Biblioteca Virtual de Francisco Sánchez, el Escéptico,
y Linked Open Data

Xavier Agenjo Bullón
del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos
Director (en excedencia) de la Biblioteca de Menéndez Pelayo
Director de Proyectos de la Fundación Ignacio Larramendi
ORCID: http://orcid.org/0000-0001-8338-8087

Acceso a la ficha bibliográfica de esta introducción.
Acceso a la ficha de autoridad de Xavier Agenjo Bullón.

 

Firma de Francisco Sánchez, el Escéptico

Está más que justificado dedicar un micrositio a Francisco Sánchez, el Escéptico (1550-1623), al igual que lo tiene don Marcelino Menéndez Pelayo (1856-1912), no tanto por la importancia intrínseca de su obra, que es mucha, como veremos a continuación, sino porque en esta biblioteca se han ensayado nuevas técnicas, codificaciones y tecnologías que, relacionadas con Linked Open Data, buscan cumplir el objetivo básico de la Biblioteca Virtual de Polígrafos, es decir, poner de manifiesto la influencia que el pensamiento hispanoamericano, la influencia que los polígrafos hispanoamericanos, han tenido en el pensamiento mundial. En este caso, Francisco Sánchez viene a ser representante de una corriente que nacida en el siglo XVI busca, por razones epistemológicas, un sustento firme para el desarrollo filosófico y, sobre todo, científico.

De arriba abajo: Francisco Vallés, Marin Mersene, René Descartes, Eloy Bullón y Frederick Copleston.Francisco Sánchez no está solo en esta iniciativa, sino que, coetáneo a él, aunque con algunas décadas de diferencia, otro español, en este caso de Medina del Campo y también médico, como el Escéptico, Gómez Pereira (1500-1558), publica su Antoniana Margarita (1554), obra con la que Quod Nihil Scitur (1581) guarda un interesante paralelismo, aun siendo tan distintas. En efecto, estos dos autores buscan, mediante el uso de la razón y rechazando la auctoritas, en especial la de Aristóteles (rechazándola, pero no despreciándola) un fundamento inatacable sobre el que elaborar el conocimiento científico.

Con razón Eloy Bullón (1879-1957), discípulo clarísimo de don Marcelino Menéndez Pelayo, pudo escribir un libro titulado Precursores españoles a Bacon y Descartes y, desde luego, los dos españols lo son en alguna medida. Son célebres las preguntas que el Abate Mersenne (1588-1648) dedicó a Descartes (1596-1650) cuando éste le dio a conocer su Discurso del método (1637), preguntándole si no había leído ya esas reflexiones en Sánchez o en Gómez Pereira, lo que por cierto pone de manifiesto, aunque al parecer sobre algo tan obvio nadie se ha dado cuenta, que evidentemente Marsenne sí los había leído, pues si no, no habría podido advertir esa posible influencia.

Y también es cierto que Descartes dijo que no las conocía directamente, aunque sí conocía las refutaciones que de estos autores había llevado a cabo Francisco Valles (1524-1592) en su Sacra Philosophia (1587). Cuando además se recuerda, no debe olvidarse nunca, que Descartes se formó en el colegio jesuita de La Flèche donde leyó, entre otros, a Francisco Suárez (1548-1617), estudiado, por otra parte, en toda la Europa católica y lo que quizá sea más extraño a primera vista, en la Europa protestante, se ve hasta que punto el autor de las Meditaciones (1641) estaba cerca del autor de las Disputaciones (1597), como bien señaló Heidegger (1889-1976). También esto explica que Copleston (1907-1994) finalizara el tercero de sus tomos de Historia de la Filosofía en Suárez (1946-1974), e iniciara el siguiente con Descartes.

Desde luego, no se trata aquí de negar la originalidad de Descartes, todo lo contrario, sino de poner de manifiesto que, al igual que dijo Newton (1642-1727), "si he visto más lejos ha sido porque he mirado subido a hombros de gigantes". Descartes –y Bacon (1561-1626)– también se basaron en una realidad y en unos escritos que -sin duda– conocían.

Para establecer las relaciones entre los registros bibliográficos y las propias obras, pues en las Bibliotecas Virtuales Larramendi tras el registro bibliográfico está, a un solo clic, la obra digitalizada, se utiliza la tecnología más avanzada disponible.

Linked Open Data

En efecto, DIGIBÍS ha desarrollado, dentro del paradigma Linked Open Data y en especial del W3C Library Linked Data Incubator Group Final Report (accesible y traducido al español en la Fundación Ignacio Larramendi), así como con Europeana y su Europeana Data Model (que sería la aplicación específica de Linked Open Data al proyecto Europeana), un modelo de datos, unas especificaciones funcionales y unos estándares que permiten establecer ese tipo de relaciones.

Se ha podido incorporar, así, a la Biblioteca Virtual Francisco Sánchez el código claramente semántico influido por o influyó en y se ha realizado de dos maneras distintas. Por un lado, y de manera más sencilla y menos flexible, a través de una relación compleja, utilizando el subcampo $w del campo 500 del formato MARC 21, así como, y ya estableciendo técnicas basadas en Linked Open Data, vinculando los registros de autoridad mediante los URIs de los registros que se pretenden relacionar.

No sólo Francisco Sánchez y Gómez Pereira pudieron tener esa influencia en el escepticismo de los siglos XVI y XVII, y hay que entender escepticismo en el sentido lato como el que se aplica en epistemología y filosofía en general; también la edición princeps de los Esbozos pirrónicos (1562) de Sexto Empírico (c.160-c. 210) tuvieron una influencia enorme en todos los autores de la época.

DIGIBÍS y el paradigma Linked Open Data en el micrositio de Francisco Sánchez, el EscépticoAsí, cuando Michel de Montaigne (1533-1595) leyó la obra quedó verdaderamente conmocionado, pues vio en la obra de Pirrón (360-270 a. C.) y de Sexto al que su cognomen le viene de maravilla, un magnífico cimiento para su visión del mundo (en todo aquello que no concerniera a la fe católica) y no hay que olvidar que dos hermanos de Montaigne eran protestantes y que él era biznieto de una judía (y judía española) llamada López, con la que había casado Sánchez, sí, Sánchez, el abuelo de nuestro autor. Es decir Francisco Sánchez y Michel de Montaigne eran los dos escépticos, los dos habían leído a Pirrón y además eran parientes.

Que ese parentesco y esa relación con España podía ser muy importante queda claro cuando repasamos una de las peticiones que el padre de Montaigne hizo a su hijo (recordemos que Montaigne sentía tal veneración por su padre que muchos años después de que hubiera muerto solía vestirse con las ropas de su progenitor). El padre de Montaigne, Pierre, le pidió a su hijo que tradujera al francés la obra de un autor español llamado Ramón Sabunde (c. 1385-1436). La traducción se publicó en 1569.

Theologia naturalis siue Liber creatura y specialiter de homine et de natura eius inquatum homo…, de Ramón Sabunde (edición de 1502).La obra de Ramón Sabunde, de cuyo nombre existen muy diversas lecturas, presenta muchas de las características que tiñen el pensamiento de Montaigne y no debe olvidarse que, ya motu proprio, Montaigne escribió una Apologie de Sebond, que incluyó más tarde en sus ensayos como Libro II, Capítulo XII (1580). Cualquiera que se haya familiarizado con la lectura de Montaigne habrá percibido que la Apología difícilmente encaja entre sus Ensayos (1580-1592), pues es muchísimo más extensa que el más extenso que cualquiera de ellos y multiplica por cuatro o por cinco la extensión media de sus ensayos.

Pero es justamente ahí, en la Apología, donde Montaigne establece buena parte de sus presupuestos metodológicos, que proceden de Sabunde tanto como de los Esbozos pirrónicos o de la obra de los dos escépticos españoles. Por cierto que la obra de Sabunde, cuyo título original era Scientia Libri Creaturarum seu Natura (1484) apareció posteriormente en algunas ediciones con el título de Theologia Naturalis (1484) y así, con ese nombre, la tradujo en 1569 Montaigne.

Pierre Bayle.Sin duda, el lector no especialmente versado en los entresijos del desarrollo del pensamiento occidental y aún de la ciencia se extrañará, tal vez, de las estrechísimas relaciones intelectuales o incluso de parentesco que existen entre dos cumbres del saber francés, Montaigne y Descartes, y sus predecesores españoles. No es propósito de la Biblioteca Virtual Larramendi llegar al extremo, como hizo el contemporáneo de estos autores Pierre Daniel Huet (1630-1721), de acusarlos de plagiarios, o como otros muchos autores, entre ellos Bayle (1647-1706), en su época tan influyente y hoy tal vez relegado, en su célebre Diccionario (1674), pero sí de poner de manifiesto, gracias a la tecnología y no sólo al estudio de los especialistas, poner de manifiesto, digo, estas patentes relaciones. Por fortuna disponemos de una traducción del capítulo dedicado justamente a Pirrón dentro del citado Dictionaire historique et critique [1].

En este sentido, la Biblioteca Virtual de Francisco Sánchez, aunque no tan amplia como la Biblioteca Virtual de la Escuela de Salamanca, supone un avance sobre el anterior proyecto, al que en cualquier caso se le aplicarán retrospectivamente estas técnicas, ya que consigue que la nueva tecnología que facilita Linked Open Data permita a quién se haya interesado por la genealogía de las ideas, establecer esos parentescos.

Arriba, Jorge Luis Borges. Debajo, Gómez Pereira.En sus Inquisiciones (1925) y en una nota a pie de página, Borges (1899-1986) resume con insuperable estilo algunas de las cuestiones que se han planteado aquí. Aparece en el estupendo ensayo La encrucijada de Berkeley:

«En el curso de metafísica compuesto por don José Campillo y Rodríguez [1834-1902], se afirma que la sentenciosa argumentación del cogito, ergo sum no es sino abreviatura de una idea que el médico medinés Gómez Pereira publicó en mil quinientos cincuenta y cuatro. La anticipada paráfrasis del castellano reza de esta manera: Nosco me aliquid noscere: at quidquid noscit, est: ergo ego sum. Yo sé que algo conozco y todo lo que conoce, es; luego yo soy.

»He leído también —en una antigua Vie de Monsieur Descartes, publicada en París en los años de mil seiscientos noventa y uno y de la que sólo poseo el segundo volumen desparejado y sin nombre de autor— que era empeño de muchos acusar a Descartes de haber sacado su especulación sobre la mecanicidad de las bestias, del libro Antoniana Margarita del suso mentado Gómez Pereira. Este libro es el mismo que incluye la anterior fórmula.» [2] 

A pesar de la fama de Borges, creemos que esa nota no habrá sido advertida por muchos lectores, como tal vez no lo fueron tampoco las de Menéndez Pelayo, Bonilla (1875-1926) y Bullón.

Si el propósito de las Bibliotecas Virtuales Larramendi es dar a conocer y potenciar el conocimiento del pensamiento español, es indispensable contar con estudios extraordinarios de especialistas, como el de Rafael Orden, que se incluye en este mismo micrositio. Pero si eso es necesario no es suficiente. Para lograr que esa influencia sea perceptible por la comunidad internacional es preciso editar los propios textos en la Web y establecer las oportunas relaciones entre ellos, utilizando las tecnologías más avanzadas que la Web permite y, sobre todo, preconiza en estos tiempos: Linked Open Data.

Así lo entendemos quienes trabajamos en este proyecto, tanto en la Fundación como en DIGIBÍS, y el lector o el internauta podrán decir si lo hemos conseguido.

 


[1] Bayle, Pierre. Pirrón: (del Dictionaire historique et critique) ; traducción e introducción de Fernado Bahr.-Oviedo : KRK, 2007.

[2] Cito por: Borges, Jorge Luis. La encrucijada de Berkeley En: Inquisiciones ; Otras inquisiciones. Edición en formato digital. [Barcelona] : DeBolsillo, 2011 (Newcomlab). – (Serie Contemporánea)