro de resquebrajarse en puntos fundamentales.

De modo análogo, tiene importancia el determinar la vigencia de una Filosofía Moral, Política y Jurídica en la Historia. Hay aquí un movimiento de ida y vuelta por virtud del cual el filósofo se nutre de sus circunstancias, y éstas de una Filosofía dominante. Sin embargo, mientras que una Filosofía suele emerger en vista de una circunstancia determinada, no puede decirse siempre que esa Filosofía reinfluya en su contexto, al menos de inmediato. Esto es algo que aquí sólo se puede apuntar, ya que es un tema que tiene multitud de aspectos.

Normalmente se aprecia que una Filosofía que tiene vigencia en una época determinada, en forma más o menos consciente, no es la Filosofía de esa época sino una Filosofía anterior que actúa como sustrato, hasta cierto punto, de un modo mecánico. Es difícil detectar, para el Historiador de la Filosofía, qué Filosofía –o Filosofías– tienen vigencia en cada momento histórico, así como determinar las circunstancias en que surge y se desarrolla un sistema filosófico.

Esta recíproca influencia de la Filosofía y de la Historia conduce una vez más a la necesidad de la Historia del Pensamiento, ya que al estar cada momento histórico –velis nolis– transido por ideas filosóficas en general, y del pensamiento político, jurídico y ético en particular, condiciona la aparición de un nuevo o unos nuevos sistemas.ya sea por influencia directa, ya sea por medio del contexto histórico, el Pensamiento Jurídico pretérito gravita sobre el actual filósofo.

Sin entrar en la complicada discusión con la actitud historicista, sí conviene subrayar la dificultad fundamental que presenta tal concepción. El hecho de considerar los sistemas filosóficos como algo válido en su momento, pero no en el actual, parece –al menos de principio– contradictorio con la efectiva gravitación del pasado en la Filosofía.

El conocimiento de la Historia, como simple propedéutica para conocer los planteamientos pretéritos resulta, en una primera aproximación, un tanto angosto. Al menos, parece importante dejar constancia de este problema, cuyo desarrollo aquí no es posible.

En la Filosofía Moral, Política y Jurídica no es viable pensar que se parte de cero, que las reflexiones que se hacen carecen de antecedentes. Esto es así, precisamente, por la vigencia que lo pensado por los hombres conserva. De ahí que, en todo curso de Filosofía, en toda investigación, se deba hacer un esfuerzo por vivificar estos sistemas filosóficos precedentes, por hacerlos nuestros de verdad, repensándolos, hasta donde sea posible, desde sus mismas raíces.

La necesidad de mantener y fomentar el estudio de la Historia del Pensamiento, como preámbulo a las cuestiones de sistemática, ha sido puesta de relieve por diversos autores.

Ya W. Dilthey planteó superar el concepto de Ciencia del Positivismo mediante las llamadas “Ciencias del Espíritu”. Estas ciencias son las que subrayan la conexión orgánica, radical, existente entre Historia y sistema[1].

En resumen, la Filosofía Política, Moral y Jurídica en cuanto saber filosófico implica su propia Historia en virtud de la conexión existente entre Historia y sistema.

El sistema de pensamiento debe articularse a partir de un profundo conocimiento de la Historia de la Ideas. Para poder conocer con profundidad y viveza cualquier tema filosófico resulta muy útil tener un conocimiento amplio del desarrollo de la Historia de la Filosofía. Porque el conocimiento sistemático que ofrece, por ejemplo, es más que una visión plana, estática y –en cierta medida– parcial de las cosas, porque el sistema aclara y simplifica la realidad pero al mismo tiempo la deforma al no permitir captar el fundamento de las diferentes teorías o doctrinas.

La visión de todos los problemas que brinda el conocimiento sistemático equivale, poniendo un ejemplo, a sustituir la contemplación de la naturaleza por la visita a un museo de Historia Natural donde todo está clasificado y ordenado, todo está más claro, pero carece de vida. El museo es la máxima manifestación de una naturaleza muerta.

El conocimiento histórico equivale a una contemplación de la naturaleza viva. En el ámbito del conocimiento jurídico proporciona una visión más dinámica y profunda de las cosas, permitiendo captar la razón de ser de las diferentes teorías y doctrinas.

Este esfuerzo de investigación y de edición persigue precisamente evitar que las mentes de las futuras generaciones no caigan en la tentación de considerar la maravillosa y rica Historia del Pensamiento Jurídico, Político y Moral de Occidente como un Museo de Historia Natural o Arqueológico, sino como una realidad viva que tiene vigencia e influencia en el presente.

 


1. Esta tesis fue seguida después por Rickert,H. en su obra Die Probleme der Geschichtsphilosophie publicado en su primera edición en 1904 y Windelband,W. , primera edición 1892.