Dialectic or dialectics (Greek: διαλεκτική, dialektikḗ; related to dialogue), also known as the dialectical method, is at base a discourse between two or more people holding different points of view about a subject but wishing to establish the truth through reasoned methods of argumentation. Dialectic resembles debate, but the concept excludes subjective elements such as emotional appeal and the modern pejorative sense of rhetoric. Dialectic may thus be contrasted with both the eristic, which refers to argument that aims to successfully dispute another's argument (rather than searching for truth), or the didactic method, wherein one side of the conversation teaches the other. Dialectic is alternatively known as minor logic, as opposed to major logic or critique. Within Hegelianism, the word dialectic has the specialised meaning of a contradiction between ideas that serves as the determining factor in their relationship. Dialectic comprises three stages of development: first, the thesis, a statement of an idea; second, the antithesis, a reaction that contradicts or negates the thesis; and third, the synthesis, a statement through which the differences between the two points are resolved. Dialectical materialism, a theory or set of theories produced mainly by Karl Marx and Friedrich Engels, adapted the Hegelian dialectic into arguments regarding traditional materialism. Dialectic tends to imply a process of evolution and so does not naturally fit within formal logic (see logic and dialectic). This process is particularly marked in Hegelian dialectic, and even more so in Marxist dialectic, which may rely on the evolution of ideas over longer time periods in the real world; dialectical logic attempts to address this.
La dialéctica \"del griego διαλεκτική (dialektikḗ), Ï„Îχνη (tékhnÄ“), literalmente: técnica de la conversación; con igual significado, en latín (ars) dialectica\" es una rama de la filosofía cuyo ámbito y alcance han variado significativamente a lo largo de la historia. Originariamente designaba un método de conversación o argumentación análogo a lo que actualmente se llama lógica. En el siglo XVIII el término adquirió un nuevo significado: la teoría de los contrapuestos en las cosas o en los conceptos, así como la detección y superación de estos contrapuestos. De manera más esquemática puede definirse la dialéctica como el discurso en el que se contrapone una determinada concepción o tradición, entendida como tesis, y la muestra de los problemas y contradicciones, entendida como antítesis. De esta confrontación surge, en un tercer momento llamado síntesis, una resolución o una nueva comprensión del problema. Este esquema general puede concretarse como la contraposición entre concepto y cosa en la teoría del conocimiento, a la contraposición entre los diferentes participantes en una discusión y a contraposiciones reales en la naturaleza o en la sociedad, entre otras. El término adquiere un significado no circunscrito al ámbito de la retórica gracias, fundamentalmente, a los escritos del filósofo alemán G.W.F. Hegel. En la época en que escribe una de sus grandes obras (Fenomenología del espíritu, 1808) el mundo parece haberse puesto en movimiento, transformando de forma visible lo que había durado siglos. Se trata de los primeros momentos del modo de producción capitalista que, a diferencia de los anteriores, se basa primordialmente en la circulación de las mercancías y del dinero. Entonces el viejo problema filosófico del cambio se agudiza: ¿cómo entender racionalmente que una cosa pueda cambiar de apariencia y seguir siendo la misma cosa? Hegel concibe la realidad como formada por opuestos que, en el conflicto inevitable que surge, engendran nuevos conceptos que, en contacto con la realidad, entran en contraposición siempre con algo. Este esquema es el que permite explicar el cambio manteniendo la identidad de cada elemento, a pesar de que el conjunto haya cambiado. Con el mismo proceder Karl Marx analizará la realidad social y, claramente en sus escritos a partir de 1842, la entenderá como una realidad conflictiva debido a la contraposición de intereses materiales incompatibles. Así dirá, en el Manifiesto comunista (1848), que toda la historia de la humanidad hasta ahora es la historia de la lucha de clases; esto es: la confrontación entre clases sociales es el motor del cambio histórico. En el siglo XX el filósofo alemán Theodor W. Adorno titulará (1966) una de sus obras capitales. Esta obra se inicia con una afirmación provocativa: La formulación dialéctica negativa atenta contra la tradición. Se refiere Adorno a que en la dialéctica de Platón o en la de Hegel el resultado del movimiento de contraposición es la afirmación de algo, mientras que lo que él pretende es subrayar el carácter inconcluso de cualquier momento del movimiento de contraposición, tanto a nivel social como cultural.