Estudiante primero y profesor más tarde en la Universidad de Parma, llegó a España en 1714 con la princesa Isabel de Farnesio; tres años más tarde era nombrado médico de cámara, presidente del Protomedicato y protomédico de los Reales Ejércitos. Gracias a su intervención, la Regia Sociedad de Sevilla obtuvo el apoyo real. Fue asimismo protector y presidente perpetuo de la Real Academia Médica Matritense. Promovió la enseñanza anatómica según los criterios más avanzados y testimonio de ello son las dedicatorias que anatomistas o cirujanos le ofrecieron en sus obras, como Martín Martínez, José Marcelino Ortiz Barroso o Pedro Virgili. Impulsó la traducción de textos como el de Lorenz Heister, para que fueran conocidos en el medio español. A Cervi se debe también la importante labor realizada en la Regia Sociedad de Sevilla por anatomistas franceses, como Blas Beaumont y Guillermo Jacobe.