Fallece doña Lourdes Martínez Gutiérrez, presidenta de la Fundación Ignacio Larramendi

Reproducción del recordatorio impreso con motivo de la celebración del 90 cumpleaños de Lourdes Martínez GutiérrezLourdes Martínez Gutiérrez (Madrid, 1924-Madrid, 2015). Una breve semblanza

En la madrugada del 27 de enero de 2015, a los noventa años, Lourdes Martínez Gutiérrez, presidenta de la Fundación Ignacio Larramendi, concluía su periplo vital en este mundo y nos dejaba un ejemplo moral que, unido al que dejó su marido, Ignacio Hernando de Larramendi, constituye el mayor tesoro que nadie pueda dejar a sus descendientes.

Huérfana de padre muy tempranamente, el temple firme de Lourdes comenzó a formarse junto a su madre, Dolores Gutiérrez Gorostiza, que trabajaba de forma pionera en el cuerpo general del Ministerio de Hacienda, tras sacar en 1925 las correspondientes oposiciones, y se encargaba de sacar adelante a su hija y a su hijo Armando.

Jugando en la calle, junto al paseo de Rosales, con 12 años, vio comenzar la guerra civil. Se asomaba junto a su hermano desde algún alto para ver a los soldados en plena escaramuza y pronto tuvo que comenzar una vida nómada. La guerra la llevó a Pamplona, a algún pueblo vasco y, sobre todo, a Fuenterrabía, donde vio por primera vez, con quince años, y no olvidó, a quien luego conocería en Madrid y se convertiría en su marido, Ignacio Larramendi.

De nuevo en Madrid, tras la guerra, como hicieran su madre y su tía, Emilia Gorostiza y Álvarez de Sotomayor, se presentó a oposiciones; en su caso a “administrativo-calculador” del Instituto Geográfico y Catastral. Su nombre aparece, entre quienes consiguieron plaza, en el BOE del 14 de enero de 1950.

Reproducción del documento de identificación como Oficial 1ª de Administración Civil del Cuerpo Administrativo Calculador del Instituto Geográfico y Catastral

El 5 de octubre de ese mismo año se casa con Ignacio Hernando de Larramendi en la iglesia del colegio de Nuestra Señora del Pilar, en Madrid. Comienza una nueva etapa. Una mujer inquieta, preparada e inteligente, capaz de mantener una vida autónoma en su calidad de funcionaria del estado, decide aceptar su papel de esposa y de apoyo incondicional a su marido, quien en el año 1955 acepta además un reto que se antojaba imposible en aquella época, reflotar una pequeña empresa llamada MAPFRE que se encontraba en quiebra técnica.

La unión indisoluble de Lourdes e Ignacio no se podría entender sin situarla dentro del espíritu de los principios cristianos y romanos, en particular los relacionados con el amor a Dios y al prójimo, la bondad como punto de partida y la generosidad en la ayuda a la Iglesia y a los necesitados. Fieles a sus principios, pero no ciegos ante el mundo, veían la diversidad de credos y de comportamientos, pero ante esa diversidad no dudaban ni por un momento de cual era su deber: mantener con sencillez un comportamiento que respondiera a sus principios. De ahí su ejemplo admirable y ojalá que duradero en las nuevas generaciones.

Foto de la boda de Lourdes e Ignacio. En la foto con el primo de este último, José Ramón Fernández-Baldor.Ambos tenían además una sensibilidad muy acusada con respecto a la cultura, en especial la desarrollada en los países hispanos y lusos. Crearon muy pronto una pequeña editorial, Cálamo, de muchas de cuyas actividades se encargó Lourdes. Y ella misma se encargaría fundamentalmente con posterioridad, no sólo de la educación de sus hijos y de mantener la unión familiar, primero de sus nueve hijos y luego de los cónyuges y nietos y bisnietos, sino de ayudar a Ignacio en su vida profesional, convirtiéndose en una presencia imprescindible en los actos públicos de MAPFRE hasta la jubilación de su marido.

Continuó apoyándole en los diversos proyectos culturales sin fines lucrativos que desarrolló tras la jubilación. El trabajo en segundo plano pasó a primer plano tras la muerte de Ignacio, ya que se hizo cargo de la presidencia de la Fundación Ignacio Larramendi. Siguiendo las directrices trazadas estimuló y apoyó sin reservas el trabajo de la Fundación y de la empresa DIGIBÍS, creada también por su marido y que ahora dirige su hija Tachi.

Lourdes con sus hijos. De izquierda a derecha, Ignacio, Carmen, Carlos, Margarita, Luis, Miguel. Tachi, Ramón y Coro.

Con Lourdes como presidenta el trabajo de la Fundación se ha mantenido y enriquecido. Al Premio Internacional de Historia del Carlismo se añadió el Premio de Buenas Prácticas Bibliotecarias que se organiza con la Asociación de Bibliotecarios de la Iglesia en España (ABIE). Las Bibliotecas Virtuales de Polígrafos que la Fundación pone a disposición pública de forma gratuita para beneficio de investigadores y lectores en general han crecido y se han creado además sitios web específicos para algunas de las corrientes científicas, filosóficas y económicas que han ido perfilando la historia del pensamiento latinoamericano y cuyo relato es imprescindible rescatar para el área cultural hispano-lusa.

Última presencia de la presidenta de la Fundación en la presentación en la Casa de América de la Biblioteca Virtual de la Ciencia y la Técnica en la Empresa Americana, siete días antes de fallecer.

Citaremos las bibliotecas virtuales de la Escuela de Salamanca, de Francisco Sánchez, el Escéptico, de la Antigua Escuela de Traductores de Toledo, de la Ciencia y la Técnica en la Empresa Americana, y ha dejado en preparación una muy interesante sobre Viajes Científicos Ilustrados. En todas ellas estuvo siempre dispuesta para dar su apoyo e incluso en los últimos tiempos, con la salud ya muy quebrantada, no dudaba en hacer el esfuerzo que hiciera falta para estar presente en las presentaciones públicas. De hecho la última de ellas fue siete día antes de su fallecimiento, cuando salió del hospital, ya muy delicada su salud, expresamente para la presentación en la Casa de América. Allí resistió con toda dignidad la multitud de fotos con los participantes, entre ellos el ministro de Asuntos Exteriores, y las ponencias. Terminado el acto regresó de nuevo a su habitación en el hospital donde poco después se agravó de forma definitiva su estado.

También bajo su presidencia la Fundación Ignacio Larramendi celebró sus 25 años y se acabó de montar el Archivo Familiar Montiano, un archivo que ha sido elegido caso de estudio por Europeana, al igual que la Biblioteca Virtual de Polígrafos (Polymath Virtual Library) que ha sido elegida caso de estudio por el W3C y caso de estudio de EDM por Europeana. Siempre con la empresa DIGIBÍS a los mandos de los soportes informáticos y técnicos.

Lourdes Martínez Gutiérrez, como se ve, deja una huella imborrable en la Fundación Ignacio Larramendi y en DIGIBÍS, pero para quienes la hemos conocido la mayor influencia será siempre la del ejemplo que nos ha dado con su vida. Nunca separó la esfera personal, la familiar, la social o la profesional, ya que lo que ella compartía en todo momento con los demás era su propia vida. Ella ha sido una roca firme que reflejaba la luz de sus profundas creencias para beneficio de quien supiera ver, sentir y amar.

Hasta siempre, querida presidenta.

Enlaces

Esquela aparecida el 28 de enero de 2015 en los diarios ABC, El Mundo, El País, La Razón e Información.

Acceso a un álbum con algunas imágenes de su vida.